El cerebro bilingüe no es ni funciona igual que el cerebro monolingüe 

¿De qué manera afecta al cerebro el aprendizaje de dos lenguas? ¿A qué edad se debe aprender un segundo idioma? ¿Ser bilingüe tiene también unos costes? El bilingüismo puede traducirse en mentes más flexibles y eficientes, con una mayor capacidad de atención, de resolución de problemas y de memoria. Son beneficios demostrados del cerebro bilingüe.

Interesantísimo coloquio en el que se profundiza en este tema con tres expertos en cognición. Nuria Sebastián, Catedrática de Psicología de la Universidad Pompeu Fabra, donde dirige el grupo de investigación sobre Adquisición y Percepción del Habla; Luca Bonatti, investigador del Center for Brain and Cognition de la Universidad Pompeu Fabra, donde dirige el grupo de investigación de Razonamiento y cognición infantil, su trabajo está enfocado en las habilidades tempranas de razonamiento infantil; y Ferran Pons, Profesor de Psicología de la Universidad de Barcelona y miembro del grupo de investigación A.P.A.L., trabaja en la investigación de las habilidades de los bebés en percibir las relaciones auditivas y visuales del habla.

Bilingüismo y diglosia

Ilustración de Robert Neubecker

Diglosia definición

La diglosia (en griego antiguo: δίγλωσσος, ‘de dos lenguas’) es la situación de convivencia de dos variedades lingüísticas en el seno de una misma población o territorio, donde uno de los idiomas tiene un dominio o preferencia (como lengua de cultura, de prestigio o de uso oficial) frente a otro, que es relegado a situaciones socialmente inferiores de la oralidad, la vida familiar y el folklore. Cuando hay tres o más lenguas, a tal situación se la denomina poliglosia o multiglosia.​ El dominio o preferencia de una lengua respecto de otra puede ser natural o por imposición.

No debe confundirse con Disglosia (trastorno de la articulación de los fonemas, de origen no neurológico central, debido a alteraciones anatómicas y/o fisiológicas de los órganos articulatorios periféricos que dificultan el funcionamiento lingüístico en personas sin afectaciones neurológicas o sensoriales detectables, con una inteligencia no verbal dentro de los límites de la normalidad, y que a pesar de tener una estimulación adecuada, una educación suficiente y unos progresos observables, no llega a alcanzar un conocimiento lingüístico que les permita comprender y expresarse de forma correcta)

¿Hay una edad idónea de inicio a la hora de aprender una segunda lengua? 

Ferran Pons: Realmente no existe una edad. Se sabe que durante el desarrollo los niños son esponjas, pero sería cómo preguntarse ¿a qué edad es mejor aprender a nadar?, ¿a los 4, a los 6, a los 8…?

Hay diversos factores que importan a la hora de aprender una segunda lengua. Es muy importante la calidad, que la persona sea nativa, y también la cantidad. Luego está el uso que va a hacer este niño del inglés, del alemán o del chino fuera de la escuela. Hay que desmitificar el que haya un momento exacto en el que se aprende mejor una segunda lengua

Nuria Sebastián: Se ha de tener en cuenta qué quiere decir aprender una lengua. Al aprender una lengua hay partes que son mucho más fáciles como es por ejemplo aprender vocabulario: es algo que seguimos haciendo toda la vida. Uno puede seguir siempre aprendiendo vocabulario de su propia lengua, cada día se pueden incorporar palabras nuevas.

Y hay otras cosas que si se tienen que aprender antes, como por ejemplo la pronunciación: aprendemos los sonidos de la lengua en los primeros meses de vida. También tenemos que aprender las reglas de la sintaxis, y eso es algo que también se aprende en los primeros meses de vida para la lengua materna. Que el sujeto concuerda con el verbo es algo que no se aprende después.

Tenemos el hecho de que estas distintas habilidades: aprender los sonidos de la lengua, aprender las relaciones de la sintaxis, aprender el vocabulario, ocurren en áreas distintas del cerebro.

Hay ciertas partes del cerebro que van a madurar muy pronto en la vida, y para las cuales una exposición temprana sería más deseable. Hay otras partes en las que somos esponjas toda la vida, y no importaría en qué momento hay que aprender.

La importancia del bilingüismo

Nuria Sebastián: Es importante pensar el por qué le estamos enseñando una segunda lengua a nuestro hijo. La analogía de aprender a nadar es apropiada: si no se tiene una piscina donde practicar… ¿cuál es la utilidad de aprender a nadar para un niño de seis meses?

Lo importante es: ¿Cuál es el uso funcionalmente para el pequeño? En estos momentos hay una presión muy fuerte, para que los niños aprendan muchas lenguas.

Luca Bonatti: Se sabe que el cerebro reacciona al lenguaje antes incluso del nacimiento, y que todo el tiempo de exposición que un niño puede tener al lenguaje cambia su cerebro, pero esto no significa que haya un día en su vida en el cual se cierra algo y ya no funciona más.

Es algo con lo que no hay que obsesionarse. Es un tema sobre el que ya se conoce mucho, pero no todo. Sabemos que el lenguaje tiene relación con el desarrollo cognitivo, pero no se sabe en que medida. Se sabe también que una persona monolingüe no es menos inteligente que una bilingüe.

Si se sabe que, al principio del aprendizaje, el bilingüismo da algo más de flexibilidad al aprendizaje de reglas no necesariamente lingüísticas, tiene consecuencias sobre otros aspectos del conocimiento y del desarrollo cognitivo que no son necesariamente lingüísticos.

Lo importante es que el proceso de aprendizaje no sea algo artificial  

Aproximadamente en el 70% de los casos de personas bilingües, este bilingüismo se da de forma natural: la madre habla una lengua y el padre otra. Es muy diferente este bilingüismo natural a lo que sería un bilingüismo o multilingüismo forzado, en el que el niño se encuentra en una situación donde tiene que aprender más cosas sin un objetivo.

¿Hay una edad en la que dejamos de aprender?

Ha quedado claro que no hay una edad de inicio para aprender una lengua, ¿se puede determinar si hay una edad en la que dejamos de aprender?

Nuria Sebastián: Siguiendo con la analogía de la natación, una persona puede empezar a nadar a los 80 años. Evidentemente no se será tan ágil como podría ser un niño. Con la edad se pierden ciertas facilidades de aprender depende de para qué. Para aprender palabras vamos a ser exactamente igual en la primera o en la segunda lengua durante toda la vida. Para lo que tiene que ver específicamente con la pronunciación, cuanto antes se haga el cerebro va a madurar muy rápidamente. Muy rápidamente es en los primeros meses de vida.

Pero obsesionarse y martirizar a un niño para que acabe pronunciando perfecto, perfecto, perfecto… si eso es en detrimento de que pueda ir a jugar o de que se lo pueda pasar bien…

¿Hay alguna diferencia entre el cerebro monolingüe y el cerebro bilingüe? 

Ferran Pons: Hay bastantes diferencias, pero siguiendo en la misma tónica hay muchos otros factores que están interviniendo. Por ejemplo hay estudios que demuestran que es distinta la flexibilidad cognitiva en el cerebro bilingüe. Hay también estudios que demuestran que el alzhéimer aparece más tarde en personas bilingües, unos cinco años después.

Pero hay otros estudios que demuestran que hay otros factores que también intervienen en esas diferencias, como por ejemplo los factores socioeconómicos.

Lo que está haciendo el cerebro bilingüe es practicar, volvemos al tema de nadar: si se practica ayuda. Pero eso no significa que el solo hecho de ser bilingües nos garantice que seamos más flexibles cognitivamente. Hay videojuegos que también ayudan a la flexibilidad cognitiva. Hemos de saber que hay muchos factores, y el bilingüismo es uno de ellos que está ahí, rodeado de muchísimos otros.

Luca Bonatti: Si nos fijamos en los beneficios demostrados que tiene para un niño el bilingüismo, y nos fijamos también en los beneficios que le aporta practicar un deporte, nos encontramos casi con lo mismo. Ambas actividades ayudan a desarrollar mejor algunas áreas del cerebro.

Si el bilingüismo es natural es fantástico, ya tenemos la actividad. Si el bilingüismo no es natural nos deberemos hacer la pregunta de qué pasa si no dejamos al niño hacer deporte porque ha de aprender inglés. La respuesta es que no es bueno, porque se sabe que el deporte da los mismos resultados. Las personas que tienen una buena forma física poseen un factor de protección para el desarrollo de enfermedades degenerativas.

Nuria Sebastián: hay algunos cambios en el cerebro que sí son específicos del bilingüismo. Un cerebro bilingüe no tiene un único sistema de sonidos. El hecho de que el cerebro tenga que gestionar distintos sonidos (vocales de diferentes idiomas) hace que ciertas partes del cerebro que están especializadas en procesar los fonemas (los sonidos del lenguaje) sean un poco mayores en las personas bilingües. Este es un cambio específico en el cerebro.

La cuestión interesante sería: ¿Este cambio es debido a que tiene más fonemas? ¿o es debido a que tiene dos sistemas de fonemas? Por ejemplo en el caso de una persona que sea bilingüe español-árabe: el árabe tiene tres vocales, y el español tiene cinco. Si las sumamos son ocho. Muchas menos que el idioma inglés que tiene doce. Y eso es algo que no se sabe.

Lo que si está demostrado es que hacer ejercicio va a favorecer ciertos cambios: retraso en las enfermedades neurodegenerativas, mejor aprendizaje de matemáticas, en ciertos aspectos de la actividad aeróbica… El bilingüismo tiene una serie de especificidades al hecho mismo de ser bilingüe. Lo que ocurre es que el beneficio neto, igual es equivalente en ambos casos.

Luca Bonatti: Lo importante sería hacernos dos preguntas, ¿qué provoca la exposición bilingüe al cerebro?, y ¿qué consecuencias tiene el bilingüismo sobre la flexibilidad cognitiva temprana? Esta demostrado que el deporte aporta beneficios sobre la flexibilidad cognitiva.

¿Cuál sería la parte común al bilingüismo y al deporte? Es algo que se sigue investigando. El bilingüismo permite hacer una especie de ejercicio de la parte de decisión que tiene el cerebro. Ese ejercicio continuo que se ha de hacer para decidir que lengua usar en cada momento es equiparable al que hay que hacer cuando se ha de realizar una actividad física muy difícil: hay que bloquear músculos, hacer una nueva programación muscular…

Ambas actividades necesitan programar/desprogramar de manera continuada, y eso es algo que podrían tener en común el bilingüismo y el practicar un deporte.

Bilingüismo y diglosia

Ilustración de Jason Beene

Si nos centramos en el tema del lenguaje, ¿un bilingüe tendrá menos vocabulario? 

Ferran Pons: Sigue siendo algo que depende de muchos factores. Una persona con un nivel socioeconómico más bajo tendrá menos vocabulario. En cuanto a adquisición de vocabulario, si tomamos solo las palabras de una de las lenguas que está aprendiendo, seguramente tendrá menos vocabulario. Si sumamos las dos estarían equiparados.

Nuria Sebastián: Si nos fijamos solamente en una lengua, el cerebro bilingüe tiene menos palabras en esa lengua. Sin embargo, si sumamos las dos lenguas, tiene más palabras que el monolingüe.

También hemos de tener en cuenta que una gran parte de estos trabajos han sido realizados en Estados Unidos. Allí el bilingüismo va muy asociado a nivel sociocultural bajo, porque suelen ser los hijos de los emigrantes latinoamericanos. Excepto en Miami, donde los inmigrantes cubanos tienen un alto poder económico y además socialmente están muy bien considerados. En el resto de Estados Unidos es innegable que los niños que vienen de ambientes menos favorecidos suelen tener menos vocabulario, pero también peor desarrollo en matemáticas y en todo lo demás, que niños de una clase social alta.

Hay ciertos mitos sobre el bilingüismo que a veces van mezclados con otra situación. En el País Vasco o en Catalunya, donde no hay una estigmatización del hecho del bilingüismo, ni este va relacionado con una clase social en concreto, sumando el total saben más palabras. En una lengua saben menos.

¿Todo son ventajas cuando hablamos de bilingüismo? ¿No hay ningún inconveniente, aunque sea hipotético? 

Nuria Sebastián: Por decir algo, los bilingües tienen más fenómenos de “punta de la lengua”, que es cuando tenemos una palabra que no nos viene.

El acento podría ser otro de los hándicaps de las personas bilingües, ¿es menor el acento si el idioma se aprende de pequeños? 

Nuria Sebastián: Hay estudios al respecto sobre estudiantes norteamericanos que se apuntaron a un curso de español, en el estado de California.

Lo que se investigó es si cuando estos jóvenes eran pequeños tenían en casa una “chacha” mexicana, o a alguien que les hablaba en español. O sea si de niños escuchaban el idioma de una manera casual, no estaban aprendiendo la lengua sino simplemente quizá la escuchaban hablar por teléfono…

El resultado de estos estudios es que las personas que de pequeños habían oído el idioma aprendían la pronunciación mejor, la sintaxis ya no. Exclusivamente la pronunciación. Hacían los mismos fallos que sus compañeros en sintaxis pero no en pronunciación.

   

Fuente: Para todos la 2 de RTVE (16/05/13) / Imagen de portada: Flickr Rolands Lakis