La situación extraña” de Mary Ainsworth fue una investigación controlada que desarrolló esta profesora de Psicología Evolutiva en la Universidad de Virginia en 1969.

Mary Ainsworth (1913-1999) era discípula de John Bowlby, al que se considera el padre de la idea del apego. Lo que ella pretendía al desarrollar esta situación experimental era poder evaluar el tipo y la calidad del apego que el niño había desarrollado con su madre. Su objetivo era estudiar el vínculo de apego entre bebés de aproximadamente un año y sus madres en un contexto de laboratorio.

La situación extraña de Mary Ainsworth

La situación extraña de Mary Ainsworth.

Para conseguir su objetivo elaboró en 1969 lo que llamó “la situación extraña”, una situación estructurada de laboratorio de unos 21 minutos de duración, donde analizó cómo el bebé respondía ante dos personas, una conocida (su madre) y otra no conocida (una extraña).

En total eran tres los estresores a los que se sometía al niño para que pusiese en marcha sus conductas de apego:

  1. La introducción del niño en una situación no conocida (extraña).
  2. La interacción del niño con una desconocida.
  3. Breves separaciones de su madre.

Además, también se analizaba cómo el menor respondía cuando su madre se iba de la sala y lo dejaba con la extraña y cómo la recibía cuando regresaba pasados unos minutos.

La situación extraña de Mary Ainsworth

De este estudio se han realizado muchas réplicas y con diferentes variantes. Estos son los 8 episodios en los que se subdividía la situación experimental original de Ainsworth. (Cada uno de los episodios tenía una duración aproximada de unos 3 minutos, a excepción del primer episodio que es muy breve):

Episodio 1: la madre y el niño entran en la habitación experimental donde hay un par de sillas y muchos juguetes. La madre se sienta en el suelo con su hijo y comienzan a jugar.

Episodio 2: la madre se sienta en una silla y comienza a leer una revista, mientras el niño está en el suelo con los juguetes.

Episodio 3: pasados unos minutos, entra en la sala una desconocida que se sienta en la otra silla. La extraña comienza a hablar con la madre. Posteriormente, comienza a hablar con el niño y pasado un minuto, la madre se levanta y deja a su hijo con la desconocida.

Episodio 4: la extraña y el niño están solos en la habitación. Si el niño llora, la extraña intenta distraerle con los juguetes y trata de calmarle.

Episodio 5: la madre se aproxima a la puerta y comienza a hablar lo suficientemente alto como para que el niño la escuche. Abre la puerta y se detiene para ver la reacción del niño. En caso de que el niño llore, lo consuela. La extraña sale de la habitación. Cuando el niño se calma la madre se volverá a sentar en la silla como en el episodio 2. Pasados 3 minutos, se le da la señal a la madre para que abandone la habitación dejando al niño solo.

Episodio 6: El niño se queda solo en la habitación. Observamos cómo el niño despide a la madre y qué hace cuando se queda solo.

Episodio 7: La extraña se aproxima a la habitación y habla alto, de tal manera que el niño le pueda escuchar. Abre la puerta y entra. Vemos si el niño busca consuelo en la extraña, si es calmado por ella y comparamos con su respuesta ante su madre.

Episodio 8: la madre regresa a la habitación y la extraña abandona discretamente la sala. La madre responde en función de lo que el niño le pida.

Cómo se valora el resultado del estudio.

De esta situación experimental los dos momentos claves y más interesantes para conocer el estilo de apego que tiene el niño son:

  • cómo reacciona el pequeño cuando su madre se va,
  • y cómo la recibe cuando regresa tras unos minutos.

En la siguiente tabla puedes ver resumida la manera de responder que tienen los niños en función del tipo de apego que hayan desarrollado con su madre según los estudios de Mary Ainsworth.

Clasificación de los cuatro tipos de apego según Mary Ainsworth (1970)

Clasificación de los cuatro tipos de apego según Mary Ainsworth (1970)

Mary Ainsworth evaluó con su estudio el estilo de apego que tenían un total de 60 niños. Pasados veinte años se volvió a evaluar el estilo de apego adulto que tenían. Los resultados revelaron que los modelos de apego que se ven en dicho estudio a la edad aproximada de un año, en un 70% de los casos, se mantienen en la edad adulta.