Hoy los niños prefieren ver vídeos en YouTube antes que mirar la televisión

Imagínate que un día, tu hijo de nueve años viene y te dice que quiere abrirse un canal de YouTube ¿qué harías? ¿Dejas que se haga youtuber o se lo prohíbes? La influencia de los youtubers en los últimos años ha crecido como la espuma: se les invita a eventos, tienen campañas publicitarias, tienen sus propios patrocinadores…

Cada comentario que hacen, o cada vídeo que publican, se convierte en influencia directa para millones de seguidores. Hay padres y madres que ven como algo positivo que los menores crezcan en un entorno digital, para que estén informados de los que les rodea.

Pero, ¿y si el menor se hiciera youtuber y se abriese un canal por sí mismo, sin consultar a sus padres?

¿Y si sus padres no controlan el contenido de los vídeos que su hijo publica? Ni con quien interacciona, ni los riesgos que hay en internet.

El primer inconveniente es la edad mínima para tener un canal de YouTube: son 14 años

Además, para confirmar la cuenta de usuario se necesita facilitar un teléfono móvil al cual enviarán un código, que se deberá registrar mediante un correo electrónico. ¿Cómo hace esto un niño de nueve años? Posiblemente utilizando el teléfono móvil de un amigo o un familiar, con su consentimiento.

Otro riesgo: los vídeos ¿son públicos o privados?

Si un vídeo es público puede verlo todo el mundo, y está expuesto a que sea manipulado por alguien de quien no sabemos sus intenciones. Así nos encontramos virales, gifs o memes sobre niños que pueden parecernos muy divertidos, pero que si fuera nuestro hijo o hija no nos haría ni pizca de gracia.

Damos poca importancia al cuidado de la identidad personal

Con vídeos públicos puede que estemos dando información personal a terceros. Por no hablar de la exposición pública de la imagen del menor o la de sus amigos. Y es un tema muy serio. Los niños se exponen abiertamente a casos de ciberbullying, donde personas malintencionadas pueden interactuar con los menores.

Por no hablar del GROOMING

Un adulto puede llegar a engatusar al menor y chantajearlo para conseguir material pornográfico. Todo esto debido a una exposición demasiado pública, facilitando información personal sin control de madres y padres.

Por otro lado, puede generar dependencia

Esto puede ocurrir si el niño dedica demasiado tiempo al canal de YouTube. El menor puede obsesionarse con la cantidad de gente que le sigue, las publicaciones de vídeos propios, vídeos de otros…

Otro aspecto a tener en cuenta es el copyright de los contenidos que se suben

Sin una adecuada supervisión de los contenidos que publican los menores, podemos encontrarnos con desagradables sorpresas, como problemas de derechos de autor. Es necesario ser conscientes de que hay leyes en materia de propiedad intelectual.

¿Qué debemos hacer cómo padres?

Sea como sea podemos entender que hay niños y  niñas que controlan más que sus propios padres, que a veces se ven sobrepasados por el tsunami tecnológico. Ante la actividad novedosa y atractiva para nuestros menores, nosotros, como padres, hemos de comunicarnos con nuestros hijos y supervisar siempre su relación con las redes sociales.Youtuber con 9 años

Fuente: Calle joven, callejón con salida de Radio 5 (26/07/16) / Imagen de portada: pixabay