Gonzalo Frasca habla de videojuegos

Gonzalo Frasca afirma que: “los videojuegos son un cañón láser cargado de futuro”.

Hay que estar muy seguro de lo que se dice para atreverse a parafrasear a Gabriel Celaya, uno de los más grandes poetas en lengua castellana del siglo XX. En la actualización de la cita desde el terreno de Virgilio a las plataformas de Supermario, el arma se ha modernizado y, seguro que diría Gonzalo Frasca, hecho más precisa. Cosas de los videojuegos (y de la cultura pop).

Gonzalo Frasca comparte con los poetas (y algunos religiosos) la fe de los creyentes. Pero lo suyo no fue una epifanía. Desde muy joven tuvo claro que su carrera profesional estaría marcada por su gran pasión: los videojuegos.

Una pasión que le ha llevado a ser doctor en videojuegos por la IT University de Copenhague, catedrático de esta materia en la Universidad ORT de Uruguay, y también a colaborar en el primer videojuego utilizado en una campaña presidencial del Partido Demócrata en Estados Unidos en 2003 (Howard Dean for Iowa). Demostración práctica de lo que afirma en numerosas entrevistas y conferencias, que se puede aprovechar la estructura de simulación que ofrecen los videojuegos e incorporarla en todos los ámbitos: educación, política, periodismo, religión, etcétera.

El investigador uruguayo destierra -y no sólo en el plano teórico- la definición de videojuego como mero pasatiempo. Él ha señalado a través de sus desarrollos que pueden ofrecer muchas más posibilidades. No en vano, fue uno de los principales impulsores del denominado “newsgame”, que consiste en la utilización de plataformas lúdicas para contar noticias.

Frasca, que ha diseñado juegos para Disney Pixar, Cartoon Networks o Warner Bros, entre otros, está convencido de que a través de los videojuegos se puede mejorar el aprendizaje de los niños y superar un sistema educativo anclado todavía en el siglo XIX e incapaz de dar respuesta a los retos que nos planteará el futuro.

Una cita que se le atribuye a Albert Einstein (que además de formular la teoría de la relatividad fue una fuente inagotable de aforismos) afirma que jugar es la forma más elevada de investigación.

Gonzalo Frasca nos anima a que no dejemos de investigar nunca.

Fuente: elFuturoEsOne

Julio Basulto: ‘Se me hace bola’

Julio Basulto: ‘Se me hace bola’

Muchos padres y educadores intentan que los pequeños “dejen el plato vacío” tras cada comida

En el programa Ser Saludable, de Radio Valencia, el dietista y nutricionista, Julio Basulto explica si esa acción es positiva para su desarrollo, si es conveniente obligar a comer a los niños.

“Cuando no comía me guardaban las lentejas que me había dejado para la cena. Si no me las terminaba, me iba a la cama con el estómago vacío. Las aborrezco y, moralmente, si mi hijo no las come, no le fuerzo”. Este es uno de los comentarios que se escucha en un círculo de padres a las puertas de un colegio público. “Pues yo si Pablo no se come todo lo que hay en el plato, no se levanta. Pero vamos… Ni sale a jugar, ni se le lleva a fútbol, ni nada. Tiene que comer lo que hay, no estoy para amoldarme a sus caprichos y malcriarlo”, comenta otra madre.Obligar a comer a los niños ¿es conveniente?

¿Es bueno obligar a comer a los niños?

Para muchos padres a partir de una determinada edad el acto de sentarse a la mesa con sus hijos se convierte en un auténtico tormento, en una cruzada. Algunos utilizan el método de la recompensa, otros juegan a las técnicas del soborno e incluso los hay que recurren al castigo con tal de que su pequeño “deje vacío el plato”.

El dietista-nutricionista, Julio Basulto los llama padres “del club del plato limpio”. “Es un tira y afloja constante para conseguir que se acabe el plato”, explica Juan, otro de los progenitores que con alegría celebra la vuelta al cole. “Por lo menos así conseguimos que coma”, afirma.

Julio Basulto dice que no hay que obligar a comer a los niños

«Ni reprenderles, ni castigarles, ni guardarles la comida… Los niños comen en función de lo que tienen que crecer, no funciona al revés. No estamos en un país empobrecido en el que los pequeños no tienen qué llevarse a la boca”, señala Basulto.

Según señala Basulto en su libro Se me hace bola, “el cuerpo humano, por suerte, es bastante más sabio que la presión de nuestra sociedad para que el niño coma… No comerán en función de lo que no tienen que crecer. Si les damos menos calorías de las que necesitan, se despertarán sus ganas de comer. El apetito ha hecho sobrevivir a la especie humana durante millones de años”.

El odio a las verduras

¿Qué pasa cuando un niño no quiere comerse un plato de verdura? ¿le hemos de obligar a comer? “La mayor parte de las verduras no son comestibles. Lógicamente, las verduras que tienen un sabor amargo no les gustan. Tienen pocas calorías, la pasta tiene más (los niños quieren crecer y necesitan de esa energía).

Lo que tenemos que hacer con aquellos que no quieren comer verduras es, si no le gustan, no ponérselas. Si hacemos lo contrario, le generaremos una aversión. Es probable que de mayor ese pequeño no quiera comer verduras porque le hemos obligado”, explica Basulto.

El mito del desayuno

En muchas ocasiones hemos escuchado aquello de: “El desayuno es la comida más importante del día”. Pero… ¿Es cierto? “No. No hay estudios serios que indiquen que el desayuno mejore el rendimiento intelectual o deportivo. Aquellos que lo sugieren están mal diseñados y son los que aprovecha la industria alimentaria para insistirnos en que el desayuno es la comida más importante del día cuando no es verdad».

«Comer a lo largo del día alimentos saludables es más importante sea la hora que sea”, admite nuestro experto. En lo referente al sobrepeso, el acuerdo español de la FESNAD – SEEDO (2011) de tratamiento y prevención para la obesidad no encontró pruebas de que el desayuno evite el sobrepeso.

El comedor del colegio

Un niño aprende mejores pautas alimenticias en el hogar que en clase. Según el Journal of the American Dietetic Association (2006), los chavales que comen en casa acaban tomando, siendo adultos, más frutas y hortalizas que los que comen en la escuela. “En el cole, los pequeños comen de manera más saludable, lo cual no significa que de mayores coman mejor. En general, en el colegio tienen una oferta de alimentos más saludable que en casa, además existe una presión de grupo, a veces por imitación, y comen más cantidad o más saludable. Lo que me interesa es que aprendan buenos hábitos alimenticios y se sostengan de por vida. Eso se produce cuando los pequeños comen más a menudo en el hogar”, sostiene Basulto.

También podemos escuchar a Julio Basulto en el programa Para Todos La 2.