Hoy los niños prefieren ver vídeos en YouTube antes que mirar la televisión
Imagínate que un día, tu hijo de nueve años viene y te dice que quiere abrirse un canal de YouTube ¿qué harías? ¿Dejas que se haga youtuber o se lo prohíbes? La influencia de los youtubers en los últimos años ha crecido como la espuma: se les invita a eventos, tienen campañas publicitarias, tienen sus propios patrocinadores…
Cada comentario que hacen, o cada vídeo que publican, se convierte en influencia directa para millones de seguidores. Hay padres y madres que ven como algo positivo que los menores crezcan en un entorno digital, para que estén informados de los que les rodea.
Pero, ¿y si el menor se hiciera youtuber y se abriese un canal por sí mismo, sin consultar a sus padres?
¿Y si sus padres no controlan el contenido de los vídeos que su hijo publica? Ni con quien interacciona, ni los riesgos que hay en internet.
El primer inconveniente es la edad mínima para tener un canal de YouTube: son 14 años
Además, para confirmar la cuenta de usuario se necesita facilitar un teléfono móvil al cual enviarán un código, que se deberá registrar mediante un correo electrónico. ¿Cómo hace esto un niño de nueve años? Posiblemente utilizando el teléfono móvil de un amigo o un familiar, con su consentimiento.
Otro riesgo: los vídeos ¿son públicos o privados?
Si un vídeo es público puede verlo todo el mundo, y está expuesto a que sea manipulado por alguien de quien no sabemos sus intenciones. Así nos encontramos virales, gifs o memes sobre niños que pueden parecernos muy divertidos, pero que si fuera nuestro hijo o hija no nos haría ni pizca de gracia.
Damos poca importancia al cuidado de la identidad personal
Con vídeos públicos puede que estemos dando información personal a terceros. Por no hablar de la exposición pública de la imagen del menor o la de sus amigos. Y es un tema muy serio. Los niños se exponen abiertamente a casos de ciberbullying, donde personas malintencionadas pueden interactuar con los menores.
Por no hablar del GROOMING
Un adulto puede llegar a engatusar al menor y chantajearlo para conseguir material pornográfico. Todo esto debido a una exposición demasiado pública, facilitando información personal sin control de madres y padres.
Por otro lado, puede generar dependencia
Esto puede ocurrir si el niño dedica demasiado tiempo al canal de YouTube. El menor puede obsesionarse con la cantidad de gente que le sigue, las publicaciones de vídeos propios, vídeos de otros…
Otro aspecto a tener en cuenta es el copyright de los contenidos que se suben
Sin una adecuada supervisión de los contenidos que publican los menores, podemos encontrarnos con desagradables sorpresas, como problemas de derechos de autor. Es necesario ser conscientes de que hay leyes en materia de propiedad intelectual.
¿Qué debemos hacer cómo padres?
Sea como sea podemos entender que hay niños y niñas que controlan más que sus propios padres, que a veces se ven sobrepasados por el tsunami tecnológico. Ante la actividad novedosa y atractiva para nuestros menores, nosotros, como padres, hemos de comunicarnos con nuestros hijos y supervisar siempre su relación con las redes sociales.
Fuente: Calle joven, callejón con salida de Radio 5 (26/07/16) / Imagen de portada: pixabay
Que los adultos sintamos PEREZA en algún momento es normal
A veces la pereza surge porque estamos muy cansados, y es una forma de desconectar. Hemos de ser benévolos con nosotros mismos. Seguir el ritmo del día a día es complicado. Sentarse un rato en el sofá, sin hacer absolutamente nada, es una forma de volver a recargar la energía.
Pero si un niño muestra pereza… algo pasa
Un chaval, por naturaleza, no es perezoso. O está enfermo, o tiene algún problema. Un niño tiene tantísima energía que nos da diez mil vueltas a los adultos. Podemos estar reventados, después de un completo día de excursión, y ellos aún seguirán corriendo por toda la casa. Y si pudiesen bajar al parque, aún continuarían.
La pereza en un niño nos ha de llamar la atención
¿Tiene algún problema en el cole? ¿Hay algún problema en casa? ¿Hay algo que no está funcionando como a él le gustaría? ¿Hay alguna expectativa que no ha cumplido?
Por ejemplo:
Si apuntamos al niño a fútbol, y resulta que nuestro hijo no juega bien a fútbol, sus compañeros le hacen el vacío… Si el pequeño empieza a decir que le da mucha pereza ir a entrenar… Hay que averiguar qué es lo que está pasando. No es que no quiera ir a fútbol, es que hay un problema dentro del equipo y a él lo han excluido. Muchas veces los niños se excusan con la pereza.
Hemos de saber leer la pereza en los niños
Hay cosas que para los padres son prioritarias. Si creemos que nuestro hijo ha de hacer una actividad determinada porque para él es beneficiosa, se le tendrá que acompañar para ayudarle a sacarse esa pereza de encima, y hacer que la actividad sea más divertida (por ejemplo si el niño ha de ir a natación por un problema de salud y al pequeño no le acaba de gustar).
En otras ocasiones la pereza si que nos ha de servir como una señal de alerta
Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (1/12/15) / Imagen portada: Flickr Mikel Garcia Idiakez
Para darnos cuenta de ello podemos pensar justo en lo contrario: ¿Cómo es un niño, un alumno, que no es nada emprendedor? La idea que nos viene a la cabeza es la de un niño pasivo, apático, que se deja manejar, que no tiene iniciativa. Que va un poco al son de la rutina. Aprender a emprender es necesario.
El emprendimiento es una actitud vital
No es solamente una capacitación para el trabajo profesional. Es la idea de la persona proactiva, protagonista de sus propias decisiones.
¿En qué se diferencian un emprendedor y un empresario? ¿Es diferente preparar a un niño para que sea empresario o para que sea emprendedor?
Son cosas distintas. La escuela tiene como función preparar a la persona para la vida. Luego, la educación no obligatoria, la prepara para una profesión. En muchos aspectos va ligado, pero el emprender es una actitud vital. Uno emprende su proyecto de ocio, su pareja… uno adopta una actitud ante la vida.
El empresario, o la vocación profesional, llevan a abrir un abanico diferente de posibilidades a la hora de elegir tu trabajo. Lo que ocurre es que, para vivir la profesión de una determinada manera, uno ha tenido que aprender a desarrollar ese talento de emprendedor.
¿Se puede aprender a EMPRENDER, o es algo que ya va con el carácter?
Se puede entrenar, cómo el carácter. El carácter emprendedor tiene 4 grandes características:
1. Responsabilidad y autonomía.
Un joven emprendedor es alguien que tiene un grado importante de responsabilidad y autonomía a la hora de plantearse sus decisiones.
2. Capacidad de trabajar en equipo.
Hoy un emprendedor es alguien que sabe trabajar en equipo. Y dentro del trabajo en equipo es capaz de liderar. Es capaz de ser líder, protagonista, tomar decisiones, arrastrar, conmover, convencer… tener habilidades de comunicación.
3. Creatividad.
También hoy, un rasgo importante de una persona emprendedora es que tenga creatividad. Quizás porque el mundo cambia muy deprisa. Se necesita a alguien que sepa asumir riesgos, que sepa innovar, que sea capaz de distinguir posibilidades, que sea capaz de atreverse.
4. Eficacia.
La cuarta pata del emprendimiento es una cierta eficacia. Uno ha de ser eficaz, saber gestionar los recursos –tanto económicos como humanos-, saber gestionar los proyectos, saber empezar y terminar, saber planificar.
Toda esa parte de gestión de habilidades un poco más empresariales, es también parte de la competencia emprendedora.
El imaginario colectivo en España no tiene mucho que ver con esto de ser emprendedor
El concepto de competencia emprendedora aparece en Europa a finales de los 90. En el año 2000 se hace un estudio muy interesante, en el cual se pregunta a los alumnos que han terminado el equivalente a nuestro selectivo qué quieren ser de mayores.
En Europa, el 54% de los jóvenes contestan que quieren ser funcionarios. En España, en aquel momento, esa respuesta la dan un 74%. Hay una preocupación grande en Europa, en las instituciones educativas, del peligro de la fuerte estatalización de las economías europeas.
Que es algo que luego se ha demostrado en la crisis que hemos vivido. Eso de que el trabajo ideal de tu vida es el que esté al lado de casa, con un horario fijo… esa idea acomodada del trabajo como concepto de supervivencia, y no de creación.
Ahí comienza a configurarse la necesidad de que en las escuelas se entrene el carácter emprendedor
Aparte de lo que es la educación económica o financiera, que no se ha de dejar de lado. También es una necesidad el aprender a manejar el dinero, pero son cosas diferentes.
Hay una historia al respecto
A finales del siglo XIX en Inglaterra, con la crisis (ya había crisis de mercados), las fábricas de calzado deciden enviar dos expediciones a África, para estudiar si era posible abrir allí nuevos mercados.
Al cabo de pocas semanas llega un telegrama de la primera expedición: «Estudio terminado. STOP. Situación desesperada. STOP. Aquí nadie usa zapatos»
Dos días más tarde llega el telegrama de la segunda expedición: «Estudio terminado. Oportunidad única. Aquí nadie usa zapatos»
El talento emprendedor es la capacidad de afrontar las circunstancias como una oportunidad de crecimiento, y no solamente como un riesgo de fracaso
También se han de tener en cuenta las leyes, que no ayudan a equivocarse
Cuando hablamos del emprendimiento como actitud, a la hora de perfilar la vida profesional, es cierto que hay culturas y políticas que ayudan a que el emprendimiento desemboque en tener un proyecto empresarial propio. Que ayudan a ser autónomo, a iniciar aventuras laborales por cuenta propia. Hay culturas, como la nuestra, que han empujado siempre al trabajo dependiente. Otras, como la americana, promocionan más el prototipo emprendedor.
¿Cómo se implementa en el colegio el espíritu emprendedor?
Para que un alumno sea capaz de tener iniciativa, ser creativo, ser innovador… la escuela tiene que cambiar en el enfoque que da. La metodología por excelencia es el trabajo por proyectos. Un proyecto, en el fondo, es lo que requiere un emprendedor. Un proyecto es un sueño, que tienes que convertir en un itinerario.
Por ejemplo hacer un huerto escolar
Eso conlleva que haya que formar equipos, ir a ver otros huertos, comprar las semillas… Genera autonomía, genera la toma de decisiones, genera muchas oportunidades para que los alumnos interaccionen en equipo, para que salga el que es líder, para que se entrenen en cada una de estas habilidades. Se crean ocasiones de aprendizaje rico, muy vinculado a la realidad.
Entrenar la competencia emprendedora supone que el alumno aborde situaciones reales
Que lo que hago sirva realmente para mejorar algo. Y luego, hay un componente importante en la educación del emprendimiento en la escuela:
Ha de ser emprendimiento social
El niño, durante su escolarización, tiene que descubrir que su actividad, lo que hace, puede mejorar la vida de los demás. Eso es algo que hay que aprender en la escuela. Que el sentido profundo del trabajo es crear bien social, no solamente subsistir.
Esa vinculación, entre la actividad que se realiza y la finalidad ética, eso se enseña en la escuela
Fuente: Carmen Pellicer, directora de la Fundación Trilema, teóloga, pedagoga y escritora. En La aventura del saber de RTVE (24/05/16)
Con el propósito de concienciar a todo el mundo de que la prevención del suicidio es posible, desde el 2003, cada 10 de septiembre, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) promocionan el Día Mundial de la Prevención del Suicidio.
Es importante que los medios de comunicación se hagan eco de este día. Hasta hace poco se evitaba informar sobre el tema. Había siempre una especie de pacto de silencio para evitar el efecto contagio.
Hay un dato que habla no de una causa, pero si de un condicionante importante. Nos hace fijarnos en las cifras de suicidio entre los más jóvenes: el suicidio es la segunda causa de mortalidad entre este colectivo, después de los accidentes de tráfico. Tras estas cifras de suicidio, o intentos de suicidio, en los jóvenes, hay muchos que son del colectivo LGBT. Paco Ramírez es el director del Observatorio español contra la LGTBfobia.
¿Cuántos de estos jóvenes que se suicidan, o intentan suicidarse cada año, lo hacen por sentirse acosados o rechazados por su orientación sexual o identidad de género?
Numerosos estudios, realizados tanto en Estados Unidos como en Europa, indican que los casos que se dan entre los jóvenes LGBTI son de 3 a 5 veces más numerosos que los que se dan entre los jóvenes en general.
50 jóvenes LGBTI se suicidan en España cada año, y otros 950 jóvenes lo intentan. Parecía que las cosas habían cambiado. Parecía que la identidad sexual de cada uno se respetaba. Pero se denuncia también que un gran número de casos de acoso en los colegios, tiene que ver con esto.
¿Cómo se puede hacer prevención del suicidio?
Al hacer talleres en las escuelas, se nota una regresión en lo que respecta al tema de la tolerancia en los jóvenes. Tienden a ser más intolerantes que los jóvenes de antes.
¿Tan solos se sienten los chicos y las chicas LGBTI que la única solución que ven a veces es quitarse la vida?
Es así. Si estás en una situación en la que tu entorno familiar no lo acepta o no lo ve claro. En tu entorno escolar no tienes apoyo y no tienes con quien hablar, se da bullying o acoso escolar por parte de tus compañeros. Además, estando aún en una primera etapa. Con confusión y auto aceptando la propia sexualidad…
Todo esto se une y es un coctel explosivo, que puede provocar el suicidio o intento de suicidio por parte de muchísimos jóvenes LGBTI.
Los niños, y también los adultos, construimos nuestra visión del mundo sobre todo a partir de los cuentos. Pero también a partir de las películas, de la literatura, de los relatos míticos… Siempre a partir de una idea fundamental: el bien y el mal. Las personas se dividen en dos: las buenas y las malas. La historia de la humanidad es una lucha entre el bien y el mal. Y eso no es del todo cierto, y se lo hemos de decir a nuestros hijos: «El lobo hace lo que puede. Igual que tú haces lo que puedes». No existen los niños malos.
Cuando un niño actúa MAL, tiene un motivo. No existen los niños malos
Es importante que nos demos cuenta. Cuando un niño miente, por ejemplo, sabiendo él que está mintiendo, y sabiendo que mentir no está socialmente admitido, tiene un motivo para hacerlo. Seguramente piensa que, si no miente, será agredido. Piensa que si no miente le reñirán.
Tiene una intención positiva
¿Sabe que está mintiendo y que eso está mal.? SI ¿Es mala persona por ello? NO. No es mala persona. Simplemente hace algo que sabe que está prohibido, igual que los adultos hacemos a veces.
Que levante la mano quien no se haya saltado en alguna ocasión un semáforo rojo, sabiendo que no se puede hacer. Ya sea yendo en coche o caminando. Es algo que está prohibido, pero hay algún motivo para saltarse la norma: ahora no pasaba ningún coche, hoy tengo prisa, no me ve nadie, me he distraído…
La gente que actúa mal lo hace sin querer
Tanto quien actúa mal como quien actúa bien, lo hacen pensando que es eso es lo mejor que podían hacer. Si cualquiera de nosotros tuviera en la cabeza las ideas que tienen los miembros del Ku Klux Klan, seguramente actuaríamos como ellos. Es inevitable. Y además sería con el convencimiento de que se está obrando de manera correcta. La gente que está a favor de la pena de muerte, y los que están en contra, lo hacen por el bien de la humanidad.
No hay personas buenas y personas malas
Es lo que hemos de transmitir a los niños. Lo que hay son personas que entienden más cosas y personas que entienden menos. Hay personas que tienen más sabiduría y personas que tienen menos. Por lo tanto:
Esfuérzate en tener mucha sabiduría
Esto no quiere decir que no pongamos luz para explicarles que hay cosas que favorecerán el bienestar de los demás y cosas que no favorecerán ese bienestar común.
Los hijos buscan pautas
Se les ha de dar pautas para que puedan tener más sabiduría, para que puedan actuar con más inteligencia: «Cuando has actuado así, esta persona ha llorado, esto se ha roto, ha habido desarmonía. ¿Qué has aprendido de eso?».
«Pero tú no eres malo»
Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (5/04/16) / Ilustraciones: del cuento Lo que no vio Caperucita Roja de Mar Ferrero
Dicen que los buenos profesores marcan para toda la vida y despiertan vocaciones. Y que a uno malo no suele olvidársele nunca.
La influencia de un maestro en un niño es decisiva
Los buenos profesores son los que muestran un verdadero interés por sus alumnos, saben ser flexibles y atienden a necesidades individuales. Son claros en sus expectativas, y alientan más que critican cuando un niño tiene dificultades.
Les encanta su trabajo y disfrutan enseñando. Conocen bien las asignaturas que imparten y saben enseñarlas creativamente. De hecho, todas las investigaciones internacionales en materia de educación señalan que la calidad de un sistema educativo pasa en gran medida por la calidad de sus docentes.
Douglas R. Eikermann detalla 16 cualidades que parece que todas y todos los buenos docentes tienen en común.
1. Conocen la materia
No se puede enseñar lo que no se sabe. No es necesario un doctorado, pero sí unos importantes conocimientos de la asignatura; no obstante, la formación debería continuar a lo largo de toda la vida.
2. Son pacientes
No se espera que su paciencia sea infinita hacia una falta absoluta de disciplina, indolencia, inmadurez o interrupciones y molestias en su trabajo y en el de los estudiantes, pero la paciencia es algo que éstos están aprendiendo, es parte de la profesión docente y hay que saber dar ejemplo.
3. Son intelectualmente curiosos
Su curiosidad intelectual es la que les mantiene al corriente de los cambios en su especialidad, y hace que estén permanentemente actualizados.
4. Tienen confianza
Confían en sus habilidades para detectar en qué punto del proceso de aprendizaje están los estudiantes. Y confían en las habilidades de sus alumnos para aprender.
5. Son compasivos
Son capaces de trabajar con alumnado heterogéneo, con diferentes ritmos de aprendizaje, con diferentes niveles de conocimientos… Un profesor de universidad dijo en una ocasión, acerca de su experiencia como maestro “Cada año en la enseñanza es más difícil para mí, yo soy un año mayor y mis alumnos tienen la misma edad”.
6. Sobre los logros
Los docentes con experiencia tienen las ideas claras sobre lo que sus estudiantes deberían haber aprendido al finalizar el curso, y saben lo que han de hacer en el camino a fin de alcanzar esos objetivos.
7. Saben planificar
Tienen planes y se adaptan a ellos, más allá de la rigidez del currículum. Saben detectar cuándo los estudiantes necesitan más tiempo para asimilar una idea o una unidad didáctica, y están dispuestos a ser flexibles dentro de sus limitaciones.
8. Son conscientes de todo
Los maestros de primaria y secundaria han de tener ojos en la nuca. Han de estar al tanto de lo que sucede en el aula, de lo que sucede en el pasillo, en la clase de al lado, en el claustro,…
9. Ejercen de mentores de sus alumnos
El deseo de influir positivamente en los estudiantes es una motivación para muchos profesores cuando entran en la profesión docente.
10. Ayudan a madurar a los estudiantes
Los chicos tienen vida más allá del aula, y experimentan problemas personales y altibajos emocionales (especialmente, en la adolescencia). Los docentes pueden percibir esos cambios y responder adecuadamente a ellos, siendo los pilares que alienten a los jóvenes a crecer ante la adversidad y mantener su desarrollo académico.
11. Son participativos
Mantienen buenas relaciones con la comunidad educativa: con las familias, con la administración y con el resto del profesorado. Esas buenas relaciones aumentan su eficacia en el aula.
12. Son organizados
Gestionan estudiantes muy diversos, con diferentes tipos de personalidad, multitud de unidades didácticas, materias y cursos… La organización redunda en beneficio de los alumnos, ya que un número máximo de estudiantes se beneficia de las clases.
13. Tienen visión
La enseñanza abarca mucho más que la transmisión de información de los maestros a los alumnos. Los maestros deben ser iluminadores que ofrezcan a sus estudiantes material interesante y múltiples visiones.
14. Saben contextualizar
Cada tema tiene un contexto y se lo proporcionan a sus alumnos. No se aprende en el vacío. Muestran a los estudiantes los conocimientos previos necesarios y cómo se puede conducir al desarrollo de otros conocimientos, habilidades y competencias futuras.
15. Para ellos la enseñanza es una «misión»
La enseñanza es una vocación. Los buenos profesores transmiten al alumnado y a la comunidad educativa, con sus actos, la satisfacción que les produce la elección que han hecho: dedicarse a la educación como su misión en la vida, como su meta de realización personal.
16. Son entusiastas
Nunca pierden la ilusión por la labor docente. Es posible que, temporalmente, se vean agobiados o saturados por problemas administrativos u otras cuestiones aisladas, pero su compromiso fundamental con la enseñanza y el trabajo constante pesan más… Y los estudiantes lo notan.
Los buenos profesores son MAESTROS EN ILUSIÓN
En estos primeros días de septiembre en que preparamos la vuelta al cole. Cuando los profesores se reincorporan a sus puestos. Cuando los políticos siguen hablando en bucle, discutiendo de nuevo el gran pacto para la educación. Me ha gustado la reflexión de Carles Francino:
«A primeros de septiembre los profesores y profesoras se reincorporan a sus puestos, aún sin niños, pero ya en el escenario donde los próximos meses les espera una tarea de aúpa.
Una tarea que, por desgracia, y hay que repetirlo tantas veces como sea necesario, continúa sin el reconocimiento y el respeto, -tanto social como económico- que si tienen en otros países.
A los políticos, por ejemplo, les dice: Dejad de mercantilizar la educación. Abandonad la idea de cadena de montaje. Abasteced las leyes educativas de pensamiento crítico y cívico. Descargadlas de competencia y contenidos.
Luego, a la sociedad en general,
ante esa frase tan manida de Los maestros tienen demasiadas vacaciones, responde: Venid conmigo el primer día. Manejad una clase de veinticinco niños (veinticinco con suerte) una mañana. Sólo una. Después, valorad.
A los niños, a sus niños, les promete: Iréis a casa con más curiosidad que deberes.
Y por último, a sí mismo,
a su yo futuro, cuando ya tenga un montón de años de experiencia y esté desgastado, se limita a recomendarle que: Nunca deje de leer esa carta.
Toparse con alguien que exhiba tanta ilusión y tanto compromiso es como un chute gigante de vitaminas. Ya sé que los cínicos dirán que es una reflexión ingenua, candorosa, utópica… A mí me parece hermosa y necesaria. Porque sin esa ilusión y sin ese compromiso, nadie puede, o nadie debería, ser maestro.
Y el resto, todos, podríamos cuidarles para que no se les gasten las pilas.»
Fuente: Por la educación de Radio 5 (20/09/10) y slingingthebull / Imágenes: pixabay
El premio se ha fallado este martes 6 de septiembre. La ONG Aldeas Infantiles SOS ha sido galardonada por su contribución, durante más de setenta años, a la protección de los niños.
El acta del jurado ha resaltado además que:
los «principios pioneros» de esta organización «cobran aún mayor vigencia en momentos en los que los conflictos internacionales ponen en especial riesgo a los más vulnerables».
La candidatura, propuesta por la exjugadora de la selección española de baloncesto Amaya Valdemoro, se impuso entre las 33 que en esta ocasión optaban a este galardón, entre ellas, el proceso de paz en Colombia, la Policía Nacional o la Fundación Abogados de Atocha.
Aldeas Infantiles SOS es una organización internacional
Inició su andadura en el año 1949, después de la II Guerra Mundial, para ayudar a los niños huérfanos de Centroeuropa. La primera Aldea se creó en Imst (Austria). Hoy tiene presencia en 134 países.
Su fundador fue Hermann Gmeiner
«Se dio cuenta que los niños no podían vivir en grandes orfanatos sino en una familia» y crearon «familias SOS», en las que normalmente una viuda de guerra vivía ejerciendo de madre con niños.
«Esa idea tan sencilla en una casa se multiplicó por todo el mundo» y ahora en esos 134 países en los que tiene presencia se trabaja con «los menores que han perdido cuidados parentales y con otros niños, jóvenes y familias en situación de riesgo, para apoyarles y que sigan viviendo con su familia».
La ONG cuenta actualmente con 573 aldeas infantiles
Se atiende en ellas a un total de 58.866 niños. Cuenta además con 1.883 centros y programas dedicados a residencias de jóvenes, colegios, centros de educación infantil, programas de fortalecimiento familiar y otros proyectos que atienden a cerca de 494.703 niños, jóvenes y adultos.
Ofrece 943.753 tratamientos médicos en los 76 hospitales SOS y cuenta con 726.395 beneficiarios en los 24 programas de Atención de Emergencias SOS en el mundo.
En 2015, Aldeas atendió a un total de 24.571 niños y jóvenes en España. De ellos, 6.610 formaban parte de sus programas en España y 17.961 de aquellos desarrollados en América Latina y África.
«Ojalá no hubiera la necesidad de Aldeas Infantiles»
Ha confesado Pedro Puig, presidente de la institución en España. Significaría que los niños pueden criarse y desarrollarse en su propio hogar, que es donde deben estar. Lamentablemente la situación no es así.
La infancia está atravesando por momentos muy difíciles en España y también en otros países, sobre todo donde hay conflictos bélicos o catástrofes naturales.
Una de las claves de Aldeas infantiles es que consiguen crear auténticos hogares
No sólo refugios. Pedro Puig explica que el sistema de trabajo de esta ONG se extendió tan rápidamente por todo el mundo porque se basaba en una idea muy sencilla.
Un niño tiene que vivir en una familia
Tiene que tener una experiencia familiar para desarrollarse, para crecer como un niño y para que cuando tenga su propia familia tenga un modelo de referencia en el que apoyarse.
Y ese es el trabajo de esta organización:
Ofrecer familias a niños que han perdido el cuidado de sus padres. Otra línea de trabajo que tienen, cada vez más, es ayudar a familias que están en situación de riesgo para que los niños no tengan que salir y no tengan que dejar de vivir con sus propios padres.
Iciar Bollaín lo plasmó en un documental
En 1, 2, 3… CASA, la directora de cine nos descubre la vida en la Aldea Infantil SOS de San Lorenzo del Escorial (Madrid), donde normalidad, protección y superación son mucho más que palabras. Un relato sobre miedos y angustias, sueños e ilusiones, juegos y diversiones, cargado de la nostalgia y la crudeza de una realidad que no siempre fue feliz.
Acompañar a un niño en su crecimiento es un camino difícil, casi imposible cuando hay que ayudarle a rehacerse y encontrar su camino. Aldeas Infantiles SOS lo hace cada día.
En el caso de las máquinas, admitimos sin problemas que hemos de realizar una serie de labores de mantenimiento
Pero la necesidad de esas labores de mantenimiento parece que está menos clara en lo que respecta a nuestras propias vidas. Demasiadas veces, relegamos lo importante para ocuparnos de lo urgente. Y, en nuestro afán por conseguir nuestras metas, descuidamos aspectos fundamentales, que paradójicamente repercuten en el logro de nuestros ideales.
Había una vez un leñador que empezó a trabajar en una empresa maderera. El primer día el capataz le entregó un hacha y le asignó una zona. El leñador fue al bosque y empezó a trabajar con determinación. En un solo día cortó dieciocho árboles. ― Buen trabajo―dijo el capataz―, sigue así. Animado por las palabras del capataz, estaba decidido a mejorar el trabajo del día anterior. Así que esa noche se acostó temprano. A la mañana se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, ese día solo consiguió cortar quince árboles. ― Debe ser el cansancio ―pensó―, y decidió acostarse al ponerse el sol. Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, al final del día no había llegado ni a la mitad. Los siguientes días no dejaron mejores resultados. Inquieto por lo que pudiera pensar el capataz, el leñador se acercó a contarle lo que le estaba ocurriendo, asegurando que se esforzaba al límite. El capataz le preguntó: ― ¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez? ― ¿Afilar? No he tenido tiempo de afilar, he estado muy ocupado cortando árboles. (1)
La educación es una de esas labores de preparación y mantenimiento
En las que hay que “perder” muuucho tiempo afilando el hacha.
No se trata de transmitir de forma eficaz una serie de conocimientos
Se trata de construir, poner a punto y ejercitar las competencias necesarias para participar de una forma cabal en el desarrollo personal y comunitario. Aprendemos en contacto con otras personas y con el entorno. A través de experiencias a lo largo de toda la vida.
El aprendizaje, en definitiva, es un proceso que interacciona con la forma de pensar, sentir y actuar de la gente
(1) Adaptación de una historia que cuenta Abelardo Cruz Beauregard en su libro Cápsulas motivacionales.
Fuente: EL FULGOR DE LA LUCIÉRNAGA. Cuentos para repensar la educación, de Joseba Martínez Huerta / Imagen de portada: Flickr cesar bojorquez / Imagen interior: Flickr Gordon
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