16 cualidades de los buenos profesores

¿Cómo recuerdas a tus profesores?

Dicen que los buenos profesores marcan para toda la vida y despiertan vocaciones. Y que a uno malo no suele olvidársele nunca.

La influencia de un maestro en un niño es decisiva. Los buenos profesores son los que muestran un verdadero interés por sus alumnos, saben ser flexibles y atienden a necesidades individuales. Son claros en sus expectativas, y alientan más que critican cuando un niño tiene dificultades.

Les encanta su trabajo y disfrutan enseñando. Conocen bien las asignaturas que imparten y saben enseñarlas creativamente. De hecho, todas las investigaciones internacionales en materia de educación señalan que la calidad de un sistema educativo pasa en gran medida por la calidad de sus docentes.

Ilustración de Robert Neubecker

Ilustración de Robert Neubecker

Douglas R. Eikermann detalla 16 cualidades que parece que todas y todos los buenos docentes tienen en común:

1. Conocen la materia

No se puede enseñar lo que no se sabe. No es necesario un doctorado, pero sí unos importantes conocimientos de la asignatura; no obstante, la formación debería continuar a lo largo de toda la vida.

2. Son pacientes

No se espera que su paciencia sea infinita hacia una falta absoluta de disciplina, indolencia, inmadurez o interrupciones y molestias en su trabajo y en el de los estudiantes, pero la paciencia es algo que éstos están aprendiendo, es parte de la profesión docente y hay que saber dar ejemplo.

3. Son intelectualmente curiosos

Su curiosidad intelectual es la que les mantiene al corriente de los cambios en su especialidad, y hace que estén permanentemente actualizados.

4. Tienen confianza

Confían en  sus habilidades para detectar en qué punto del proceso de aprendizaje están los estudiantes. Y confían en las habilidades de sus alumnos para aprender.

5. Son compasivos

Son capaces de trabajar con alumnado heterogéneo, con diferentes ritmos de aprendizaje, con diferentes niveles de conocimientos… Un profesor de universidad dijo en una ocasión, acerca de su experiencia como maestro “Cada año en la enseñanza es más difícil para mí, yo soy un año mayor y mis alumnos tienen la misma edad”.

6. Sobre los logros

Los docentes con experiencia tienen las ideas claras sobre lo que sus estudiantes deberían haber aprendido  al finalizar el curso, y saben lo que han de hacer en el camino a fin de alcanzar esos objetivos.

7. Saben planificar

Tienen planes y se adaptan a ellos, más allá de la rigidez del currículum. Saben detectar cuándo los estudiantes necesitan más tiempo para asimilar una idea o una unidad didáctica, y están dispuestos a ser flexibles dentro de sus limitaciones.

8. Son conscientes de todo

Los maestros de primaria y secundaria han de tener ojos en la nuca. Han de estar al tanto de lo que sucede en el aula, de lo que sucede en el pasillo, en la clase de al lado, en el claustro,…

9. Ejercen de mentores de sus alumnos

El deseo de influir positivamente en los estudiantes es una motivación para muchos profesores cuando entran en la profesión docente.

10. Ayudan a madurar a los estudiantes

Los chicos tienen vida más allá del aula, y experimentan problemas personales y altibajos emocionales (especialmente, en la adolescencia). Los docentes pueden percibir esos cambios y responder adecuadamente a ellos, siendo los pilares que alienten a los jóvenes a crecer ante la adversidad y mantener su desarrollo académico.

11. Son participativos

Mantienen buenas relaciones con la comunidad educativa: con las familias, con la administración y con el resto del profesorado. Esas buenas relaciones aumentan su eficacia en el aula.

12. Son organizados

Gestionan estudiantes muy diversos, con diferentes tipos de personalidad, multitud de unidades didácticas, materias y cursos… La organización redunda en beneficio de los alumnos, ya que un número máximo de estudiantes se beneficia de las clases.

13. Tienen visión

La enseñanza abarca mucho más que la transmisión de información de los maestros a los alumnos. Los maestros deben ser iluminadores que ofrezcan a sus estudiantes material interesante y múltiples visiones.

14. Saben contextualizar

Cada tema tiene un contexto y se lo proporcionan a sus alumnos. No se aprende en el vacío. Muestran a los estudiantes los conocimientos previos necesarios y cómo se puede conducir al desarrollo de otros conocimientos, habilidades y competencias futuras.

15. Para ellos la enseñanza es una «misión»

La enseñanza es una vocación. Los buenos profesores transmiten al alumnado y a la comunidad educativa, con sus actos, la satisfacción que les produce la elección que han hecho: dedicarse a la educación como su misión en la vida, como su meta de realización personal.

16. Son entusiastas

Nunca pierden la ilusión por la labor docente. Es posible que, temporalmente, se vean agobiados o saturados por problemas administrativos u otras cuestiones aisladas, pero su compromiso fundamental con la enseñanza  y el trabajo constante pesan más… Y los estudiantes lo notan.


.

Los buenos profesores son MAESTROS EN ILUSIÓN. En estos primeros días de septiembre en que  preparamos la vuelta al cole. Cuando los profesores se reincorporan a sus puestos. Cuando los políticos siguen hablando en bucle, discutiendo de nuevo el gran pacto para la educación. Me ha gustado la reflexión de Carles Francino:

«A primeros de septiembre los profesores y profesoras se reincorporan a sus puestos, aún sin niños, pero ya en el escenario donde los próximos meses les espera una tarea de aúpa.

Una tarea que, por desgracia, y hay que repetirlo tantas veces como sea necesario, continúa sin el reconocimiento y el respeto, -tanto social como económico- que si tienen en otros países.

Por eso me parece tan oportuna una carta que publica el Huffington Post. La carta abierta de un educador que se estrena este curso como tal. Sus mensajes son muy básicos:

A los políticos, por ejemplo, les dice:
Dejad de mercantilizar la educación. Abandonad la idea de cadena de montaje. Abasteced las leyes educativas de pensamiento crítico y cívico. Descargadlas de competencia y contenidos.

Luego, a la sociedad en general,
ante esa frase tan manida de Los maestros tienen demasiadas vacaciones, responde:
Venid conmigo el primer día. Manejad una clase de veinticinco niños (veinticinco con suerte) una mañana. Sólo una. Después, valorad.

A los niños, a sus niños, les promete:
Iréis a casa con más curiosidad que deberes.

Y por último, a sí mismo,
a su yo futuro, cuando ya tenga un montón de años de experiencia y esté desgastado, se limita a recomendarle que:
Nunca deje de leer esa carta.

Toparse con alguien que exhiba tanta ilusión y tanto compromiso es como un chute gigante de vitaminas. Ya sé que los cínicos dirán que es una reflexión ingenua, candorosa, utópica… A mí me parece hermosa y necesaria. Porque sin esa ilusión y sin ese compromiso, nadie puede, o nadie debería, ser maestro.

Y el resto, todos, podríamos cuidarles para que no se les gasten las pilas

Ilustración de Gonçalo Viana

Ilustración de Gonçalo Viana

Fuente: Por la educación de Radio 5 (20/09/10) 

 

Aldeas Infantiles SOS

Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2016

El premio se ha fallado este martes 6 de septiembre. La ONG Aldeas Infantiles SOS ha sido galardonada por su contribución, durante más de setenta años, a la protección de los niños.

El acta del jurado ha resaltado además que: los «principios pioneros» de esta organización «cobran aún mayor vigencia en momentos en los que los conflictos internacionales ponen en especial riesgo a los más vulnerables».

La candidatura, propuesta por la exjugadora de la selección española de baloncesto Amaya Valdemoro, se impuso entre las 33 que en esta ocasión optaban a este galardón, entre ellas, el proceso de paz en Colombia, la Policía Nacional o la Fundación Abogados de Atocha.

Aldeas Infantiles SOS es una organización internacional. Inició su andadura en el año 1949, después de la II Guerra Mundial, para ayudar a los niños huérfanos de Centroeuropa. La primera Aldea se creó en Imst (Austria). Hoy tiene presencia en 134 países.

Su fundador fue Hermann Gmeiner. «Se dio cuenta que los niños no podían vivir en grandes orfanatos sino en una familia» y crearon «familias SOS», en las que normalmente una viuda de guerra vivía ejerciendo de madre con niños.

«Esa idea tan sencilla en una casa se multiplicó por todo el mundo» y ahora en esos 134 países en los que tiene presencia se trabaja con «los menores que han perdido cuidados parentales y con otros niños, jóvenes y familias en situación de riesgo, para apoyarles y que sigan viviendo con su familia».

La ONG cuenta actualmente con 573 aldeas infantiles. Se atiende en ellas a un total de 58.866 niños. Cuenta además con 1.883 centros y programas dedicados a residencias de jóvenes, colegios, centros de educación infantil, programas de fortalecimiento familiar y otros proyectos que atienden a cerca de 494.703 niños, jóvenes y adultos.

Ofrece 943.753 tratamientos médicos en los 76 hospitales SOS y cuenta con 726.395 beneficiarios en los 24 programas de Atención de Emergencias SOS en el mundo.

En 2015, Aldeas atendió a un total de 24.571 niños y jóvenes en España. De ellos, 6.610 formaban parte de sus programas en España y 17.961 de aquellos desarrollados en América Latina y África.

«Ojalá no hubiera la necesidad de Aldeas Infantiles«, ha confesado Pedro Puig, presidente de la institución en España. Significaría que los niños pueden criarse y desarrollarse en su propio hogar, que es donde deben estar. Lamentablemente la situación no es así.

La infancia está atravesando por momentos muy difíciles en España y también en otros países, sobre todo donde hay conflictos bélicos o catástrofes naturales.

Aldeas infantiles SOS

 

Una de las claves de Aldeas infantiles es que consiguen crear auténticos hogares. No sólo refugios. Pedro Puig explica que el sistema de trabajo de esta ONG se extendió tan rápidamente por todo el mundo porque se basaba en una idea muy sencilla: Un niño tiene que vivir en una familia. Tiene que tener una experiencia familiar para desarrollarse, para crecer como un niño y para que cuando tenga su propia familia tenga un modelo de referencia en el que apoyarse.

Y ese es el trabajo de esta organización: Ofrecer familias a niños que han perdido el cuidado de sus padres. Otra línea de trabajo que tienen, cada vez más, es ayudar a familias que están en situación de riesgo para que los niños no tengan que salir y no tengan que dejar de vivir con sus propios padres.

Iciar Bollaín lo plasmó en un documental. En 1, 2, 3… CASA, la directora de cine nos descubre la vida en la Aldea Infantil SOS de San Lorenzo del Escorial (Madrid), donde normalidad, protección y superación son mucho más que palabras. Un relato sobre miedos y angustias, sueños e ilusiones, juegos y diversiones, cargado de la nostalgia y la crudeza de una realidad que no siempre fue feliz.

Acompañar a un niño en su crecimiento es un camino difícil, casi imposible cuando hay que ayudarle a rehacerse y encontrar su camino. Aldeas Infantiles SOS lo hace cada día.

Para ser adulto, primero hay que ser niño.

Galardonados en anteriores ediciones:

Fuente: Hoy por Hoy de Cadena Ser (6/09/16)