A medida que vamos cumpliendo años nos parece que el tiempo vuela. ¡Otra vez Navidad!
Seguro que más de una vez te ha sorprendido que llegue tan pronto. Hace nada que estábamos desenvolviendo el papel que escondía la corbata estampada, o el pisapapeles con forma de Buda, y ya mismo hay que repetir el ciclo. ¡El tiempo vuela!, decimos
La percepción del tiempo es uno de los engaños del cerebro. A medida que vamos cumpliendo años las experiencias que vivimos son cada vez más rutinarias. No aportan nada para que nos mantengamos vivos, así que las olvidamos.
Durante los años de la infancia y la juventud todo es nuevo. La vida es un reto permanente, y el cerebro memoriza las vivencias pequeñas y grandes que nos ayudan a salir adelante, a no tropezar dos veces en el mismo bache. Los primeros amores, las primeras ausencias, la primera vez que vimos el mar o la nieve, el olor de la casa familiar… son recuerdos que se graban para siempre.
A medida que vamos cumpliendo años la rutina va dirigiendo nuestra vida y el cerebro deja de almacenar episodios. De esta forma, cuando nos damos cuenta, ha pasado un año, y otro, y otro…
Y ahí es cuando nos sorprendemos una vez más cantando villancicos, y maldiciendo la larga cola que tenemos que guardar ante la caja de la tienda de ropa.
Para un niño los veranos son larguísimas aventuras, experiencias inolvidables en las que descubre la libertad en pequeñas o grandes dosis
Un estudio de la universidad japonesa de Hokaido señala que, para un niño de cinco años 12 meses significan el 20% de su vida y de su memoria, mientras que para una persona de 40 años apenas son el 2,5%, ¡una birria!
Hay formas de engañar al cerebro para que perciba el tiempo yendo más lento. Algunas son muy desagradables, prueba por ejemplo a tomar una ducha helada en invierno (verás como los segundos parecen durar más).
Cualquier revés de la vida también frena nuestro reloj mental. Y estar enfermos, o atender a un paciente, alarga los días hasta hacer que parezcan eternos.
Por el contrario, cualquier experiencia nueva estimula que el cerebro tenga que resolver problemas y se formen nuevos recuerdos.
Si quieres que la vida pase más despacio haz cosas nuevas. Viaja a cualquier sitio desconocido, y deja que tu cerebro se busque la vida. Si además dejas el móvil y google maps en casa, el viaje se te hará larguísimo. ¿Te atreves?
Fuente: Secretos del cerebro de Radio 5 (21/12/16)