¿Has probado alguna vez estudiar con música?
El debate de si es o no conveniente estudiar con música siempre está ahí. Nuestros jóvenes VIVEN escuchando música constantemente.
Pocas son las actividades que no MUSICALIZAN, algunos incluso se duermen escuchando alguna melodía.
Entre los PARTIDARIOS de estudiar con música se encuentran aquellos que dicen que les sirve para concentrarse más y durante más tiempo. En el lado OPUESTO están quienes aseguran que la música, sea del tipo que sea, nos distrae.
El QUID de la cuestión es saber cómo afecta a nuestra atención el escuchar música, a la vez que realizamos una actividad que requiera concentración.
Veamos que dice un experto en temas de educación al respecto
Bernabé Tierno, en su libro Tu hijo: problemas y conflictos, empieza definiendo la palabra ′atención′ para abordar esta cuestión. Nos dice que:
Atención es el proceso por el que centramos de manera selectiva la percepción de un estímulo que pasa al primer plano de la mente, mientras que los demás quedan ignorados, fuera del campo atencional.
Explica también que, todas las definiciones que se han dado de la palabra atención (y hay quien encontró veintiséis diferentes) incluyen las características de SELECTIVIDAD, CLARIDAD y LIMITACIÓN.
- SELECTIVIDAD, porque prevalece un estímulo sobre los demás, que prácticamente pasan desapercibidos.
- CLARIDAD, porque al centrar nuestras potencialidades sobre un estímulo concreto, aumentan la nitidez y la fuerza de captación.
- LIMITACIÓN, porque no podemos atender a varias cosas al mismo tiempo. En cuanto al carácter limitado de la atención, decir que en ocasiones se da el caso de la atención compartida (que es cuando se realizan dos o más tareas a la vez). Fruto de la práctica y del entrenamiento se produce un procesamiento automático: sería por ejemplo el hecho habitual de conducir un coche y conversar al mismo tiempo.
Partiendo de estas nociones fundamentales, la respuesta que Bernabé Tierno da a la cuestión de si es conveniente o no estudiar escuchando música es la siguiente:
1.º Se pueden realizar oyendo música ciertos trabajos o estudios (dibujo artístico y lineal, confección de mapas, pasar apuntes a limpio, realizar trabajos manuales, y en especial todo lo que no precise una especial atención y concentración). En estos casos la persona ha aprendido a centrarse en la tarea principal, dejando como en “penumbra mental” la música o la radio en tono muy bajo.
2.º Es cierto que la voz humana y, mejor, la simple música en tonos suaves constituyen un equilibrador psicológico que acompaña, alienta y serena a ciertas personas, proporcionándoles seguridad y aliviando el cansancio psíquico y mental. Eso les permite trabajar más tiempo y más relajado.
3.º Es absolutamente desaconsejable escuchar música mientras se ha de profundizar en los contenidos y memorizarlos, en asignaturas como matemáticas, lengua, idioma, sociales y naturales, en las que toda concentración es poca.
4.º Estudiar con los cascos puestos hace imposible la concentración, porque, al incidir el estímulo sonoro de forma tan directa sobre el órgano auditivo, lo hace selectivo, con lo cual prevalece sobre los demás y es difícil mantener un mínimo de atención.
En conclusión:
Se puede tener encendido el reproductor de música siempre que esto ayude, pero es engañarse a uno mismo el pretender compaginarlo con el estudio concentrado y profundo que exigen ciertas materias.
Fuente: Tu hijo: problemas y conflictos de Bernabé Tierno / Imagen de portada: Un libro, una sensación, una canción. Flickr Cristina L. F.