Gloria Fuertes explicó su vida a través de la poesía. Su sentido del humor sólo era una cortina para esconderse detrás. En realidad su vida era mucho más triste que lo que le apetecía explicar. La Gloria Fuertes que se movía más allá del tópico nos la descubre ‘El libro de Gloria Fuertes‘ una Antología de poemas y vida, obra de Jorge de Cascante, que ha editado Blackie Books en el año en que se cumplen cien años de su nacimiento.
Más de 400 páginas llenas de fotografías en las que se constata que sí, que Gloria Fuertes quizás era la poeta de los niños a raíz de su gran popularidad televisiva, pero que al mismo tiempo también era un personaje subversivo avanzado a su tiempo.
Era injusto que, debido a la fama televisiva de su última época, fuese recordada simplemente como una niña grande, como una poeta sólo para niños
Se hizo popular a principios de los años setenta gracias al programa infantil de televisión, Un globo, dos globos, tres globos, en el que leía cuentos y recitaba poesías. Títulos como El hada acaramelada, El domador mordió al león o Las tres reinas magas quedan en el recuerdo de miles de niños españoles que crecieron con ellos.
Antes de que la fama distorsionase su imagen Gloria Fuertes fue una poeta muy respetada en los círculos intelectuales del Madrid de la posguerra
Decía que fue feminista sin saberlo, y añadía con burla que la fama no le afectaba porque lo único que se le subía a la cabeza era la ginebra.
Su primera muñeca fue ella misma. Hija de una costurera y de un conserje de la calle Espada del barrio de Lavapiés
Gloria Fuertes vivió una infancia humilde, difícil, en ocasiones trágica, pero feliz. “De vocación alegre” diría, “porque un poeta triste es un triste poeta”. Poeta y nunca poetisa. Dueña de una poderosa imaginación. De una realidad propia siempre alejada del resto del rebaño. Muy pronto se dio cuenta de que aquello de que los niños venían de París era una errata. “Los niños no vienen de París sino de parir” escribió en la pizarra de las monjas, y la echaron de clase.
Harta de sacar malas notas decidió crear su propio sistema de puntuación, convirtiendo la peor nota en la mejor: lo bueno es un cero, tres ceros lo sublime. Con cinco años ya escribía e ilustraba sus propios cuentos, y con catorce da forma a sus primeros versos. “Empecé a escribir poemas cuando descubrí que se podía querer a una persona que no fuera de tu familia. Menuda sorpresa me llevé” escribiría.
Tras la muerte de su madre, y aun siendo una niña, trabajó de criada del hogar, de taquígrafa, de contable en una fábrica de armamento militar, y hasta de cuenta-huevos: “Me parece que me daban una peseta por cada cien que empaquetaba, y me descontaban los cascados”. Se despidió cansada de pagar los huevos rotos.
A Gloria Fuertes le gustaban los cuentos, no las cuentas. Tras la guerra trabajaría de bibliotecaria, “siempre mejor un libro que un jefe” decía. Llegó su primer contrato como redactora de tebeos infantiles “te hablo del año 1939, recién acabadita la guerra. Muerta de hambre y con una pre-tuberculosis galopante. Y cuando en ese tebeo me dijeron quédate de redactora… yo fui feliz”.
En la España de la dictadura Gloria Fuertes se corta el pelo a lo chico. Se pasea en bicicleta con pantalones, boina y corbata. Tiene novios, tiene novias. Fuma, bebe whisky y juega al hockey. “Desde siempre mi alma cabalgando al revés” escribiría. No sabía si su poesía era social, mística, rebelde, triste, graciosa o qué. Dejó claro que ser libre era la única etiqueta que aceptaba: “si me encasillan, me escapo”.
Gloria Fuertes tenía una voz única, cercana, “escribo deliberadamente mal para que os llegue bien” decía, “parezco tonta, ¡y si vieras que lista hay que ser para hacerse la tonta!, parezco ingenua pero no lo soy. Soy un cruce entre sabio y niño, y eso da a veces mi ingenuidad”.
La primera vez que pisó una universidad no fue como estudiante sino como profesora, fue la Universidad de Pensilvania. Allí conocería a la que sería el amor de su vida, Phyllis Turnbull, a ella dedicaría muchos de sus poemas, “así como el amor es lo mejor, el desamor es lo peor. No es cosa de tres. Es cosa de dos que no saben ser uno”. Escribía sobre el amor, la guerra, la soledad, el suicidio, el feminismo o el ecologismo. Pero también sobre La gata Chundarata o La Oca Loca.
A partir de los años 70 se haría tremendamente popular por su aparición en programas infantiles. Transformó la literatura para niños, la hizo coloquial, sin cursiladas, y logró que miles de niños se acercaran de su mano a la poesía. “Los niños no me caen mal de uno en uno, pero cuando se juntan… es que son tantos que tengo que salir por la puerta de atrás. Parezco uno de los Beatles. ¡Me aterran!”, diría Gloria Fuertes.
“¿Qué somos?”, le preguntarían en la última entrevista que le hicieron antes de morir, “A veces gilipollas” respondió. “¿De dónde venimos?”, “Yo de una portería, que mi padre era portero”, “¿A dónde vamos?”, “yo por lo menos me voy a la playa”.
El paraíso se lo imaginaba Gloria Fuertes como un picnic con tocadiscos. Sus amigos bailando, cositas para picar, y todos los novios y novias de su vida llevándose bien entre ellos. En su lápida uno de sus versos: “Creo que ya lo he dicho todo, que ya todo lo amé”.
‘El libro de Gloria Fuertes’ nos muestra a esta mujer extraordinaria
Al fin en un mismo libro la vida y la obra de una poeta genial que vio su literatura ensombrecida primero por ser mujer, después por su clase social y finalmente por su fama. Seguramente si Gloria Fuertes tuviera que poner nota a este libro le pondría tres ceros, su máxima puntuación.
A ella le ponían siempre un cero en clase, porque pasaba completamente de estudiar
Y decidió que un cero era lo mejor que le podían poner. Dos ceros estaba mucho mejor y tres ceros era lo máximo. Y ella, en su casa, a todos sus papeles, a sus poemas inéditos, los iba puntuando de esa forma. Ella misma se puntuaba muy bien, sus poemas casi siempre tenían tres ceros.
‘El libro de Gloria Fuertes’ es un exhaustivo y brillante volumen. Más de 300 poemas, algunos de ellos inéditos, 80 fotografías, dibujos, anécdotas, apuntes de sus diarios… un trabajo fantástico de Blackie Books.
Este libro es un acto de justicia y de am💗r
Es hacer que llegue a la gente todo lo que había dado Gloria Fuertes, que era un poco la espina que la poeta tenía clavada. A pesar de ser muy popular la parte de su poesía que llegaba a la gente sólo era la poesía para niños, que no era la que ella quería más. Esta Antología es una visita guiada por el universo Gloria Fuertes, pero sobre todo por esa parte de su vida y de su obra más desconocida, más olvidada, difuminada en ocasiones por su faceta de poeta infantil.
El objetivo de este libro es también devolver el nombre de Gloria Fuertes a la POESÍA con mayúsculas
Por una élite de su época estaba considerada en lo más alto. Por ejemplo Jaime Gil de Biedma fue la primera persona que hizo una antología sobre su poesía. Camilo José Cela presentaba sus libros. Siempre estaba rodeada de estos escritores que la apreciaban como lo que era en realidad. Era lo que ella quería, ser uno más.
Tenía una voz única
Era una maestra de la rima con ironía, con un estilo propio reconocible en cada uno de sus versos. Escribía con una inocencia provocadora, como ella misma decía.
¡Hay que ser muy inteligente para hacerse el ingenuo!
Lo que Gloria Fuertes intentaba era llegar a la gente de la manera más directa y con sencillez, con ideas muy claras. Siempre decía que su poesía no hablaba de un atardecer, sino del pescador que estaba pescando en ese atardecer. Siempre quería hablar sobre la gente y llegar a ellos de la manera más clara posible.
Y de vocación alegre, aunque su vida no fue precisamente feliz y fácil
Ella estaba con esa soledad y esa melancolía que siempre tenía, pero al final siempre hacía reír. A veces una persona que está triste lo enmascara con el humor, para que no se le note. Toda su obra está llena de juegos de palabras y de chistes, que le encantaban, siempre enmarañados dentro de su poesía. Y esa era su forma de llegar a la gente.
‘El libro de Gloria Fuertes’ tiene detrás un fabuloso trabajo de documentación y de investigación hablando con la gente que la conocía, porque no se sabe mucho de su vida más allá de sus poemas autobiográficos, llenos además, muchas veces, de medias verdades.
En esos poemas lo que hacía era mezclar eventos de su vida con cosas que había leído en la prensa o que le habían ocurrido a otras personas. Con lo cual el tener sólo ese material para realizar biografías, o pequeñas reseñas biográficas de su vida, lo que ha provocado es que haya un efecto de teléfono estropeado y que el reflejo de su vida que hay en los libros haya acabado siendo un poco confuso.
Gloria Fuertes recita su «Nota biográfica»
Su etapa más feliz la pasó en Estados Unidos
Fue el periodo en que estuvo dando clases en la Universidad Bucknell, en Pensilvania. Ella misma dijo a sus alumnos: “es la primera vez que piso una universidad y no lo hago como estudiante, lo hago como profesora”. Con eso se ganó a los alumnos. De hecho fue nombrada profesora del año varios cursos seguidos y todos la querían muchísimo. Ahí su vida da un giro.
Cuando vuelve a España se da cuenta de que puede vivir de la literatura
Y empieza a vivir de ella. Tiene un duro golpe cuando muere su gran amor, Phyllis Turnbull. En esa época se le mezcla la depresión de la muerte de su amor con la fama. Todo se le junta.
En el libro se incluyen dos de sus cartas personales, que eran maravillosas. La relación entre ellas en el libro está reconstruida a partir de cartas, diarios y opiniones de gente que las conocieron a las dos en aquella época, que no son muchos porque han pasado muchos años. Era un amor genuino. No podían verse de una manera continuada porque si Gloria no estaba en Estados Unidos estaba en Madrid, y si Phyllis no estaba en Filadelfia o en Pensilvania estaba en Madrid, y no coincidían siempre. Pero eso fue algo que reforzó su amor y a través de las palabras era como se mantenían en contacto.
En ese periodo Gloria Fuertes recitaba poemas en bares, en universidades, e incluso llegó a ser telonera de Joan Báez
Fue cuando Joan Báez había sacado su primer disco y no tenía la popularidad que consiguió con el segundo. En esos años ambas hacían más o menos el mismo circuito y llegaron a coincidir en una universidad: Gloria leyó sus poemas, traducidos al inglés, y luego actuó Joan Báez. Ninguna de las dos sabía quién era la otra.
El amor y el desamor eran sus grandes temas
Pero también abordó asuntos como el hambre, el suicidio, el feminismo, el ecologismo, el pacifismo
Gloria Fuertes sufrió muchísimo en la Guerra Civil. Contaba que un día iba al supermercado, y al día siguiente empezó la guerra y no había sitios donde comprar comida. No podía ir con sus amigos, no podía hacer nada. Estaba recluida entre un trabajo que la tenía mortificada y esa realidad de la guerra. Incluso tuvo un novio en cada bando durante el transcurso de la guerra, y a los dos los mataron. A partir de ahí se declaró profundamente pacifista.
A la poeta no le gustaban las etiquetas
Escribió que no sabía si su poesía era social, mística, rebelde, graciosa o qué. Que sólo aceptaba la etiqueta de ser libre. Y consiguió ser libre, a pesar de vivir durante toda la dictadura y tener que trabajar en el ministerio de turismo, por ejemplo.
El libro está lleno de anécdotas sobre su vida
Cómo cuando vio una fotografía suya en la revista Paris Match con el siguiente pie de foto: “Marlon Brando con amigos”. Fue a principios de los años 90, ella iba en un tren con Paco Nieva, el dramaturgo que falleció hace pocos meses. Le enseñó la revista y le dijo: “Paco ¿quién sale en esta foto?”. “Eres tú” le contestó. Y Gloria le dijo: “Pues no, no soy yo. Es Marlon Brando”. Habían cogido una foto de archivo de Gloria Fuertes y al parecer era igual físicamente que Marlon Brando en su vejez.
Lógicamente no podemos olvidar la aportación de Gloria Fuertes a la poesía infantil
Le dio una vuelta de 360º, la hizo coloquial, sin cursiladas. Logró que miles de niños se acercaran de su mano a la poesía. Tuvo el amplificador de la televisión y, a partir de ahí, consiguió que una parte de su poesía, que no toda, llegase a los niños. Ella quería empezar a formarlos y que viesen que la poesía era algo divertido e interesante, que era algo que te contaba historias y te hacía soñar. Y eso es algo que consiguió con creces.
Como ella misma dijo, escribía para niños para poder comer
Pero, ¿le gustaban los niños?, ¿le gustaba escribir cuentos y poesía infantil? Al menos al principio sí, cuando empezó en los años 50 en la revista Flechas y Pelayos haciendo cómics, poemas para niños… a ella le encantaba. El problema vino con la fama, a mediados de los años 70, con ese aluvión de niños sorprendiéndola en cada esquina en los momentos más insospechados.
En el libro hay varias anécdotas referidas a esto, como cuando se libró de un atraco por su fama entre los chavales. Un muchacho de 16-17 años la fue a atracar y, al ver que era Gloria Fuertes, le dijo “No, no, a ti no te voy a atracar”.
Pasó en casa los últimos años de su vida
Con la visita de sus amigos que le llevaban una botella de whisky, tabaco y algo de comida, para que ella no gastara. Parecía que vivía con lo justo, pero después de su muerte se supo que tenía mucho dinero y además donó todo ese dinero a la asociación benéfica la Ciudad de los Muchachos.
Quizás era algo debido a que cuando has vivido las privaciones de la guerra crees que todo lo que tienes lo has de agarrar muy fuerte, y hacer como que no lo tienes. O quizás incluso que no tienes la percepción de lo que vale el dinero, estás viviendo el día a día y sabes que al día siguiente puede empezar una guerra, o puede pasar algo y no tener nada. Y ella vivía así, como si no tuviese nada.
En ‘El libro de Gloria Fuertes’ se rescatan también las tres preguntas y respuestas de la última entrevista que concedió
Fue en el diario El Mundo, en septiembre de 1998. Le preguntaban “¿Qué somos?”, y ella respondía: “A veces gilipollas”. “¿De dónde venimos?”, “Yo de una portería, que mi padre era portero”. “¿A dónde vamos?”, “yo por lo menos me voy a la playa”. Hasta el final haciendo siempre alarde de su gran sentido del humor.
Y decía la verdad, porque se fue a la playa. Ella quiso ver el mar por última vez antes de morir y fue lo último que hizo. Mantuvo su humor hasta el final y quiso ver el mar.
‘El libro de Gloria Fuertes’ es un gran homenaje, muy necesario en nuestro país
Fuera de España se la valora muchísimo como poeta fundamental de la posguerra española. Por ejemplo en Estados Unidos hay hasta doce estudiosos especializados en su obra y docenas de tesis doctorales. Y en todos los departamentos de español de las universidades, allí, es lectura obligatoria. Es normal, porque su poesía es un reflejo de toda aquella época. Es una poesía social y de una manera totalmente directa. Es un ejemplo perfecto de esa época.
Gloria Fuertes murió en 1998
A los 81 años, víctima de un cáncer de pulmón.
“La gloria no la busco, ya la tengo en mi nombre”
Fuente: Telenotícies migdia de TV3 (8/05/17) y Gente despierta de RNE (8/03/17)