Nikola Tesla es un genio indiscutible. A él le debemos gran parte de la tecnología del siglo XX, la electricidad, el radar o los ordenadores. Pero además Nikola Tesla es un ejemplo de genio excéntrico. Entre sus obsesiones estaba no tocar nada que fuera redondo, dar tres vueltas a un edificio antes de entrar en él y usar exactamente dieciocho servilletas a la hora de comer.
Sufría un trastorno obsesivo compulsivo. Junto a sus ideas totalmente adelantadas a su tiempo, convivía con la imperiosa necesidad de lavarse continuamente las manos o sólo poder dormir en habitaciones de hotel con un número que fuera divisible por tres.
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Nikola Tesla, un inventor en la sombra. Un científico fascinante, peculiar y enigmático
Si preguntamos a cualquiera por el nombre de un inventor brillante de finales del siglo XIX y principios del XX, seguramente todos pensamos en Thomas Alva Edison ―que patentó entre otras cosas el gramófono y la bombilla―. Un joven inventor, Nikola Tesla, fue a América a ver a Edison con una carta de recomendación, era el año 1884. La carta, firmada por el delegado de Edison en Europa, Charles Batchelor, decía así:
“Querido Edison, conozco sólo a dos verdaderos genios en el mundo; uno es usted y el otro el joven portador de esta carta.”
Edison escuchó a Nikola Tesla atentamente, quien le expuso con vehemencia su creencia de que se podían hacer motores con corriente alterna. Edison le cortó en seco, él creía en la corriente continua. Aun así contrató a Tesla. Poco tiempo después puso al joven ingeniero delante de un reto que parecía imposible: mejorar los generadores de la compañía. Y Tesla lo consiguió en poco tiempo. Edison había prometido una recompensa de cincuenta mil dólares a quien lo consiguiera, y cuando Tesla los reclamó Edison le dijo: “está claro que no conoces el humor americano.” Nikola Tesla se despidió de inmediato.
Sin dinero tuvo que sobrevivir trabajando en las obras del tranvía eléctrico, un negocio de Edison, pero no como ingeniero sino a pico y pala. Pero Nikola Tesla continuaba creyendo en las posibilidades de la corriente alterna. Su suerte cambió cuando conoció a un tal Westinghouse. Westinghouse confió en él, le dio de entrada setenta y cinco mil dólares de la época y comenzaron a fabricar generadores de corriente alterna. La corriente alterna permite variar con mucha facilidad de tensión ―de voltaje― con la ayuda de transformadores, y de esa manera se pueden crear redes de alta y de baja tensión. Había empezado una guerra entre los partidarios de la corriente continua y los partidarios de la corriente alterna.
Una guerra a muerte. Y es que el estado de Nueva York estaba buscando un sistema “humanitario” de ejecución. Los partidarios de Edison y de la corriente continua presentaron un invento: la silla eléctrica, que funcionaba con corriente alterna (la peligrosa corriente alterna de Nikola Tesla). El hecho es que la corriente continua también puede matar, pero la idea era desprestigiar a Tesla y a la corriente alterna. No lo consiguieron y finalmente Nikola Tesla triunfó, hoy en día la mayoría de nuestras redes funcionan con corriente alterna.
Tesla inventó el sistema trifásico y fue el precursor del radar, del fluorescente, de la radioastronomía, de la lógica electrónica, de los mandos sin hilos, inventó la bobina de alta tensión y patentó la radio tres años antes que Marconi.
¿Quién es Nikola Tesla? Un tipo raro con una inteligencia prodigiosa
Nikola Tesla, norteamericano de origen serbio, fue uno de los personajes más fascinantes que vivió a caballo de los siglos XIX y XX. Fue el inventor de la corriente alterna, de la tecnología de la radio, del control remoto sin cable y de las bujías. Fue el padre de tecnologías visionarias en su época como la robótica, la informática y las armas teledirigidas. Disfrutó del mecenazgo de personajes como George Westinghouse, que creó su imperio gracias en buena parte a los inventos de Tesla. Pero también fue un excéntrico, un hombre plagado de fobias y manías. Considerado el padre de la tecnología moderna fue una figura marginal y discutida con una biografía apasionante que le llevó desde lo más alto a vivir solo, en la pobreza, en la habitación de un hotel neoyorkino.
Hay quien considera que referirse a Nikola Tesla como un mero inventor es como referirse a Frédéric Chopin como un simple pianista. Él a sí mismo se consideraba más un descubridor que un inventor. De hecho una de las cosas que Tesla decía en contra de Edison es que para él Edison era un inventor: una persona que tenía una idea y que lo que buscaba era traducir esa idea en un aparato en concreto que se pudiera vender y que fuese un éxito comercial.
Nikola Tesla en cambio quizá sea la antítesis de Thomas Alva Edison en el sentido de que le falta esa vertiente práctica. Sus ideas tienen mucho de visionario y lo que él se plantea es transformar el mundo, son ideas globales que piensa que van a cambiar la civilización. El problema que tenía es que le costaba encontrar la forma de que se tradujeran en inventos concretos comercializables.
La vida de Nikola Tesla es una historia que parece sacada de un personaje de novela o de un guión cinematográfico, tiene todos los elementos que lo hacen atractivo. Tesla conoció el éxito, aunque hoy sea desconocido, basta ver la prensa neoyorkina de finales del siglo XIX para ver que ocupaba tanto espacio como Edison, incluso su rivalidad era algo que la prensa cuidaba. Tenía amistad con Mark Twain, de hecho toda la gente importante que pasaba por Nueva York pasaba por el laboratorio de Tesla. Y sin embargo también, quizá por eso, su fracaso y su caída en la pobreza y sus graves problemas mentales terminan de hacer un retrato bastante atractivo.
Las imágenes de Nikola Tesla que nos han llegado muestran a un hombre atractivo que medía cerca de dos metros de altura. Era capaz de hablar en seis idiomas (o 12 según la fuente), en todo caso hablaba en muchos idiomas. Pero también tenía una tendencia a la megalomanía, una misantropía enfermiza que le llevó a ser soltero toda la vida, incluso se negaba a dar la mano a la gente. Tenía una aversión total al contacto con otra piel y era un auténtico obsesionado por la higiene.
También tenía una obsesión por el número tres, cualquier acción o cosa que hiciese tenía que ser divisible en un número de tres. Para comer comía solo, con una gran cantidad de servilletas (múltiplo de tres), de cubiertos; lo limpiaba todo cuidadosamente, antes de llevarse una cucharada o un tenedor con comida a la boca tenía que calcular el volumen cúbico exacto que tenía. Sólo bebía agua hervida. Llegaba al extremo de que se ponía enfermo si veía unos pendientes en las orejas de una mujer, o las perlas o incluso la piel del melocotón. Pero sin embargo lo más curioso es que al final de su vida desarrolló una gran obsesión por las palomas ―que para él tan obsesionado por la higiene hay que reconocer que no era un animal muy recomendable― y llenaba la habitación de su hotel de palomas a las que cuidaba, curaba y por las que sentía auténtica devoción.
Era capaz de diseñar máquinas y de hacerlas funcionar en su cabeza sin necesidad de dibujar unos planos. Desde niño desarrolló una gran capacidad para crear realidades alternativas en su cabeza, de hecho llegaba a inventarse amigos y a inventarse gente. Es verdad que muchos niños se inventan amigos, pero en el caso de Nikola Tesla llegaba a no saber si era una persona que existía de verdad o si era una persona que él había inventado en su cabeza. Y eso lo aplicó a su método de invención.
Por ejemplo el motor de inducción, que es una de sus grandes aportaciones, él lo diseñó ―igual que todos los aparatos― en su cabeza. Y cuando decimos diseñar es que diseñaba cada pieza y construía la máquina en su cabeza y probaba la máquina en su cabeza, y veía si funcionaba o no y hacía los cambios. Cuando no intervenía nadie más que él en el proceso era capaz de hacer la máquina, construirla y que funcionase a la primera.
¿Cuál era el problema? Que era incapaz de dejar un plano detallado ni de transmitir instrucciones a la gente para que hicieran lo que era necesario, y fue una de las razones por las que no dejó discípulos y que también contribuyó en gran medida a su olvido.
Inventos y patentes de Nikola Tesla, inventor de la electricidad
De Nikola Tesla el fundamental de sus inventos fue el motor de inducción polifásico ―que es el motor eléctrico que todavía hoy en día es el que se utiliza en los aparatos eléctricos― y los sistemas de generación y distribución de electricidad en grandes cantidades, lo que conocemos como alta tensión.
La alta tensión es posible gracias a las patentes y los inventos de Tesla. En 1896 se pone en marcha la primera gran central hidroeléctrica del mundo, en las Cataratas del Niágara, las turbinas tienen las placas con el número de patente de Tesla. Es el que permite que por fin la electricidad se convierta en un gran fluido que pueda alimentar a las grandes ciudades y a las grandes industrias, y que se pueda generar en lugares distantes y ser transportada sin apenas pérdida de energía ―que era el problema que tenía la corriente continua que defendía Edison―.
También para mucha gente es el padre de la radio, y no Marconi. Hay una sentencia judicial del Tribunal Supremo de Estados Unidos, de 1943, en la que se reconoce que Marconi pirateó diecisiete patentes de Tesla. En Estados Unidos el padre de la radio es Nikola Tesla, no es Guillermo Marconi.
Y desde luego fue un predecesor de todo lo que es la transmisión inalámbrica de información. En 1898 hizo la primera demostración de un pequeño barco de juguete por control remoto, en el Madison Square Garden.
Y luego hay muchos proyectos de los que él apuntó cosas que se desarrollaron después. Los principios del radar los apuntó unas décadas antes de que se desarrollara el radar. Dejó una patente de un avión de despegue vertical en los años veinte que sirvió de base y se desarrolló más tarde. Una turbina sin aspas que ahora se está recuperando por lo que supone de ahorro energético.
Y sobre todo también es importante por los inventos que no llegó a desarrollar pero de los que tuvo la intuición y que en algunos casos son ideas que están siendo retomadas en nuestros días.
Hay 700 patentes de Nikola Tesla. Es cierto que Edison patentó muchas más ―alrededor de unas mil―, pero hay que tener en cuenta que Edison tenía un ejército de gente trabajando para él que le desarrollaba las ideas y se patentaban. Nikola Tesla trabajó solo toda su vida y en las últimas décadas muchas son patentes teóricas, no llegó a encontrar financiación para poder desarrollarlas.
Una de esas ideas era una especie de misiles o torpedos teledirigidos para utilizarlos contra barcos españoles. Cuando en 1898 presenta el barco por control remoto, él ofrece a la marina de Estados Unidos una patente para torpedos teledirigidos para que los utilice la marina norteamericana en la guerra de Cuba contra los españoles. No le hicieron ni caso, pero Tesla ya empezó a teorizar mucho sobre los sistemas de dirección y para encontrar una cosa que le preocupaba mucho ―y que ahora sabemos lo importante que es― que era como encontrar una forma de guiar un torpedo o cualquier aparato con control remoto pero de manera que no se pudiese interceptar la señal. La encriptación de la señal es algo que le preocupó.
Entre sus mecenas figuran personajes como Westinghouse o J. P. Morgan. J.P.Morgan es un financiero, un personaje clave porque es el que construye el gran aparato industrial norteamericano que es el que hace que Estados Unidos se convierta en lo que es mediante sus maniobras empresariales. Por ejemplo el acero o la energía eléctrica o el ferrocarril estaban atomizados en pequeñas empresas, y J. P. Morgan hace que salgan los grandes conglomerados industriales. Era un personaje que ya era rico sin necesidad de Nikola Tesla, aunque evidentemente la electricidad contribuyó a enriquecerlo más.
En cambio la gran fortuna de Westinghouse, y el que hoy Westinghouse sea una empresa reconocida como señera en el campo industrial, sí que se lo debe todo o gran parte a Nikola Tesla. Entre otras cosas porque George Westinghouse, el fundador de la empresa que ya tenía entonces una cierta fortuna porque es el inventor del freno neumático de los trenes, cuando conoció las ideas de Tesla ―por las que no había mucha gente dispuesta a apostar― le apoyó y desarrolló esas patentes y consiguió sacarlas adelante incluso con la guerra de las corrientes, contra la corriente continua defendida por Edison.
Es un episodio no exento de polémica, porque el primer acuerdo de Westinghouse con Nikola Tesla es que Tesla cede las patentes a cambio de un dinero y de dos dólares y medio por cada caballo de vapor que generara la nueva tecnología. Ocurre que el coste de implantar la nueva tecnología es tan grande y se ve que el volumen de potencia que se puede generar con esa tecnología es tan enorme, que convertiría a Tesla en pocos años en uno de los hombres más ricos del mundo, dinero que no puede pagar Westinghouse. Cuando Westinghouse le expone ese problema a Tesla éste, en una reacción que no sabemos si es de ingenuidad o de generosidad ―probablemente sea una mezcla de ambas cosas―, rompe el contrato y le cede las patentes a Westinghouse a cambio de un único pago rechazando recibir más royalties. Se habla de un único pago de cien mil dólares, que desde luego era mucho dinero para la época pero no era la grandísima fortuna que Nikola Tesla podría haber ganado. Eso permite el triunfo de la corriente alterna, pero empresarialmente es una de las grandes equivocaciones de Nikola Tesla.
La guerra de las corrientes entre Tesla y Edison, corriente alterna versus corriente continua
La guerra entre la corriente alterna que defendía Nikola Tesla y la corriente continua que defendía Edison fue una guerra sucia sobre todo por parte de Edison. Tiene bastantes episodios, se podría incluso decir, sórdidos. Hay que tener en cuenta que cuando Westinghouse empieza a aplicar el sistema de Tesla, Edison lleva ya gastada una fortuna en intentar que su sistema de corriente continua vaya adelante pero apenas había conseguido poco más que iluminar algunos hogares, barcos… siempre tenía el problema de que no podía conseguir generar una gran cantidad de energía y mucho menos enviarla a grandes distancias.
El sistema de corriente continua de Edison obligaba a hacer un generador casi cada cuatro manzanas en Nueva York, con lo que eso suponía. Así que Edison ―para el que trabaja Nikola Tesla de hecho durante unos pocos meses y acaba yéndose porque la relación es imposible― emprende una campaña para desprestigiar la tecnología de la corriente alterna, jugando con el hecho de que para transportarlo entre ciudades por ejemplo va como alta tensión. Edison, que sabía mucho de manejar a la prensa, aprovecha cada vez que hay algún accidente, cada vez que se electrocuta algún obrero, para convertir en portada esa noticia: “la electricidad que mata”, “cómo va a meter en su casa esta electricidad que va a acabar con usted, con sus hijos, etc.”.
No contento con eso aprovechó que hubo una campaña para promover la introducción de la electricidad como método de ejecución. Se consideraba que la horca era de países bárbaros y que una nueva nación tecnológica como Estados Unidos debía buscar un sistema “humanitario” y tecnológico, y se pensó que la electricidad cumplía esas dos funciones. Desde el principio Edison lo apoyó y dijo que la corriente alterna es la que tenía que alimentar la silla eléctrica, incluso propuso que se utilizara el término Westingizar ―igual que se usaba guillotinar, igual que el doctor Joseph-Ignace Guillotin había dado nombre a la guillotina―, y así el nombre de Westinghouse se asociara con algo que mata.
El tema llegó a espectáculos tan poco edificantes como la electrocución de animales ―desde pequeños perros a cerdos, potros o terneros― en los que reunía a la alta sociedad, a la prensa y a todo el mundo que era influyente en aquella época. Les daba descargas de corriente continua en primer lugar, que no los mataba, y luego les daba la descarga de corriente alterna para convencer a todo el mundo de lo mala que era esa corriente. Hay testimonios de que el laboratorio de Edison después de algunas de esas jornadas era algo más cercano a un matadero que a un sitio donde se estuviese haciendo ciencia.
¿Es cierto que Nikola Tesla rechazó el Premio Nobel?
Se dice que esa mala relación que existía con Edison es lo que le llevó a rechazar el Premio Nobel. Nunca se demostró que eso fuera cierto.
Hubo una noticia al respecto que apareció en la prensa inglesa a partir de un teletipo. Y lo cierto es que es el único caso en que se haya publicado de antemano que la Academia Sueca está planteándose dar un Premio Nobel a alguien.
No se sabe muy bien lo que pasó. Según la leyenda unos dicen que fue Edison que no quería compartir su Premio Nobel con Tesla ―incluso los mal malpensados decían que a Edison tampoco le importaba mucho perder la parte que le correspondía del premio, pero que así fastidiaba más a Tesla dejándole sin ese dinero cuando en ese momento ya estaba pasando necesidades― y otros dicen que fue Tesla el que no quiso compartirlo. Lo cierto es que apareció publicado y no es sólo un rumor, pero resulta realmente difícil imaginar esa escena de los dos recogiendo el premio.
También hay que decir que uno de los mayores reconocimientos que Tesla recibió en vida fue la Medalla Edison ―medalla que entregaba la asociación Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) de Estados Unidos―, y esa medalla sólo se podía conceder en vida de Edison con la aprobación del propio Edison, por tanto cuando Nikola Tesla la recibió Edison aun estaba vivo. Por lo menos en ese caso sí que hubo un reconocimiento aunque tardío. Edison no fue a la entrega, por supuesto.
Nikola Tesla y la mujer
El inventor Nikola Tesla es un personaje recurrente del mundo internáutico. Su rostro aparece en frases que jamás dijo, de igual modo que le sucede a Albert Einstein.
Tesla hizo grandes innovaciones que tuvieron que ver con tecnologías, como la transmisión inalámbrica de datos y la energía. Pero también se dio cuenta de que los cambios tecnológicos traían consigo cambios sociales. Esto que hoy en día parece una obviedad en tiempos de Nikola Tesla no era así.
Uno de los asuntos de los que se ocupó Tesla fue el papel de la mujer en la sociedad tecnológica. El 30 de junio de 1926, cuando tenía 68 años, fue entrevistado por un periodista. La charla terminó siendo una valoración de cómo la mujer iba a avanzar hacia un papel predominante en la sociedad gracias a la tecnología. De hecho la entrevista fue titulada ‘Cuando la mujer es el jefe‘.
Tesla aseguraba: “esta lucha de la mujer hacia la igualdad de sexos terminará en un nuevo orden social con la mujer como ente superior. La mujer moderna que muestra de una manera superficial los avances de su género es sólo un síntoma leve de algo mucho más profundo y más potente que está fermentando en el interior de las mujeres”. Esto decía Nikola Tesla en 1926.
Proseguía Tesla diciendo que “no es en la imitación superficial y física del hombre donde las mujeres harán valer su igualdad y más tarde su superioridad, sino en el nacimiento del intelecto de la mujer.” En este momento hay que decir que seguramente Tesla pensaba en las mujeres llamadas flappers, que en los años 20 usaban faldas cortas, fumaban, llevaban el pelo muy corto, les gustaba el jazz y conducían a grandes velocidades. Después, Tesla decía que “durante generaciones hemos aceptado la subordinación de la mujer, y ahora sabemos que está igual de capacitada que el hombre. El prototipo medio de mujer estará mucho más educada que el hombre estándar, y habrá zonas de su cerebro que despertarán de manera aumentada tras siglos de haber estado en reposo.” Aquí vemos que ni el mismísimo Tesla estaba exento de ciertas ideas falsas sobre el cerebro. Es muy difícil sustraerse a ciertos prejuicios de la época en que uno vive.
Concluía Tesla diciendo que la mujer haría toda una usurpación del liderazgo, lo cual terminaría con las sensibilidades del feminismo y ahogaría su instinto maternal. Tesla en 1926 vio una contradicción entre la emancipación de la mujer y la maternidad.
¿Por qué murió solo en la habitación de un hotel en medio de la pobreza?
Una persona que llegó a la cima de ese poder intelectual, y con todas esas patentes y esos inventos desarrollados… El por qué acabó como acabó es una pregunta con respuesta múltiple. Hay mucho conspiranoico al que le gusta resumirlo en que hubo una gran conspiración porque Tesla defendió un sistema inalámbrico de transmisión de electricidad sin cable, que él defendía que iba a ser prácticamente gratuito o de bajo coste para todo el mundo.
Lo cierto es que ese triste fin de Tesla se debió a varias razones. Una desde luego su poca vista empresarial, pero también tuvo otras equivocaciones a lo largo de su vida con lo cual no dejó una gran empresa que se ocupara de mantener su legado o de continuarlo. No dejó discípulos, se enemistó con todo el mundo académico con lo cual su nombre desapareció de todos los manuales y de todos los libros de historia. Los nuevos ingenieros salían de las escuelas sin tener ni idea de quién era Tesla aunque hubiesen aprendido sus sistemas.
No dejó descendencia, por lo que tampoco dejó herederos que se ocuparan de mantener su nombre. Y su propia personalidad y sus ideas a veces un tanto esotéricas o excéntricas, o sus afirmaciones de que había contactado con los marcianos, o sus afirmaciones de que había hecho inventos estupendos pero que luego nunca llegaba a demostrar, acabaron convirtiéndolo un poco en una caricatura de lo que era y haciendo olvidar lo que de por sí es importante y que le tendría que merecer un lugar en la historia de la ciencia. Nikola Tesla debería como mínimo ser tan conocido como Edison. Son por tanto una suma de razones las que le llevaron a acabar como acabó.
Documentales interesantes sobre Nikola Tesla
Nikola Tesla: la utopía eléctrica
Dice el refrán que unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Esto ocurre en muchos ámbitos de la vida. Incluso en el mundo de la ciencia donde el esfuerzo, el mérito y el talento no siempre son debidamente compensados.
Nuestro modo de vida actual se haya sustentado en la electricidad y en la comunicación. Si pensamos en los padres de estas tecnologías inmediatamente nos vendrá a la cabeza los nombres de Edison o Marconi. A muchos en cambio no les resultará conocido el nombre de Tesla.
La Fundación Telefónica, en su sede de Madrid, celebró la exposición ‘Nikola Tesla. Suyo es el futuro‘. Una gran muestra cuyo objetivo era dar a conocer al gran público la figura y la obra de este enorme científico de finales del siglo XIX y principios del XX.
Miguel Angel Delgado, comisario de la exposición: “es uno de los inventores más importantes de los últimos ciento cincuenta años. A él le debemos todo el sistema de generación y distribución de la corriente eléctrica, que es lo que permite que utilicemos todos los aparatos eléctricos que usamos a diario.”
María Santoyo, comisaria de la exposición: “simplemente por considerarse un visionario y alguien que postuló sobre cuestiones como energía libre, comunicación global o ecología cuando todavía no existía ese término, evidentemente se convierte en alguien muy atractivo para la actualidad.”
El mundo en el que vivimos hoy en día sería inimaginable sin los inventos de Nikola Tesla, y sin embargo muchos aun no saben siquiera quien es. Tesla no consiguió en vida el reconocimiento merecido a su ingente labor, en parte por su insólita personalidad y en parte por el ostracismo y la relegación a los que fue sometido por sus competidores científicos y por los turbios intereses de las grandes compañías tecnológicas del momento.
Tesla fue el paradigma de científico loco y visionario, muy adelantado a su tiempo, que vivió enfrascado con pasión en sus investigaciones, ajeno a la comercialización y amortización de su talento. Alcanzó cierta notoriedad en su época de esplendor, pero tras su muerte su rastro se fue perdiendo en el olvido.
Miguel Angel Delgado: “era una persona con una ingente curiosidad que estaba constantemente probando con nuevos campos y con nuevas tecnologías, y muchas veces tenía en su contra que no terminaba por concretar ninguna. Sí que esa dispersión y esa visión global ―más que concretarse en inventos concretos que se pudieran comercializar él pensaba a un nivel global de transformar el mundo― evidentemente fueron un problema para su triunfo económico y empresarial.”
María Santoyo: “en la última etapa de su vida él mismo escribía a la prensa notas algo excéntricas. Fue siendo víctima de cierta excentricidad que hizo que la gente le tomara poco en serio y acabó siendo una caricatura de sí mismo, como el paradigma del genio loco sumido en el olvido.”
Curiosamente en los últimos tiempos su figura ha empezado a ser reivindicada hasta convertirse en un auténtico fenómeno de culto en las redes sociales. Tesla es un personaje a mitad de camino entre lo real y lo imaginario que ha adquirido tintes míticos.
María Santoyo: “ha habido dos procesos de recuperación de la figura de Tesla. Uno que pasó más desapercibido porque fue en la escena underground de los años 60. Desde Estados Unidos se quiso encontrar una figura que fuera la némesis de Edison, por encontrar una figura antitética de la historia que se les había impuesto. La juventud estadounidense en esa época que no estaba conforme con el sistema encontró en Tesla un ejemplo de la historia oculta, de la historia que se les había negado y de la historia verdadera, y de alguna manera lo alzó como un antihéroe. Pero ese proceso de recuperación se ha acrecentado y se ha exacerbado muchísimo sobre todo en la última década gracias a Internet. Tesla es un fenómeno en Internet. La difusión de sus trabajos y su figura planea por la red, hay cientos de miles de resultados en Google, y prácticamente es a partir de ahí donde hemos construido el proyecto de esta exposición.”
Actualmente la efigie de Nikola Tesla es masivamente reproducida a modo de desagravio en camisetas, muros de grafitis, videojuegos y miles de páginas web. Tesla se ha convertido en un ídolo para muchos amantes de la tecnología y la comunicación. Su figura y su leyenda son hoy reivindicadas con fanatismo por muchos de los llamados friquis de las nuevas tecnologías. Lo que en su día era considerado ciencia ficción cuando él lo vaticinó, hoy ya está probado y puesto en práctica. El tiempo ha dado la razón a Tesla, pero por desgracia lo ha hecho medio siglo después de su muerte.
Miguel Angel Delgado: “es muy curioso porque Tesla vive un caso con muy pocos equivalentes en el mundo de los inventores, de los científicos y de los tecnólogos. Porque ahora mismo está cada vez más vivo en la red, cada vez más gente le toma de ejemplo, escriben sobre él, hay una gran cantidad de creadores de todos los ámbitos que le utilizan de inspiración.”
María Santoyo: “se le considera un héroe antisistema. De alguna manera si uno bucea en la red se da cuenta de que la reivindicación de Tesla va mucho más allá de Tesla, va mucho más allá de sus aportaciones o de la realidad de su biografía o de sus trabajos científicos. Es una especie de contenedor donde la reivindicación de lo alternativo, de una serie de cuestiones que ahora están de moda y que Tesla sin duda tocó como pueden ser las energías limpias o la transmisión inalámbrica de energía gratuita, hay toda una serie de corrientes muy afincadas en Internet que han tomado a Nikola Tesla como su bandera considerándolo un pionero.”
Tesla nació en 1856 en el seno de una familia serbia, y murió en Nueva York en 1944. Pronto destacó por sus aptitudes. Tesla tenía una memoria portentosa, y una capacidad casi sobrenatural para poder imaginar con precisión milimétrica cualquier aparato o artilugio en su cabeza sin necesidad de describirlo por escrito o dibujarlo. Ello se debía a una extraña enfermedad, parecida a la sinestesia, que padeció en su infancia.
A los veintiséis años viaja a París para trabajar como ingeniero en la filial europea de la compañía de Thomas Alva Edison. En esta época concibe algunos de sus primeros grandes inventos como el motor de inducción o los campos magnéticos rotativos. Dos años más tarde, en 1884, se traslada definitivamente a Estados Unidos y entra a trabajar para Edison en su compañía: Edison Machine Works. Allí se dedica a desarrollar y a perfeccionar al extremo los generadores de corriente continua diseñados por Edison. Incluso Tesla brindó a Edison ciertas patentes relacionadas con el invento que luego Edison registraba como propias.
Miguel Angel Delgado: “Tesla viajó a Estados Unidos con el deseo de trabajar para Edison porque era su ídolo. Y él estaba convencido de que cuando Edison oyese hablar de su sistema de corriente alterna quedaría tan maravillado que le apoyaría desde el primer momento. Pero no fue así, porque Edison se había comprometido en su propio sistema que funcionaba mediante corriente continua.”
Tesla abandona la compañía de Edison en 1888 y crea la suya propia: Tesla Electric Light & Manufacturing. A partir de ese momento Tesla y Edison vivieron totalmente enfrentados, tanto en lo científico como en lo personal, estableciéndose una soterrada pugna entre ellos: la llamada guerra de las corrientes.
Edison defendía la supremacía de la corriente continua como sistema de producción y consumo masivos de la electricidad, mientras que Nikola Tesla abogaba por la idoneidad de la corriente alterna.
Miguel Angel Delgado: “el problema es que luego, cuando George Westinghouse empezó a apoyar el sistema de Tesla, Edison empezó una campaña sucia de la prensa para desprestigiar el sistema de Tesla, para transmitir la idea de que la electricidad de Tesla era peligrosa. Fue una relación que pasó del entusiasmo y la devoción de Tesla a una rivalidad como pocas veces se ha visto en la historia reciente de la tecnología.”
Al principio la batalla fue ganada por el todopoderoso Edison, pero a la postre el tiempo terminó dando la razón a Tesla y la corriente alterna acabó por implantarse en todo el mundo como sistema eléctrico definitivo.
Finalmente la empresa de Tesla no triunfó por falta de financiación, y Tesla pasó a trabajar para la compañía Westinghouse. En esa época Nikola Tesla trabaja en los sistemas polifásicos de corriente alterna y elabora los principios de su más famoso invento, la bobina de Tesla, que sería la base para la transmisión inalámbrica de la corriente eléctrica.
En 1891, a los treinta y cinco años, monta en Nueva York su propio estudio de ingeniería y posteriormente traslada su laboratorio a Colorado Springs, donde desarrollaría sus grandes inventos posteriores. Entre ellos destaca la construcción del primer radiotransmisor.
En 1893 Nikola Tesla presenta un artilugio capaz de transmitir energía electromagnética sin cables. Y en 1897 registra la patente del mismo, tres años antes de que Marconi registrara la patente de su supuesto invento: la radio. La relación de Tesla con Marconi también fue tormentosa, ambos se atribuían la paternidad del invento. Se estableció entre ambos una guerra de patentes para dilucidar quien era el inventor oficial de la radio.
Miguel Angel Delgado: “Marconi fue más listo que Tesla en el sentido de que lejos de buscar un sistema global como buscaba Tesla él se concentró en un objetivo concreto que era transmitir el morse de manera inalámbrica, con lo cual no se complicó tanto la vida como Tesla.”
La disputa fue ganada inicialmente por Marconi, quien ha quedado en la imaginería popular como el inventor de la radio. Pero en 1943, casi medio siglo después de su invención, la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que la patente de Tesla fuera considerada como el auténtico invento de la radio. Poco pudo disfrutar Nikola Tesla este tardío éxito judicial pues fallecería el año siguiente, en 1944.
Dado que no solía hacer planos ni anotaciones exhaustivas de sus inventos sino que lo guardaba todo en su cabeza, al morir Tesla se perdió la mayor parte de su sabiduría. No obstante el Gobierno de Estados Unidos ordenó requisar todos los materiales, cajas y cuadernos de notas que pudieran contener anotaciones o referencias a sus inventos elaborando el llamado Informe Tesla. Este enigmático acontecimiento no ha hecho sino aumentar su leyenda, y ha alimentado diversas teorías conspiratorias según las cuales la mano negra que mueve el mundo había ordenado borrar la figura y obra de Tesla porque podría subvertir el orden económico mundial establecido. Cierta o no, esta conjetura es creída a pie juntillas por muchos de los fans de Tesla que lo veneran como a una especie de héroe antisistema.
Nikola Tesla no sólo tuvo enfrentamientos con sus competidores científicos sino que gozó de la hostilidad de las grandes compañías con intereses tecnológicos, que veían como alguno de los inventos de Tesla podían poner en peligro su incipiente y gigantesco negocio. Este es el caso de uno de sus proyectos más ambiciosos, su empeño en encontrar un sistema que permitiera la transmisión a cualquier lugar del globo terráqueo de la electricidad por el aire sin utilizar cable alguno. Aunque el proyecto tenía algo de quimera, la sola posibilidad de que pudiera materializarse inquietaba a ciertas compañías americanas que habían comprado derechos de explotación de los yacimientos de cobre con vistas a instalar ingentes cantidades de cableado eléctrico por todo el mundo.
La civilización moderna le debe mucho a Nikola Tesla. Sus incontables invenciones están presentes de forma expresa o implícita en la inmensa mayoría de los aparatos y dispositivos tecnológicos actuales. La tecnología ha avanzado a pasos de gigante gracias a sus investigaciones. Pero cabría preguntarse qué habría ocurrido si Tesla hubiera podido poner en práctica algunos de sus más osados y utópicos proyectos.
Miguel Angel Delgado: “si se hubiesen seguido las ideas de Tesla y estas se hubiesen revelado como posibles de llevar a cabo, porque es algo que ni siquiera el propio Tesla tuvo oportunidad de demostrar, tendríamos un mundo muy diferente. Un mundo sin dependencia de los combustibles fósiles, en el que los aparatos no necesitarían ser enchufados con lo cual funcionarían de manera inalámbrica ―tomando la electricidad del ambiente―, y eso repercutiría en un mundo con mucha menos contaminación, con un acceso a la energía mucho más barato y democrático y desde luego un mundo que tendría unas prioridades bastante distintas.”
Nikola Tesla trabajó durante años en el campo de la electricidad atmosférica, aprovechando la conductividad de la ionosfera terrestre y la resonancia eléctrica. El proyecto era tremendamente difícil, pero en teoría no imposible. La idea era conseguir la transmisión intercontinental de electricidad por el éter mediante dos grandes torres de emisión y recepción eléctricas situadas a ambos lados del Atlántico. Sólo se llegó a construir una de las torres, la Wardenclyffe Tower.
María Santoyo: “su gran sueño incumplido, que además tiene un símbolo que prevalece en el imaginario colectivo relacionado con Tesla, es Wardenclyffe. Esa gran torre que construyó en su laboratorio de Long Island, una torre con forma de seta y que iba a ser la primera de una red global de transmisión inalámbrica de energía. Además para Tesla, aunque para él la electricidad era su medio y su obsesión, era un paso intermedio para conseguir un gran sueño que era transmitir no sólo energía (electricidad) sino también información, comunicación entre todos los habitantes del planeta. De alguna forma sus escritos anticipan incluso Internet, la red.”
En 1890 Nikola Tesla ya entrevió la posibilidad de que más pronto o más tarde el planeta se quedaría sin combustibles fósiles, y que la humanidad tendría que estar preparada para esa eventualidad buscando fuentes de energías renovables.
Miguel Angel Delgado: “llegaba a advertir de que no se podía agotar el carbón existente porque estábamos hipotecando a las generaciones posteriores. Y es más, llegó a postular que era necesario encontrar formas de generación de energía que no consumieran materia. Él llega a hablar expresamente de la energía solar, la energía eólica y la fuerza de las mareas, algo totalmente insólito en esa época.”
Su personalidad excéntrica, así como la aparente inverosimilitud de muchas de sus propuestas, hicieron que no fuera tomado demasiado en serio por la corporación científica de la época que le consideraba una especie de científico loco que postulaba por majaderías poco o nada factibles.
Tesla nunca quiso someterse al escrutinio o aprobación de la comunidad académica ni de las revistas científicas. Él valoraba que sus inventos sirvieran para el provecho y disfrute de la humanidad más que cualquier premio o recompensa económica.
Miguel Angel Delgado: “Tesla no le hacía ascos a ganar dinero, lo que pasa es que a diferencia de por ejemplo Edison que pensaba siempre en inventos concretos que fueran comercializables y con lo cual pudieran ser rentables, Tesla pensaba en ideas más generales. Nikola Tesla hablaba de revolucionar y cambiar el mundo.”
María Santoyo: “no buscaba la fama a través del dinero, pero sí que buscaba la gloria. Tesla buscaba una gloria más a la antigua usanza, un reconocimiento de su trayecto y un reconocimiento de su trabajo. Él mismo fue el primer sorprendido al ver que esa gloria no terminaba de llegar y que incluso en un momento dado tenía detractores o que otros se llevaban la fama a su costa.”
De hecho murió pobre y olvidado en la habitación de un triste hotel, sin vislumbrar ni de lejos el reconocimiento debido a su ingente obra. Hasta dos décadas después de muerto no fue reconocido oficialmente su mérito, y en su honor se denominó como tesla (símbolo T) la unidad de medida del campo magnético.
Tesla tuvo un pensamiento planetario, inusual en la época, que contenía a toda la humanidad en su conjunto y no a las naciones o países enfrascados en conflictos nacionalistas o de clase. Tesla defendía que los inventos y avances científicos deberían servir fundamentalmente para desarrollo y disfrute de la humanidad y no sólo para enriquecer a los inventores o a las compañías que los desarrollaban.
Miguel Angel Delgado: “Cuando todo el mundo estaba empezando a electrificarse con su sistema, Tesla ya estaba pensando en otro de transmisión inalámbrica que dejaría anticuado a ese. Cuando todavía no había empezado una revolución ya se estaba planteando la siguiente. Hoy, leyendo sus escritos, cuando habla de un mundo basado en la tecnología inalámbrica de transmisión de la electricidad, nos damos cuenta de que en realidad estaba hablando de cosas que todavía en muchos casos pasaría un siglo. Sí que se adelantó mucho a su tiempo.”
Pese a que su figura ha sido finalmente elevada a la categoría de mito, Nikola Tesla, como la mayoría de los grandes creadores, es un personaje con luces y sombras.
María Santoyo: “la mayor virtud de Tesla fue posiblemente no poner límites a su propia capacidad. Ni siquiera el contexto de la época que le tocó vivir fue un límite para lo que él soñó, no empezó a soñar a partir de lo que había sino a partir de lo que su mente era capaz de realizar. Nikola Tesla fue también víctima de un ego importante, él trabajaba solo y pensaba que todo el mundo estaba pendiente de sus avances. No tenía ayudantes, no creó escuela ni tenía discípulos, no hizo una labor de comunicación adaptada a los tiempos que le tocó vivir y al tejido industrial que le tocó vivir. Y esa soledad pasó de ser romántica a ser simplemente un vacío ante los demás.”
Nikola Tesla. El hombre que iluminó el mundo
El progreso y la evolución del hombre dependen esencialmente de su ingenio. El producto más importante del espíritu creador es la invención. Su objetivo final es el dominio total del espíritu sobre la Naturaleza y la utilización de sus energías para el bien de la humanidad. Esta es la filosofía de Nikola Tesla. Una persona excepcional y solitaria, un genio de la ciencia, un inventor con una mente privilegiada muy adelantada a su tiempo que vivió siempre entre destellos de luz.
El siglo XXI más que nunca reclama a gritos la puesta en práctica de los delirios e ideas de Tesla, la utopía de un genio: una sociedad comunicada y desarrollada con un sistema sostenible, aprovechando los recursos naturales de nuestra propia Tierra.
Nikolina Zidek (Agregada cultural Embajada de Croacia): “Tesla siempre observaba la Naturaleza desde que era pequeño, y de ahí intentaba aprovechar los recursos naturales. Él hablaba mucho del recurso del agua, y decía que el agua era suficiente para producir la energía para todo el mundo. Nikola Tesla estaba en contra de la energía nuclear, decía que no necesitábamos la energía nuclear sino que de la propia Naturaleza podíamos sacar todo lo que necesitaba el mundo. Por eso Tesla estaba realmente siempre intentando ir en la línea de la Naturaleza sin tener que utilizar unos procedimientos agresivos contra la propia Naturaleza.”
Tesla nació la medianoche del 9 al 10 de julio de 1856 y, como si ya se presagiase lo que iba a marcar su vida, los truenos y relámpagos rompían el silencio de Smiljan. Su pueblo natal, frío, pequeño y de calles angostas estaba situado en la provincia montañosa de Lika, en Croacia, cuando todavía formaba parte del imperio austrohúngaro.
Su padre era un sacerdote serboortodoxo e impulsaba a su hijo a la vocación religiosa. Pero el niño Tesla se sintió más atraído por el instinto creador de su madre, y ya soñaba e imaginaba inventos inspirados en la propia Naturaleza: en las montañas, en las tormentas, en el agua.
Nikolina Zidek: “él hizo un intento anterior en Croacia, en las cataratas del Krka, antes de la central de las cataratas del Niágara. Nikola Tesla decía que cuando era un niño, cuarenta años antes de hacer la central de las cataratas del Niágara, él ya soñaba y le dijo a su padre que un día se iría a las cataratas del Niágara y que ahí iba a mover el agua para que el agua produjese energía. Estudió como aprovechar la energía del agua y lo puso en práctica en las cataratas del Niágara. Cuando Tesla pensaba en sus inventos no lo plasmaba sobre el papel, él lo pensaba y lo concebía todo en su cabeza.”
En 1880 Tesla se va a Praga, y pese a que no llega a matricularse en la universidad asiste a clases asiduamente y frecuenta la biblioteca donde sigue las novedades de la electrotécnica. Un año más tarde se marcha a Hungría a trabajar en la oficina central de telégrafos como dibujante técnico. Paseando por un parque en Budapest Tesla descubre el principio del campo magnético giratorio.
Juan Peire (Catedrático Ingeniería Eléctrica, Electrónica y de Control UNED): “la aportación fundamental de Nikola Tesla al mundo de la ingeniería, y por eso se le considera el padre de los ingenieros eléctricos, es el descubrimiento del campo magnético giratorio. Eso no es un descubrimiento banal y es bastante difícil de poder explicar simplemente con las palabras. Básicamente consiste en alimentar tres bobinas desfasadas físicamente 120 grados con una corriente trifásica también desfasada eléctricamente 120 grados. De esa manera sale un campo magnético giratorio que a la postre es el causante del funcionamiento de los motores eléctricos, del funcionamiento de los generadores eléctricos, etc. A partir de ahí Tesla desarrolla todo un conjunto de inventos y de patentes de corriente alterna, de transformadores, de bobinas, etc., y se puede decir que toda la industria eléctrica a nivel mundial va utilizando los patrones que establece Nikola Tesla.”
En otoño de 1882 Tesla empieza a trabajar en la Edison Continental Company, en París, como detector de fallos en las centrales eléctricas. En 1883 se traslada a Estrasburgo donde elabora el primer motor de inducción eléctrico. El gerente de Continental Edison, Charles Batchelor, queda totalmente impresionado por el genio de Tesla y le escribe una carta de recomendación para uno de los científicos más reconocidos del momento, Thomas Alva Edison.
Dicha carta decía: “Querido Edison, conozco a dos grandes hombres y usted es uno de ellos, el otro es este joven.”
Juan Peire: “Empieza una época muy fructífera trabajando los dos juntos, sin embargo al poco tiempo empiezan las peleas entre los dos genios y empiezan a separarse sus vidas profesionales. En ese momento llega George Westinghouse, el cual brinda a Nikola Tesla apoyo económico para poder desarrollar todas sus patentes. Una de las mayores diferencias que hay entre Edison y Tesla posiblemente sea el profundo conocimiento matemático que tenía Tesla, lo cual le hace ya vaticinar que los sistemas de distribución de corriente tenían que ser polifásicos y en alterna frente a la corriente continua que propugnaba Edison. Esta pelea no se quedo en el mundo científico sino que llegó a la calle. Prácticamente todas las patentes que tenía Edison eran de corriente continua exceptuando una, y decide patentar una silla eléctrica utilizando corriente alterna para demostrar que la corriente alterna podía matar. Se dedica incluso a matar y a ejecutar a perros y a gatos en la calle para demostrar los peligros que tenía la corriente alterna.”
Nada más lejos de la realidad. La corriente alterna que defendía Tesla suponía un progreso sin precedentes, un paso gigante para el desarrollo de la humanidad. Tenía muchas más aplicaciones prácticas en la vida cotidiana y en el consumo industrial que la corriente continua defendida por Edison. Tesla conseguía iluminar una ciudad entera con un solo generador alejado y de bajo consumo energético, mientras Edison sólo un barrio con un consumo de energía mucho mayor y más agresivo para el medio ambiente
Nikolina Zidek: “a Tesla lo único que le importaba era la ciencia y sus resultados, él no buscaba la gloria sino que buscaba la aplicación de sus inventos en la vida cotidiana.”
Sin Tesla no tendríamos corriente alterna, radio, televisión, rayos x, motores de inducción. No podríamos enchufar el ordenador, la batidora, la nevera, no habría luz.
Juan Peire: “En la corriente continua la tensión se mantiene a lo largo del tiempo siempre constante, lo que sería algo más parecido a una pila o a una dinamo. Sin embargo la corriente alterna varía a lo largo del tiempo entre un valor máximo y un valor mínimo. La propiedad más importante de esta corriente es que se pueden subir los niveles de tensión de una manera muy sencilla y con un alto rendimiento, con lo cual se eleva la tensión y se puede distribuir con pocas pérdidas, y luego ya se baja de tensión para el consumo industrial y doméstico.”
En 1885 Nikola Tesla, decepcionado por su conflicto con Edison, decidió fundar su propia compañía, Tesla Electric Light and Manufacturing Company, y registra algunas patentes. Pero llegan años de crisis. Las ideas continúan, el dinero para sus inventos vuelve a escasear. George Westinghouse contrata a Tesla y financia sus investigaciones. El inventor, feliz, se encerró en su laboratorio a experimentar con el desarrollo de la corriente alterna a larga distancia. Pero una vez más le engañaron, Tesla vendió sus patentes a Westinghouse y perdió los royalties de las mismas.
Nikolina Zidek: “Yo a Nikola Tesla lo compararía con Vincent van Gogh. Un pintor genial que también murió pobre y que para sobrevivir tenía que vender algunas de sus pinturas, sin obtener el dinero que correspondía a la calidad y el valor que tenían las obras. Es lo mismo que hacía Tesla para sobrevivir, tenía que sacrificar un invento por el bien de otro más grande, tenía que vender algunos de sus inventos.”
Su mente prolífera e incansable nunca dejaba de inventar, Tesla ideaba todos sus proyectos en la mente. Veía cómo funcionaban los nuevos dispositivos que imaginaba y mentalmente los corregía si era necesario. El mismo decía: “cuando se me ocurre una idea enseguida empiezo a construirla en mi imaginación. Cambio la construcción, la perfecciono y la pongo en movimiento ya en mis pensamientos. Me es completamente irrelevante si pongo la turbina en mis pensamientos o hago pruebas de laboratorio, de esta manera puedo desarrollar y perfeccionar una idea rápidamente sin tocar nada.” Finalmente realizaba el dispositivo que prácticamente funcionaba desde el primer intento sin problema alguno.
La idea de Tesla era construir una torre antena para el sistema mundial de comunicación inalámbrica de Long Island. El millonario J.P.Morgan, que en un principio iba a financiar este proyecto, finalmente renuncia a ello y Tesla ve truncado uno de sus sueños más anhelados: la transmisión inalámbrica de energía para todo el mundo.
Se empieza a centrar en los descubrimientos relacionados con la ingeniería mecánica. Hace esbozos y cálculos para el aeromóvil, y la turbina de vapor y de gas, el pararrayos, el motor eléctrico. Pero su gran proyecto, la torre de Long Island, queda abandonada y Tesla en quiebra económica y emocional.
La Primera Guerra Mundial ha empezado sin piedad. Aviones, ruido, bombas, metralla. La ciencia acompaña a la contienda y la idea de progreso de la humanidad empieza a ser lamentablemente cuestionada.
Nikolina Zidek: “Tesla decía que cuando el mundo lograse los inventos de la transmisión de información en un tiempo real, que cuando el mundo llegase a tener toda la energía que necesitara, en ese momento se iban a acabar las guerras. Lo que Tesla no suponía es que las guerras se iban a desarrollar alrededor de las mismas fuentes de energía. Tesla creía que la humanidad iba a usar los recursos naturales para producir energía por el bien de todos, no suponía que a pesar de que terminó la Segunda Guerra Mundial la humanidad no aprendería la lección de que no vale la pena hacer la guerra por nada. Tesla pensaba que la humanidad, después de haber aprendido la lección tras la Primera Guerra Mundial que él vivió, no iba a hacer más guerras porque no valían la pena y que lo que valía la pena era la ciencia que aportase cosas buenas a la humanidad y que ya siempre íbamos a vivir en paz. Fue una gran equivocación de Nikola Tesla.”
Tesla fue un genio que en sus últimos años fue tomado por loco, porque en el fondo era un idealista y creía en la ciencia y en el progreso. Él pensaba que la humanidad debe construir sus esperanzas para el futuro sobre ella. La distancia, obstáculo principal al desarrollo humano, será completamente eliminada en el pensamiento, la palabra y la actuación. La humanidad se unirá, las guerras se impedirán. Gobernará la PAZ.
Juan Peire: “En sus delirios de desarrollar aparatos eléctricos, y utilizando su famosa bobina Tesla, diseñó un sistema que él garantizaba que a cuatrocientos kilómetros de distancia podía derrumbar cuatrocientos aviones. De esa manera él lo que pretendía era algo así como tener un escudo protector, similar a lo que ahora se está poniendo de los escudos antimisiles en Estados Unidos, para poder conseguir frenar la invasión de aviones contra un país. Ese invento no llegó a ver la luz, sin embargo posteriormente los soviéticos estuvieron investigando con ello y no se sabe todavía los desarrollos a que han podido llegar utilizando esas bobinas Tesla.”
La bobina de Tesla es un transformador de aire con bobinas primarias y secundarias que se ajustan para resonar. Se trata de un transformador de aumento que convierte la corriente alta de voltaje bajo en corriente de voltaje alto en altas frecuencias, es decir, el mismo mecanismo que cuando enciendes la luz fluorescente en la cocina que hace un ruido como de chispa.
Nikola Tesla, tal y como lo describe Paul Auster en su novela ‘El palacio de la luna‘, era un hombre alto, elegante, refinado, parecía que hiciese magia haciendo girar pequeños huevos de metal en una mesa y lanzando chispas por las puntas de sus dedos.
Nikolina Zidek: “También es importante que de los 800 inventos de Tesla que él registró como sus patentes, hay una gran cantidad que todavía no se lograron poner en práctica. Por lo tanto todavía estamos esperando a que todos los inventos de Tesla que estaban tan avanzados se pongan en práctica y que realmente veamos la grandeza que tenía Tesla como inventor y que era un genio muy avanzado a su tiempo y a nuestro propio tiempo.”
Tesla es el precursor de todas las transmisiones inalámbricas. Es decir, transmisión de información en un tiempo real pero en un espacio no real como puede ser el caso de Internet, de la telefonía móvil, de los radares. Hoy en día lo que sí hemos conseguido basado en los inventos e ideas de Nikola Tesla es la conexión inalámbrica de telecomunicaciones. Lo que no hemos desarrollado todavía es la transmisión inalámbrica de energía a larga distancia. Ese fue uno de los grandes sueños de Tesla, y en su momento lo entendieron como ciencia ficción.
Tesla murió solo, en un hotel de Nueva York, quizá recordado por las palomas que él mismo alimentaba en sus últimos años. Hoy, en el siglo XXI, quizá se consiga desarrollar totalmente esa idea utópica de una sociedad que utilice energía sin cables, una energía gratuita y renovable para todo el planeta.
Nikolina Zidek: “Lo que también es curioso es el hecho de que hoy en día, en el siglo XXI, existe otro científico croata que se llama Marin Soljacic que también está trabajando en Estados Unidos, en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, que logró poner en práctica pero sólo una parte del sueño de Tesla que es la transmisión inalámbrica de energía. Logró hacerlo a pocas distancias en base a intentar enchufar un teléfono móvil sin tener que levantarse de la cama, digamos que los grandes inventos siempre se producen por la pereza del hombre.”
Que el futuro demuestre la verdad y evalúe a cada uno de nosotros según sus trabajos y sus logros. Un genio, Nikola Tesla, con una única pasión: el progreso de la ciencia y de la humanidad: “Pienso que ningún revuelo pueda hacer temblar el corazón humano y pueda parecerse al que siente el inventor al ver que algo concebido por el mismo, en su mente, se está transformando en un éxito. Sentimientos así hacen que el hombre se olvide de comer, de dormir, de sus amigos, de sus amores, de todo.”
Libros sobre Nikola Tesla
‘Nikola Tesla, el genio al que le robaron la luz’
Un relato completo de la vida y la obra de Tesla en el entorno de la revolución industrial. Hoy pocos recuerdan a Nikola Tesla, pero gracias a él se enciende la bombilla del techo cuando pulsamos un interruptor. Fue el descubridor del campo magnético rotatorio, la base de la corriente alterna que hoy ilumina el mundo; pero también el padre de tecnologías visionarias en su época como la robótica, la informática o las armas teledirigidas. Nikola Tesla es el paradigma del inventor genial, la mente creativa sin perspicacia para los negocios, y su vida es la historia de un fogonazo de luz que iluminó a todos los que lo rodearon, para apagarse de forma triste… y resurgir hoy, con el homenaje y el recuerdo de los científicos modernos que reconocen a Tesla como “el padre de la tecnología moderna”.
‘Yo y la energía’
Nikola Tesla ha pasado a la historia como el inventor de la corriente alterna, el perdedor de la “guerra de las corrientes” contra Edison, el paradigma del genio incomprendido al que la historia hace justicia siglos después. Hoy disfruta de una segunda juventud, con el interés de las generaciones más jóvenes y con la actualidad de muchas de sus teorías visionarias sobre la comunicación inalámbrica y el uso responsable de la energía. Este volumen recoge dos de sus textos más importantes, de los muchos que publicó durante su vida en las revistas científicas de su tiempo. Gracias a ellos, “oímos” la voz en primera persona de un genio, un hombre que se sobrepuso siempre a una vida de incomprensiones y fracasos con el convencimiento de que el futuro era suyo.
‘Firmado: Nikola Tesla. Escritos y cartas, 1890-1943’
Una selección de cartas y artículos, algunos de ellos inéditos, escritos por el propio Tesla, que nos ofrecen una mirada más personal sobre el personaje. Esta edición cuenta con una cronología completa año por año de la vida del gran genio, y un quién es quién de los personajes contemporáneos a Tesla: pequeñas biografías de los empresarios, amigos y conocidos que se cruzaron en la vida del inventor: Mark Twain, J.P. Morgan, Westinghouse, Edison, etc. Como curiosidad para los más teslianos, en el libro se incluye la última nota escrita por Tesla que se encontró en su mesilla tras su muerte.
‘Tesla y la conspiración de la luz’
En las últimas décadas Nikola Tesla se ha convertido en un icono de la cultura popular, presente en videojuegos, cómics, literatura, películas, canciones, series y miles de páginas web. Introducir su nombre en el buscador Google puede llegar a arrojar cinco millones de resultados. Y deambular por ellos es asistir a un cruce de referencias en el que realidad y ficción terminan confundiéndose.
La acción de la novela arranca en un Nueva York ucrónico, el domingo 17 de octubre de 1931. Las ideas de Nikola Tesla, el científico visionario, se han llevado a término: las posibilidades de transmisión inalámbrica de la electricidad han posibilitado todo un mundo nuevo en el que la contaminación no existe, la energía es libre y al alcance de todos, y se ha dado un salto enorme en la evolución tecnológica, gracias a un sistema de torres (la Red Mundial) capaz de abastecer cada vez una mayor extensión del planeta.
Edgar, que es un joven de diecinueve años que aspira a ser un piloto de las grandes líneas transatlánticas (los «oceánicos»), descubrirá de esta manera que hay una gran mentira que ha sido mantenida durante todo este tiempo: que Thomas A. Edison no es el verdadero padre de la tecnología que ha posibilitado este gran desarrollo, y que su creador permanece olvidado viviendo en una habitación de hotel sin que nadie conozca su existencia. Y de hecho, se involucrará en una organización que busca devolverle a primera línea, a pesar del férreo control que la banca y la gran industria mantiene sobre todos los medios. Pero hay un subgrupo de esos teslianos que quiere ir más allá: preparan un atentado a gran escala que destruya la Red Mundial y haga caer a todo el mundo civilizado en el caos. Edgar se convertirá en una pieza fundamental para evitar ese sabotaje, que está planeado coincidiendo con el gran funeral de Edison, con la asistencia de jefes de Estado y representantes de todo el mundo.
‘Nikola Tesla: mi vida, mi investigación’
La historia es escrita por los vencedores. Pero no es confort suficiente para los que han sido eliminados por las plumas de los editores. Durante años los manuales científicos han asociado la electricidad y la luz a un solo hombre, Thomas Edison, mientras que el nombre del genio de las tecnologías eléctricas que alimentan el mundo moderno permanece olvidado en un pequeño rincón de la historia de la ciencia.
Antes de comenzar el siglo XX, la electricidad era una simple inquietud científica más. Fue Nikola Tesla, sin duda más que ningún otro, el que cambió esta perspectiva. Pero las investigaciones de Tesla sobre la electricidad solo representan una parte de las innovaciones científicas y técnicas que lo han elevado a la categoría de genio.
Este libro presenta cuatro partes: Una introducción de la vida de Tesla, la autobiografía de Tesla, algunos de sus trabajos más importantes explicados de forma sencilla y una colección de cien páginas con fotografías poco conocidas realizadas en diferentes etapas de su vida. Estas van desde su partida de nacimiento hasta una última fotografía suya antes de su muerte en 1943, pasando por la primera fotografía realizada con luz fosforescente.
‘Nikola Tesla: vida y descubrimientos del más genial inventor del siglo XX’
A Nikola Tesla le debemos la energía eléctrica, la radio, la televisión, el radar, la turbina, los robots, y máquinas e inventos atribuidos a otros inventores. Fue un genio ignorado e incomprendido. Este libro intenta sacarlo del injusto olvido, reivindicando sus cualidades que fueron la causa de las dificultades y obstáculos que tuvo que afrontar durante toda su vida.
‘Tesla, inventor de la era eléctrica’
Tan profundamente dependen nuestras vidas y sociedades del mundo científico-tecnológico de la electricidad… Entre los grandes protagonistas de ese mundo destaca un serbio que después de estudiar ingeniería en Graz (Austria), emigró en1884 a América instalándose en Nueva York; un serbio de imaginación y habilidades descomunales, un excéntrico sin miedo a lo desconocido que gozaba montando espectáculos para promover sus inventos: Nikola Tesla (1856-1943).
Es difícil apreciar cuánto debemos a sus inventos: sus ideas y patentes fueron decisivas en la configuración de las bases sobre las que finalmente se sustentaron los sistemas modernos de producción y distribución de electricidad por corriente alterna (frente a los sistemas de corriente continua que defendía su en un tiempo amigo y luego competidor Thomas A. Edison).
Utilizando la correspondencia de Tesla, registros de negocios, testimonios legales, publicaciones y aparatos que perviven, Bernard Carlson, un distinguido historiador de la tecnología, ha sido capaz de reconstruir la vida y aportaciones de aquel visionario inventor.
Al contrario que otras biografías, en las que lo hagiográfico domina a la exposición informada, esta sitúa a Tesla –cuya personalidad y avatares personales no quedan, en absoluto, al margen– en su contexto apropiado, el de una sociedad, la estadounidense de finales del siglo XIX y comienzos del XX, sumergida en un proceso de cambio acelerado provocado sobre todo por el desarrollo tecnológico.
Gracias a Carlson, los lectores de este libro serán capaces de comprender cómo inventaba Tesla, cómo funcionaban sus inventos y qué pasó cuando los presentó. Y todo ello mediante un lenguaje claro y accesible.
‘El genio pródigo: la extraordinaria vida de Nikola Tesla’
Antes de entrar en el siglo XXI, la electricidad era una curiosidad meramente científica. Nikola Tesla cambió esta realidad. Sin embargo, la investigación pionera de Tesla en el ámbito de la electricidad representa solamente una porción de las innovaciones científicas y técnicas que lo elevaron a divinidad científica.
Este libro cubre, entre otros temas, la historia de la inspiración de Tesla que lo llevó a ser ingeniero; muestra sus teorías respecto a la electricidad que fueron contra lo establecido por la ciencia; explora sus amistades; investiga la historia del Premio Nobel perdido; y explica las investigaciones de Tesla respecto a lo paranormal.
Escrito por el ganador del Premio Pullitzer, John J. O´Neill, Nikola Tesla, ‘El genio pródigo: la extraordinaria vida de Nikola Tesla’ detalla la vida de uno de los genios más importantes de nuestro tiempo.
Fuente: A hombros de gigantes de RNE (3/05/2012) / El buscador de Radio 5 (20/07/2016) / Tres14 de RTVE (12/02/2012) / Quèquicom de TV3 (27/05/2015)
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