Skip to content

Abusos sexuales con menores ¿Por qué?

Abusos sexuales con menores ¿Por qué?

Tabla de contenidos

¿Por qué hay adultos que cometen abusos sexuales con menores? Es un tema que nos escandaliza.

Sobre el tema de los abusos sexuales con menores habla  Elena Garrido en el programa EL BALCÓ (SER Catalunya). Ella conoce muy bien estas situaciones, es psicóloga forense y  hace la primera evaluación en este tipo de casos. Explica que, a día de hoy, sabemos que NO PUEDE CONSIDERARSE UNA ENFERMEDAD.

Hay ocasiones en  que los presuntos abusadores consideran de sí mismos que tienen una enfermedad, pero sabemos que no es así. Si bien hay una base de personalidad que puede ser patológica o desviada, esto no exime de una responsabilidad respecto a la conducta. Este pensamiento alterado no exime que la persona pueda ponerle control.

Se trata de personalidades muy inmaduras

Ven en el menor algún tipo de vínculo de carácter sexual que puede satisfacer una necesidad que consideran que no pueden satisfacer con los adultos.

Cuando se hace una primera evaluación a abusadores de menores,  y se les pregunta el por qué lo hacen, lo más habitual es que NIEGUEN la evidencia. Son conscientes de que no es una enfermedad y, por tanto, son muy conscientes de la responsabilidad que esto implica. Pueden pasar mucho tiempo sin evidenciarlo.

Lo que si suele ocurrir es que en el momento en que hay una evidencia muy obvia, como se ha dado en el reciente caso en el colegio de los Maristas Sants-Les Corts, sí que asumen su  responsabilidad, pero siempre con discursos alterados. Alegan que las víctimas ACCEDÍAN, cosa que es absolutamente falsa; que las víctimas PARTICIPABAN en estos juegos, sin tener en cuenta que es una MANIPULACIÓN consciente que se hace de un menor,  y que su posible participación está totalmente sesgada. Por tanto es una distorsión total del vínculo que se establece con cualquier tipo de menor.

Es habitual que los abusadores intenten justificar su conducta

Para ello buscan una explicación fuera, un factor externo que haya generado ese comportamiento.

Como debido a su inmadurez no pueden explicar a nivel emocional que les está pasando, intentan buscar causas externas a una manera de actuar que es TOTALMENTE DELICTIVA.

¿Hasta qué punto un niño puede identificar las cosas que son extrañas de las que no lo son?

Elena Garrido ante esta pregunta responde que es sumamente difícil para el menor. Es muy complicado que un niño pueda gestionar el nivel de presión y de manipulación psicológica que crea el abusador. Manipulación que, obviamente se entiende, no es porqué la víctima sea débil, sino porque está fiándose de una persona adulta que le da un espacio de confianza y de intimidad, en el cual se crea una manipulación basada en el silencio, en la confianza mutua, hasta que se transforma en una amenaza.

¿Por qué la víctima tarda tanto tiempo en contarlo?

Recalcar también la extrañeza que nos causa, cuando un caso de abusos sexuales a menores sale a la luz, el hecho de que la víctima haya tardado tanto tiempo en contarlo. Si una persona tarda tantos años en poderlo explicar, lo que deberíamos hacer es reflexionar sobre cuál es el nivel de manipulación a que ha estado sometida, el nivel de presión que ha sufrido para no poder hablar de ello antes con tranquilidad.

El hecho de que una persona adulta tenga dificultades para hacer mención de cosas que quizás vivió hace diez o quince años refleja el nivel de SUFRIMIENTO que tuvo en la niñez.

Creencias e ideas erróneas

Por último es  importante poner de manifiesto las CREENCIAS e IDEAS ERRÓNEAS sobre este tema. Estos PREJUICIOS, presentes en la población en general y a veces en los mismos profesionales, interfieren y dificultan la implementación de intervenciones efectivas.

MITO: Los abusos sexuales son infrecuentes. REALIDAD: En torno a un 23% de niñas y un 15% de niños son víctimas de abusos.

MITO: Se dan en niñas, pero no en niños. REALIDAD: Afectan más a las niñas, pero los niños también los sufren.

MITO: Hoy se dan más abusos que antes. REALIDAD: Ahora se conocen mejor, antes no se estudiaban ni se denunciaban. Han existido en todas las épocas. Hoy sí existe una mayor conciencia y sensibilización al respecto.

MITO: Los agresores son normalmente enfermos psiquiátricos o viejos verdes, personas conflictivas o extrañas y que han sufrido abusos en su infancia. REALIDAD: La mayoría de los abusos los cometen sujetos aparentemente normales. Son personas con apariencia normal, de estilo convencional, inteligencia media y no psicótica, siendo imposible detectar una tendencia desviada a simple vista

MITO: Los agresores frecuentemente son personas ajenas al entorno del menor. REALIDAD: Los agresores pueden ser tanto familiares o conocidos de la víctima (65-85%) como personas desconocidas (15-35%) aunque predomina el primer grupo.

MITO: Sólo ocurren en ambientes especiales (pobreza, baja cultura) y situaciones especiales (callejones oscuros y durante la noche). REALIDAD: Están presentes en todas las clases sociales y ambientes, aunque sí son más probables en situaciones de hacinamiento o si existe un clima de violencia familiar. Pueden ocurrir en cualquier lugar y momento.

MITO: Los niños no dicen la verdad cuando cuentan que han sufrido abuso sexual. REALIDAD: Los niños no suelen mentir cuando realizan una denuncia de abuso sexual. Según señalan diferentes estudios, sólo el 7% de las declaraciones resultan ser falsas. Este caso se produce en ocasiones como una forma de apartar una figura no deseada del entorno del menor o como justificación del fracaso escolar o de absentismo académico.

MITO: Las víctimas son normalmente chicas jóvenes que visten seductoramente o niñas que se lo buscan. REALIDAD: El abuso sexual puede ocurrirle a cualquiera, independientemente de la edad, sexo o forma de vestir.

MITO: Si los abusos ocurrieran en nuestro entorno, nos enteraríamos. REALIDAD: Muchas veces, las personas que sufren abusos tienden a ocultarlo por vergüenza o miedo. Sólo un 2% de los casos de abuso sexual familiar se conocen al tiempo en que ocurren.

MITO: Los abusos sexuales van casi siempre asociados a la violencia física. REALIDAD: El agresor no emplea siempre la violencia. En muchos casos utiliza la persuasión o el engaño. Sólo en un 10% de los casos los abusos vienen asociados a la violencia física.

MITO: Si la madre de un niño se entera de que éste es objeto de abusos sexuales, no lo permitirá y lo denunciará. REALIDAD: No es infrecuente que las madres reaccionen ocultando los hechos, sobre todo si el agresor es un familiar.

MITO: Los menores son responsables de los abusos. REALIDAD: La responsabilidad única de los abusos es del agresor.

MITO: Los menores pueden evitarlos. REALIDAD: Los niños pueden aprender a evitarlo, pero generalmente cuando les sucede les coge por sorpresa, les engañan o les amenazan y no saben reaccionar adecuadamente.

Fuente: El Balcó de SER Catalunya (11/02/16)

error: Este contenido está protegido