La ilustración científica ha sido y es una parte fundamental en el desarrollo y divulgación de la ciencia.

Durante siglos fue la forma más efectiva de plasmar con detalle el cuerpo humano y la naturaleza. La aparición de la fotografía en el siglo XIX parecía que iba a desterrarla, pero no fue así.

Esta disciplina que combina arte, sensibilidad, conocimiento científico y anatómico así como una gran curiosidad por cuanto nos rodea tiene una gran tradición y está experimentando una especie de renacimiento.

Ilustración científica | Libro de gran formato

¿Qué es una ilustración científica?

La ilustración científica es una herramienta que nos ofrece la disciplina de la comunicación visual, que es el diseño gráfico.

Esta herramienta tiene la función de mostrar y reproducir una información ―en este caso sería una información científica― para que pueda entenderla un tipo concreto de público.

La ilustración científica es una herramienta de amplia aplicación. En general, cuando se habla de ciencia, la gente tiene presente las ciencias naturales o las formales (informática, matemáticas, estadística, etc.). Pero también están las ciencias sociales, que no dejan de ser ciencia. Y todo lo que es historia, lingüística… necesita de la ilustración para poder divulgarse y comunicarse.

La función de la ilustración científica es básicamente mostrar, pero también ayuda a catalogar, a proyectar. Por ejemplo un arquitecto necesita ilustrar su edificio para poder proyectarlo, de alguna manera trabaja en base a una ilustración.

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¿Cuál es la diferencia entre un dibujo y una ilustración?

Toda ilustración es un dibujo, pero no todo dibujo es una ilustración. Una ilustración, cómo su nombre indica, ilustra algo, es decir, muestra algo de un texto o de una idea. Se diferencia en eso del dibujo, que no tiene esa función.

Una ilustración aparte de proyectar sirve para estudiar un concepto, para entenderlo; sirve también para comunicar y para divulgar. La gran diferencia entre comunicar y divulgar es que se comunica entre profesionales y se divulga hacia un público más amplio no experto.

Ocurre que la ciencia se ha especializado tanto que, últimamente, los divulgadores están comunicando e informando a otros científicos, porque entre científicos de la misma disciplina pero de diferente rama ya no se entienden entre ellos. En ese contexto la ilustración se vuelve aún más necesaria.

Información sobre el libro

‘Ilustración científica. Una historia del conocimiento visual desde el siglo XV a la actualidad’ es una obra magnífica en gran formato y muy lujosa que ha sido publicada por Taschen. Se trata de una increíble colección de ilustraciones científicas que abarca desde el primer dibujo detallado de la luna hasta una representación de las células madre.

Esta gran obra recorre la historia visual del conocimiento a través de unas 300 obras clave de todos los campos científicos que narran los grandes descubrimientos de la humanidad a través del trabajo de quienes los estudiaron y documentaron.

Su autora es Anna Escardó | Esta divulgadora científica estudió Teoría de la literatura y literatura comparada, además de Ingeniería mecánica. Esta doble formación académica la ha llevado a una búsqueda constante de puentes entre las ciencias y las humanidades. Miembro de las asociaciones catalana y española de Comunicación científica, es la responsable de comunicación del Collegi Oficial de Disseny Gràfic de Catalunya y trabaja para proporcionar contenidos a instituciones y empresas científicas y culturales.

Su editor es Julius Wiedemann | Estudió diseño gráfico y marketing, y fue editor de arte en periódicos y revistas de diseño en Tokio antes de sumarse al equipo de TASCHEN en 2001. Sus títulos incluyen ‘Illustration Now!’ y series dedicadas al diseño de portadas de discos musicales, así como la colección infográfica y libros sobre publicidad y cultura visual.

Formato | Tapa dura, 24,6 x 37,2 cm, 3,72 kg, 436 páginas. Hay disponibles dos ediciones:
Ilustración científica | Libro de gran formato
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¿Por qué el libro abarca este periodo en concreto?

Este título recoge ilustraciones de ideas revolucionarias y descubrimientos que van del siglo XV a la actualidad. Se ha elegido ese periodo de tiempo porque implica la historia de la ciencia moderna.

La ciencia se nutre de su contínuum científico.  Este contínuum científico empieza desde que hay un ser humano en nuestro planeta. En el momento que el ser humano ha tenido una necesidad ―ya se dice que la necesidad agudiza el ingenio― ya tenemos ahí un humano curioso.

Es muy complicado poder decir cuándo empieza la ciencia moderna. Se han encontrado pinturas rupestres, en Australia, que son dibujos en los que se ve como el esqueleto del animal, que parece la primera radiografía.

Podemos acogernos a un par de libros muy importantes de 1543 que son ‘De humani corporis fabrica’, escrito por Andrés Vesalio, y ‘De revolutionibus orbium coelestium’, que es la obra fundamental del astrónomo Nicolás Copérnico.

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‘De humani corporis fabrica’ fue vital porque es la primera obra de anatomía humana que se basa en modelos de cadáveres humanos, porque hasta entonces estaba prohibido hacer disecciones y autopsias. Por aquel entonces mantenían la tradición galénica (estamos hablando de los años ciento y pico después de Cristo) en que se habían tomado como ejemplo monos, cerdos…

Vesalio logró refutar docenas de teorías anatómicas de Galeno gracias a que vio que en los humanos el corazón no estaba tan abajo. Lo importante es que Vesalio hace esto con total respeto hacia Galeno, que es algo distinto a refutar con desprecio. Vesalio ya era consciente de este contínuum científico tan importante y de que él había logrado llegar a estas conclusiones gracias a que había adquirido unos conocimientos previos.

En lo que respecta a Copérnico todos conocemos que situó al sol en el centro, puso sobre la mesa de la ciencia el heliocentrismo.

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Estos dos libros curiosamente se publicaron el mismo año, y para la gran mayoría de la comunidad científica es un año de inflexión que apunta que sea el inicio de la revolución científica.

¿Qué obras graficas se incluyen en este libro?

El libro incluye unas 300 obras gráficas de todo tipo, desde bocetos originales a dibujos técnicos o ilustraciones anatómicas, humanas, de plantas, de pájaros…

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Explica Anna Escardó que lo que más le llamó la atención, cuando se estaba documentando para realizar el libro, fue la cantidad de ilustraciones de química, de física, de física nuclear… que no tomamos como  ilustraciones pero que lo son.

Una ilustración científica no solo es un dibujo sino que también implica tablas gráficas como la tabla periódica de los elementos, que es precisamente la que se considera la ilustración más perfecta de la historia. Dmitri Mendeléyev dejó el espacio para los elementos que en su época todavía no se habían encontrado. Es algo increíble.

También los gráficos estadísticos o los esquemas son ilustraciones. La clasificación de los seres vivos de Linneo también es una ilustración científica y es una tabla llena de nombres. Cabe recordar que la ilustración científica también es para proyectar, para estudiar, para catalogar.

Hay ilustraciones que son obras de arte en sí mismas. Por ejemplo los dibujos de Ramón y Cajal que se exponen en los mejores museos del mundo con gran éxito de público. Hay grandes científicos de todos estos siglos que fueron grandes artistas.

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Otros científicos sin embargo, como por ejemplo Darwin, siempre se lamentaron de no haber sabido dibujar. Pero Darwin contaba con John Gould, ornitólogo, y con su mujer, Emma Wedgwood, una ilustradora científica estupenda que, aparte de ilustrar el libro de zoología ‘El viaje del Beagle’ también ilustró el libro de los pájaros de Australia que su marido hizo justo después de acabar la obra ‘El viaje del Beagle’.

Otro ejemplo de ilustradora científica fue Maria Sibylla Merian, que fue precursora de la entomología, ilustradora y también naturalista. Esta científica es anterior a Emma Wedgwood, y fue quien refutó la creencia, que por entonces existía, y desde Aristóteles, de que los insectos se generaban espontáneamente del lodo putrefacto. Ella se preguntó que cómo podía ser que una mariposa tan bonita naciera de ahí, y estudió la metamorfosis.

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Maria Sibylla tuvo dos hijas que también fueron ilustradoras científicas botánicas muy importantes siguiendo la tradición de su madre: Johanna Helena Herolt y Dorothea Maria Henrietta Gsell.

¿Qué ventajas tiene una ilustración frente a una foto?

La ventaja de una ilustración frente a una foto es básicamente que una fotografía registra datos planos, hace una imagen en bruto. En cambio una ilustración nos aporta el detalle que el científico necesita visualizar, algo que una fotografía no da.

Otra ventaja es que una fotografía no puede fotografiar un paisaje jurásico o un dinosaurio porque ya no existen, o no puede mostrar abstracciones como son las matemáticas, la química, la física. Sí que se puede hacer una foto de alguna reacción química, pero la foto solo es un instante, en cambio la ilustración puede mostrar todo un proceso.

Esas son las grandes bazas de la ilustración científica, y lo que ha hecho que la aparición de la fotografía a mediados del siglo XIX no haya podido acabar con ella.

¿Cuáles son las ilustraciones científicas más complicadas de realizar?

En principio podríamos pensar que una ilustración científica de algo que se puede contemplar sería más fácil de hacer que no si es de algo que no podemos ver.

La micrografía, la ilustración de macro, es complicada. De hecho no hace falta venirse muy cerca, porque Robert Hooke, en 1665, publicó su obra ‘Micrographia’. Hooke, a través de un microscopio óptico, observaba insectos, trocitos de madera… Y hace unas ilustraciones que, a día de hoy, aún están dando datos científicos útiles para la ciencia. Y eso que no contaba con el microscopio electrónico de barrido. Hay una ilustración muy conocida de él en su libro, la de una pulga:

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Eso nos hace pensar, por ejemplo, que si Ramón y Cajal en su momento hubiera podido contar con un microscopio de barrido… imaginemos las ilustraciones que podía haber hecho.

Son ilustraciones complicadas por el concepto que tienen que ilustrar. Ilustrar un concepto tan complejo como puede ser  la gravedad ―aunque ahora puede parecernos no tan complicado―, ¿cómo lo ilustras? Pues lo han hecho. Isaac Newton lo hizo.

¿Cómo se forma un ilustrador científico? ¿Hay estudios reglados?

En España de momento no hay títulos oficiales, pero sí hay algún máster de título propio en alguna universidad.

La ilustración científica no deja de ser una ilustración. La ilustración es una herramienta, y que la apliques en ciencia o que la apliques en arte depende de quién te esté pidiendo esa ilustración.

La ilustración científica muestra y comunica datos científicos de un científico, de otro, es una ilustración figurativa pura y dura. En cambio la ilustración artística es la expresión del propio autor, es más imaginativa.

Si en este momento la ilustración científica está más viva que nunca es, básicamente, porque ahora hay más literatura científica que nunca.

La literatura que hoy ha de leer un médico para estar actualizado en su rama, por ejemplo un traumatólogo, ¡hay tantísima literatura al año que es humanamente imposible poder leérselo todo! Por eso es necesaria la figura de los comunicadores científicos, de los divulgadores que, de algún modo, filtran la información que puede interesar más a este tipo de científicos.

No obstante el traumatólogo siempre puede tener acceso a toda la literatura que hay, pero es que es humanamente imposible estar al día. Las ilustraciones son muy buenas para sintetizar y son mucho más inmediatas.

También la ilustración científica sirve para divulgar, es una forma más directa de trasladar esa información al público en general o al médico que no es traumatólogo. Hoy día se ha especializado tanto cada rama de la misma disciplina que ya ni se entiende. Es por eso que hay mucha demanda de comunicadores y divulgadores científicos.

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Fuente: Anna Escardó, autora de ‘Ilustración científica. Una historia del conocimiento visual desde el siglo XV a la actualidad‘ en el programa ‘A hombros de gigantes‘ de RNE.

Imagen de portada: ‘La pantera de Madagascar‘, obra de David Rojas Márquezgalardonada en la novena edición delPremio Internacional de Ilustración Científica y Naturalista Illustraciencia, en la categoría de ilustración científica.