En Cuento de Navidad de Charles Dickens el señor Ebenezer Scrooge es un viejo avaro y cascarrabias. No conoce la compasión ni la caridad, tiene el carácter avinagrado y un corazón duro como una piedra que no se ablanda ni cuando llega Navidad. Pero pronto va a recibir la visita inesperada de tres espíritus que lo acompañarán a las Navidades de su infancia, del presente y del futuro. Y lo que descubrirá le cambiará la vida.
Cuento de Navidad de Charles Dickens
Cuento de Navidad de Charles Dickens para niños.
¿Qué encontrarás en este artículo?
Resumen del libro un Cuento de Navidad de Charles Dickens.
A Christmas Carol (Cuento de Navidad) está ambientado en la ciudad de Londres durante un día «frío, desapacible, cortante y con niebla» de Nochebuena.
El relato se estructura en cinco capítulos denominados «estrofas». Tres de ellos hacen referencia a los encuentros de los «fantasmas de la Navidad» —pasado, presente y futuro— con Ebenezer Scrooge, un anciano egoísta y avaro que desprecia todo lo que está relacionado con la Navidad.
La primera estrofa, El espectro de Marley, empieza cuando han pasado siete años de la muerte de Jacob Marley, el socio de Scrooge. Se describe a Scrooge como un adicto al trabajo a quien sólo le interesa ganar dinero, «duro y agudo como un pedernal que ningún eslabón logró jamás sacar una chispa de generosidad; […] secreto, reprimido y solitario como una ostra». Su personalidad le impide, por ejemplo, aceptar la invitación de su sobrino para cenar con él y su familia el veinticinco de diciembre, o realizar donativos para los pobres.
La visita del espíritu de Marley esa noche le hace ver al anciano las consecuencias de la avaricia y el egoísmo, representados en una larga y pesada cadena «hecha con arquillas para dinero, llaves, candados, libros de contabilidad, escrituras de compraventas y pesadas talegas de acero» que arrastra consigo indefinidamente. Su antiguo colaborador le advierte también de la llegada de otros tres fantasmas esa misma noche con el fin de «evitar un destino» como el anteriormente mencionado.
El hilo conductor de la trama en las siguientes tres estrofas son las apariciones de los tres fantasmas de las Navidades. Scrooge debe acompañar a cada uno de los espectros a evocar momentos de su infancia y juventud —entre los cuales se incluyen el encuentro con su hermana Fan, que murió joven tras dar a luz; y una fiesta navideña organizada por su antiguo jefe, el señor Fezziwig—, etapas caracterizadas por su inocencia y amabilidad.
Otro de los encuentros le permitirá ser consciente de la situación de pobreza en la que vive la familia de su empleado Bob Cratchit, cuyo hijo más pequeño, Tim, está gravemente enfermo; y la forma en la que su sobrino celebra las fiestas de Navidad. Pero es la visión de su muerte tras una vida solitaria, «malvada y tacaña» la que le lleva a reflexionar y cambiar de actitud, de forma que «haré honor a la Navidad en mi corazón y procuraré mantener su espíritu a lo largo de todo el año».
La novela termina con la estrofa en la que Scrooge despierta el día de Navidad en su habitación, convertido en un hombre generoso y amable deseoso de celebrar las fiestas con los demás. Tras acudir a cenar a casa de su sobrino, hacer un donativo considerable a los pobres, aumentar el sueldo de Cratchit y ofrecerle apoyo económico para el cuidado del pequeño Tim, se revela que Scrooge «no volvió a tener trato con aparecidos, pero en adelante vivió bajo el principio de abstinencia total y siempre se dijo de él que sabía mantener el espíritu de la Navidad como nadie».
Cuento de Navidad de Charles Dickens
Libro Cuento de Navidad de Charles Dickens.
Cuento de Navidad de Charles Dickens es un clásico universal imprescindible.
Esta edición (de Editorial Bambú) es un libro para niños un poco más mayores, a partir de 12 años.
También puedes optar por esta versión con Gerónimo Stilton para niños a partir de 9 años,
o esta preciosa edición de 68 páginas con abundantes fotografías y más de 200 ilustraciones para niños a partir de ocho años.
Cuento de Navidad de Charles Dickens
Cuento de Navidad de Charles Dickens, película.
Para los niños que aún son pequeños para leer el libro Cuento de navidad de Charles Dickens, una buena forma de acercarles esta historia es visionar la adaptación hecha con Mickey Mouse, la divertida versión con los Teleñecos o la película animada de 2009 dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Jim Carrey.
Película de Mickey Mouse. Cuento de Navidad Disney. (1983)
El cortometraje navideño Cuento de Navidad con Mickey Mouse (Walt Disney’s Mickey Mouse: Mickey’s Christmas Carol), dirigido por Burny Mattinson, fue en 1983 nominado al Mejor cortometraje de animación en los Premios Oscar.
Ebenezer Scrooge (Gilito McPato) es un viejo banquero avaricioso y ruin. Además de no dar dinero a los pobres, hace trabajar sin parar a su ayudante Bob Cratchit (Mickey Mouse). Una noche, cuando a Scrooge le visita el fantasma de su antiguo socio, Jacobo Marley (Goofy), éste le dice que por sus maldades acabará arrastrando unas pesadas cadenas para toda la eternidad, al igual que le pasa a él, y le avisa de que esa misma noche le visitarán tres espíritus a los que debe escuchar antes de que sea demasiado tarde: ⭐▷Ver ʽCuento de Navidad Disneyʼ◁⭐
Cuento de Navidad de Charles Dickens
Los teleñecos en cuento de navidad (The Muppet Christmas Carol) (1992)
El clásico ‘Cuento de Navidad’ de Charles Dickens en una adaptación dirigida por Brian Henson. «The Muppet Christmas Carol» está hecho con un actor humano principal, Michael Caine, en el papel de Ebenezer Scrooge. Hay algunos humanos más, incluido Scrooge en su juventud, pero la mayoría de los otros papeles, grandes y pequeños, son interpretados por los Muppets.
Michael Caine da vida al avaro Mr. Scrooge, quien recibe la visita de unos fantasmas la noche de Navidad y es transportado a su pasado, presente y futuro, viendo que el panorama es muy poco alentador…
- ⭐▷Ver ʽLos teleñecos en cuento de navidadʼ, en castellano◁⭐
- ⭐▷Ver ʽThe Muppet Christmas Carolʼ, en VOSE◁⭐
Cuento de Navidad de Charles Dickens
Cuento de Navidad (Disney’s A Christmas Carol) (2009)
(Calificación: No recomendada menores de 7 años)
Ebenezer Scrooge (Jim Carrey) es un personaje malhumorado y gruñón que trata con desprecio y malos modales a su fiel empleado Bob Cratchit (Gary Oldman) y a su alegre sobrino (Colin Firth). Pero, cuando el espíritu de las Navidades pasadas, presentes y futuras lo arrastra a un viaje durante el cual descubre verdades que siempre se ha negado a ver, el corazón del viejo avaro se ilumina y se da cuenta de que debe actuar inmediatamente para contrarrestar tantos años de egoísmo y rencor. Adaptación del clásico de Charles Dickens, que usa la misma técnica de animación que «Polar Express» y «Beowulf». ⭐▷Ver película ʽCuento de Navidadʼ◁⭐
Cuento de Navidad de Charles Dickens
Charles Dickens, biografía.
Charles Dickens nació en Portsmouth, Inglaterra, el 7 de febrero de 1812. Nadie como él retrató el alma del pueblo inglés y el espíritu de la ciudad de Londres. Sus paisajes, sus rincones, la melancolía de sus gentes o su sentido del humor están reflejados en el escaparate de personajes que nos ha dejado este escritor incansable que, a fuerza de trabajo y constancia, luchó para escapar de la miseria y convertirse en una estrella.
Murió cansado y extenuado por el esfuerzo en su querida casa de Gads Hill, en Rochester, fue el 9 de junio de 1870, tenía 58 años y acababa de escribir el último pasaje de su inacabado libro El misterio de Edwin Drood.
Los personajes de Dickens tienen un potencial simbólico extraño al igual que un potencial humano, ya se piense en Fagin, Oliver Twist o David Copperfield. Todos representan más de lo que son, todos tienen algo de Dickens; en ellos eso es lo importante, sólo los podía hacer vivir si los convertía en parte de él mismo. Así su gran habilidad era poner sus propias emociones, miedos, fobias y placeres y volcarlos en estos personajes más grandes que la vida misma.
John Dickens (1786-1851), el padre de Charles Dickens, era oficinista de la Pagaduría de la Armada en el arsenal del puerto de Portsmouth, donde trabajaba como contable. Charles Dickens visitaba a su padre en ese edificio, jugaba por sus jardines y veía todo tipo de cosas mientras estuvo ahí siendo un chaval.
Casi la mitad de la infancia de Dickens discurrió por los alrededores de Rochester, en Kent, fueron los mejores años de su vida. Sus primeras novelas se inspiraron en esos mismos escenarios. Ahí su madre, Elizabeth Barrow (1789-1863), le enseñó a leer, y sus primeros sueños de convertirse en escritor aparecieron también ahí con sólo 6 años. La imagen de los muelles, los veleros y el sonido de las mareas le acompañaron hasta el final.
Charles Dickens volvió siendo ya periodista a esos astilleros que tanto le hacían recordar su infancia, cuando paseaba por los muelles junto a su padre. Escribió sobre los nuevos avances que vio, sobre los barcos que se estaban construyendo con la más moderna tecnología… Años más tarde, ya mayor, volvió de nuevo y trajo a su hija. Aquellos recuerdos de su juventud fueron su inspiración.
Esa infancia feliz acabó en el mismo momento en que llegó a Londres. La ciudad que tanto amó también le destruyó en cierta manera. Con 12 años empezó a trabajar en una fábrica de betún de la zona industrial a orillas del Támesis. Era un lugar sucio y destartalado, lleno de ratas. Trabajaba 10 horas diarias con una pequeña pausa para comer. A los pocos días de entrar en la fábrica detenían a su padre por deudas encerrándolo en la cárcel de Marshalsea, donde tuvo que vivir toda la familia.
Ese tiempo en la fábrica de betún, aunque corto, fue para él especialmente doloroso y de fracaso. Se vio a sí mismo perdido, olvidado… De niño era abierto e inocente, pero sus primeros años en Londres le lanzaron al abismo del que nunca se recuperó del todo. Esos recuerdos le acompañaron siempre, y fueron el origen de los temas y personajes de sus obras de ficción.
El trabajo en la fábrica de betún fue el germen de David Copperfield de la misma forma que la experiencia vivida con su familia en la cárcel de Marshalsea alumbraron los escenarios de La pequeña Dorrit, cuya historia fluctúa entre la cárcel y la iglesia de St. George. Sin embargo esa etapa de su vida fue para él un secreto vergonzoso que sólo reveló casi al final de su existencia.
Todo eso tuvo un enorme impacto en su trabajo posterior y en su actitud ante las personas, con esa extremadamente fuerte conciencia social que desarrolló en toda su obra; no sólo en sus novelas y en sus artículos periodísticos sino también en su vida, lo que le llevó a participar en numerosas actividades filantrópicas y a apoyar instituciones por las que se preocupaba.
Difícil separar la vida real de la ficción. En esa sociedad que cambiaba a tanta velocidad en plena Revolución Industrial, Dickens fue también un excelente periodista y cronista parlamentario. En todos los semanarios y diarios en los que trabajó y que el mismo fundó, como The Daily News, atacó la corrupción política, denunció la explotación obrera, el abuso infantil y el sistema educativo y de caridad.
Dickens dio forma a la imagen que tenemos de Londres. Londres es básicamente una ciudad victoriana, si sabes dónde mirar puedes encontrar el rastro de Dickens en muchas partes. Un crítico del siglo XIX dijo que Dickens describió Londres como un corresponsal especial para la posteridad.
En el Londres de hoy, en pleno siglo XXI, Dickens sigue vivo en muchas de sus esquinas. Los bares donde bebió y discutió con sus amigos siguen abiertos. Los barrios en los que vivió conservan la arquitectura georgiana o victoriana. O los muros que recorría durante sus largos paseos nocturnos cuando el insomnio lo atacaba.
Caminaba obsesivamente de un extremo a otro de la ciudad. No le parecía raro estar andando a las 11 de la noche durante casi 40 kilómetros de Londres a Kent, donde estaba su casa de campo. Hacía este viaje dos o tres veces a la semana, era un caminante incansable.
Pip, el señor Scrooge, Oliver Twist, David Copperfield, la pequeña Nell o Nicholas Nickleby son sólo algunos de los casi dos mil personajes creados por Charles Dickens. Todo un universo de hombres, mujeres y niños que todavía hoy fascinan a grandes y pequeños.
Las historias de Dickens, cientos de veces adaptadas al cine, el teatro o la televisión, cobran vida también en el parque temático de Rochester. A él acuden personas que conocen muy bien sus novelas, pero también hay otras que acuden con niños que pueden no haber escuchado a Charles Dickens y que ahí conocen sus historias. Puede ser un punto de partida para que los más jóvenes se interesen por este autor y para que descubran que hay muchos libros escritos por él, y que eso haga que les interesen y los aprecien y que mantengan vivas estas fantásticas historias.
Artículo tras artículo, obra a obra, Dickens se convirtió en toda una celebridad, un fenómeno de masas que desde su primer libro se ganó el fervor de los lectores. Llevaba las historias allá donde iba, no podía parar. Por eso sus viajes, sus mudanzas constantes acompañado por su numerosa familia.
Cientos de ensayos y biografías han buscado su rastro en su contradictoria y atormentada vida. Examinando sus cartas y sus recuerdos durante meses Peter Ackroyd, en cierto sentido, ha vivido con Dickens: “Tenía un carácter extraño, casi obsesivo. Era muy alegre y generoso con sus amigos, pero podía retraerse fácilmente en sí mismo y quedarse callado, raro y cabezota. Su relación con sus hijos y su mujer siempre fue difícil. Quería tener el control y el destino de sus vidas, quería dirigirlo todo y eso le causaba problemas con los hijos”.
Fuera de su familia todo era admiración, sobre todo entre el mundo de los artistas. Dickens fue un autor tremendamente visual. Como en todas las aventuras de su vida insistió en fijar el rumbo que había de seguir, y ni los dibujantes más famosos pudieron hacer prevalecer sus opiniones cuando Dickens todavía era un autor desconocido y firmaba bajo el seudónimo de Boz. Sabía qué imágenes le gustaban y cuáles no. Describió tan exhaustivamente a sus personajes que toda la imaginería dickensiana fue una inagotable fuente de inspiración para los artistas victorianos de la época.
Los personajes que creó tienen una presencia real, la gente se los puede imaginar, y eso es algo que inspiró mucho a los artistas. Las descripciones de Dickens son tan exactas que es como si viera a los personajes delante de él. No son abstractos, tienen mucha realidad.
Los últimos doce años de su vida, divorciado ya de su mujer Catherine Thompson y enamorado de la actriz Ellen Ternan, los pasó organizando sus famosas giras de lectura por todo el país y los Estados Unidos. Eran funciones cuidadas al detalle. Espectáculos en los que Dickens encandilaba al público que guardaba enormes colas para escuchar sus historias. Una multitud entregada que lloraba y reía cada actuación.
Dickens soñaba con el reencuentro con sus admiradores mientras vivía a caballo entre Londres y Rochester, donde por fin tenía la casa de sus sueños. La casa de Gads Hill fue la única que Dickens tuvo en propiedad. Vivió ahí una serie de años, escribió mucho en ella. Fue una casa que le encantaba. De niño había estado ahí con su padre. Y su padre, dicen, le dijo que si trabajaba duro un día podría ser suya. Y eso hizo.
Charles Dickens falleció en pleno apogeo de la vida victoriana. Cuanto más grande es el hombre más sencilla la ceremonia, dijo Dickens antes de morir. Pero su fama le sobrepasaba. Le enterraron en la Abadía de Westminster, junto a los bustos de Shakespeare y Milton. Los restos de quien un día escribió “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura” descansan en el rincón de los poetas.