¡VACACIONES! Me ABURRO. Vamos a JUGAR
Recetas para jugar en familia. Juegos de verano para niños. Para cuando estemos en casa, en el coche, en la playa, en la montaña, si se hace de noche…
Juegos de verano para niños
Contenido
- 1 💒 Estamos en casa:
- 2 🚗 Vamos en coche. Juegos de viaje para niños.
- 2.1 Consejos para jugar en el coche con seguridad.
- 2.2 Juegos de coches para niños.
- 2.3 Y ahora jugamos con las palabras. Juegos de letras y palabras para niños.
- 2.4 Juegos de números.
- 2.5 Juegos de canciones.
- 2.6 Ver una película.
- 2.7 Trabalenguas fáciles para niños.
- 2.8 Chistes para niños.
- 2.9 Acertijos y adivinanzas fáciles para niños.
- 2.10 Otros juegos.
- 2.10.1 Ni sí, ni no.
- 2.10.2 Veo, veo.
- 2.10.3 Su propio mapa.
- 2.10.4 Haciendo rimas.
- 2.10.5 Te voy a contar un cuento.
- 2.10.6 Carrera de gotas.
- 2.10.7 Veinte preguntas.
- 2.10.8 La bolsa del tesoro.
- 2.10.9 Buscando formas.
- 2.10.10 ¿Qué vendo en mi tienda?
- 2.10.11 ¿Falta mucho?
- 2.10.12 A ver quién ve antes…
- 2.10.13 El animal más raro.
- 2.10.14 Carrusel de cuentos.
- 2.10.15 La casa de San Juan.
- 3 ⛱ Estamos en la playa.
- 4 🌲 Si nos va más la montaña. Juegos en el campo y la montaña.
- 5 🌜 ¿Y si se ha hecho de noche?
💒 Estamos en casa:
Fabricamos un juego de mesa:
El primero de los juegos de verano que proponemos se llama KARUTA y es un juego japonés. Necesitamos alguna caja de cereales. La versión fácil es hacerlo con parejas de cosas: pueden ser refranes populares, personajes de cuento: Caperucita y el lobo, la princesa y el guisante, Hansel y Gretel… en una tarjeta ponemos a un miembro de la pareja y en otra tarjeta al otro.
Vamos haciendo hasta tener una pila de 40 cartas, 20 parejas. Se separan los dos tipos de cartas. Uno de los miembros de cada pareja se coloca boca arriba sobre la mesa o el suelo: el lobo, el guisante, Gretel… el resto de cartas lo tenemos en la mano.
Se gira una carta de las que estamos sujetando: Caperucita. El primero que encuentra la pareja (entre las que hemos dejado sobre la mesa o el suelo) la tapa con la mano, o la golpea, y coge la carta.
🚗 Vamos en coche. Juegos de viaje para niños.
Consejos para jugar en el coche con seguridad.
Desplazarse con niños por carretera durante el verano puede convertirse en todo un suplicio. Además de armarse de paciencia, conviene planificar diferentes formas para que los niños se diviertan y estén entretenidos y distraídos durante el viaje. Mantener ocupados a los pequeños y planificar paradas periódicas para estirar las piernas y quemar energías será beneficioso para ellos y evitará que se impacienten y se pongan de mal humor. Todos estaréis mucho más relajados al llegar a vuestro destino.
Por descontado, en la mayoría de los juegos con niños en el coche el conductor del vehículo no puede participar. Es aconsejable que sea otro adulto el responsable de dirigir el juego y mantener el orden, para evitar posibles distracciones de la persona que está al volante. También es preciso aleccionar a los niños y enseñarles que hay que mantenerse tranquilos en el coche mientras juegan, para no alterar al conductor del vehículo.
Para tramos más difíciles o cuando se quiere mantener la calma en el automóvil durante un rato, se puede recurrir a los cuentos. El copiloto puede leer a los más pequeños sus historias favoritas o también se puede optar por un CD de historias narradas.
Vestir a los niños con ropa cómoda, llevar un tentempié por si les entra un poco de hambre, no olvidar las bebidas y parar para descansar con relativa frecuencia son algunas de las pautas que deben seguir las familias para lograr que los pequeños tengan un viaje agradable y tranquilo.
Juegos de coches para niños.
A este juego lo llamaremos “Hacer carreras de escuderías”.
“¿Tú que marca quieres? Yo quiero Renault, yo quiero Ford…” Cada jugador escoge una marca. Cuando un jugador ve un coche de su marca lo dice: “un Renault, es mío”, ya tiene un punto. Gana el primero que llegue a diez.
Contar coches.
Consiste en establecer un parámetro para contar coches bien por colores, bien por marcas o bien por modelos, por ejemplo. Además de los coches se pueden contar cualquier otro elemento del paisaje que apetezca.
Y ahora jugamos con las palabras. Juegos de letras y palabras para niños.
Cambiando una letra.
Pueden jugar dos, tres… y han de ser jugadores que comiencen a tener algo de lenguaje. Uno de los participantes dice un monosílabo formado por tres letras, por ejemplo: MAR.
El resto de jugadores piensa y, al primero que se le ocurra otro monosílabo, cambiando solo una letra, lo dice en voz alta: MAR → MAL → MAS → VAS →VES →MES…
Haciendo el equipaje.
Un juego que desarrolla la creatividad, indicado para niños a partir de 4 años. La persona adulta dirá: “¿qué llevamos en la maleta?”. El niño irá diciendo todos los objetos que se le ocurran y que rimen con maleta, por ejemplo “una raqueta, una piruleta, una paleta…”. Después se puede preguntar ¿qué llevamos en la mochila o en el equipaje?
La lista de la compra.
Un juego para mejorar la memoria de niños a partir de 4 años. Empiezas diciendo por ejemplo: “fui al mercado y compré huevos”. Cada jugador deberá ir añadiendo un producto, mencionando todos los que se han dicho en las rondas anteriores: “fui al mercado y compré huevos, sal, leche, pan, aceite…” ¡La lista puede ser interminable!
Asociación de ideas.
Para jugar partimos de una palabra y después pensamos en otras que vienen a la mente relacionadas con la palabra. Por ejemplo, Colegio: alumno, pupitre, pizarra, clase, asignatura, profesor, notas, evaluaciones…
La palabra encadenada.
Con niños de más de seis años, podemos intentar que asocien palabras que acaben y empiecen por la misma sílaba. Si tú dices “casa”, tendrán que decir una palabra que comience por “sa”, por ejemplo “saludo”; el siguiente dirá una palabra que empiece por “do” como “dorado”, y así sucesivamente. Pierde el que repita una palabra.
La frase más larga
Uno dice una palabra. El siguiente repite esa palabra y añade otra. El tercero repite las anteriores y añade otra más. Y así hasta que se forme una frase con elementos del paisaje. Hay que ser rápido en añadir palabras, así cada frase que surja será de lo más disparatada. A partir de 8 años.
Caza de letras.
Un juego al que podrán jugar incluso los niños que están aprendiendo el abecedario. Se empieza con la letra «A», que hay que buscar en una señal, camión, edificio, matrícula… El primero que llegue a la «Z» es el ganador. Se puede jugar como una competición (todos contra todos) o juntos toda la familia.
La búsqueda de la letra.
Para empezar el juego es suficiente con pensar en una letra del abecedario. Todos los jugadores intentarán encontrar en el entorno, bien sea dentro o fuera del coche, objetos que empiecen por esa letra, en un periodo de tiempo que determinemos. Pasados unos minutos el que más palabras haya dicho con la letra elegida gana la ronda.
Juegos de números.
Cifras y letras.
En las matrículas de los coches se esconden un sinfín de juegos. Pídele al niño que diga una palabra que incluya las letras de la matrícula del coche que va delante, o una frase en la que cada palabra empiece por una de las letras. Por ejemplo, si la matrícula es APS podría decir “apuesta” o “amor para siempre”. Con los números puedes pedirle que vaya sumando y restando sus cifras, para así repasar algo de matemáticas.
Par o impar.
Para los más peques un juego sencillo. Deben estar atentos a las matrículas y mirar el último número. Uno busca los números pares y otro los impares. Cada jugador lleva su propio marcador y el ganador es el primero que alcanza los 21 puntos.
Jugar a multiplicar.
Este es un juego divertido para niños más mayores. “Esta mañana me he comido 1 bollo” dice un jugador. A lo que el segundo contesta: “pues yo me he comido 10”. Así se debe continuar (20; 30; 40; etc.) con diferentes acciones, multiplicando lo que el primer jugador ha dicho por 10.
A sumar.
Para los que ya saben sumar, el reto consistirá en organizar una competición en la que los participantes tienen que sumar todos los números de la matrícula del vehículo que indique el director del juego. El que consiga más aciertos y sea el más rápido en averiguar el resultado será el ganador.
Se puede añadir dificultad a este juego añadiendo otras operaciones con la numeración, como restas o multiplicaciones.
Juego de las matrículas adaptado a los más pequeños.
Para los niños más pequeños que aún no sepan operar con los números, se puede optar por una versión más simple consistente en leer de forma correcta los números de la matrícula.
Otra posibilidad, para entrenar la memoria, es asignar a cada número (del 0 al 9) un color. Los participantes tienen que ser capaces de leer la matrícula traducida a los colores correspondientes.
Juegos de canciones.
El juego de las canciones.
Uno de los ocupantes del coche dice una palabra, por ejemplo “amor” o “flor” o “calor”… el resto deberá ir cantando por turnos canciones que contengan la palabra mencionada. En el caso de niños muy pequeños se puede ampliar el repertorio con melodías que hablen de animales o que tengan nombres propios.
Recordando canciones.
¿Recuerdas las canciones que tú cantabas cuando ibas de vacaciones? El auto de papá, de Los payasos de la tele; vamos a contar mentiras; La vaca lechera; Un elefante se balanceaba o la divertida historia de la sardina y el gato que se apostaron la manera de meterse en un zapato. Si no os apetece cantar, buscad un disco con canciones infantiles y deleitaros con un concierto sobre ruedas.
Continuar la canción.
Pon canciones que los niños conozcan bien y jugad a pararlas nada más empezar, para que adivinen de cuál se trata, o a bajar el volumen sin avisar y que ellos tengan que continuar cantando (pierde el que no sepa seguir).
Ver una película.
Siempre es una buena opción instalar un DVD portátil. Una película dura más de una hora, en la que los niños estarán entretenidos.
Trabalenguas fáciles para niños.
Un juego siempre divertido que consiste en no trabarse con el trabalenguas, es decir, pronunciar en el menor tiempo posible una frase complicada con numerosos fonemas similares. ¿Os atrevéis con uno? inténtalo tú con él. Si ve que tú también te equivocas, aunque lo hagas aposta, las risas están aseguradas.
Mi mamá me mima
y yo mimo a mi mamá.
El hipopótamo Hipo está con hipo.
¿Quién le quita el hipo al hipopótamo Hipo?
Cerezas comí,
cerezas cené.
Tantas cerezas comí,
que me encerecé.
El perro de San Roque no tiene rabo
porque Ramón Ramírez se lo ha cortado.
Pablito clavo un clavito
¿qué clavito clavo Pablito?
Cada vez que me baño me hago daño,
por eso me baño una vez al año.
Erre con erre guitarra,
erre con erre barril,
qué rápido ruedan las ruedas del ferrocarril.
Nadie pica piedra como Pedro Pica Piedra
Por que si alguien pica piedra como Pedro pica Piedra,
es por que Pedro Pica Piedra,
le enseñó a picar piedra.
Lado, ledo, lido, lodo, ludo,
decirlo al revés lo dudo.
Ludo, lodo, lido, ledo, lado,
¡Qué trabajo me ha costado!
La sucesión sucesiva de sucesos
sucede sucesivamente con la sucesión del tiempo.
Compré pocas copas, pocas copas compré,
como compré pocas copas, pocas copas pagaré.
Luengas lenguas hacen falta para no trabalenguarse.
El que no tenga una luenga lengua bien podrá trabalenguarse.
El cielo está enladrillado,
¿quién lo desenladrillará?
El desenladrillador que lo desenladrille,
buen desenladrillador será.
El cielo está encapotado,
¿quién lo desencapotará?
El desencapotador que lo desencapote
buen desencapotador será.
El cielo está emborregado
¿quién lo desemborregará?
El desemborregador
que lo desemborregue,
buen desemborregador será.
Yo no quiero que tú me quieras porque yo te quiero a ti.
Queriéndome o sin quererme, yo te quiero porque sí.
Cuando cuentes cuentos,
cuenta cuantos cuentos cuentas,
porque si no cuentas cuantos cuentos cuentas
nunca sabrás cuantos cuentos cuentas tú.
Si Sansón no sazona su salsa con sal, le sale sosa;
le sale sosa su salsa a Sansón si la sazona sin sal.
Chistes para niños.
Reír es uno de los mejores ejercicios de relajación. Es también un buen remedio para enfrentar los conflictos, limar asperezas y combatir el aburrimiento y el cansancio. Además, está demostrado que tiene un efecto analgésico a la vez que fortalece el sistema inmunitario.
Los chistes pueden ser una gran opción para despertar la risa en los más pequeños. A partir de los 6 años, al empezar primaria, es normal que aprendan algunos chistes en libros y con sus compañeros.
– Luisito, ¿qué es la A?, pregunta la profesora
– Una vocal, profesora
– ¿Y la K?
– Una consonante que no se puede repetir.
– Mamá, en el colegio me llaman distraído
– Juanito, tu vives en la casa de enfrente.
– ¿Sabes que los peces solo tenemos dos segundos de memoria?
– ¿Qué?
– ¿Qué de qué?
La maestra:
– Jaimito, si en esta mano tengo 8 naranjas y en esta otra 6 naranjas ¿Qué tengo?
– Unas manos enormes, señorita.
-¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los cuatro años?
-Mmm, ya debe estar lejos.
– Un ratón le dice a una rata:
¿Qué haces ahí sentada?
– Estoy esperando un ratito.
– ¿Qué le dice un gusano a otro gusano?
– Me voy a dar una vuelta a la manzana.
Están dos piojos en la cabeza de un señor calvo, y uno le dice al otro:
– Alfredo, vámonos de aquí que este terreno ya está pavimentado.
– Un gato caminaba por un tejado maullando: ¡Miau, miau!
En eso se le acerca otro gato repitiendo: ¡Guau, guau!
Entonces el primer gato le dice:
– Oye, ¿por qué ladras si tú eres gato?
Y el otro le contesta:
– ¿Es que uno no puede aprender idiomas?
Una señora está en la puerta de su casa con su gato, pasa un señor y le pregunta:
– ¿Araña?
Y la señora le contesta:
– ¡NO, gato!
Dos animales se encuentran y uno dice al otro:
– Yo soy un perro-lobo porque mi padre era perro y mi madre una loba. ¿Y tú?
– Pues yo soy un oso-hormiguero.
– ¡¡¡ Anda yaaaaa!!!
Jaimito le pregunta a su madre:
– ¿Mamá, qué es lo que tienes en la barriga?
Y su madre le contesta:
– Pues tengo un bebé que me ha regalado tu padre.
El niño la mira con cara de susto y sale corriendo hasta dónde está su padre y le dice:
– ¡¡Papá, Papá!! ¡¡No le regales más bebés a mamá porque se los come!!
– Jaimito, ¿qué haces pintándote la cara de azul?
– Porque mi novia se ha ido a pasar el verano lejos y ¡yo quiero estar “a zu lado”!
– Mamá, mamá, ¿puedo usar tu coche?
– ¡No sin mi supervisión, Jaimito!
– ¡¡Uyy, perdón, no sabía que había que tener superpoderes…!!
– Jaimito, ¿qué harías si te estuvieras ahogando en alta mar?
– ¡Llorar para desahogarme!
– Jaimito, ¿cuál es la montaña más limpia?
– El volcán.
– ¿El volcán?
– Sí, porque primero echa cenizas y después, lava.
¿Por qué en Lepe siembran patatas en la plaza de toros?
Para tener patatas bravas.
– Ve corriendo a la cocina que las lentejas se están pegando.
– Mamá, yo paso de meterme en peleas, que se peguen entre ellas.
Un hombre entra en un bar de pinchos y dice:
– ¡¡Ayyyyy!!
¿Qué le dice un garbanzo a otro?
¡¡Chaval, no te vayas de la olla!!
¿Qué hace un cocinero cuando está triste?
¡Pucheros!
– ¿No te das cuenta de que solo piensas en comida?
– ¿A qué te refieres croquetamente?
¿Qué le dice una barra de pan a otra?
– ¿Te presento a una miga?
¿Qué hace un perro con un taladro?
Taladrando.
¿Qué le dice un ganso a una gansa?
– ¡Vengansa!
Acertijos y adivinanzas fáciles para niños.
Para divertir a los niños, poner a prueba su ingenio y enseñarles a pensar, proponles que adivinen acertijos. Resolver acertijos y adivinanzas es un juego muy educativo ya que ayuda a los niños a discurrir. Desde las adivinanzas más simples como el “oro parece, plata no es” hasta verdaderos enigmas para la inteligencia, las adivinanzas son el juego ancestral por excelencia. Resultan ideales para hacer pasar el tiempo ya que cuanto más elaboradas sean, más minutos tardan en resolverse, aunque un exceso de dificultad puede convertir el pasatiempo en una experiencia frustrante que motivará que el niño abandone el juego.
Para ser más elegante,
no uso traje ni chaqué,
sólo cambio en un instante
por una “f” la “g”.
¿Qué soy?
(Un elefante)
¿Cómo se puede llevar agua en un colador?
(Congelada)
¿Qué no dice nada pero nada?
(Un pez)
Oro parece, plata no es.
Quien no lo adivine listo no es.
(Plátano)
Es la reina de los mares,
su dentadura es muy buena,
y por no ir nunca vacía,
siempre dicen que va llena.
(Ballena)
Una señorita muy señoreada,
lleva sombrero verde y blusa colorada.
¿Quién es?
(La fresa)
Por dentro carbón,
por fuera madera.
En tu estuche
voy a la escuela.
(El lápiz)
Dos fuentes muy cristalinas
están en medio de un llanto
y cuando las fuentes manan
no está muy contento el amo.
(Ojos)
Solo tres letras tengo
pero tu peso yo sostengo.
Si me tratas con cuidado
te llevaré a cualquier lado.
(Pie)
Nazco y muero sin cesar,
sigo no obstante existiendo
y sin salir de mi lecho,
me encuentro siempre corriendo.
(El río)
En Melilla hay tres,
en Madrid ninguna,
en Castilla, dos
y en Galicia una.
(La letra L)
¿Sabes de alguna letrita,
que si la vuelta le das,
enseguida se convierte
de consonante en vocal?
(La letra n)
La madre de Juan tuvo 5 hijos.
Al primero le llamó Lelo,
al segundo Lilo, al tercero Lulo
y al cuarto Lalo.
¿A que no sabes cómo llamó al quinto?
(Juan)
Otros juegos.
Ni sí, ni no.
Un juego muy divertido de preguntas en el que está prohibido responder “sí” y “no”. El primero que lo haga, pierde.
Veo, veo.
Todo un clásico para los viajes en coche. Si quieres aportarle un toque educativo, haz que el niño averigüe palabras sobre las que luego puedas explicarle algo. Recuerda la cancioncilla: “Veo, veo.” “¿Qué ves?” “Una cosita.” “¿Y qué cosita es?” “Empieza por la (letra). ¿Qué será, qué será, qué será?”
Su propio mapa.
Dales a los niños un mapa con el itinerario que vais a recorrer. Muéstrale o márcale vuestro destino, así como el punto de partida. De este modo cada vez que pregunten “¿Cuánto falta?” podrás enseñárselo en el plano, mientras se hacen una idea de lo que habéis recorrido y lo que queda. Una opción barata y más sencilla es imprimir un mapa con el recorrido de Google Maps. Incluye gasolineras, puntos de interés, nombres de pueblos, ciudades, etc. Así los niños podrán entretenerse marcando los hitos según vayan llegando.
Haciendo rimas.
Uno pregunta: “¿Qué metemos en la nevera?” Y todos van contestando por turnos cosas que rimen, por ejemplo: “dos kilos de peras”. Cuando ya no se les ocurra nada más o menos coherente, se formula de nuevo la pregunta cambiando el recipiente. A partir de 7 años.
Te voy a contar un cuento.
Una forma estupenda de enseñar a niños a partir de 4 años a inventar un cuento. Un adulto da las claves: objetos, personajes, lugares… A partir de esos datos los niños deberán crear una historia organizada que contenga todos los elementos que se les han dado.
Carrera de gotas.
Un juego ideal para viajes en días de lluvia, para niños a partir de 4 años. Cada jugador “apadrina” una de las gotas de agua que quedan pegadas al cristal y se van escurriendo. La gota más rápida hará ganar a su padrino. Conviene marcar el punto de salida y la meta.
Veinte preguntas.
Piensa en una persona, animal, lugar o cosa. Los otros tienen que adivinar la respuesta en un máximo de 20 preguntas, a las que hay que responder con un «sí», «no» o «a veces».
La bolsa del tesoro.
Di a los niños que tienes una bolsa mágica en la que hay algo o alguien escondido. Ellos deben ir haciéndote preguntas para adivinar de qué se trata. Con niños más mayores tú solo podrás responder “Sí” o “No”. Si son más pequeños puedes dar respuestas más largas que les aporten alguna pista.
Buscando formas.
Elige una forma cualquiera y di a los niños que tienen que buscarla en el paisaje o dentro del coche. Para un triángulo vale por ejemplo el tejado de una casa, una señal de tráfico, un símbolo en el salpicadero… Para un rectángulo, el retrovisor, una fábrica… Y para un círculo serviría la luna, el volante…
¿Qué vendo en mi tienda?
Cuando los niños no lo conocen este es un juego muy divertido. Explícales que todos en el coche tenéis una tienda, pero que cada uno de vosotros solo puede vender ciertas cosas. Ellos tienen que adivinar qué es lo que venden.
La clave está en que cada persona solamente puede vender cosas que empiecen por la inicial de su nombre: si el niño se llama Carlos venderá cuadernos, casas, colgantes… Y si la niña se llama María, en su tienda habrá marcos, maracas o mochilas. Ellos deben preguntar: ¿Vendo libros? Y tú contestar: “No, pero sí vendes….”.
¿Falta mucho?
Esta actividad se prepara con los niños antes de comenzar el viaje, y sirve para que ellos puedan visualizar cuánto queda de camino. Antes de iniciar el trayecto los niños pintan diferentes objetos o lugares que os vais a encontrar en el camino, y colocáis estos dibujos en una cuerda dentro del coche. Cuando paséis por uno de los lugares, se quita el dibujo correspondiente. Cada vez irán quedando menos dibujos.
A ver quién ve antes…
Este es un juego que potencia la atención y evita mareos. Una casa blanca, un coche verde, un árbol muy alto… El primero que vea lo que habéis dicho consigue 10 puntos. Gana el que antes llegue a 100.
Una variante puede ser buscar formas concretas en las nubes.
El animal más raro.
Un juego para estimular la imaginación de los niños. Consiste en inventar animales raros uniendo características de varios. Por ejemplo, “un elefante verde con orejas de perro y bigote de gato”.
Carrusel de cuentos.
El primero piensa un título para un cuento. Basándose en el título, la siguiente persona comienza con la primera frase del cuento: «Érase una vez…». Un tercero continúa con la siguiente frase del cuento y así sucesivamente.
La casa de San Juan.
Alguien robó pan en la casa de San Juan y como nadie sabe quién ha sido, todos van acusándose unos a otros mientras cantan:
Todos: “Pedro robó pan en la casa de San Juan.”
Pedro: “ ¿Quién yo?”
Todos: “Sí, tú.”
Pedro: “Yo no fui.”
Todos: “¿Entonces quién?”
Pedro: “María.”
Todos: “María robó pan en la casa de San Juan…”
Este juego es especialmente divertido en el autobús debido al número de participantes. A partir de 5 años.
⛱ Estamos en la playa.
Hacemos una pila de arena:
En la parte de arriba de esa montaña clavamos algo que tengamos o que hayamos encontrado: puede ser una concha, un palo de helado… Cada jugador, por turnos, saca un poquito de arena de la pila. Al que cuando quite tierra se le caiga el palo del helado, la concha, o lo que se hubiese colocado arriba, le toca ir luego a buscar los helados.
Hacemos un superchurro de arena:
Dentro escondemos un pequeño palo. Cada jugador junta sus dos manos, uniendo los dedos y poniéndolas planas, con las palmas hacia abajo. Con las manos en esa posición chafa un trozo del superchurro, con la intención de encontrar el palo escondido. El que chafe y encuentre el palo ha ganado.
Castillos de barro y de arena.
A los más pequeños les fascina modelar o usar moldes para hacer figuras en la arena, pueden disfrutar llenándose de barro hasta enterrarse sin recibir una regañina. A partir de 3 años.
Juego de la rayuela en la orilla.
Aprovechando la parte húmeda de la arena cuando es amplia, dibujar una rayuela con forma espiral que tenga diez casillas y un centro con la palabra “cielo”. Se tira una piedra y se salta a la pata coja, sin pisar la casilla en la que ha caído la piedra. A la vuelta se recoge y salta el siguiente. Cada vez se tira a una casilla más próxima al centro y, si por error, la piedra cae en él, habrá que empezar de nuevo. Gana el que llegue antes al “cielo”. A partir de 6 años.
Reto personal
Este es un juego individual que se prepara dibujando en la arena una fila con ocho casillas. Pon tres guijarros blancos en las tres primeras casillas y tres guijarros negros en las tres últimas. El reto consiste en llevar todas las piedras al extremo opuesto. Para ello, las fichas se mueven de una en una hacia delante y saltándose unas a otras, pero sin posibilidad de retroceder. Un rompecabezas para los más persistentes. A partir de 8 años.
🌲 Si nos va más la montaña. Juegos en el campo y la montaña.
El juego de las piedras:
Es de aquellos juegos que vayas donde vayas del mundo encontrarás a gente que juega de una manera u otra. Tiras cinco piedras pequeñitas al suelo. Se coge una de esas piedras y se lanza al aire. Mientras la piedra esta en el aire, con la misma mano que se ha lanzado se ha de recoger una de las del suelo, y luego recoger la piedra que está volando. Así hasta que se han cogido todas. Si no da tiempo a coger la piedra que está en el aire y cae al suelo, pasa el turno al siguiente jugador.
Romper el hilo.
Un niño debe perseguir a otro como si lo uniera a él un hilo imaginario. Cuando otro compañero se cruza, es como si cortase el hilo, por lo que el perseguidor deberá seguir al niño que se le ha cruzado. Si el niño perseguidor pilla al perseguido, éste es el nuevo perseguidor. Los que huyen tienen la posibilidad de salvarse unos a otros arriesgándose a cruzarse en plena carrera. A partir de 8 años.
El escondite.
Un clásico siempre divertido. Un niño cuenta hasta veinte de espaldas en un árbol que se ha establecido como “CASA”. Los demás se esconden y él tendrá que buscarlos. Cuando ve a uno, debe correr a la “CASA” a decir su nombre y su escondite. Los escondidos deben aprovechar los paseos del niño que para para correr a la “CASA” y salvarse. Los que se salvan gritan “¡por mí!” y el último debe salvar al resto diciendo: “por mí y por todos mis compañeros”. En tal caso, el que paraba volverá a parar. De lo contrario, parará el que haya sido descubierto el primero. A partir de 5 años.
Carrera de aguadores.
Los niños cogen un recipiente de plástico lleno de agua y comienzan una carrera en la que tú les vas diciendo lo que deben hacer. Les indicarás hacia qué árbol han de dirigirse, si deben hacerlo a pata coja o de espaldas o dando vueltas sobre ellos mismos, así como subir a una roca o saltar desde ella. Al finalizar el juego, gana el que más agua conserve en el recipiente. A partir de 4 años.
Alto.
Un niño persigue al resto de los compañeros, si consigue tocar a alguien el niño tocado se convierte en perseguidor. La única forma de salvarse del perseguidor es subirse a algo: una roca, un árbol… A partir de 6 años.
Piedra, papel o tijera.
Los jugadores tienen la palma de la mano hacia arriba y el puño sobre ella. Mientras cuentan hasta tres golpean la palma con el puño. Al llegar a tres, convierten el puño en el objeto de su elección. Hay tres para escoger: piedra (puño cerrado), papel (mano abierta) o tijera (dos dedos en forma de V). La piedra gana porque rompe la tijera, el papel gana porque cubre la piedra y las tijeras ganan porque cortan el papel. Si se saca la misma forma, la jugada se repite.
🌜 ¿Y si se ha hecho de noche?
Un juego de noche, para jugar en casa:
Un juego con un nombre curioso: “Tú, gato, come caca”. Es una especie de juego de los disparates evolucionado. Cada participante coge una hoja de papel y lápiz.
Cada jugador ha de pensar una frase y escribirla en la parte superior de la hoja. A la de tres le pasa esa hoja al jugador que tiene a su derecha, que mira lo que hay escrito, lo representa con un dibujo y dobla la parte superior de la hoja, de manera que no se pueda ver la frase original que ha inspirado la ilustración. De nuevo cada uno pasa la hoja al jugador que esté a la derecha, que en esta ocasión ha de interpretar el dibujo con una buena frase.
La rueda continua, de forma que se alterna que cada jugador escriba una frase o haga un dibujo. Hay que tener en cuenta que cuando se hace un dibujo se ha de esconder la frase que lo ha inspirado. Cuando la hoja ha pasado por todas las manos se despliega, y se ríe un rato al ver la forma en que ha degenerado el concepto original. Es probable que el curioso nombre del juego tenga su origen en alguna de estas degeneraciones.
En realidad se trata del típico juego del teléfono, al que todos hemos jugado alguna vez, pero con un tunning de dibujo. Ideal para aquellos que tienen ganas de reír pero que ya han soplado unas cuantas velas y a los que el juego del teléfono les parece un poco ridículo. (Para este juego, en vez de hojas de papel, también se pueden usar tarjetas. Un jugador escribe por una cara, el siguiente hace el dibujo en el reverso, el tercero coge una nueva tarjeta…)
Imagen de portada: flickr Sergio Aguirre