En este libro Belén Barreiro divide a los ciudadanos del presente en cuatro grandes grupos con pautas de consumo, compra y voto diferenciados
Escribe que somos una sociedad cuádruple, compuesta por digitales-acomodados, digitales-empobrecidos, analógicos-acomodados y analógicos-empobrecidos. Los primeros se inclinan a Ciudadanos, los segundos a Podemos, los terceros al PP y los cuartos al PSOE. Belén Barreiro tiene autoridad para hacer este análisis, pero no sólo técnica sino también por su intuición para interpretar correctamente las señales: publicó en el año 2012 un artículo en el diario ‘El País’ (‘Regreso del futuro. La fractura generacional y la crisis institucional amenazan el futuro de la democracia’) en el que clavó el estado de ánimo político y personal de los españoles, y anticipó dos años la aparición de un partido como Podemos. Ahora Belén Barreiro publica ‘La sociedad que seremos‘ .
¿Cómo somos hoy los españoles? ¿Cómo nos ha cambiado la gran crisis del 2008? ¿Cómo nos ha cambiado la revolución digital? ¿Cómo nos ha afectado como ciudadanos y consumidores? ¿Votamos igual? ¿Compramos igual? ¿Amamos igual? ¿Qué cambios han llegado para quedarse y cuales serán arrasados por la velocidad a la que ahora transcurre nuestra vida? ¿Uber, Airbnb, Amazon… son nuestro único horizonte? ¿Qué pasará con la tienda de la esquina? ¿Nos hartaremos de pantallas? ¿Para compensar combinaremos la dependencia de internet con una vuelta a actividades antiguas, manuales y lentas, de la época de nuestros abuelos? ¿Cómo conviven la pasión por las redes sociales y el regreso de la bicicleta en lugar del coche? ¿Es hoy lo mismo ser ciudadano que consumidor? ¿Las elecciones se siguen ganando en el centro? ¿La polarización de la desigualdad evolucionará hacia el extremo o hacia la moderación? ¿Y los nuevos valores? ¿Y las nuevas necesidades? ¿Permitirán por fin la igualdad de género?
Estas y otras muchas preguntas encuentran respuesta en este interesantísimo libro que nos ayudará, a través de multitud de reflexiones, historias personales, anécdotas y estudios de campo y datos de opinión pública, a prepararnos como sociedad para el futuro que viene, a prepararnos para la sociedad que seremos.
La sociedad que somos ya y la sociedad a la que nos dirigimos
El libro, que está lleno de tablas, de datos y de cifras, como corresponde a una científica social, se inicia de una forma muy clara y pedagógica
Contando la historia de Miguel, de Alicia, de Sabino y de Josefa. Cuatro españoles que representan cada uno a esas categorías. Explica Belén que es una propuesta de cómo es nuestra sociedad hoy en día en el caso de España, pero que es también aplicable a otras democracias avanzadas.
Describe así a los cuatro personajes con los que arranca ‘La sociedad que seremos’:
■ Miguel es el digital-acomodado. Es una persona en torno a los cuarenta y pocos años, casado con una mujer con unos ingresos y un nivel profesional similar al suyo, con hijos, con una cuidadora en el hogar, que vive en un barrio estupendo de Madrid y se mueve muy bien en las redes. Es una persona a la que todo le va muy bien y que está muy digitalizada. Es el perfil de ciudadano propenso a votar a Ciudadanos.
■ Alicia es digital-empobrecida. Es una joven (o no tan joven) de 37 años con una situación económica muy vulnerable, tanto porque profesionalmente la acaban de despedir de su trabajo como por venir de una familia menos acomodada que la de Miguel. Alicia, como Miguel, es una persona que se mueve muy bien en las redes. A ambos la revolución digital les ha cambiado mucho la mentalidad, se han vuelto personas más abiertas curiosas y creativas. Al mismo tiempo Alicia ha sufrido los estragos de la recesión y eso le ha hecho por un lado rebelarse contra el sistema, pero por otro lado desarrollar mecanismos de solidaridad y de apoyo entre los suyos, entre los que están en una situación muy parecida a la de ella, y eso hace que la crisis la sufra pero no con tanto dolor como la sufriría en otras circunstancias. Sería la votante de Podemos.
■ Sabino es analógico-acomodado. Es un hombre mayor, ya jubilado, que podría vivir en cualquier capital de provincia. Ha trabajado toda su vida en una compañía de seguros y está casado con una mujer tradicional y católica. Le ha ido bien, ha ganado dinero y tiene sus ahorros. Es un hombre de rutinas y conservador en sus actitudes, pero también muy disgustado por la nueva situación política, muy disgustado por el aumento de la desigualdad y por la corrupción. Vive la revolución tecnológica con un cierto desconcierto, sus hijos le tratan de convencer de que utilice la banca online. Empieza a hacer sus primeros pinitos pero se siente un poco fuera de esa revolución digital, aunque no vive asustado porque él tiene una situación económica desahogada, y también gracias a la educación que ha podido ofrecerle a sus hijos ellos también viven una situación económica buena. Sería el prototipo de persona que votaría al PP .
■ Josefa es analógica-empobrecida. Es el caso más dramático, la historia triste de estas cuatro Españas. Josefa es una persona cercana a los 60 y siempre ha vivido en una situación de vulnerabilidad, con su marido también. La crisis le ha hecho perder todavía más capacidad adquisitiva. Vive la revolución tecnológica con total desconcierto. No entiende nada, sus hijos le regalan un móvil y lo pone en la mesa camilla al lado del teléfono fijo. No está dispuesta ni entiende nada del mundo hacia el que vamos. Está muy asustada por la globalización y está muy asustada por lo que ve a su alrededor. Ella y su marido han invertido todos sus ahorros en la educación de sus hijos, y lograron que tanto el primero como el segundo hayan escapado de esa situación de vulnerabilidad, pero no así con el pequeño que no ha querido estudiar y no ha tenido ese mecanismo de ascenso social. Ella vive con dolor esta situación de que por lo menos uno de los suyos vivirá todavía bastante peor de lo que viven sus padres. Sería la votante del PSOE.
Es fácil identificarse e identificar en nuestro entorno a cada uno de ellos
Llama la atención que las dos mujeres, Alicia y Josefa, representan respectivamente a la digital-empobrecida y a la analógica-empobrecida. ¿Es casual? ¿O es que la evolución tecnológica y económica sigue manteniendo la brecha de género?
Explica Belén que existe esa brecha de género. Los personajes no son personajes inventados, son constructos estadísticos. Hasta los nombres, salvo el de Sabino que explica Belén que le gustó y lo puso. El resto de nombres son los nombres más probables en esos perfiles y, efectivamente, en la España analógica-empobrecida hay más mujeres y en la España digital-empobrecida hay más mujeres. Sigue existiendo esa brecha de género producida tanto por la revolución tecnológica como por la propia crisis.
En el libro se dice que “algo se ha roto tras la gran crisis del 2008”
Esa fractura está generando desigualdad, y es algo que los españoles no toleramos bien. Somos de los países que peor digerimos la desigualdad, o dicho de otro modo somos de los países con más aprecio a la igualdad.
Es algo que ocurre por:
■ Por un lado los españoles somos la ciudadanía más progresista de Europa, hay más personas de izquierdas que de derechas en España que en otros países europeos, y por tanto en ese sentido hay más apoyo a la social-democracia.
■ A esto se suma otro elemento muy curioso y bastante peculiar de España, y es que en España las personas conservadoras (las personas de derechas) también apoyan la igualdad, es un rasgo que no es normal en otros países. Es algo que probablemente tenga que ver con el catolicismo: una persona conservadora pero católica tiene ese sentimiento de empatía hacia los demás tan desarrollado como lo puede tener un social-demócrata. En España nos encontramos con esta peculiaridad de que también se es social-demócrata siendo de derechas, en el sentido que también se aprecia la igualdad siendo de derechas.
Ese «algo se ha roto» sumado a esa intolerancia frente a la desigualdad provoca un estado de ánimo político en el país que hace que se debilite la fe en la democracia, y que ha hecho emerger nuevos partidos.
Podemos diferenciar una sociedad dual de acomodados y empobrecidos, donde los acomodados están muy en el siglo XXI mirando hacia el futuro, y los empobrecidos han retrocedido en el tiempo en sus formas de vida
Lo que es cierto es que aquellos empobrecidos que están en la revolución digital viven el futuro con muchísimo más optimismo que los que no lo están. Porque la revolución digital permite, entre otras cosas, formas nuevas de comunicación ciudadana que alivian el dolor del ciudadano. El hecho de que las redes sociales y el propio internet permita a los ciudadanos compartir su dolor y canalizarlo en nuevas formas políticas, pero también en nuevas conversaciones que a lo mejor se tienen en WhatsApp, hace que el empobrecimiento de los tecnológicos no se viva con tanto dolor como el empobrecimiento de los analógicos que lo viven de una forma muy solitaria.
El libro combina un análisis presente (con datos del CIS), con un análisis futuro (con una encuesta online)
En el futuro nos encontramos con que no va a haber analógicos puros, porque ya estará todo el mundo en internet (o casi todo el mundo), pero sí que va a haber diferencias entre los que estén muy al tanto de la tecnología y los que lo estén mucho menos. Va a seguir existiendo esa brecha entre analógicos no puros, personas que están por detrás en la tecnología y los otros.
Según Belén ahí los partidos tienen que tomar sus decisiones estratégicas
Que no son decisiones sobre izquierda-derecha, sino decisiones de si quieren representar a los más analógicos (que son más vulnerables), a los más analógicos y también tecnológicos pero que formen parte de las capas más empobrecidas… hay cuatro Españas, y uno tiene que forjar sus alianzas entendiendo que la ideología está repartida entre ellas. Porque la ideología curiosamente apenas varia: los digitales son ligeramente más progresistas (porque son un poquito más liberales y más jóvenes) y los analógicos son algo más conservadores, pero no es una diferencia ideológica la que hay entre las cuatro Españas.
El PSOE es, de todos los partidos, el que más se parece al país, porque tiene votantes en las cuatro Españas
Todos tienen votantes en todas las Españas, porque esas Españas no son iguales de tamaño (la más pequeña es la de los analógicos-acomodados, precisamente porque la tecnología introduce una brecha social profunda) ni tampoco son de igual tamaño los partidos. Pero es verdad que el PSOE donde tiene más representación es en las personas como Josefa, votante del PSOE de toda la vida y de cierta edad, que vive en un medio rural y que está llena de miedos ante lo que está pasando y se siente completamente vulnerable y no está entendiendo nada. Ese personaje tiene más presencia en el partido socialista de la que tiene en otros partidos políticos, lo cual no condena al PSOE sólo a esos votantes pero sí que hoy por hoy le obliga a reflexionar sobre por qué ha pasado eso.
Las nuevas tecnologías pueden dar la sensación de que nos aíslan, pero por otro lado también nos ponen en contacto
Uno de los análisis curiosos que aporta el libro es que existen dos prejuicios sociales respecto a las nuevas tecnologías:
■ Por un lado que las nuevas tecnologías producen incomunicación, que entre las parejas se habla menos, que en las familias cada uno está con su móvil… es lo que los ciudadanos dicen que ocurre en la sociedad.
■ Y luego, cuando se les pregunta que es lo que les ocurre a ellos mismos, son muchísimos menos los que dicen que se producen situaciones de incomunicación con su pareja y demás.
Curiosamente aquellas personas que están en las redes y utilizan más internet cuando se les analiza son los más sociables. La tecnología, contrariamente a lo que se cree, no es que nos aísle ni mucho menos, sino que el que es sociable fuera de las redes lo es en las redes y el que no es sociable fuera de las redes tampoco lo es en las redes. Es el mismo perfil, la persona es la misma.
Aparte de la rebelión del votante, en una parte del libro se habla de la rebelión del consumidor
Se traduce en un rechazo muy importante hacia grandes empresas y bancos. Aproximadamente una de cada cuatro personas siente ese rechazo visceral. Lo curioso es que estas personas que se declaran consumidores rebeldes valoran muchísimo peor las marcas y además tienen mucha más intención de cambiar por ejemplo de compañía de seguro, de teléfono, de cambiar de banco… Ha habido una rebelión paralela en el ámbito del consumo.
No hay que olvidar un dato importante: España antes de la crisis era de los países más pro-economía de mercado o capitalismo de una encuesta de 44 países, y después de la crisis se ha convertido en uno de los países con actitudes más anticapitalistas.
¿Tiene una traducción territorial esta España cuádruple que se describe en el libro?
Lo que se observa es que la España analógica, ya sea acomodada o empobrecida, es una España más centralista que la España digital. Es algo que está en consonancia con que los jóvenes en España se están posicionando hacia actitudes más abiertas con respecto a los cambios en la estructura territorial del Estado. Son más partidarios por ejemplo a que se celebre el referéndum en Catalunya, y en general son menos centralistas.
Las nuevas tecnologías abren las ventanas de nuestra vida para que entren nuevas ideas
El hecho de que se abran esas ventanas nos lleva a contagiarnos de otras cosas, y en ese contagio se producen nuevas reflexiones. Entre esas reflexiones una de las que se plantean los jóvenes es por qué España tiene que seguir siendo siempre un Estado con la misma estructura territorial. Pero también se plantean otras, se vuelven más liberales, se vuelven progresistas en vez de conservadores social-demócratas… Se produce una revolución de las ideas.
Obviamente si vives encapsulado en esa España analógica donde no dejas que entre el aire… tus ideas no cambian. Y lo que uno hace es agarrarse a lo que ya conoce y volverse conservador, no en el sentido izquierda-derecha sino conservador en el sentido de “por favor, no me cambien nada”.
Puede dar la impresión de que es una diferenciación por edades, la España joven y la España mayor, pero no lo es
Si se cogen a las personas que tienen entre 40 y 50 años (o simplemente más de 40 años) que son menos tecnológicas, se comportan exactamente igual que los analógicos mayores. Son sustentoras del bipartidismo, conservadoras en su manera de pensar, son más centralistas, más españolistas, son consumidores más rutinarios…
Es la tecnología, y no la edad, lo que cambia las mentalidades
Todos los partidos, al igual que las grandes empresas (las hay con ADN analógico y las hay con ADN digital, y tienen dificultades iguales o muy parecidas a las de los partidos), tienen que hacer el análisis de que estamos en una España, y vamos hacia una España, en la que conviven los más tecnológicos y los menos. Lo que va a pasar en el futuro es lo que pasó con la alfabetización, llegará un momento en que no habrá analógicos puros porque todo el mundo estará en internet.
Pero hay muchas maneras distintas de tener una relación con las nuevas tecnologías: se puede estar como de paso o se puede estar a la última
Y ahí se produce una división brutal entre unos y otros
Los que se quedan detrás en las nuevas tecnologías son los que tienen peores trabajos, son los que tienen economías más azotadas, son los que tienen mentalidades más cerradas, son los menos creativos, los menos curiosos, los menos felices, los que menos confían en los demás… se produce una diferencia tan grande, y al mismo tiempo son tan numerosos, que va a ser necesario hacer alianzas entre una España que va hacia adelante y una España que se queda ahí, más dormida.
La abundancia de pantallas entre la que transcurre nuestra vida está a la vez estimulando la combinación del mundo en internet con el mundo manual, lento, la vuelta a la bicicleta, la vuelta a las actividades que hacían nuestras abuelas…
Es algo que está pasando ya. Hay una necesidad de desconectar de la tecnología de vez en cuando, y los muy tecnológicos son precisamente los que están desarrollando actividades como colorear libros para adultos, hacer mandalas, tricotar, cocinar… actividades que requieren mucha tenacidad y que no funcionan a golpe de clic, lo cual produce esta contradicción. Estas contrarrevoluciones dentro de las revoluciones.
Fuente: Hoy por hoy de Cadena Ser (7/06/17) / Imagen de portada: flickr Thomas8047 / Imágenes interior: De 1977 a 2015, los carteles electorales de la democracia.