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Abejas y polinización

Abejas y polinización

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Sin abejas el mundo duraría cuatro años, decía Einstein. Quizá exageraba o quizá no. Hay muchas cosas de entrada que tienen que ver con el mundo de las abejas y de las que no somos conscientes. Por ejemplo la palabra dron ―palabra que se ha aplicado a los aviones no tripulados― es en inglés zángano, cuando estamos hablando de drones estamos hablando de zánganos. El estandarte imperial de Napoleón tenía abejas. En el nombre de los faraones siempre hay una abeja, el jeroglífico “Bit”…

La humanidad y las abejas van juntas desde hace muchísimo tiempo, básicamente por la miel. La idea de que existe ese producto tan rico y tan calórico que se puede conseguir prácticamente gratis en la naturaleza, que es la miel, nos ha hecho estar siempre muy cerca de las abejas. La primera representación de una persona robando miel de un panal salvaje está en Valencia, es de hace 8.000 años en una pintura rupestre. Los egipcios practicaban la apicultura. Luego la encontramos en el Israel bíblico. Todas las culturas de la humanidad han practicado la apicultura de una manera u otra.

Se podría decir que la historia de la humanidad es la búsqueda de la colmena perfecta, de cómo conseguir recrear de una manera artificial el funcionamiento de la colmena. A menudo los entrenadores de fútbol dicen que el secreto del éxito está en el grupo, en no pensar en uno mismo sino en el colectivo. Si las abejas jugasen a fútbol… ganarían bastantes ligas.

Abejas y polinización

Las abejas en la colmena ¿qué hacen?

¿De qué color son las abejas?

Probablemente muchos niños y niñas la única relación que han tenido con las abejas es a través de un personaje muy televisivo, la abeja Maya. Aunque todos creemos que las abejas son de color amarillo y negro no es así. En realidad las abejas son de color marrón y negro, ocurre que generalmente se confunde con la avispa, que sí es de color amarillo y negro.

La Abeja Maya: Episodio 1 ʽEl nacimiento de Mayaʼ

Las abejas y la polinización.

La vida de las abejas. Cuánto tiempo vive una abeja

En un arna ―la caja de madera que es la casa en donde viven las abejas en las granjas apícolas― vive una familia entera de abejas. Una familia de abejas está formada por unas 40.000 más o menos. De estas abejas no son todas iguales, hay diferentes clases de abejas: encontramos a la abeja reina, la abeja zángano y la abeja obrera.

De los diferentes tipos de abejas la abeja reina es la que vive más tiempo, puede vivir unos cuatro años, y puede vivir tanto tiempo porque se alimenta de jalea real. En cambio las abejas obreras viven unos cuatro meses y los zánganos cinco o seis meses. Para ser insectos es bastante tiempo, si pensamos en que hay algunos insectos que viven sólo un día, una semana o diez días.

La abeja reina

La abeja reina es la encargada de poner los huevos. Su casa es una especie de saco elaborado con cera que llama la atención por su tamaño, es la casa más grande de la calle y de ahí sólo saldrán reinas. La abeja reina destaca por su tamaño ―es la más grande del panal―, y a lo largo de su vida sólo tiene un trabajo: poner entre 500 y 3.000 huevos cada día dentro de cada uno de los agujeros.

La abeja reina es una prisionera en un hotel de cinco estrellas, a lo largo de su vida sólo saldrá del arna dos veces. La primera cuando el grupo o el enjambre crecen demasiado y no se cabe. La explosión demográfica determina la toma de decisiones drásticas. Las abejas invitan a la reina regente a abandonar la colonia y lo hacen cortándole el suministro de alimentos.

La abeja reina se lleva con ella a una parte de la colonia y va en busca de un nuevo palacio, por ejemplo el agujero de un árbol. Si el apicultor lo encuentra podrá recuperar a las abejas, si no el enjambre se perderá y se volverá salvaje.

La otra ocasión en que la abeja reina se puede escapar de casa es para festejar y copular, y eso sólo lo hace una vez en la vida. El vuelo nupcial lo realiza entre los cuatro y siete días de nacida. Este vuelo se realiza en horas del mediodía (comúnmente entre las 11 y 16 horas), siempre y cuando el tiempo sea favorable.

Antes de levantar el vuelo, la reina virgen gira alrededor de la colmena para orientarse. Un error de orientación podría tener fatales consecuencias, ya que si al regresar se equivoca de colmena podría ser asesinada por intrusa. Después se lanza al espacio seguida por un tropel de zánganos que tratan de alcanzarla. Sólo el más fuerte y resistente logra acoplarse y fecundar a la reina, pero paga muy cara tamaña proeza, ya que al desprenderse de ella sus órganos genitales quedan adheridos a la vulva de la reina y a causa del desgarro pierde su vida. La fecundación realizada por un zángano en este vuelo le alcanza a la reina para poner hasta 3.000 huevos fecundados por día durante sus 4 años de vida, aunque va variando la cantidad de huevos según la estación del año y en su vejez.

Hay una minoría de apicultores que se dedican a la crianza de abejas reina para mejorar la genética y mejorar la cosecha de miel. Es algo que también ayuda a compensar la mortalidad de las abejas.

La abeja zángano

Para que la abeja reina pueda poner los huevos antes se ha de quedar embarazada. Alguien la ha de dejar embarazada, una abeja macho que es el zángano. Los zánganos sólo vuelan con un objetivo, imponerse a los otros zánganos para copular con la abeja reina.

Tienen fama de vividores, pero también trabajan. Por ejemplo ayudan a sacar la humedad del néctar que se convertirá en miel. Los zánganos son más grandes que el resto de abejas pero no tanto como la abeja reina, y de un color marrón exagerado.

La abeja obrera

Las abejas obreras son las que realizan el resto de las tareas. De la mayoría de celdas del panal salen abejas obreras que como muchos insectos crecen cambiando de forma: primero son huevos, luego larvas enrolladas dentro de la celda y al cabo de tres semanas ya roen la tapa de cera que las protege del exterior y salen a trabajar.

Todas las obreras son hembras, pero ninguna de ellas puede tener hijos. Representan el 90% del total de un enjambre y son el auténtico motor de la familia. Limpian las celdas y calientan a las crías, alimentan a las larvas  ―a las jóvenes y a las viejas―, producen cera, mantienen la casa limpia, deciden cuando es necesaria una nueva reina y defienden el enjambre de los intrusos.

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La mariposa de la muerte, una intrusa en la colmena

Entre berenjenas nace uno de los pocos intrusos que se atreve a entrar dentro del arna, la conocida como esfinge de la calavera o mariposa de la muerte ―no porque tenga ningún peligro sino porque en la parte dorsal de su tórax tiene una mancha que recuerda a una calavera―. La mariposa de la muerte durante su fase de oruga se alimenta de la hoja de la berenjena. Después de crisalidar sale una mariposa oscura con un tatuaje blanco muy curioso: un cráneo humano con los dos huesos en cruz debajo, de ahí el nombre de mariposa de la muerte.

La Acherontia Atropos es una mariposa de vuelo nocturno que se hizo famosa cuando se estrenó en 1991 la película El silencio de los corderos, porque sobre el cartel aparecía un ejemplar de esta especie y también se veían en determinados momentos del filme.

Las abejas y la polinización.

Se pasa el día durmiendo, y cuando anochece vuela buscando un arna donde atiborrarse de miel. Su presencia revoluciona al enjambre. Las abejas la inmovilizan pero hay quien dice que alguna mariposa se salva imitando el sonido que hace la abeja reina.

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¿Dónde están las abejas? ¿Están en peligro de extinción?

Albert Einstein tenía una increíble habilidad con las fórmulas y también era bastante bueno a la hora de emitir sentencias, esas frases lapidarias que todo el mundo cree. Según Einstein “sin abejas el mundo duraría cuatro años”, quizá exageraba o quizá no.

Las abejas están desapareciendo, ¿dónde están? Pensar en la extinción de las abejas es una   realidad preocupante. Las abejas son vitales para la polinización de muchas plantas. Gracias a sus cuerpecitos cubiertos de pelos, pueden transportar el polen desde las partes masculinas a las femeninas de las flores ―tanto de la misma como en distintas plantas muchas veces alejadas entre sí―. Esto es muy vistoso en muchas especies vegetales como por ejemplo las fresas, cuyo tamaño y maduración final dependen de varias visitas abejeras.

Por supuesto las abejas no son los únicos insectos polinizadores, pero sí son fundamentales para diferentes especies vegetales fundamentales en nuestra dieta y en la de nuestros animales ―como los almendros, la alfalfa o las ya mencionadas fresas―. La preocupación está por ello justificada.

Desde la Unión Europea confirman que diferentes estudios científicos parecen indicar la disminución del número de abejas polinizadoras debido seguramente a varios factores: destrucción de su hábitat, el uso abusivo de algunos pesticidas ―hoy prohibidos al menos temporalmente―, los ataques despiadados de la invasora avispa asiática contra las colmenas, el ácaro Varroa destructor ―que chupa sus líquidos internos―, el parásito Nosema Apis ―que afecta a su aparato digestivo― o el socorrido cambio climático.

Dicho esto la verdad es que la causa última, si la hubiera, de la disminución de las abejas sigue sin aclararse realmente. Según comenta desde el University College Dublin el veterinario Simon John More, faltan datos. Habría que reunir a los apicultores, a los agricultores, a la industria, a los científicos, a los expertos en evaluación de riesgos, a los ciudadanos y a los políticos para estudiar cómo mejorar la toma de datos, para así evaluar de forma más realista el estado de salud de las abejas en Europa ―recoger datos y compartirlos―.

En un simposio internacional reciente sobre apicultura se pedía, por decirlo de alguna forma, algo de discreción. Se pide privacidad a la hora de informar a los apicultores para que no cunda el pánico. Porque por ejemplo divulgar un problema en las colmenas de una empresa podría suponer la ruina de un negocio.

Otro problema es más o menos el contrario, la proliferación de apicultores domingueros. En España, tal y como comenta el zoólogo Miguel Ángel Miranda de la Universidad de las Islas Baleares, hay casi 25.000 apicultores de los que sólo el 19% son profesionales según las cifras del Ministerio de Agricultura. Esto puede provocar que los tratamientos de las abejas se apliquen mal en muchas colmenas, generándose resistencias contra las enfermedades.

Finalmente y según estudios recientes, curiosamente en el invierno de 2013 a 2014  las abejas de colonias melíferas mostraron mortalidades de un 5% en España, un 14% en Francia y un 15% en Suecia. Un año antes, con un invierno más largo y frío, la mortalidad alcanzó un 10, un 14 y un 29% respectivamente. Son, dicen los expertos, porcentajes alejados de las cifras alarmistas manejadas por algunas organizaciones ecologistas, aunque todos los datos se siguen estudiando. Al parecer la mayor parte de los estudios científicos que existen son de alcance geográfico muy limitado y examinan sólo una o dos variables, pero no las interacciones entre todas las amenazas posibles. Se trata de un problema más complejo del que a simple vista parece.

Las abejas y la polinización.

Qué es la polinización. Cómo polinizan las abejas

La polinización es una de las funciones más importantes que realizan las abejas, es una función que realizan cuando van a comer.

¿En qué consiste la polinización? Las abejas comen néctar, y sólo algunas flores lo tienen. Las abejas obreras exploradoras son las encargadas de localizarlas, cuando las encuentran pasan la información al resto de abejas y comienza el festín. Las abejas al chupar el néctar están haciendo un doble trabajo: alimentarse y fecundar a las flores con las bolas de polen que se les quedan enganchadas en el cuerpo ―el polen es el equivalente al semen de las flores―. Sin este proceso no tendríamos ciruelas, manzanas, melones ni pipas de girasol.

Nadie cuestiona que las abejas son primordiales por el rol polinizador que desarrollan en el ciclo natural de la producción de alimentos. De hecho, son más buenas polinizadoras que las mariposas, escarabajos o moscas. Sin ellas el polen de las partes masculinas de las plantas no llegaría a fecundar las partes femeninas. De esta manera tan sencilla, mientras vuelan de flor en flor buscando comida para la colmena, ayudan a que una parte del mundo vegetal se reproduzca. Gracias a su comportamiento, se obtiene una gran parte de la producción de fruta, verduras, semillas y frutos secos que consumimos diariamente. Dicho esto, está claro que la alimentación de la humanidad depende en buena parte de ellas.

Hay muchos estudios que dicen que en los últimos diez años han desaparecido el 30% de las abejas. Es un dato importante porque un alto porcentaje de los recursos alimentarios que nosotros obtenemos viene de la polinización que hacen las abejas.

Dentro del arna el néctar se convierte en miel. Años atrás, en el campo, muchas casas tenían un par de arnas que servían para consumo propio y para vender miel al vecindario o para fomentar la floración de los árboles frutales del huerto.

La producción de miel como profesión

Hoy la miel se ha convertido en un elemento indispensable de nuestra despensa, todos queremos. La mayoría no tenemos espacio para tener un panal en casa ni tenemos un vecino apicultor, y por eso hay profesionales con miles de arnas repartidas por el país que han hecho de la miel su vida y su profesión. En este caso es evidente que tener tres o cuatro panales no es suficiente.

Los productores de miel tienen que hacer grandes desplazamientos buscando la mejor floración en cada época del año porque necesitan que la producción no pare nunca, como si se tratase de una fábrica de coches: es la trashumancia pero con abejas. Cuando se acaba una floración se han de dirigir en busca de otra floración, y el viaje puede durar varias horas en camión.

El colmenar o apiario. Cómo criar abejas para producir miel. El trabajo del apicultor

En una granja apícola el colmenar es el lugar donde están ubicadas las colmenas, ya sean dos o doscientas. Una granja de abejas debe estar situada en un zona con buenas floraciones, hay que calcular que las abejas se mueven entre 1 y 3 km a la redonda, si tienen poco alimento o si hay muchas colmenas juntas tendrán que desplazarse más lejos.

Las abejas necesitan agua, necesitan beber. Por ello es ideal disponer cerca de un río, un embalse o un manantial. Es preferible orientarlas al sur, para que así reciban el mayor número de horas de sol posibles en invierno. Se pueden plantar árboles de hoja caduca como avellanos o manzanos para que les dé la sombra en verano y que dispongan de sol directo en invierno.

Las colmenas que formen el colmenar deberán estar levantadas al menos 30 cm del suelo para evitar humedades, y entre ellas separadas medio metro para tener espacio de trabajo suficiente, aunque normalmente en apiarios profesionales acostumbran a estar mucho más juntas para optimizar el espacio.

También hay que pensar en dejar un pasillo por detrás de la colmena que tenga suficiente amplitud como para poder pasar y trabajar con holgura.

Si hay riesgo de animales cercanos, ya sea domésticos o salvajes, también se puede cercar el colmenar. Las colmenas deben estar correctamente señalizadas con el número de registro (CEA).

Cuando comienza la temporada de recoger la miel, los días de sol y con poco viento son perfectos para ir a las colmenas. Antes de aproximarse es fundamental la protección, hay que preparar todo el material que se vaya a utilizar ―el traje del apicultor, con la careta y los guantes ― todo de colores claros porque los colores oscuros hacen a las abejas más agresivas. No se tiene que utilizar ni colonia ni desodorante, y se ha de tener preparado el botiquín por si se producen picaduras.

Luego se ha de ahumar la piquera, echar un poco de humo con suavidad para que las abejas sepan que estamos ahí. Delante de la piquera siempre hay unas abejas a las que se llama guardianes, y estas abejas guardianes al notar el humo comen miel y no son tan agresivas. En la parte de abajo no se toca nunca la miel, porque es donde ellas crían y tienen la miel de reserva para pasar el invierno y las temporadas secas de escasez.

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A un panal de rica miel… Los productos de las abejas

Propiedades de la miel de abeja y los diferentes tipos

La miel es  tanto por cantidad como por importancia económica el principal producto de la colmena. La miel es un endulzante natural y tiene muchas propiedades terapéuticas, son muchos los beneficios de la miel de abeja. Además es el alimento que más tiempo se puede guardar sin que se estropee, no caduca y es muy versátil en la cocina.

A lo largo de toda su vida una abeja puede fabricar como una cucharada sopera de  miel. Las abejas la producen a partir del néctar de las flores, de secreciones de partes vivas de plantas, o de excreciones de insectos chupadores de plantas. La miel se elabora mezclando las recolecciones con sustancias propias de la abeja y se almacena en el panal, donde madura.

Se puede usar externamente por sus propiedades antimicrobianas y antisépticas. Ayuda a cicatrizar y a prevenir infecciones en heridas o quemaduras superficiales. También es utilizada en cosmética por ser astringente y suavizante.

Lo mejor es comprar miel de producción ecológica. Que una miel es de producción ecológica quiere decir que alrededor de las colmenas ―en un radio de tres kilómetros― no hay cultivos convencionales, que no se utilizan para curar productos de síntesis y, principalmente, que lo certifica un organismo que lo vigila.

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La miel puede ser monoflorarl o multifloral. Bajo el nombre de miel monofloral se incluyen aquellos tipos de miel que se componen principalmente del néctar de una sola especie. La miel multifloral, como su propio nombre indica, hace referencia a los tipos de miel compuestos por el néctar de varias especies vegetales diferentes sin ninguna proporción fija entre unas y otras. En el mundo hay cientos de tipos de miel diferentes, dependiendo del tipo de flor que las abejas encuentran en su hábitat. Las siguientes son algunas de ellas:

Miel de abeto. De color verde y muy difícil de conseguir ya que no se produce todos los años. Tiene un aroma balsámico fuerte indicado para afecciones respiratorias. Al contrario de lo que sucede en otras mieles, la miel de abeto no se obtiene de ninguna flor. En este caso las abejas liban las secreciones de unos insectos que se alimentan de la savia de esta planta.

Miel de acacia. Es una miel de color ámbar y muy líquida, extraída de la misma flor de acacia. Ayuda a regular el intestino cuando se producen problemas de estreñimiento, pero también son reconocidas sus propiedades reconstituyentes.

Miel de alfalfa. Miel procedente de las flores de alfalfa. De color ambarino blanco tiene uno de los aromas más agradables y destaca además por su sabor. Al igual que la del trébol, también es muy adecuada para “recargar las pilas” cuando se produce agotamiento después de haber realizado un importante esfuerzo.

Miel de avellano. De color amarillo intenso y excelente sabor. Ayuda a mantener la piel en buen estado, suave e hidratada.

Miel de azahar. Es la miel procedente del néctar de las flores del naranjo y el limonero, muy apreciada por su textura suave. Es de color ámbar claro, perfumada y suave al paladar. Actúa como relajante natural, tiene efectos sedantes y ayuda a conciliar el sueño. También es antiespasmódica.

Miel de brezo. La miel de brezo tiene un aspecto que varía desde el color más claro hasta el rojo oscuro, y un sabor ligeramente amargo. Es rica en principios minerales y sus propiedades van desde las diuréticas hasta las antirreumáticas. Es por eso que está indicada cuando se producen infecciones urinarias y ayuda a prevenir la aparición de cálculos en los riñones. Así mismo está recomendada para personas que sufren problemas cardíacos, ya que estimula el riego sanguíneo. Por su contenido en minerales está indicada para la anemia, inapetencia y fatiga.

Miel de castaño. Es la miel procedente del la flor del fruto y la exudación del árbol. Tiene un color oscuro y un profundo sabor. Es la miel que más vitamina C, minerales y antioxidantes posee en comparación con las elaboradas con otros tipos de flores. Ayuda a regenerar los tejidos intestinales y además es rica en fósforo, calcio, potasio y magnesio, lo que ayuda a la circulación tanto de la sangre como linfática.

Miel de diente de león. Presenta una tonalidad similar a la de la paja y se cristaliza muy rápidamente. Su sabor es fuerte y resinoso. Una miel perfecta para reducir los efectos de las afecciones respiratorias.

Miel de encina. Su color muy oscuro, casi negro, va en consonancia con un sabor también muy intenso. La miel de encina es la producida por las abejas que liban la melaza que se desprende de los frutos. Es rica en hierro y está indicada para aliviar malas digestiones, pero también es una perfecta aliada contra la diarrea. En España abunda en las zonas de dehesas de Castilla y León, Extremadura y Andalucía.

Miel de espliego o de lavanda. Es la miel producida a partir de la flor de lavanda. Su tonalidad es más bien clara y el aroma recuerda mucho a la propia planta. Por su poder bactericida y antiséptico está indicada en uso externo para picaduras de insectos, quemaduras solares y heridas. Preventiva de gripes, bronquitis y resfriados. Favorece el sueño, modera la irritabilidad, la agresividad y el estrés.

Miel de eucalipto. La miel de eucalipto es de color ocre y con un sabor característico a madera. El eucalipto es una planta con un fuerte aroma que se imprime en la miel que crean las abejas a partir de sus flores. Al igual que sucede con la propia planta, la miel de eucalipto ayuda al tratamiento de resfriado, gripe, catarro y afecciones del árbol respiratorio.

Miel de Manuka. Tiene un sabor que no se parece al de otras mieles, su textura es consistente y tiene un color oscuro. Procedente de Australia y Nueva Zelanda es un antibiótico natural, tanto para tratar problemas del aparato respiratorio como digestivo. Catarros, bronquitis, resfriados, ulceras de estomago o duodeno. Por su propiedad antibacteriana se utiliza en quemaduras, cortes, afecciones de la boca (aftas bucales e irritación) con enjuagues.

Miel de milflores. Es la miel que procede del néctar de varias especies vegetales diferentes sin ninguna proporción fija entre unas y otras. Rica en minerales, previene la anemia, favorece la digestión y es antiséptica.

Miel de pino. Tiene un fuerte aroma y su color es bastante oscuro. La miel de pino no es fácil de conseguir y permanece líquida mucho tiempo tras la recolección. Es bastante efectiva a la hora de aliviar afecciones respiratorias leves por su efecto balsámico.

Miel de roble. La miel de roble no se obtiene de las flores sino de los árboles y los arbustos. Su color es más oscuro que el de la miel procedente del néctar de las flores y sus propiedades antioxidantes son superiores. Entre sus propiedades favorecer la digestión, aliviar los dolores de garganta, ser un emoliente natural y ecológico, mejorar la tensión arterial y combatir la anemia.

Miel de romero. El romero es una de las plantas aromáticas por excelencia y una excelente materia prima para las abejas a la hora de elaborar miel. El resultado es una miel aromática y dulce, bastante espesa, de textura y color diferente cuando se calienta o cuando está cristalizada. Sus propiedades se centran en su efecto digestivo en casos de pesadez de estómago o indigestión, y está indicada para las úlceras de estómago. Es un estimulante hepático que favorece la descongestión del hígado. También es adecuada para aliviar enfermedades respiratorias.

Miel de Tilo. Procede de las flores del tilo. Tiene un color amarillo suave, su olor es intenso y se cristaliza muy rápidamente. Destaca por sus propiedades sedantes, por lo que es ideal para tomar diluida en un vaso de leche antes de dormir si se sufre ansiedad o insomnio. La miel de tilo también destaca por su poder antibacteriano, siendo útil en bronquitis, gripe y resfriados.

Miel de tomillo. Entre las plantas aromáticas el tomillo también ocupa un lugar de privilegio. Su miel no tiene un color definido, dependerá de la época del año en la que se obtenga. Su tono es rojizo, y su aroma intenso y muy característico. La miel de tomillo está indicada para las afecciones respiratorias de tipo inflamatorio, tos convulsiva y asma. Es reguladora de la función arterial y está indicada como tonificante ante la fatiga y la astenia.

Miel de trébol. Una miel de color amarillo suave, energizante y reconstituyente. Muy útil para cansancio o fatiga tanto físico como mental, para personas mayores, para épocas de exámenes y recuperaciones post operatorias. Históricamente también se ha utilizado para aclarar la piel y el cabello, puesto que contiene enzimas con pequeñas cantidades de peróxido de hidrógeno.

Miel de Ulmo. Esta miel presenta un color pálido, casi blanco. Dependiendo de su producción es clara o extra clara. Tiene un sabor exquisito y su cristalización hace que sea fresca en la boca. Tiene propiedades bactericidas, fungicida, antiviral y balsámica. Muy útil para afecciones de la piel, heridas y hongos. Como curiosidad, se ha estudiado el uso de la miel de ulmo como fungicida en el tratamiento de enfermedades de las plantas.

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El polen

El polen es el elemento masculino de las flores. Cuando las abejas lo recogen lo mezclan con sus excreciones o con miel regurgitada. El polen de abeja que llega a los comercios lo hace en forma de gránulos coloreados desde pardo a amarillo.

Se compone de un 15% de agua, de un 20% de almidones, de un 40% de aminoácidos, de un 30% de glúcidos y tiene un alto contenido en vitaminas, oligoelementos y rutina (flavonoide). En cuanto a los beneficios del polen de abeja, su principal uso es como complemento alimenticio dado su alto valor nutricional.

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La jalea real

La jalea real es una sustancia segregada por las glándulas hipofaríngeas de la cabeza de abejas obreras jóvenes. Está destinada a alimentar a la abeja reina y a las larvas en sus primeros estadios.

La jalea real tiene muchas propiedades, es muy rica en glúcidos y proteínas y su principal uso es como complemento alimentario, siendo un vigorizante excelente.

El propóleo

El própolis es una resina cérea, de composición compleja y consistencia viscosa, que las abejas elaboran a partir de partículas resinosas de diferentes vegetales y que utilizan en la construcción, reparación y protección de la colmena.

Ha sido usado desde la antigüedad y actualmente su uso está muy extendido en farmacia, dietética y cosmética aunque pocas personas conocen a fondo las propiedades del propóleo.

La cera de las abejas

La cera es el material que las abejas usan para construir los panales en el interior de las colmenas. Desde hace siglos se elaboran velas con la cera de abejas, pero no ha sido hasta su estudio moderno que se han sentado las bases para otros usos.

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Los enemigos de las abejas

Ácaro varroa destructor

El ácaro varroa destructor es un parásito muy agresivo que provoca que las abejas produzcan menos miel. Es el principal problema de la apicultura en prácticamente todo el mundo. Es la única enfermedad que ataca indistintamente tanto a las abejas adultas como a la cría y tiene un ciclo adaptado al de la abeja.

Su aspecto recuerda al de una garrapata. El ácaro varroa destructor se adhiere al cuerpo de las abejas causándoles heridas, atacando a las crías, chupándoles la hemolinfa… debilitando a las colmenas y volviéndolas susceptibles al ataque de cualquier virus. Provoca la muerte de las colmenas si no se trata.

Ácaro varroa destructor. Las abejas y la polinización.

Ácaro varroa destructor

La avispa asiática (Vespa velutina)

La avispa asiática no sólo mata a las abejas, sino que tiene una técnica a la hora de actuar que hace que las abejas tengan miedo y no salgan del panal. Lo que hace el avispón asiático es coger a una abeja y cortarle la cabeza, las patas, el abdomen y las alas, y sólo aprovecha la parte del tórax. Y esa parte del tórax es la que se lleva para alimentar a sus larvas en su nido. Y lo que le ocurre a las abejas es que se quedan sin atreverse a salir, y por tanto no pueden ir a buscar ni polen ni néctar ni agua. Se empiezan a debilitar y acaban muriendo.

La avispa asiática (Vespa velutina). Las abejas y la polinización.

La avispa asiática (Vespa velutina)

Los apicultores sufren cada vez más las consecuencias de estas avispas asesinas. El pasado año muchos perdieron totalmente la cosecha de otoño y las colmenas quedaron muy debilitadas por el invierno. Luego en primavera vuelven a recuperarse algo, pero cuando llega agosto y septiembre vuelve la invasión de la avispa, las colmenas vuelven a quedar debilitadas y de nuevo  vuelven a morir muchas abejas. En Catalunya la zona más afectada en 2013 fue el Alt Empordà y la Garrotxa, bajó por La Selva. También hay infestación en el Pla de l’Estany, en el Gironés, y un poco en el Baix Empordà. Y ahora ya está bajando, a través del Montseny, a Barcelona.

Se trata de una especie invasora que se extenderá por toda Catalunya, ya está muy extendida en la cornisa Cantábrica y parte de Portugal. No podemos luchar contra ella porque no se alimenta sólo de las abejas sino de cualquier otro insecto que encuentra. Tenemos algunos sistemas más o menos mecánicos para frenarla, como una especie de trampa en la que dentro se pone un líquido para que por la evaporación que sale de la trampa atraiga a los insectos, básicamente a las avispas, y éstos se queden dentro. Con esto se puede capturar a algunas pero no es un sistema muy eficaz, y no hay nada más efectivo. Falta más investigación, porque es un insecto que sólo se podrá combatir localizando una feromona específica, de macho o hembra de avispa, para poderla combatir.

Una de las principales características de la avispa asiática que facilita el identificarlas es que tienen sus patas la mitad de color negro y la mitad de color amarillo.

Parásito Nosema Apis

Nosema apis es un microsporidio, parásito unicelular que afecta a las abejas melíferas. Es causante de la enfermedad denominada nosemosis que ataca las abejas adultas.

La nosemosis afecta el aparato digestivo de las abejas obreras, los zánganos y de la abeja reina. El esporo de N. apis es ingerido con el alimento y destruye las células epiteliales encargadas de la digestión y asimilación, de tal manera que no se aprovecha convenientemente el alimento ingerido. Produce una inflamación del intestino de la abeja, generando diarrea. Las abejas tienen síntomas de debilidad general y una imposibilidad de volar.

El abejaruco

El abejaruco es un ave migratoria protegida que se caracteriza por la policromía de su plumaje. Es inconfundible por la cantidad de colores que presenta: pecho azul, vientre verdoso, cabeza canela, cuello amarillo y la lista negra que adorna su ojo. Las abejas que se crucen con esta especie protegida de pájaro de colores llamativos y aparentemente inofensivo seguramente morirán antes de tiempo.

El abejaruco puede comer 32 gramos de insectos al día. Las abejas son su presa preferida, y un sólo pájaro puede llegar a comerse 200 abejas al día. También caza a la reina cuando hace el vuelo nupcial dejando huérfana a la colonia.

Las abejas y la polinización.

Un abejaruco a punto de capturar una abeja

Durante el verano de 2017 investigadores del CTFC (Centre Tecnològic Forestal de Catalunya) recogieron datos como el movimiento de las abejas y la producción, así como la presencia de abejarucos en las colmenas en estudio. El objetivo era cuantificar el impacto de esta ave protegida.

Las abejas se sienten amenazadas, son una especie social que se comunica y lo que hacen es que no salen de la colmena. Se quedan en el interior y no van a buscar el néctar y el polen, y esa inhibición tiene consecuencias.

El estudio era un encargo de la Generalitat que quería saber si el abejaruco es o no el culpable del descenso de la producción de miel, como piensan los apicultores. Y es que los apicultores solicitan medidas para paliar las pérdidas que creen que provoca este pájaro. Lo que piden como sector es que se vuelvan a articular las medidas de compensación que tenían los años del 2005 al 2013 ―que eran unas compensaciones por los perjuicios que les causaban estas aves― o que se controle la población de abejarucos de alguna manera.

Las abejas y la polinización. Abejaruco.

La contaminación, los productos químicos y el cambio climático

El hecho de que ahora la atmósfera esté más contaminada es un problema grave para las abejas. Si tenemos en cuenta por ejemplo cuánto vive una abeja reina, antes podía vivir hasta cuatro y cinco años y ahora se está viendo que vive 2,5 o 3 años.

El humo de los coches es una de las causas de la contaminación. Los árboles sulfatados o los herbicidas también son un problema, por ejemplo la exposición continua a los neonicotinoides afecta negativamente a las abejas.

Los insecticidas neonicotinoides son unos pesticidas que se usan con profusión en los principales cultivos del mundo. Dos estudios científicos, publicados en la revista Science, advierten que el uso de estos insecticidas derivados de la nicotina perjudica a las abejas silvestres y también a las que producen miel.

La primera investigación, realizada por el Centro de Ecología e Hidrología de Oxfordshire, se llevó a cabo en campos del Reino Unido, Alemania y Hungría, cuyos cultivos fueron tratados con este tipo de pesticidas y en los que los científicos comprobaron la muerte de más del 20 por ciento de las abejas.

En marzo de 2017, la Comisión Europea propuso una prohibición casi total de este tipo de insecticidas. Ahora la prohibición sigue siendo temporal y se basa en una evaluación realizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, en la que se ha concluido que las abejas podrían verse perjudicadas no sólo a través del cultivo tratado, sino también a través de residuos que persisten en los campos.

El segundo estudio también lo ha llevado a cabo un centro del Reino Unido, la Universidad de York, y demuestra los efectos negativos de estos pesticidas en diferentes especies de estos insectos.

Según ambos estudios estos pesticidas afectan a su sistema nervioso central y dañan la reproducción de las abejas, un proceso que a largo plazo puede provocar incluso su muerte. El papel de estos insectos polinizadores es fundamental en la reproducción de muchas especies vegetales, y por lo tanto su progresiva desaparición es toda una catástrofe porque un tercio de la producción de los alimentos que consumimos depende de su trabajo.

De hecho el 75 por ciento de la flora silvestre se poliniza gracias a ellas, y casi el 40 por ciento de las frutas y verduras que comemos procede de la polinización. Frutas y verduras como naranjas, manzanas, cebollas, pepinos, calabazas o fresas entre otras de una larguísima lista. Ahí pues la magnitud de la tragedia.

A las abejas también les afectan las temperaturas tan elevadas que se alcanzan cada vez con más frecuencia como consecuencia del cambio climático. Este insecto es un termómetro de la salud del planeta y el calor extremo hace que mueran más. Además la sequía acorta la floración de las plantas y seca las flores, y eso afecta a la producción de miel.

Abejas y polinización

Las avispas y las abejas de la miel

En general hay temor y desconocimiento hacia estos insectos, los dos pican pero son muy diferentes. Tanto las abejas como las avispas suelen picar cuando creen estar en peligro o cuando su territorio ha sido perturbado, pero no suelen picar porque sí a una persona.

Mucha gente aún siente miedo ante las abejas, entre otros motivos porque quizá alguna vez le han picado. Las abejas pueden ser peligrosas y agresivas, es algo que depende del día y del tiempo y, lo más importante, de no molestar demasiado a las abejas y estar quietos. Las abejas poseen un aguijón que emplean para su defensa. En caso de picadura de abeja se recomienda extraer el aguijón y colocar una gota de agua oxigenada o de amoniaco. Las picaduras atraen a las demás abejas por el olor del veneno, por lo que hay que tomar las debidas precauciones.

Por lo que respecta a la avispa es el insecto que más se confunde con la abeja. Los nidos de avispa ―los avisperos― están hechos de una especie de celulosa elaborada con saliva y madera y sólo duran un año, fabrican uno cada primavera. Las avispas adultas se alimentan de néctar y pulpa de fruta, pero las larvas necesitan proteína. Sus padres se convierten entonces en pequeños carroñeros que aprovechan algún animal muerto o en rapaces que no dudan en matar moscas, abejas o mariposas.

La picadura de avispa es una de las más dolorosas e incómodas. El primer síntoma es el dolor y la quemazón en la zona de la picadura. Además, en algunos casos excepcionales, puede surgir una reacción alérgica que puede que puede afectar de múltiples maneras.

Abejas y polinización

«Beehave», una exposición temporal en la Fundació Miró

Situar al visitante en el lugar de una abeja de la miel a través de diversas esferas colgantes con flores olorosas en las que hay que introducir la cabeza. Esta es la intención de la primera instalación de la exposición «Beehave«, un juego de palabras que mezcla las palabras inglesas «bee» (abeja) i «behave» (comportarse).

"Beehave", una exposición temporal en la Fundació Miró. Las abejas y la polinización.

La desaparición masiva de las abejas de la miel en los últimos años ha despertado un interés creciente por la apicultura urbana como forma de renaturalizar las ciudades. Beehave es un proyecto expositivo a cargo de Martina Millà, que se hace eco de este debate y que presenta instalaciones y obras en soportes diversos que invitan a los visitantes a acercarse de forma sensorial a distintos aspectos del universo de las abejas.

Uno de los objetivos de Beehave es, como su título sugiere, educar para conocer mejor a estos insectos y así ampliar los límites de nuestra percepción. La Fundació Miró quiere fomentar el debate sobre si hay que permitir o no la apicultura urbana. Sesenta instalaciones inmersivas, pinturas, fotografías, acciones y dispositivos multimedia, entre otros, creados por 24 artistas nacionales e internacionales, permiten ponerse en el lugar de las abejas. Algunos de los artistas son también apicultores.

La muestra aporta diferentes enfoques que quieren situar al visitante en el papel del insecto a través de sensaciones visuales, olorosas y auditivas. Desde detalles anatómicos a gran escala de estos animales hasta las sensaciones aproximadas de estar dentro de una colmena.

"Beehave", una exposición temporal en la Fundació Miró. Las abejas y la polinización.

A mediados de marzo, el proyecto saldrá del museo con diez intervenciones artísticas por Barcelona para debatir si es necesario permitir o no la apicultura urbana, una práctica aquí prohibida desde los años 80 del siglo pasado pero que ciudades como Londres o París han legalizado.

Hasta el 20 de mayo, cuando se acaba la exposición, se ha instalado una colmena en la azotea del museo conectada a una plancha multisensorial. Si el visitante se estira puede percibir, a través del oído y el cuerpo, la vida de una colonia de abejas en tiempo real.

Se pretende que el visitante, después de recorrer las salas de esta magnífica exposición, salga con otra idea de lo que son las abejas de la miel.

Fuente: A vivir de Cadena Ser (5/03/2017) | El laboratorio de JAL de Radio 5 (19/07/2017) | Telenotícies migdia de TV3 (21/02/2018) | Espai Terra de TV3 (28/03/2017) | Els matins de TV3 (14/07/2015) | Planeta vivo de Radio 5 (12/07/2017) | Al punto de RTVE (14/06/2015) | Bèsties de TV3 (26/09/2017)

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