El programa KiVa Koulu, puesto en práctica en Finlandia a partir de 2009, se ha demostrado muy eficaz para evitar el acoso escolar
El método KiVa es un programa amplio, que ha tenido bastante apoyo institucional en Finlandia y es por ello que se ha podido desarrollar de manera efectiva.
Es un programa en el que se trabaja con los alumnos, con los profesores y con las familias
Lo más interesante del método kiVa es que parte de una base teórica sólida como es la teoría social cognitiva, que dentro de psicología habla de una serie de mecanismos de desvinculación moral. Es decir, ¿Por qué nosotros podemos agredir a otras personas de una manera más fácil? Por ejemplo minimizando a la víctima, no considerando que las consecuencias para la víctima sean graves… son aspectos que facilitan la agresión, facilitan el bullying.
El método KiVa parte de esa base
Cualquier programa, para que sea eficaz, ha de tener una base teórica que además esté contrastada con diferentes estudios. Aparte también incluye el aval empírico: lo que conocemos no tanto por la teoría sino por lo que está sucediendo. Por ejemplo se tiene muy en cuenta el apoyo grupal.
El apoyo del grupo para el agresor es muy importante
Si el agresor no tiene el apoyo del grupo lo que estamos consiguiendo es que disminuya el número de agresiones. Y que disminuya también, aparte de la frecuencia, la gravedad de las mismas. Trabajan con esas dos premisas básicas.
En base a eso se han generado una serie de materiales
Y con eso se hace una charla con todos los institutos. Lo importante es que están implicados muchísimos centros, porque es un programa impulsado estatalmente desde el año 2009. Toda la educación pública en Finlandia sigue este programa.
El método KiVa se ha exportado a diferentes países
Sobre esto habría que hacer un inciso, ya que últimamente está derivando hacia una vertiente más comercial. En España hubo una reunión, en la embajada de Finlandia, en la que una de las profesoras creadoras de este programa vino a exponer las bondades del método, y luego quería captar una serie de socios, con una licencia que está en torno a los 40.000 euros. Esa internacionalización empieza a rechinar un poquito.
Lo que es cierto es que se ha llevado a cabo en diferentes países. Por ejemplo en Estados Unidos se ha hecho en la zona de Texas, en diferentes colegios, y parece ser que también ha funcionado. Esto es importante porque vemos que en diferentes contextos el método KiVa puede funcionar.
En Italia, que es un contexto al que nosotros podemos ser algo más afines (los datos de maltrato y acoso son similares entre España e Italia), según un estudio parece ser que una experiencia que se ha puesto en marcha ha conseguido reducir la victimización en un 50%.
En España tenemos ciertas particularidades
La primera es que no podemos implementar un programa a nivel estatal porque cada comunidad tiene sus competencias. Pero eso no quita que cada comunidad pueda apostar por un programa. De hecho en España hemos tenido dos programas que han funcionado bien en Andalucía. Empezó Sevilla con el proyecto Sevilla Anti-Violencia Escolar, y luego el proyecto Andalucía Anti-Violencia Escolar. Y han funcionado más o menos con los elementos que también se trabajan en el método KiVa.
Lo fundamental es el rol que tiene el grupo a la hora de mantener las agresiones
Se trata de incrementar la empatía hacia las víctimas, que las víctimas no estén aisladas. Lo que busca el agresor es ese aislamiento, esa exclusión. Y sobre todo promueve en la propia víctima una serie de estrategias relacionadas con la autoeficacia a la hora de denunciar lo que le está pasando. Que las víctimas sean capaces de detectar que están inmersas en esta dinámica de maltrato y acoso.
Muchas veces la propia víctima lo confunde con otros problemas que pueda tener
Puede pensar que no encaja en esa clase. Y al poco ya empiezan los insultos y las agresiones. Empieza siendo algo de baja intensidad hasta que luego adquiere mayor frecuencia.
Lo fundamental es que la propia víctima detecte que empieza a ser víctima, y a continuación tratar que sea la propia víctima la que rompa la ley del silencio. Haciéndole ver que por contarlo no será considerado un chivato, simplemente es que le están pisoteando sus derechos, están pisoteando una serie de aspectos de la convivencia que deben ser normales, y por tanto lo debe comunicar a un adulto para tratar de salir de esa situación.
El método KiVa incluye 10 sesiones al año en cada curso
Son 10 sesiones que se dan para los chicos y chicas, los estudiantes. Las llevan a cabo los profesores y tienen una duración de dos horas cada una. Y esas sesiones sirven para generar una serie de normas.
En cada sesión se trabaja un aspecto concreto, como puede ser un aspecto relacionado con los valores, un aspecto relacionado con los tipos de agresión, otro aspecto relacionado con las consecuencias que puede tener para las víctimas… y cada sesión lleva aparejada una norma. Se trabaja en el aula la generación de una norma con las consecuencias, de una manera democrática. Al finalizar el curso se tiene un decálogo de normas con las consecuencias que los propios estudiantes han ido diseñando.
Es interesante ver que cuando se les pide a los estudiantes que impongan las sanciones son bastante más duros de lo que seríamos los adultos. Y eso es lo que ha de ir manejando el tutor, con ayuda de una guía explicativa de cada una de las sesiones.
¿Qué se les exige a las familias?
En el método KiVa las familias también están relacionadas en toda la dinámica de prevención
Se mantiene una reunión inicial en el centro que se acoge a este programa, en la que se hace una presentación y se informa a los padres en qué consiste el maltrato y el acoso, se les explican los mecanismos y cómo los chavales pueden llegar a convertirse en agresores o en víctimas. Además se le entrega una guía a cada familia.
Una crítica que se puede hacer a este método es que, para aquellos padres que puedan necesitar una intervención más intensiva, ahí el programa no entra. No es como otros programas en los que se puede formar al profesorado para tener entrevistas con los padres. En ocasiones los profesores, con algunos padres más problemáticos, tienen primero el problema de que acudan al centro. Y una vez que han acudido a la llamada, los profesores tampoco saben muy bien cómo manejar la entrevista, cómo motivarles para hacerles ver que este tema es un problema y que ellos son parte de ese problema, pero también son parte de la solución. En el método KiVa simplemente se entrega esta guía.
¿Qué es la figura del GUARDIA dentro del método KiVa?
Por lógica, las agresiones se suelen dar en aquellos lugares en los que no existe vigilancia. Lo que se decide en este programa es que no sean los adultos los que estén vigilando, sino que en el patio del colegio, por ejemplo, sean los alumnos los que vigilen.
Los vigilantes del patio llevan puesto un peto y van rotando. Hay que decir que no están solo para tratar de detectar si hay algún tipo de agresión, o si algún chico o chica está más aislado, sino que durante la semana en que desempeñan ese rol son la persona de referencia para que sus compañeros les cuenten cualquier problema que puedan tener.
En el caso de colegios de primaria pueden ser alumnos de quinto y sexto curso. En el caso de institutos, en educación secundaria, es rotatorio: hay chicos desde primero hasta cuarto de la ESO. Es bueno que sean de todas las edades.
¿Qué dificultades tendría la implantación del método KiVa en España?
El principal problema sería adaptarlo a las necesidades y al contexto español
Aquí no tenemos una evaluación previa en la que tratemos de detectar las necesidades. Destacar también que este programa no entra tanto en lo que es el tema del ciberbullying, y deberíamos modificarlo para que este tipo de acoso tuviese un papel fundamental. Aunque dentro de este programa se trabaja con material audiovisual, con un juego incluso, y con lo que llaman Street KiVa, que es una especie de juego para secundaria en el que los chicos van avanzando.
Sería más factible centrarse vía comunidades autónomas en un programa y empezar a funcionar, con un programa como el KiVa pero incluyendo otros elementos: implicar algo más a las familias, tener en cuenta el ciberespacio, quizás no trabajar sólo con alumnos vigilantes sino también con alumnos ayudantes, que tienen un cargo superior y durante todo el curso serían la vía de transmisión entre profesores y alumnos.
Habría que hacer una selección, porque los alumnos ayudantes deben tener unas características determinadas y tener una formación en mediación. Ser unos expertos, en pequeño, en problemas de convivencia.
Las ilustraciones son de Pablo Auladell para el cuento El Club de los Valientes, de Begoña Ibarrola. Un cuento en el que el protagonista consigue poner solución a su problema en el colegio sin usar la violencia y de forma pacífica, apelando a la solidaridad entre sus iguales. Nos habla de valentía, de autocontrol y de no ceder ante las amenazas de los demás.
Fuente: Abel González, profesor de criminología y experto en acoso escolar, en el programa La Aventura del saber de RTVE (29/03/16) / Imagen de portada: flikr Irlanda