Uno de los llamados problemas centrales de la filosofía es la relación mente-cuerpo. ¿Cómo algo material, el cerebro, puede generar esa vocecita interior o consciencia que nos parece algo más, casi externo?
Platón, Descartes, las religiones, eran partidarias de esta separación mente-cerebro. Incluso Kant distinguía entre el yo empírico y el yo trascendental. En cambio filósofos como Spinoza y la ciencia moderna rechazan este dualismo e intentan comprender la consciencia investigando la actividad neuronal. ¿Será suficiente?
[toc]
¿Qué es la consciencia? ¿Qué características tiene?
A veces se habla de los tres grandes misterios de la ciencia como el origen del universo, el origen de la vida y el origen de la consciencia.
El origen del universo | De dónde sale el Big Bang o Gran Explosión.
El origen de la vida | Cómo la materia inorgánica se organiza en algo tan complejo como la vida.
El origen de la consciencia | En nuestro cerebro unas neuronas guardan recuerdos, algunas coordinan movimientos, otras perciben el mundo exterior… pero es como si del conjunto emergiera algo más, una especie de entidad capaz de reconocerse a sí misma como una unidad individual que lo integrara todo y que podría recordar lo que antes se llamaba espíritu y que ahora los neurocientíficos, como no puede ser de otra manera, buscan en el cerebro.
Para abordar un tema tan complejo como es el de los misterios de la consciencia, algo en la frontera entre el empirismo y la especulación, nada mejor que las reflexiones de Ignacio Morgado. Él es un neurocientífico que lleva más de cuarenta y cinco años investigando en psicobiología y neurociencia cognitiva, y es de los que más ha profundizado en el estudio de la consciencia.
Cuando pensamos en el cerebro, en la naturaleza, en las células, en el universo… es increíble… Pero el misterio de nuestro cerebro… ¡es fascinante!
«Lo es. Pero una de las cosas que nos hace sentirlo como un misterio es precisamente el hecho de que la mente humana funciona de esa forma, necesita saber por qué las cosas son como son, de dónde vienen, a dónde van, por qué pasan las cosas que pasan… Pero esa necesidad no es una necesidad absoluta, es también una necesidad que crea la propia mente.
El cerebro, global, funcional, hace emerger todo lo que es el proceso mental, las propiedades mentales y entre ellas un estado muy importante de las propiedades mentales y de la mente que es la consciencia. Y algo más allá todavía, la autoconsciencia, la metaconsciencia, porque somos seres que no únicamente percibimos lo que pasa sino que podemos darnos cuenta de que somos capaces de percibir lo que pasa. Es decir, somos capaces de pensar en nuestros propios pensamientos.
Una metáfora que nos ayuda a entenderlo es por ejemplo el agua. El agua puede darse en estado sólido, líquido o gaseoso, y siempre es agua aunque esté en diferentes estados.
¿Qué es la consciencia? Un estado de la mente. ¿Qué es la inconsciencia? Otro estado diferente de la mente.»
¿Cómo definir algo tan complejo como la consciencia y cómo se puede saber que existe?
«Cuando los científicos hablamos de consciencia estamos hablando sobre todo de la consciencia biológica, del mecanismo biológico que nos permite darnos cuenta de las cosas que pasan, de lo que perdemos cuando dormimos o nos anestesian.
¿Qué caracteriza a ese estado? Pues a ese estado lo caracterizan tres propiedades muy importantes: la subjetividad, la unidad y la continuidad.»
La subjetividad | Eso quiere decir que mi consciencia es mía, solo mía. La tuya es tuya, solo tuya. Nadie puede penetrar en mi consciencia. Aunque conociéramos muy bien los mecanismos biológicos del cerebro que hacen posible la consciencia, porque tampoco sabríamos si esos mecanismos biológicos que crean la consciencia lo crean del mismo modo en un cerebro que en otro
La unidad | Nuestra consciencia es única. No tenemos diferentes consciencias para las diferentes cosas que percibimos. Yo no tengo una consciencia para el color, otra para el olor, otra para el movimiento… todo lo que percibo lo percibo de forma unificada en una única consciencia que lo contiene todo.
La continuidad | Nosotros no percibimos conscientemente el mundo como una sucesión de diapositivas o de fotografías, lo percibimos como algo que tiene continuidad. Obviamente, cuando estamos percibiendo algo el movimiento cambia, el movimiento de mis manos, los colores cambian, la luz cambia… y el cerebro no procesa los cambios en cada tipo de estímulo a la misma velocidad. Y sin embargo la imagen que tenemos del mundo no se nos fractura, no se nos desincroniza, y en teoría se nos tendría que estar desincronizando continuamente nuestra percepción consciente. No sabemos cómo el cerebro lo crea, pero sabemos que la integración perceptiva es otra de las grandes ilusiones que crea el cerebro.
Estado de coma, vegetativo y de mínima consciencia
La consciencia también tiene un componente menos enigmático que es cuan despiertos o inconscientes estemos en el sueño o desmayados o en alteraciones neurológicas como:
- El coma, que serían pacientes sin el mínimo signo de vigilia ni reacción con el exterior.
- En cambio en el síndrome de vigilia sin respuesta o estado vegetativo los afectados sí pueden abrir los ojos pero no interaccionan con su entorno.
- Y en el estado de mínima consciencia el paciente está despierto mostrando una ligerísima reacción como seguir un objeto con la mirada o algún tipo de movimiento o incluso responder a un estímulo.
Todo esto, a diferencia de propiedades como el YO o la VOLUNTAD, es más fácil de analizar a partir de actividad y conectividad entre áreas cerebrales, y hay quien lo investiga.
.
¿Qué es el síndrome de enclaustramiento?
Son personas que sí están conscientes y tienen visión y audición pero casi ninguna movilidad, solo pequeños parpadeos o gestos.
Se da el caso de algunas personas que tienen una pérdida total y no pueden mover ni un músculo. De hecho se les trata como si estuvieran en coma, sin consciencia, cuando sí están escuchando lo que ocurre a su alrededor.
Quien descubrió esto fue el neurocientífico canadiense Adrian Owen mientras leía la actividad cerebral de pacientes en coma. Él es profesor de neurociencia cognitiva e imagen en la Western University, en Canadá.
.
¿Es nuestro YO una creación de nuestro cerebro, es una ilusión?
«El mundo no lo percibimos tal como es sino de forma ilusoria. Todo lo que nosotros percibimos en nuestra mente consciente no está ahí fuera de esa forma. Ahí fuera lo único que hay es energía electromagnética, átomos y materia.
La mayor ilusión que es capaz de crear el cerebro humano es la ilusión de que nuestra mente está ubicada en los límites físicos de nuestro propio cuerpo. Eso es otra ilusión que crea el cerebro y que es muy fácil de romper y de deteriorar y de cambiar. Basta con desincronizar nuestros sentidos, desincronizar lo que vemos con lo que tocamos, para que tú puedas sentir que estás más allá o más acá de donde está tu cuerpo.
Si yo hago esa desincronización de modo artificial, con cámaras y con artilugios de laboratorio, sales del cuerpo y lo percibes más allá o más acá de donde está.»
.
¿Podría haber consciencia solo con cerebro?
Sabemos que el cerebro forma parte del cuerpo, que el cuerpo forma parte de la naturaleza… Pero también es como que el cuerpo forma parte del cerebro de alguna manera.
«Sí. El cuerpo forma parte del cerebro y el cerebro no podría sobrevivir sin el cuerpo que le produce toda la intendencia y que, a fin de cuentas, es el instrumento que utiliza el cerebro para adaptarse al mundo en el que vivimos.
¿Puede existir consciencia en algo que no sea un cerebro? Incluso eso lo podemos llevar a la pregunta de si podemos crear un ordenador capaz de tener consciencia.
La consciencia surge más que de la expansión ―de la información en el cerebro― de la integración funcional de una determinada información en diferentes módulos de procesamiento cortical.
La consciencia no puede resultar más que de una estructura supercompleja como la que tiene el cerebro humano, y es imposible desarrollar en ningún sistema técnico esa superestructura.»
¿Se han identificado áreas claves para el proceso consciente?
«Se han identificado áreas cuyo funcionamiento es necesario para que emerja la consciencia. Pero para hablar de localizacionismo en el tema de la consciencia las cosas cambian, porque la consciencia no es algo que tú puedas llevar de un lugar a otro. Es una función, y las funciones no se ubican. Están ahí, surgen del trabajo de alguien.
Por ejemplo, ¿dónde está el movimiento? Es absurdo decir que el movimiento está en las piernas. El movimiento es algo que hacen las piernas cuando caminan, o es algo que hace un coche cuando su motor está en marcha. Pero ¿dónde está? Es una función.
Si tú concibes la consciencia como algo objetivo y tocable, es lógico que digas ¿dónde está? Me lo voy a llevar de acá para allá. Pero es que la consciencia no es algo objetivo y tocable, es una emergencia funcional del cerebro.»
¿Qué sucede con la consciencia cuando deja de llegar sangre, y por tanto oxígeno, al cerebro?
Hay un fenómeno peculiar en esto de la consciencia que son los casos de personas que han tenido un paro cardiaco, se han dado por muertas pero al poco han revivido, y decían haber estado conscientes durante el proceso y percibir las cosas que ocurrían a su alrededor.
Quien más lo ha investigado y quien publicó el primer artículo científico recopilando una enorme cantidad de estos testimonios es el doctor Sam Parnia, médico intensivista, director de cuidados intensivos en la Universidad Estatal de Nueva York:
.
¿Cómo afectan a la consciencia la meditación o las drogas alucinógenas?
¿Se han investigado científicamente esas sensaciones de que la consciencia se amplía con drogas alucinógenas o con meditaciones, de que la metaconsciencia es mayor y te conectas con otras realidades que en otros estados no las percibes?
«Creo que cuando muchas personas hablan de ampliación de la consciencia no están hablando de ampliación de la capacidad consciente. Más bien están hablando de ampliación de los contenidos de la consciencia, lo que son los qualia.
Los qualia ―un quale, o qualia en plural― son las cosas que percibimos continuamente que son diferentes. El verde del pino, el ruido de las olas del mar, el movimiento de algo… cada una de esas cosas es un quale, un elemento, un contenido de la consciencia.
Hay una maravillosa teoría que tiene Christof Koch ―científico alemán-estadounidense con especialidad en neurociencia, conocido por su trabajo acerca de las bases neuronales de la conciencia― sobre el valor de los quale.
Él dice que cualquier quale ―cualquier experiencia consciente puntual― por ejemplo la percepción del verde del pino, es una integración fabulosa de información. En esa percepción inmediata que yo tengo al ver el verde del pino yo estoy integrando en mi mente todo lo que yo sé sobre los pinos. Sobre qué es un pino, que es un árbol, que crece, que cambia de color con la luz del día…
Y también estoy integrando en cualquier quale no solo lo que hay detrás de ese quale sino lo que no hay detrás del quale. Cuando yo veo el verde del pino, sé que ese verde no me está diciendo que eso es un submarino nuclear o mi abuela trayéndome una taza de té. Es decir, lo que es y lo que no es está contenido en cualquier quale.
Eso permite que nuestro comportamiento sea muy fluido, porque si cada vez que yo percibo algo conscientemente me tuviera que detener a analizar todo lo que hay detrás de esa percepción, yo tardaría mucho más en responder, en actuar, en moverme, en ejecutar una acción necesaria. Por tanto, la integración de información que tiene cualquier quale es fantástica como propiedad evolutiva para la adaptación de los individuos a su medio ambiente.»
Fuente: Episodio ‘Los misterios de la consciencia’ del programa ‘El cazador de cerebros’, dirigido y presentado por Pere Estupinyà.
[toc]