Para los niños es el gran momento. Lo han esperado durante todo el año. Para los padres, si tienen la suerte de trabajar, se convierte en un “problema” el hecho de que los chicos estén todo el día en casa.
¿Qué hacer en VACACIONES con los niños? ¿Quién les cuida? ¿Cómo se organizan? ¿Qué planes tienen? ¿Qué actividades son recomendables?… Nos da consejos el filósofo, y rector de la Universidad de Padres on-line, José Antonio Marina.
El problema de las vacaciones es un PROBLEMA EDUCATIVO y es un PROBLEMA SOCIAL. La sociedad, respecto de los padres, tiene que exigir a estos que eduquen, porque es su mejor contribución a la sociedad; pero hay que ayudar a los padres para que puedan educar.
La tribu es la que educa y se deberían fomentar todo tipo de actividades que, durante las épocas de vacaciones, permitan que los niños tengan una ocupación que no sea estar viendo la televisión, o teniendo que estar sometiendo a sus padres a una especie de juego de bolillos temporal para poderlos educar.
Habría que facilitar muchas opciones a los progenitores. Eso sería una manera de decirles a los padres: “nos estamos preocupando de vosotros y comprendemos vuestras dificultades”.
Según Marina se debería introducir un sistema paralelo al sistema educativo. Un sistema de ludotecas a todas las edades, incluso para los adolescentes. Porque tenemos que darle posibilidades a los jóvenes de que puedan desarrollar su diversión, su ocio, su forma de educarse informalmente a través de espacios que estén educativamente protegidos, pero que sin embargo tengan las características de espacios lúdicos.
Por otro lado no se puede obviar el papel que, durante las vacaciones escolares (y durante todo el año), desempeñan los abuelos. No sólo resuelven en muchos casos el problema de organización familiar a sus hijos sino que además, desde el punto de vista social, es estupenda la influencia que tienen los abuelos en los chavales. Les están transmitiendo otra cultura y, en un momento en que la cultura va muy acelerada, hay muchos valores que pueden transmitir mejor los abuelos que los padres. Es algo que le viene muy bien a los niños.
En lo que respecta a los horarios, como puede ser el momento de irse a dormir o de levantarse, podemos permitirnos ser un poco más laxos para que los niños comprendan que están de vacaciones, pero no excesivamente. Han de tener sus limitaciones y su orden, si la hora de dormir es una hora más tarde, pues que sea una hora más tarde. Si no después va a costar mucho trabajo a los niños volver a la rutina. Se trata de dar más amplitud, pero que los niños sepan que la vida está organizada.