Que los chavales actualmente viven diferenciando cada vez menos lo que sucede en el mundo real y el virtual es obvio. Que los retos a la vista son enormes también. Tanto como reconocer que a veces nos asusta ver que, como consumidores digitales, percibimos peligros evidentes. De oportunidades y riesgos de internet nos habla el libro ‘Entre selfies y whatsapps. Oportunidades y riesgos para la infancia y la adolescencia conectada‘. Hoy las personas nos relacionamos con el mundo a través de Internet, y los niños y niñas no son ajenos a esa realidad.
Los peligros y riesgos de Internet para niños y adolescentes.
El libro, que recoge las aportaciones de un nutrido grupo de profesionales expertos especialistas en esta materia, está coordinado por los profesores Estefanía Jiménez, Maialen Garmendia y Miguel Ángel Casado, de la Universidad del País Vasco.
Son profesores que pertenecen a una red amplia llamada EU Kids Online. Se trata de una red europea y latinoamericana de investigación de referencia en el estudio de la vida online de los y las más jóvenes. Esta publicación responde a una necesidad de dos tipos: por un lado una necesidad académica ―son profesores que investigan por y para la sociedad― y por otro una necesidad real social.
Como podemos ver en los medios de comunicación día a día continuamente, cada vez más niños y adolescentes hacen uso del ciberespacio para descargar música, ver vídeos, hacer las tareas escolares, participar en redes sociales en Internet y, sobre todo, comunicarse con amigos y familiares. ‘Entre selfies y whatsapps. Oportunidades y riesgos para la infancia y la adolescencia conectada‘ describe con rigor cómo estos niños y jóvenes consumidores digitales están interactuando con y en Internet.
El mundo de oportunidades que ofrece Internet no está exento de problemas y situaciones peligrosas derivadas del mal uso de la red de redes. Más allá de tópicos y alarmismo, es necesario formar en la prevención de riesgos y alentar a niños y niñas a que asuman su papel como internautas exigentes y conscientes con autonomía y seguridad.
Este libro proporciona un diagnóstico de situación actual, fiable y exhaustivo basado en evidencias científicas, que será útil a investigadores, a educadores y a agentes implicados en la seguridad de la infancia en Internet.
En los últimos 10-15 años ha habido un progresivo acercamiento de la edad de uso de Internet ―cada vez se tiene contacto con las nuevas tecnologías desde más jóvenes―, cada vez es un contacto más audiovisual, y también hay una modificación en los años en las plataformas ―ahora los jóvenes están mucho más tiempo en Instagram y se ha producido un trasvase de Facebook a Instagram. Los chavales consideran ahora Facebook como una red social de personas mayores―. Las modas llegan rápido, y pasan rápido también de una cosa a otra.
En cambio se ve más duradero el uso de Youtube. La propia plataforma analiza y hace un seguimiento de la vida de los menores. Existe todo un mundo ―conectado con la publicidad― de programas especializados para menores. Hay también una utilización de Youtube muy fuerte por parte de los adolescentes para completar su formación incluso académica, supone una auténtica ventana al mundo.
Por tanto puede ser que algunas plataformas sean más usadas o menos con el paso del tiempo y que vayan decreciendo, y otras que se mantengan. Y Youtube por ahora se mantiene.
Seguridad en internet para niños.
Temas que se tratan en el libro son las tendencias del comportamiento digital, tanto de los niños como de los adolescentes. Las formas que tienen de comportarse los jóvenes, los riesgos que existen en estas edades, las políticas que hay tanto legislativas como desde las distintas administraciones para hacer presentes los derechos de los menores en el proceloso campo de Internet.
Cada capítulo se centra en un aspecto concreto: el ciberbulling, el sexting, el contacto con desconocidos, el uso excesivo, la perspectiva de género, la gestión del desembarco de Internet en la escuela o la labor de mediación de las familias, entre otros.
Para prevenir los riesgos de Internet es necesaria una concienciación real de los progenitores al respecto de estos temas, y también una cierta formación. Y sin lugar a dudas una profundización de los menores, no tanto tecnológica ―que ya la tienen― sino más bien irnos hacia una educación mediática, comprender cuales son las consecuencias de sus comportamientos o de los mensajes que reciben, o de las alternativas positivas ―pero también negativas― que hay en el mundo digital.
¿Qué papel juegan los padres? ¿Y la escuela? ¿Y los amigos?
Cuando se analiza el comportamiento digital de la infancia y de los adolescentes es fundamental tener en cuenta donde se mueven.
La escuela juega un papel fundamental y hay proyectos educativos muy válidos, aunque muchos profesores opinan que todavía haría falta un paso más allá de lo tecnológico a eso mediático, a conocer los lenguajes, a conocer los valores e ideología que se transmiten en los contenidos ―que puede ser un mensaje en WhatsApp o una noticia o un vídeo en Youtube―. Pero al mismo tiempo hay que conocer el ámbito de los iguales ―cuál es el comportamiento y los rituales― y también conocer cuál es la capacidad real de interacción con los mayores.
Hay una parte de padres que sí cada vez más están entrando en el mundo digital. Hay padres de 30-40 años que tienen como una de sus aficiones los videojuegos, por otro lado todos compartimos cosas por WhatsApp, sabemos y oímos y estamos informados. La cuestión es hasta qué punto vamos a ser capaces los mayores de contribuir a ese anhelo crítico para que nuestros jóvenes no sean víctimas de los riesgos de Internet.
Qué es el empoderamiento digital.
Se habla de empoderamiento digital en uno de los apartados del libro, consiste en poner en valor lo positivo que hay en el mundo digital. Es cierto que pasan cosas en Internet, que tenemos que ser conscientes de que hay casos de ciberbullying o de sexting ante los que hay que reaccionar― de forma medida y mesurada pero hay que reaccionar―, o que cuando hay un menor que muestra una reacción muy agresiva frente a la restricción del uso del móvil puede ser indicador de algún comportamiento no adecuado. Pero Internet también tiene su lado positivo y hay que valorarlo.
Algunas cuestiones que hacen posible ver ese aspecto positivo son cuando por ejemplo se organizan algunas minorías con una propuesta de calado político, para hacerse notar. O por ejemplo, aunque es algo que está fuera de nuestro contexto cultural, cuando personas sin hogar lo utilizan para el propio entretenimiento y para su conexión con trabajadores sociales o incluso para poder encontrar un trabajo, es un aspecto donde también se ha demostrado la validez del ciberespacio. De la misma forma que ―al hilo de superventas juveniles y adolescentes de literatura― se crean auténticos clubs de lectura donde se discute y se generan grupos de trabajo e incluso propuestas culturales. Son situaciones que reflejan el lado positivo del mundo digital.
Fuente: La aventura del saber de RTVE (19/02/2018) / Imagen de portada: pixabay