La familia es el primer agente socializador con que nuestros hijos e hijas comienzan a construir su percepción sobre el género; por este motivo, es importante promover con nuestras acciones y actitudes la real igualdad de género y evitar reproducir los estereotipos de género tradicionales. Si bien la mayoría de familias tienen un discurso teórico a favor de la equidad de género, las acciones diarias a veces lo contradicen; por ejemplo, sigue siendo habitual que la mayoría de tareas domésticas o relacionadas con el cuidado de los hijos y los abuelos recaigan en las mujeres o que las expectativas para los hijos o las hijas no sean las mismas.
¿Qué encontrarás en este artículo?
- 1 Igualdad de género en la educación.
- 2 ¿Qué es un estereotipo de género y qué es un rol de género?
- 3 ¿Qué papel tiene la familia para acabar con la desigualdad de género?
- 4 Identidad de género en los niños. Cómo se construye el género.
- 5 Cómo aprendemos la identidad de género, la diferencia entre género masculino y femenino.
- 6 Cómo podemos las familias promover la equidad de género.
- 7 No hay juguetes de niños y de niñas.
- 8 Educación para la igualdad de género entre hombres y mujeres.
- 9 Qué hacer si tu hijo empieza a mostrar una identidad de género diferente a su sexo biológico.
- 10 Diccionario de género.
(Los pictogramas que ilustran este post reflejan y ayudan a entender que son estereotipos de género. Se incluyen en el libro Hombre y mujer cara a cara de la artista gráfica china Yang Liu. Se contrapone los roles de género, estereotipos y realidades que pesan sobre las espaldas de tanto hombres como mujeres, mediante simples imágenes pictográficas con un mensaje muy directo.)
Igualdad de género en la educación.
La educación para la igualdad de género es aquella que reconoce las capacidades de cada niño y joven, independientemente de su sexo, para promover la igualdad real de oportunidades en el respeto a la diferencia, evitando cualquier tipo de discriminación por motivo de género.
Hoy día, aunque las mujeres han ganado protagonismo en diferentes ámbitos de la sociedad, como el laboral, el universitario, el científico o el deportivo, y que los hombres avanzan hacia una corresponsabilidad en las diferentes tareas domésticas y de cuidado de los hijos e hijas, los roles de mujeres y hombres siguen estando influenciados por estereotipos masculinos y femeninos y por prejuicios culturales.
El objetivo debe ser que, de manera crítica y autónoma, los niños y niñas sean capaces de identificar los estereotipos de género para no reproducirlos en la vida diaria. También hay que ayudarles a reconocer y rechazar las actitudes discriminatorias por razón de género y fomentar el respeto al otro.
Cabe mencionar que no todos los niños y jóvenes se identifican con el género que se les ha asignado al nacer, y que, en caso de que verbalicen esta disconformidad, conviene que encuentren en la familia una actitud comprensiva, respetuosa y de apoyo.
¿Qué es un estereotipo de género y qué es un rol de género?
Los estereotipos de género son ideas preconcebidas de lo que significa ser hombre y ser mujer en nuestra sociedad. Por ejemplo, “los hombres son valientes” o “las mujeres son emocionales” son estereotipos de género.
Así como los estereotipos de género son ideas preconcebidas, los roles de género son comportamientos. En nuestra sociedad se definen unos comportamientos que los hombres y las mujeres tienen que seguir, y estos comportamientos están definidos y se basan en los propios estereotipos de género. Por ejemplo un rol de género del hombre tiene que ver con llevar el dinero a casa ―este sería un rol productivo― y además un rol de protección ―los hombres son los que protegen a la familia y a las mujeres―. En cambio en las mujeres su rol de género está más relacionado con el cuidado, se dedican a la reproducción y al cuidado de la sociedad.
Podríamos decir que los estereotipos de género nos dictan cómo tenemos que ser y los roles de género nos dictan qué es lo que podemos o no podemos hacer.
¿Qué papel tiene la familia para acabar con la desigualdad de género?
Si las familias son uno de los agentes socializadores más importantes, tienen responsabilidad en cuanto a transmisión de valores relacionados con el género. Por eso es importante que las familias se impliquen para acabar con las desigualdad entre hombres y mujeres o prevenir la violencia de género.
Esta implicación tiene que ver con lo que decimos pero también con lo que hacemos. Podemos estar muy de acuerdo en que se ha de educar en la equidad pero luego, nuestra manera de comportarnos o de hacer, pueden decir cosas diferentes. Las acciones cotidianas tienen que ser coherentes con aquello que verbalizamos.
Identidad de género en los niños. Cómo se construye el género.
Los niños y niñas, en base a estos estereotipos de género, comienzan a desarrollar su identidad de género ya en los primeros años de vida. Desde bien pequeños ya encontramos estereotipos de género en los niños. De hecho a los 3-4 años los pequeños ya han aprendido que hay cosas de niños y cosas de niñas, y seguramente ya sabrán identificar cuáles son unas y cuáles son las otras.
Cómo aprendemos la identidad de género, la diferencia entre género masculino y femenino.
La aprendemos no tanto a través de discursos sino más a través de valores que se transmiten inconscientemente. La familia, dado que se aprende en los primeros años de vida, es uno de los espacios en los que se realiza este aprendizaje, donde los niños y niñas aprenden a ser niños y a ser niñas. Después, en la escuela y en otros espacios sociales, también lo aprenderán. Pero de entrada la familia es el primer lugar y el más importante en el que se desarrolla este aprendizaje.
Es inevitable que como familia tengamos expectativas respecto a nuestros hijos e hijas. Nos imaginamos su futuro, cómo serán, cuál será su profesión, sus aficiones, nos preocupa el que no sufran. Esas expectativas inevitables muchas veces están condicionadas por el género, esperamos cosas diferentes o valoramos cosas diferentes en función de si son niños o niñas.
Esto se manifiesta de forma muy evidente cuando nuestra hija o hijo rompe con las expectativas de género que estaban previstas o que socialmente están previstas. Un niño que no hace cosas que tradicionalmente se asocian a los niños o una niña que no hace cosas que tradicionalmente se asocian a las niñas. Es aquí cuando nos damos cuenta de que tenemos expectativas diferenciadas entre niños y niñas.
Cómo podemos las familias promover la equidad de género.
Por un lado es importante que tengamos una actitud abierta a la revisión personal, a revisar cuales son esas prenociones, esos estereotipos, esos valores y códigos que tenemos muy naturalizados. Puede ser muy enriquecedor y saludable empezar a cuestionarnos todos esos valores asociados a qué significa ser mujer y qué significa ser hombre. “Las mujeres son…”, “los hombres son…”, aquí podemos empezar a revisarnos como un primer paso.
Otra propuesta que se puede realizar desde la familia es ver como trabajamos la corresponsabilidad en casa. Por un lado como nos dividimos las tareas domésticas, y por otro como le damos un valor por igual a todas las labores que se hacen para sostener la vida. No podemos ir a la escuela sin haber comido previamente o sin tener la ropa limpia, y por tanto eso se ha de trabajar con los hijos e hijas. Aquí, como se decía anteriormente, tenemos un doble mensaje: una cosa es lo que decimos ―todas las familias o muchas familias están por la igualdad en este sentido― pero después lo difícil es llevarlo a la práctica, y es aquí donde los niños y niñas aprenden a través de imitar a sus familiares.
Las familias tenemos una gran responsabilidad a la hora de transmitir valores. Se trata de hacer pequeñas acciones cotidianas, pequeños actos no demasiado complicados. Detalles que hemos de ir revisando y mejorando para poco a poco ir caminando hacia esta equidad e igualdad de género.
No hay juguetes de niños y de niñas.
Hay que evitar los juguetes sexistas, todos los niños y todas las niñas pueden jugar con cualquier juguete. Es importante también que ofrezcamos a los niños juguetes que tengan que ver con el cuidado, porque el valor de la vida y el valor de cuidar es importante que lo aprendan tanto niños como niñas. También es importante que las niñas tengan la posibilidad y las acompañemos en que puedan hacer juegos más rápidos, más corporales, porque es importante que experimenten.
Educación para la igualdad de género entre hombres y mujeres.
Etapa de 0-3 años
En esta etapa nuestros hijos pasan por una fase de descubrimiento y exploración del propio cuerpo. Este hecho les permite alcanzar la conciencia de pertenecer al sexo femenino o masculino a partir de las diferencias biológicas.
De manera paralela, a partir de las actitudes, del lenguaje y del trato que reciben de la familia o de los educadores de la guardería, los niños empiezan a alcanzar también la identidad de género; es decir, van haciendo suyas las conductas que la sociedad considera apropiadas para hombres y mujeres. Este es un proceso lento que se va construyendo a lo largo del tiempo.
El papel de la familia en relación con la educación para la igualdad de género es fundamental, ya que en esta etapa, más que en cualquier otra, los niños aprenden por imitación. Cabe destacar que los estereotipos y los prejuicios de género están tan arraigados que a menudo los adultos les reproducimos sin ser conscientes a través de conductas sexistas que nos pasan desapercibidas.
Por ejemplo, antes incluso del nacimiento, los adultos proyectan en el bebé expectativas según sea niño o niña. Le atribuyen comportamientos, capacidades intelectuales, físicas y de relación diferentes según sea su sexo biológico. Incluso los preparativos previos al nacimiento, como es tener lista la ropa, los juguetes o la decoración de la habitación, están influenciados por los estereotipos de género. Todos estos factores afectarán su posterior desarrollo y conducta.
Para fomentar la educación para la igualdad de género en estas edades conviene que:
―Evites actuar con prejuicios de género, porque eres el primer modelo para tus hijos y a menudo imitan tu comportamiento.
―Seas consciente de cómo les hablas, evitando el exceso de comentarios que refuercen los estereotipos de género ( «princesa» o «campeón», entre otros).
―Les ofrezcas actividades y retos en función de sus intereses, sin seguir los estereotipos sociales vinculados con el género.
―Procures que los estereotipos de género no te condicionen a la hora de elegir la ropa para tus hijos; elije colores y motivos neutros o bien que les gusten, independientemente de su sexo, y el tipo de ropa más apropiado en función del uso que tendrá (deporte, celebración, escuela).
―Elijas juegos y juguetes que desarrollen las capacidades en función de sus preferencias, independientemente de si tradicionalmente se han dirigido a niños (coches, pelotas…) o niñas (muñecas, cocinitas…).
―Les observes cuando jueguen, ya que obtendrás mucha información sobre cómo perciben e interpretan los roles de género.
―Distribuyas las diferentes tareas del hogar entre toda la familia, evitando que los hijos asocien estas tareas a un sexo determinado (limpieza o cocina a las mujeres, y gestión del dinero o reparaciones a los hombres), y valores todas de la misma manera.
―Facilites que tus hijos expresen las emociones y los sentimientos, independientemente del sexo.
―Procures que los libros, cuentos, programas de televisión o películas que les ofreces no transmitan estereotipos sexistas.
Etapa de 3-6 años
En esta franja de edad nuestros hijos e hijas ya se identifican con un sexo a partir de las diferencias biológicas. Muestran mucha curiosidad por su cuerpo, por las diferencias físicas entre niños y niñas y también por otras cuestiones relacionadas, por ejemplo, de dónde vienen los niños.
Continúan desarrollando su identidad de género; es decir, van haciendo suyas las conductas que la sociedad considera apropiadas para hombres y mujeres, que pueden variar de una cultura a otra. El inicio de la escolaridad, que suele ser en esta etapa, tiene una fuerte influencia en este proceso, ya que, en la escuela, el círculo de relaciones de los hijos se amplía y disponen de más modelos que les permitan identificar los roles de género.
Desgraciadamente en la sociedad aún prevalecen mucho estereotipos de género, y conviene reflexionar sobre el hecho de que a menudo la familia, de manera inconsciente, contribuye a perpetuarlos en la manera de tratar a los hijos e hijas, en las expectativas, en las actividades que les ofrecen, los juguetes, la ropa, etc.
Por otra parte, la televisión, los cuentos, las películas, las canciones o la publicidad infantil, entre otros, transmiten modelos que no siempre son positivos en cuanto a la igualdad de género, y que pueden influir en sus expectativas y en la forma en que interpretan sus capacidades y limitaciones.
Tu ejemplo es primordial a la hora de transmitir actitudes y comportamientos equitativos en cuanto al género, además de ayudarles a interpretar los estereotipos sociales relacionados que ven en el entorno.
Para fomentar la educación para la igualdad de género en estas edades:
―Evita actuar según prejuicios de género o bien relacionados con la identidad de género de las personas, porque eres el primer modelo para tus hijos y a menudo imitan tu comportamiento.
―Se consciente de cómo hablas a tus hijos e hijas, evitando el exceso de comentarios que refuercen los estereotipos de género.
―Reflexiona sobre cómo hablas de otras personas delante de tus hijos e hijas, y evita hacer comentarios que refuercen los estereotipos de género, de orientación sexual o de identidad de género.
―Ofréceles actividades y retos en función de sus intereses, sin seguir los estereotipos sociales vinculados con el género.
―Procura que los estereotipos de género no te condicionen a la hora de elegir la ropa para tus hijos; elije colores y motivos neutros o bien que les gusten ―independientemente de su sexo― y el tipo de ropa más apropiado en función del uso que tendrá (deporte, celebración, escuela).
―Elije juegos y juguetes que desarrollen sus capacidades en función de las preferencias, independientemente de si tradicionalmente se han dirigido a niños (coches, cohetes, pelotas…) o niñas (muñecas, cocinitas…).
―Observa su juego simbólico, a través del cual reproducen las situaciones diarias, ya que de esta manera obtendrás mucha información sobre cómo perciben e interpretan los roles de género.
―Hazles entender que hay que valorar a todas las personas de la misma manera, independientemente del género.
―Distribuye las diferentes tareas del hogar entre toda la familia, evitando que los hijos asocien estas tareas a un sexo determinado (limpieza o cocina a las mujeres, y gestión del dinero o reparaciones a los hombres) y valora todas de la misma manera.
―Muestra la misma actitud de exigencia tanto con los hijos como con las hijas a la hora de colaborar en algunas tareas del hogar, y dentro del entorno familiar practica con el ejemplo.
―Anímales a que expresen las emociones y los sentimientos, independientemente del sexo, evitando transmitir estereotipos, como que llorar es cosa de niñas o que los niños no deben expresar sentimientos íntimos.
―Procura que los libros, cuentos, programas de televisión o películas que les ofreces no transmitan estereotipos sexistas.
―Fomenta su espíritu crítico haciéndoles darse cuenta de los estereotipos sexistas que transmite el entorno (publicidad, televisión, películas, videojuegos, etc.).
Etapa de 6-12 años
En esta etapa tus hijos desarrollan plenamente su identidad de género, es decir, identifican con más claridad comportamientos y actitudes asociadas a hombres y mujeres, incorporan estas conductas en su manera de actuar y pueden reconocer posibles situaciones de desigualdad entre géneros.
Cabe mencionar que no todos los niños y jóvenes se identifican con el género que se les ha asignado al nacer, y que, en esta etapa, pueden verbalizar esta disconformidad. Conviene que encuentren en la familia una actitud comprensiva, respetuosa y de apoyo.
Los mensajes, verbales y no verbales, que los hijos e hijas reciben a través de la publicidad y los medios de comunicación, así como la influencia de los compañeros y los amigos, pueden condicionar su conducta en aspectos tan diversos como la manera de comportarse se, la actitud ante las tareas de casa, el ocio o la manera de relacionarse con el otro sexo. Por ejemplo, puede que un niño decida jugar a fútbol aunque no le guste porque de esta manera se puede integrar más en el grupo de iguales. O que una niña opte por vestirse con faldas aunque prefiera los pantalones porque sus amigas las llevan.
Conviene reflexionar sobre el hecho de que a menudo la familia, de manera inconsciente, contribuye a perpetuar los roles de género convencionales con la forma de tratar los hijos y las hijas, con las expectativas, con las actividades que les ofrecen, con los juguetes, la ropa, etc. No se trata de un tema banal, ya que esta actitud influye en la forma en que interpretan sus capacidades, limitaciones o expectativas de futuro.
El final de esta etapa coincide generalmente con el inicio de la pubertad. Los cambios físicos que los hijos e hijas experimentan provocan que tengan muchas dudas que pueden influir en la forma en que interpretan las relaciones con el otro sexo. En este sentido, debes favorecer un clima comunicativo en el que podáis hablar con naturalidad y que te permita detectar si desarrollan complejos en relación con su físico o con su personalidad.
Tu papel en esta etapa es fundamental a la hora de transmitirles unos valores y unas actitudes que fomenten la igualdad de género, y de ayudarles a ser críticos con los estereotipos que reciben del entorno.
Para fomentar la educación para la igualdad de género en estas edades conviene que:
―Evites actuar según prejuicios de género, ya que eres el primer ejemplo para tus hijos e hijas: de este modo favorecerás que no reproduzcan estas actitudes en sus relaciones.
―Seas consciente de cómo hablas a tus hijos e hijas, evitando el exceso de comentarios que refuercen los estereotipos de género (“las chicas deben estar siempre guapas» o «los chicos tienen que ser fuertes», por ejemplo).
―Reflexiones sobre cómo hablas de otras personas delante de tus hijos e hijas, y evita comentarios que refuerzan los estereotipos de género.
―Les ayudes a elegir actividades extraescolares o aficiones en función de sus capacidades y preferencias sin seguir los estereotipos sociales vinculados con el género.
―Procures que los estereotipos de género no te condicionen a la hora de elegir la ropa para tus hijos; elije colores y motivos neutros o bien que les gusten, independientemente de su sexo, y el tipo de ropa más apropiado en función del uso que tendrá (deporte, celebración, escuela).
―Les observes cuando juegan con los compañeros y las compañeras. Cómo se relacionan con ellos te ofrece información sobre cómo perciben e interpretan los roles de género.
―Les hagas entender que hay que valorar todas las personas de la misma manera, independientemente de su género o de la identidad de género.
―Distribuyas las diferentes tareas del hogar entre toda la familia, evitando que los hijos asocien estas tareas a un sexo determinado (limpieza o cocina a las mujeres, y gestión del dinero o reparaciones a los hombres).
―Muestres la misma actitud de exigencia tanto con los hijos como con las hijas en el desempeño de las tareas del hogar que les has encomendado y valores todas de la misma manera.
―Les animes a que expresen las emociones y sentimientos, sin dejarte influenciar por prejuicios, como que los niños no deben mostrar actitudes de debilidad o que las niñas deben ser obedientes.
―Procures que los libros, programas de televisión o películas que les ofrezcas no transmitan estereotipos sexistas. Muy recomendable el libro Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, un libro inspiracional que incluye las historias de 100 mujeres reales que han cambiado el mundo. Porque todas las niñas merecen crecer pensando que pueden llegar a ser lo que ellas quieran.
―Fomentes su espíritu crítico haciéndoles darse cuenta de los estereotipos sexistas que transmite el entorno (publicidad, televisión, películas, videojuegos, etc.) y de la necesidad que hay de superarlos.
Etapa de 12-18 años
En la adolescencia, nuestros hijos e hijas experimentan grandes cambios físicos y psicológicos que afectan a todos los aspectos de su personalidad y al desarrollo de la autoestima.
En esta etapa comienzan las relaciones afectivo-sexuales. Los y las adolescentes buscarán información preferentemente entre su grupo de amigos y amigas, por Internet y por las redes sociales. Desde la familia debemos favorecer un clima comunicativo y de confianza donde el adolescente encuentre un espacio en el que pueda plantear abiertamente sus preocupaciones.
Asimismo, cabe mencionar que no todos los niños y jóvenes se identifican con el género que se les ha asignado al nacer, y que, en esta etapa, pueden verbalizar esta disconformidad. Conviene que encuentren en la familia una actitud comprensiva, respetuosa y de apoyo.
Por otra parte los adolescentes están muy influenciados por los mensajes verbales y no verbales que ven en Internet, en los medios de comunicación, en los productos de consumo o en su entorno. En general, estos modelos reproducen estereotipos sexistas que afectan tanto a chicos como a chicas, y que pueden influir en su manera de actuar, en la elección de estudios y en la forma en que interpretan sus capacidades, limitaciones y expectativas de futuro.
Algunos ejemplos de estos estereotipos son que los chicos deben ser viriles, fuertes y no deben expresar sentimientos para no ser tratados de «blandos«, o que las chicas son mejores en estudios relacionados con el cuidado de los otros que con los de carácter científico o tecnológico. También es bien sabido que muchas chicas pueden desarrollar complejos de inferioridad o sufrir una falta de autoestima si no encajan en los patrones de belleza o de comportamiento que la sociedad establece.
Además, conviene reflexionar sobre el hecho de que a menudo la familia, de manera inconsciente, contribuye a perpetuar los roles de género convencionales con la manera de tratar los hijos y las hijas, con las expectativas académicas, con las actividades que les recomiendan, etc. No se trata de un tema banal, ya que esta actitud influye en la forma en que interpretan sus capacidades, limitaciones o expectativas de futuro.
Estos estereotipos pueden influir también en la forma en que tus hijos e hijas interpretan las relaciones de pareja. Hay que hablar del mito del amor romántico, fuertemente transmitido por la sociedad, que puede generar relaciones de pareja asimétricas basadas en relación de dominio del chico hacia la chica. Bajo el concepto de enamoramiento se pueden justificar conductas abusivas como los celos y el control sobre la otra persona. Por ejemplo, puede que algunos chicos, en las relaciones personales con chicas, se muestren autoritarios y lleguen a generar relaciones no saludables.
Es importante que, desde la familia, se les ofrezcan modelos positivos de relaciones saludables, tanto a las chicas como a los chicos. Tu papel en esta etapa es fundamental a la hora de transmitirles unos valores y unas actitudes que les ayuden a manifestarse como son, y de ayudarles a ser críticos con los estereotipos que reciben del entorno.
Para fomentar la educación para la igualdad de género conviene que:
―Evites actuar siguiendo prejuicios de género, ya que eres el primer ejemplo para tus hijos e hijas: de este modo favorecerás que no reproduzcan estas actitudes en sus relaciones.
―Seas consciente de cómo hablas a tus hijos e hijas, evitando los comentarios que refuerzan los estereotipos de género (“las chicas deben cuidar su físico» o «los chicos deben estar en forma», por ejemplo).
―Que estés al tanto de si tu hijo o hija mantiene una relación de pareja sin conductas abusivas (basadas en el control o la imposición), ayudándole y dándole herramientas para construir relaciones saludables e igualitarias.
―Reflexiones sobre cómo hablas de otras personas delante de tus hijos e hijas, y evites comentarios que refuercen los estereotipos de género.
―Les orientes para elegir actividades extraescolares, deportes, aficiones o estudios en función de sus capacidades y preferencias, sin tener en cuenta los estereotipos sociales vinculados con el género.
―Les hagas reflexionar sobre cómo la moda (ropa, calzado, motivos decorativos, accesorios, etc.) sigue directrices claramente estereotipadas.
―Les ofrezcas juegos o actividades que desarrollen sus capacidades en función de las preferencias y les haga reflexionar sobre el hecho de que los videojuegos o los cómics están muy influenciados por los estereotipos de género.
―Les observes cuando se relacionan con los compañeros y las compañeras. Es algo que ofrece información sobre cómo perciben e interpretan los roles de género.
―Les hagas entender que hay que valorar a todas las personas de la misma manera, independientemente del género o de la identidad de género.
―Les hagas darse cuenta de que las relaciones de pareja no pueden basarse en el control del otro, sino en el respeto mutuo.
―Distribuyas las diferentes tareas del hogar entre toda la familia, evitando que los hijos asocien estas tareas a un sexo determinado (limpieza o cocina a las mujeres, y gestión del dinero o reparaciones a los hombres).
―Muestres la misma actitud de exigencia tanto con los hijos como con las hijas en el desempeño de las tareas del hogar que les has encomendado y que las valores de la misma manera.
―Les animes a que expresen las emociones y sentimientos, sin dejarte influenciar por prejuicios, como que los chicos son poco emotivos o que las chicas son emocionalmente inestables.
―Les recomiendes libros, videojuegos, programas de televisión o películas que no transmitan estereotipos sexistas.
―Fomentes su espíritu crítico haciéndoles darse cuenta de los estereotipos sexistas que transmiten los medios de comunicación y las redes sociales y haciéndoles reflexionar al mismo tiempo sobre la necesidad de superarlos para vivir en igualdad.
Qué hacer si tu hijo empieza a mostrar una identidad de género diferente a su sexo biológico.
Qué es la disforia de género.
Algunos niños tienen una identidad de género diferente a su sexo biológico. Por ejemplo, aunque físicamente sean hombres pueden realmente sentirse y actuar como mujeres, o al revés.
Esta tendencia es conocida como disforia de género, aunque también recibe las denominaciones de transexualismo o transgenerismo. Cada vez más especialistas consideran que la disforia de género es una variante de la diversidad sexual humana y no un trastorno, aunque sí lo puede provocar si no se gestiona adecuadamente.
Todos los niños necesitan tener la oportunidad de explorar los diferentes roles de género y estilos de juego. Asegúrate de que el ambiente que rodea a tus hijos refleja esta variedad y no los intentes constreñir a lo que en cada momento se consideren los estereotipos de lo que deben hacer en función de su sexo.
Si tu hijo o hija empieza a identificarse con el otro género o está en algún punto intermedio indefinido, es natural que te preguntes si es algo temporal o definitivo. No hay una respuesta fácil, sólo el tiempo te lo dirá. Algunos niños en esta situación se convierten en adultos con disforia de género y otros no. También pueden evolucionar hasta identificarse como gais, lesbianas o bisexuales.
Cuáles son los síntomas de la disforia de género en niños.
Algunos de los síntomas que te pueden hacer ver que tu hijo tiene disforia de género son:
―Si siente desagrado por sus propios genitales.
―Si es rechazado por sus compañeros y se siente aislado.
―Si cree que al crecer llegará a ser del otro sexo o si te dice que desea pertenecer a él.
―Si cambia su forma de vestir y muestra hábitos característicos del otro sexo.
―Si sufre depresión, ansiedad o se aleja de la interacción social.
Qué puedes hacer por tu hijo.
Si tu hijo empieza a tener alguno de estos comportamientos, en un primer momento no podrás saber si serán definitivos o cambiarán. Ante esta incertidumbre, es muy importante que le ofrezcas un hogar en el que se sienta seguro y amado incondicionalmente. Acércate a sus preferencias sin juzgarlo. De este modo te ganarás su confianza y podrás ayudarle en los momentos difíciles.
Las investigaciones demuestran que la identidad de género es algo con lo nacemos y no se puede modificar con intervenciones. Los niños con una identidad de género diferente de su sexo (independientemente de que acaben finalmente identificándose como heterosexuales, gais, lesbianas, bisexuales o transgénero) están en riesgo de sufrir acoso por parte de sus compañeros y como consecuencia tener problemas de salud mental.
Tu labor más importante es la de ofrecerle comprensión, respeto y apoyo. Estas son algunas pautas que puedes seguir:
―Preocúpate si tu hijo sufre maltrato. No minimices la importancia de la presión social o el acoso al que puede estar siendo sometido.
―Deja claro que las conductas de odio y los comentarios maliciosos o los chistes sobre la orientación sexual o la identidad de género no deben ser tolerados. Haz patente tu desaprobación cuando alguien los utilice en Internet o en tu entorno social.
―Permanece atento a la aparición de síntomas de ansiedad, inseguridad, depresión o baja autoestima.
―Pon a tu hijo en contacto con organizaciones, recursos o encuentros LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Es importante que sienta que no está solo.
―Busca para tu hijo libros, películas y otros materiales que ofrezcan una visión diversa en todas sus formas, especialmente los que representan de una manera positiva las relaciones entre personas del mismo sexo. Muéstrale celebridades de referencia para la comunidad LGBT y personas que hayan sido significantes por su valentía haciendo frente al estigma.
―Ofrece apoyo a tu hijo en su elección de ropa, joyería, corte de pelo, amigos o decoración de su habitación.
En qué momento debes recurrir a la ayuda externa.
Tener un hijo con una identidad de género diferente puede ser muy estresante. Los niños en esta situación tienen más probabilidad de sufrir depresión y ansiedad como consecuencia del acoso o de la discriminación de género.
Si tu hijo persiste en identificarse con otro género, más allá de mostrar una combinación de comportamientos diversos, puedes buscar ayuda externa. Recurre a un profesional de la psicología si crees que puede sufrir algún problema. Le ayudará a comprender sus sentimientos y gestionar el hecho de ser diferente.
El diagnóstico y el tratamiento oportunos pueden reducir las posibilidades de depresión, angustia emocional o incluso suicidio. Y recuerda lo importante que es que tu hijo se sienta querido y aceptado en todo momento.
Diccionario de género.
Androcentrismo
Conjunto de valores dominantes basados en una percepción centrada en normas masculinas. Visión del mundo y de la cultura desde el punto de vista masculino.
Coeducación
La coeducación es un método de intervención educativa que va más allá de la educación mixta y se basa en el reconocimiento de las potencialidades e individualidades de los niños y jóvenes, independientemente de su sexo. Coeducar significa, por tanto, educar desde la igualdad de valores de las personas.
Corresponsabilidad
La corresponsabilidad familiar es la necesaria implicación de los hombres y de los otros miembros de la familia, en el comantenimiento y organización de las tareas domésticas (limpieza, compra, mantenimiento del hogar, cuidado y educación de los hijos e hijas, etc.). Por lo tanto, es un modelo de organización basado en el reparto equitativo entre los miembros de un mismo grupo familiar, de acuerdo con sus posibilidades, de las tareas del hogar de las cuales todo el mundo se beneficia y de las que todo el mundo es responsable.
Equidad de género
Distribución justa de los derechos de la mujer y del hombre, beneficios, obligaciones, oportunidades y recursos entre las personas a partir del reconocimiento y el respeto de la diferencia entre mujeres y hombres en la sociedad.
Estereotipo de género
Conjunto de clichés, concepciones, opiniones o imágenes generalmente simplistas que uniforman a las personas y adjudican características, capacidades y comportamientos determinados a las mujeres y a los hombres.
Género
Construcción social y cultural basada en las diferencias biológicas entre los sexos que asignan diferentes características emocionales, intelectuales y comportamientos a mujeres y hombres, variables según la sociedad y la época histórica. A partir de estas diferencias biológicas, el género configura las relaciones sociales y de poder entre hombres y mujeres.
Igualdad de género
Situación en la que todos los seres humanos son libres de desarrollar sus capacidades personales y de tomar decisiones, sin limitaciones impuestas por los roles tradicionales, y en la que se tienen en cuenta, se valoran y se potencian conductas, aspiraciones y necesidades de hombres y mujeres.
Patriarcado
Sistema que establece como natural la valoración desigual de hombres y mujeres y otorga superioridad a los hombres respecto a las mujeres.
Rol de género
Comportamiento que, en una sociedad concreta, se espera de una persona por razón de su sexo. Generalmente una persona asume los roles de género y construye su psicología, afectividad y autoestima alrededor de estos roles.
Sexo
Atributo innato de las personas determinado por la naturaleza que establece distinciones físicas, biológicas, anatómicas que diferencia a hombres y mujeres.
Fuente: Família i escola de gencat.cat / Imágenes: flickr Jessica Lucia, USAG- Humphreys y Scott Swigart