Cómo calcular la incertidumbre

¿Lloverá o no lloverá? ¿Cómo me organizo por las mañanas para llevar a tiempo a los niños al colegio y llegar también a mi trabajo? Y si mi hijo se pone enfermo… ¡Menuda incertidumbre! ¿Verdad?

Lo cierto es que las nuevas tecnologías cada vez nos lo ponen más fácil, por ejemplo nos facilitan la vida las aplicaciones del tiempo. Pero detrás de todo esto hay mucha ciencia, muchas matemáticas y mucha estadística.

Es algo que se explica muy bien en el libro titulado ‘¿Cómo sobrevivir a la incertidumbre?’, editado por Next Door Publishers y cuya autora es Anabel Forte Deltell, licenciada en Matemáticas y Estadística y doctora en Matemáticas.

Cómo calcular la incertidumbre

Cómo calcular la incertidumbre

La vida está llena de incertidumbre en nuestro día a día. Menos mal que tenemos los datos, las matemáticas y la estadística.

«Hay una parte de la incertidumbre que la queremos, porque la vida sería muy triste si no tuviéramos un poquito de magia, pero es verdad que hay incertidumbre que queremos cuantificar, que queremos saber, que queremos medir.

Porque nos viene muy bien saber, por ejemplo, la probabilidad de que se vaya a curar una enfermedad. O si vamos a llegar a tiempo con los niños al colegio estaría muy bien tenerlo controlado.»

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De ahí surge la teoría de la probabilidad.

«Efectivamente. De hecho, al principio, la teoría de la probabilidad surge un poco para cuantificar la incertidumbre que había en los juegos de azar.

Los juegos de azar son algo que está en nuestra vida desde los tiempos más remotos, y jugar y apostar dinero, que era lo que ocurría muchas veces, llevaba a situaciones en las que querían saber qué probabilidad tenían de ganar.

No lo llamaban todavía probabilidad porque en ese momento no estaba tan extendida esa idea. Pero sí que Pascal y Fermat, que eran dos grandes matemáticos, empezaron a cartearse para intentar contar la probabilidad que había de ganar en un determinado juego, y a partir de ahí se empiezan a sentar las bases de lo que hoy llamamos probabilidad.»

Cómo calcular la incertidumbre

Cómo calcular la incertidumbre

La probabilidad, la estadística, están en nuestro día a día, y tú, en tu libro, nos la vas contando de una forma sencilla y muy amena a través de los ejemplos de una familia común, de dos papás y sus dos hijos y lo que les va ocurriendo en su vida.

«Sí, porque al final yo creo que no nos damos cuenta de todas esas situaciones en las que aunque sea involuntariamente, aunque digamos que no nos gustan las matemáticas, siempre estamos cuantificando incertidumbre y en el fondo estamos calculando probabilidades de alguna manera.

Cuando miras el tiempo por la mañana, para saber qué ropa te vas a poner o qué ropa le vas a poner a los niños, ahí hay mucha incertidumbre y hay una probabilidad clara. Pero también cuando vas a calentar un puré y en el envase te dice que son tres minutos en el microondas. ¿Quién ha determinado que son tres minutos? ¿Por qué tres minutos y no cinco?

Detrás de todo eso hay una medición de la incertidumbre de la que a nosotros sólo nos llega una pequeña parte.»

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Hay mucho de eso también en las mediciones de los percentiles de los bebés, en la prensa, en las encuestas… Es nuestro día a día.

«Sí. Fijémonos además en que todo lo que tiene que ver con salud está basado en datos y en incertidumbre, y en medir esa incertidumbre.

Por ejemplo, no entender bien los percentiles nos puede llevar muchas veces a tener miedo sobre qué les va a pasar a nuestros hijos, si van a estar sanos o si no. Y a veces un percentil es simplemente una indicación del grupo en el que está, si van a ser más altos o van a ser más bajos. Pero hay personas de todo tipo y no pasa nada, eso no indica que no estén sanos.

Yo siempre digo que los percentiles son una cosa que se tiene que seguir una curva pero no importa si es la curva más alta o la curva más baja de esos percentiles que tenemos en las cartillas.

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También cuando te haces un análisis de sangre, cualquiera que sea, vas a tener esos asteriscos que te dicen que el colesterol está alto. ¿Por qué ese asterisco aparece en un momento o en otro? ¿Qué valores tienes que superar y por qué esos valores son peligrosos?

Ahí hay una mezcla de mucho conocimiento médico, por supuesto, pero también de esa cuantificación de la incertidumbre.»

Pese a que es algo que vemos de manera constante en análisis, en la prensa, en nuestras aplicaciones… los ciudadanos de a pie no llegamos a entender bien la estadística.

«Yo creo que aquí se mezclan varias cosas. Si las matemáticas ya nos cuestan, y además en torno nuestro creamos esa barrera: «No, es que a mí las matemáticas se me daban muy mal»…

Pero es que además resulta que la estadística no se enseña casi nunca. Es una de esas materias que a lo mejor te enseñan a contar datos y a hacer una tabla y un gráfico de barras en el cole, pero no se enseña a entender qué significa la probabilidad.

Los niños, cuando son pequeños, tienen la intuición. Si tú les dices que hay una bolsa con bolas rojas y negras y que hay más bolas rojas que negras, saben que es más probable que salga una bola roja. Esa intuición y esa comprensión la tienen.

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Pero luego vamos aprendiendo otras cosas y vamos perdiendo la intuición, y llega un momento en el que hemos perdido la noción de lo qué es la probabilidad. Entonces nos cuesta mucho entenderla.

No vemos otros aspectos de la estadística. A lo mejor nos cuentan qué es una media, como mucho igual nos cuentan qué es una varianza y nos cuesta entenderla porque no llegamos a verla nunca.

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Y luego los jóvenes llegan a primero de cualquier carrera universitaria y, prácticamente en todas, tienen estadística en el primer curso. Y ahí es como una pesadilla, porque ellos han ido a estudiar biología, por ejemplo,  y de repente les plantan allí la estadística… Y no lo entienden: «No entiendo por qué tantas matemáticas. ¿Por qué no estoy viendo nada de mi carrera?»

Ocurre que esas matemáticas están en la base de lo que esos estudiantes van a construir después, pero cuesta mucho verlo porque no terminamos de verle la practicidad que tiene.»

En tu libro das también un tirón de orejas a los medios de comunicación, a los políticos… porque no siempre todos los partidos, todos los políticos, todos los medios de comunicación son honestos al presentar los datos (las estadísticas).

«Sí. Ahí se juntan varias cosas. Hay algunas gráficas que las ves y, como matemática, como estadística, te das cuenta de que no están bien, pero lo puedes atribuir fácilmente a un error de conocimiento sobre el tema, que quizá no está del todo comprendido.

Pero hay otras veces… lo que yo llamo los gráficos en escalera. Son esos gráficos en los que pones barras y cada barra es un poquito más alta que la anterior, y luego pones los números que quieres encima. Y ya está, ese es el gráfico en escalera.

Ahí los números puede ser que el de la barra más alta sea más pequeño que el de la barra más baja, pero tú los has puesto en escalera y parece que algo es creciente. Ahí sí que cabe la duda de si están siendo honestos con lo que nos están enseñando o no.

Hay una cosa que se lleva arrastrando mucho tiempo también, y el uso que se hace a veces de los datos en los medios de comunicación lo acrecienta, que es esa frase que se le asigna a Mark Twain: «Hay tres tipos de mentiras: mentiras, grandes mentiras y estadísticas«.

Cuando se habla de estas estadísticas son estas que tergiversan un poco la información para contarla de alguna manera que a lo mejor no es del todo incierta, pero…

Hace falta ser muy honestos con los datos que se cuentan, y saber más. Creo que nos hace falta como sociedad, a todos, a quienes los leemos y a quienes los hacen. Hace falta tener esa comprensión de la estadística y de cómo se usa.»

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Ahora que se habla tanto de inteligencia artificial, la inteligencia artificial también tiene mucho de estadística.

«Sí. Lo que pasa es que en la inteligencia artificial están mezcladas distintas ramas del saber. Hay mucha informática, por supuesto, mucha algoritmia. Pero gran parte de lo que se hace detrás de la inteligencia artificial en el fondo es aprender de los datos. Y siempre que hay datos y hay aprendizaje sobre los datos, ahí está la estadística.

Por lo tanto sí, tiene mucho de estadística. Y por eso tiene mucho de incertidumbre. Y esa es una de las cosas que yo creo que en la inteligencia artificial menos se ve, la incertidumbre que queda.

Cuando tú entras a ChatGPT, de repente ves un texto, y te da un texto cerrado, pero realmente ese no es el único texto que ha pensado ChatGPT. Detrás de eso hay muchísimas opciones, hay miles de millones de opciones. De hecho, cuando tú le das a reformular el texto te vuelve a dar otro ligeramente diferente.

El no saber, el pensar que una inteligencia artificial te está dando una respuesta única, es como pensar que es todopoderosa y que te va a dar las soluciones a todo. Y no es cierto.

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Tenemos que considerar que cuando hay una inteligencia artificial nos va a ayudar, va a ser una herramienta, pero de momento no vamos a perder el control, que es a lo que yo creo que mucha gente tiene miedo.

Es verdad que ahora mirar una resonancia magnética es mucho más fácil, y una inteligencia artificial puede ver cosas en esa resonancia magnética que nosotros como personas (con nuestro ojo humano) no podemos ver, pero aún así, ese resultado que te puede dar, sigue conteniendo incertidumbre, y medirla, saber entenderla y tener algún profesional que sepa del tema para corroborar lo que esa inteligencia artificial está diciendo siempre nos va a hacer falta.»

Una de las frases del libro dice: «Lo que no se puede medir no se puede cambiar».

«Lo que hay que entender muy bien es que a veces medir no es sólo medir con números. A veces podemos medir opiniones, y las opiniones también se miden en estudios cualitativos: ¿qué piensa la gente? Ahí también se puede aplicar la estadística y las técnicas estadísticas.

Pero si no lo medimos de alguna manera, aunque sea una opinión, ya sea con números o con formas de ver la vida, no podemos cambiar las cosas.

Aquí pasa mucho que si nos dejamos llevar por intuiciones tenemos muchos sesgos. Si somos capaces de ponerle una medición a eso, un dato, algo que nos lleve a la objetividad, pues es mucho más fácil que podamos medir la realidad.»

Clara Grima ha escrito el prólogo de ‘¿Cómo sobrevivir a la incertidumbre?’, todo un lujo.

«Sí. Cuando supe que era Clara quien me lo iba a escribir me hizo mucha ilusión. Porque además a Clara la quiero un montón, me ha ayudado siempre mucho y me gusta muchísimo lo que hace.»

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Clara Grima es matemática, divulgadora y encima ahora presentadora de un programa de televisión, ‘Una matemática viene a verte’, en RTVE.

«Sí, es un programa que tiene ese punto de que está en la vida cotidiana, y me encanta.»

¿Y cómo es eso de que la ciencia se escribe con R, que es algo de lo que hablas en el epílogo del libro?

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«Hay tres aspectos básicos. Uno es porque al final yo cuando aplico estadística, y la mayoría de los estadísticos también, utilizamos un programa que se llama R. Y muchos de los análisis estadísticos que se hacen, porque al final la estadística está detrás de casi todas las ramas de la ciencia si no de todas, me llevó a decir que la ciencia se escribe con R, era un guiño a eso.

Pero luego además la ciencia tiene algo, y es que tiene que ser reproducible. Es muy importante que la ciencia sea reproducible. R de reproducible y replicable, que son dos palabras que parecen muy iguales pero tienen connotaciones distintas.

Decimos que algo es reproducible cuando yo con los mismos datos, las mismas técnicas y todo igual, en mi casa puedo hacer lo mismo que han hecho los investigadores que han recogido esos datos.

Y replicable es que otra persona en otro lugar, con sus propios datos, pueda corroborar lo mismo que yo he conseguido demostrar.

Necesitamos que la ciencia sea así, porque yo necesito que algo que yo he demostrado en mi laboratorio con ratones lo puedan haber demostrado en otro laboratorio con otros ratones para certificar que eso de verdad está pasando así. Y tengo que ser honesto con mis datos y con mis técnicas y que otra persona pueda hacer lo mismo que yo he hecho.

Luego además la tercera R, que para mí es muy importante, es el reconocimiento a las personas que hacen la ciencia. Que a veces, ya sea por presupuesto o ya sea por visibilidad, no se les reconoce. Creo que hay que reconocer y sobre todo a las mujeres que han hecho ciencia a lo largo de la historia, que no siempre se las reconoce como se debería.»

Es importante que las mujeres tengan referentes y que vean todo el trabajo que estáis haciendo mujeres como tú o como Clara Grima, por ejemplo, aquí en nuestro país, para que se animen a estudiar este tipo de carreras y se quiten esa leyenda negra de que las mujeres somos peores con los números.

«Yo creo que es muy importante tener referentes de proximidad. Porque muchas veces recurrimos a referentes históricos, como Marie CurieYo, cuando estudiaba, la única referente era Marie Curie. Pero claro, Marie Curie tiene dos premios Nobel, y yo no puedo optar a tener dos Nobel.

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Necesitamos como referentes gente cercana. Yo siempre digo que los colegios tienen que recurrir a las madres que tienen cerca, y que seguro que hay madres que han estudiado una carrera de ciencias o que se dedican a algo de investigación, y que vayan a ese centro.

Y si no una madre de ese centro, pues una madre de un centro cercano u otra mujer que esté cerca, que sea próxima, y que los niños la vean como alguien a quien poder aspirar a ser.

Y permitirnos la mediocridad, que parece que nos da miedo, que tenemos que ser todos superexcelentes. Para nosotras muchas veces eso es una lacra, y no nos vemos en esa posición.»

Tú, Anabel, por ejemplo, ¿por qué estudiaste matemáticas?

«Porque tenía una referente que me las marcó como algo bonito, como algo con lo que podía jugar y como algo para lo que yo podía servir.

De todas formas sí que es verdad que hay un punto añadido, y es que cuando yo estudié matemáticas era fácil, no la carrera sino el decidirme por las matemáticas, porque tenía una salida muy clara que era la docencia.

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Si tú vas a ser docente en un centro, si vas a ser profesora de secundaria, siendo mujer es una cosa que es natural. Costó un poquito más cuando tomé la decisión de quedarme en la universidad a investigar. Era más complicado de ver que una mujer se quedara investigando, y nos pasa que perdemos a muchas en ese camino.

Además en matemáticas se está dando una cosa muy curiosa, y es que cuando yo entré, cuando la visión era ir a ser profesora de secundaria, éramos un 60% de mujeres.

Y a partir del año 2002-2003, que empieza a verse ya como una profesión para ir a la empresa, ahí empieza a decaer el número de mujeres y estamos en torno al 40% (o sea que ahora se ha invertido el porcentaje, ahora hay más hombres).

Hay que animar a las chicas a que vengan a estudiar matemáticas.»

Tú, Anabel, no eres de las que separas letras y ciencias, sino que haces cosas muy bonitas. Háblame de esos poemas matemáticos, de esos PoeMaths.

«Yo siempre he visto poesía en el lenguaje matemático. A mí por ejemplo hay un concepto que me encanta que es el concepto de frontera.

El concepto de frontera, que todos conocemos y tenemos claro, en matemáticas tiene una connotación especial, una implicación en la teoría de conjuntos, en lo que se llama topología es la frontera de un conjunto lo que está en el margen.

Y claro, eso es tan bonito entenderlo desde las matemáticas y desde la vida real, intentar conectar los dos mundos. Qué significado hay en uno y en otro y en qué se relacionan.

Eso me parecía muy bonito, y un día se me ocurrió que podía intentar llevar eso a la poesía, porque siempre me ha gustado escribir, desde pequeña. Y pensé en intentar mezclar esos dos lenguajes.

Y de lo que me he dado cuenta es que es muy fácil, por lo menos para mí es muy sencillo poner en palabras matemáticas sentimientos que tenemos en nuestro día a día y que tienen a veces palabras muy parecidas para utilizarlo.»

Fuente: Entrevista que Mara Peterssen le hace a la profesora, investigadora y divulgadora Anabel Forte en el programa ‘La aventura del saber‘ de RTVE (11/05/2023)

‘El cascanueces’ | Película y ballet

‘El cascanueces’ es un ballet estrenado por Piotr Ilich Tchaikovski en 1892 por encargo del director de los Teatros Imperiales. Está basado en un cuento que escribió en 1816 el escritor prusiano Ernst Theodor Amadeus Hoffmann titulado ‘El cascanueces y el rey de los ratones’.

'El cascanueces' | Película y ballet

'El cascanueces' | Película y ballet

En el cuento el cascanueces es un aparato para partir nueces que tiene la forma de un soldadito de juguete. De esta obra hay varias versiones. Una de las más populares es la que hizo Alejandro Dumas en 1844, que le sirvió de inspiración al ballet de Tchaikovski.

'El cascanueces' | Película y ballet

Sinopsis |  Es Navidad en casa de los Stahlbaum. Dan las 12 y llega Drosselmeyer, una especie de mago, con regalos para los niños. A Clara le regalan un cascanueces. Ese cascanueces cobra vida, se enfrenta al rey de los ratones ―que es el malo―, lo vence y se convierte en un príncipe.

Cuando eso sucede viajan al reino de las hadas y suena la música de ‘La danza del hada del azúcar‘ (o ‘Danza del Hada Confitada‘), uno de los personajes principales en la obra. Se trata de uno de los números que más destacan dentro de este maravilloso ballet.  Aquí puedes ver la interpretación del baile ejecutado por la bailarina rusa Nina Kaptsova:

Cuenta la historia que Tchaikovski no estaba muy entusiasmado por el encargo de componer esta obra, sin embargo se planteó el reto de crear melodías que inspiraran al público debido a que algunos de sus colegas aseguraban que no podría hacerlo.

Componer este ballet fue bien difícil para él. Por un lado su mecenas, Nadezhda von Meck, entró en bancarrota y rompió relaciones con él; por el otro acababa de fallecer su hermana.

'El cascanueces' | Película y ballet

Tchaikovski más de una vez quiso darse por vencido. En abril de 1891 escribió en su diario: «Me esforcé a fondo por todas mis fuerzas para trabajar, pero nada resultó de nada más que una abominación», y en mayo: «¿Y si resulta que…» El Cascanueces «es repugnante…».

Finalmente el ballet se estrenó el 18 de diciembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo con coreografía de Marius Petipa.

La crítica no lo destrozó pero se quejó de todo lo que pudo… El hada de azúcar se les hizo muy gorda, salían muchos niños en escena, la batalla contra el rey de los ratones se les hizo confusa… De la música algunos dijeron que era demasiado insípida y otros que era demasiado saturada.

Por suerte el tiempo pone todo en su sitio, y hoy ‘El cascanueces’ es uno de los ballets más famosos de la historia. Con el paso del tiempo esta historia se expandió por todo el mundo y, junto con ‘El lago de los cisnes’, se convirtió en la obra de ballet más conocida.

‘El cascanueces’ | Película, ballet y cuentos

Representación de ‘El cascanueces’ por el ballet de Moscú:

Esta obra, al tener como base un cuento infantil, se adapta a todo tipo de público. Aunque su ejecución requiere de un equipo de profesionales de altísimo nivel ―tanto músicos como bailarines―, el contenido puede ser visto por toda la familia.

La versatilidad de esta historia ha propiciado que diferentes marcas infantiles la hayan utilizado para promocionar todo tipo de juguetes y productos. Uno de los casos más conocidos es el de la compañía Mattel, que decidió utilizar a su juguete más vendido ―Barbie― para hacer una película que explicara la historia de ‘El Cascanueces’. El resultado fue el film ‘Barbie en el cascanueces’ (‘Barbie in the Nutcracker’), del año 2001:

Otra adaptación de  ‘El Cascanueces’ llevada al cine fue ‘El Cascanueces 3D‘, una película del año 2010 dirigida por Andrei Konchalovsky. Aquí puedes verla completa:

Y si lo que quieres es acercar la historia y la música de ‘El Cascanueces’ a los más pequeños de la casa, puedes optar por alguno de estos libros sonoros:

El cascanueces. Mi primer libro de sonidos | De 1 a 2 años | 16 páginas | Pulsa el botón y descubre las piezas más bonitas de este ballet compuesto por Tchaikovski. ¡Una calidad musical inigualable!

'El cascanueces' | Película y ballet

Mis historias musicales. El cascanueces | A partir de 2 años | 12 páginas | Divertido librito que reúne las melodías más bellas y conocidas de ‘El cascanueces’, de Tchaikovski.

Con textos breves y sencillos, adaptados a los pequeños lectores, cuenta la historia que recoge la obra original. Además de disfrutar de la lectura, el niño conocerá un gran clásico musical de una forma original y divertida.

'El cascanueces' | Película y ballet

El cascanueces | A partir de 3 años | 10 páginas | En este fabuloso libro ilustrado de páginas rígidas hay un relato clásico lleno de magia y botones que presionar para escuchar fragmentos de música clásica.

Mientras comparten las emocionantes aventuras de Clara y su muñeco en forma de cascanueces, los pequeños descubrirán la música del famoso ballet de Tchaikovski a medida que aprietan los botones de cada página. Una introducción estupenda a la música clásica y una historia cautivadora cuyo texto se ha adaptado a los pequeños lectores.

'El cascanueces' | Película y ballet

El cascanueces | A partir de 6 años | 24 páginas | Sigue a Clara en su mágica aventura a través de este ballet clásico. Contempla la batalla del cascanueces contra el rey de los ratones, conoce al Hada de Azúcar y viaja al Reino de los Dulces, donde te esperan grandes maravillas y emociones.

Pulsa la nota en cada página para que la historia cobre vida con la música de ‘El cascanueces’ de Tchaikovski, ¡y luego vuelve a escuchar cada tema al final del álbum!

'El cascanueces' | Película y ballet

 

Cómo aprender a hacer lettering

Hacer lettering es el arte de DIBUJAR  las letras; es el arte de DIBUJAR  letras bonitas.

Recalco  lo de DIBUJAR porque existe una gran confusión entre lo que es CALIGRAFÍA y lo que es LETTERING.

Es cierto que el lettering viene de la caligrafía, que es la base de todo, y tenemos que aprender mucha de su técnica para poder hacer lettering bien, entender las formas de las letras, el ductus, sus partes. Pero en la caligrafía ESCRIBIMOS y en el lettering DIBUJAMOS, es algo muy diferente.

Cómo aprender a hacer lettering

Qué es caligrafía y qué es lettering

La CALIGRAFÍA es el arte de la bella escritura | Es pues el arte de ESCRIBIR las palabras y las letras con cierta armonía y con proporcionalidad, en definitiva que sean bellas y que dé gusto verlas.

La caligrafía se hace de un trazo y no caben modificaciones en ella, por tanto va a expresar en su totalidad el ritmo y el arte del autor que la está haciendo; es tal cual queda, no le vamos a añadir nada más.

La caligrafía la podemos hacer con un montón de herramientas: con rotuladores punta pincel, con plumas, con madera, con bambú, con pinceles directamente… La base de la caligrafía es por consiguiente que nosotros vamos a escribir y no vamos a modificar después absolutamente nada.

El LETTERING es el arte de dibujar las letras | Son por lo tanto letras que nosotros, en vez de escribir, vamos a DIBUJAR.

Para hacer lettering tomamos una serie de decisiones conscientes antes de tener el diseño final. Se hacen varias pruebas y bocetos para ver la mejor composición, y, una vez tengamos esto definido, ya podemos meterle a las letras las herramientas que queramos, como por ejemplo un rotulador de punta pincel, una acuarela, etc.

Un buen ejemplo de lettering es  el que encontramos en portadas de discos y libros. Como estas portadas de libros clásicos diseñadas por Dana Tanamachi que son auténticas obras de arte:

Cómo aprender a hacer lettering

Existen dos tipos de lettering en función de las herramientas que se utilicen:

Brushlettering | En el brushlettering utilizamos herramientas que son pinceles, ya sea rotulador de punta pincel o un pincel directamente.

Handlettering | En el handlettering utilizamos el resto de herramientas. Con el handlettering ― hay quien lo llama falso lettering― lo que hacemos es intentar imitar el brushlettering ―el lettering que se hace con el rotulador de punta pincel―, cuya característica es que los trazos que suben son finos y los que bajan son gruesos y se obtiene por tanto ese contraste característico.

En el handlettering imitamos esos trazos finos y gruesos con otra herramienta que no es un rotulador de punta pincel. Lo hacemos por ejemplo con un rotulador de punta fina.

Por lo tanto, cuando haces handlettering no estás haciendo un falso lettering ―aunque haya quien lo llame así― porque el lettering no puede ser falso. Cuando haces handlettering estás dibujando igual, no estás dibujando de una manera falsa.

La diferencia entre la caligrafía y el lettering es por tanto sencilla de ver | En la caligrafía no hacemos ningún cambio en las letras que escribimos, no quitamos ni añadimos nada extra una vez estén hechas las letras.  En el lettering en cambio vamos a hacer la parte previa al diseño y después, a esas letras que nosotros obtengamos, le vamos a añadir decoraciones, sombras y vamos a poder modificar tantas veces como queramos.

Para qué sirve el lettering

En realidad el lettering sirve para infinidad de cosas y tiene un montón de utilidades. Lo puedes usar para decorar, hacer diarios, hacer tu propia agenda, hacer láminas para regalar o para vender, hacer invitaciones de boda y detalles para celebraciones, pizarras o menús para los restaurantes, hacer logotipos e imágenes de marca, portadas de libros, etc.

Piensa que todo lo que ves a tu alrededor tiene letras, dibujos y símbolos, por tanto todo se puede aplicar a las letras. Fíjate incluso en las series que sigues en televisión y verás que algunos de sus títulos son lettering, aunque muchos habrán sido creados por ordenador ahí está la base del lettering.

Además, el lettering es una manera increíble y maravillosa de anclarnos en el momento presente. Si eres una persona que está constantemente rumiando, dándole vueltas a las cosas y analizándolo todo el lettering puede ser para ti una herramienta de relajación que rebaje tu nivel de estrés.

Cuando te pones a hacer lettering estás practicando de manera natural e intuitiva mindfulness ―atención plena―, porque recuerda que estás dibujando, no estás escribiendo.

Escribir es algo que hacemos automáticamente, sin pensar, y nuestro cerebro no gasta energía con eso. Pero al hacer lettering, como tienes realmente que prestar atención ―tienes que ver cómo quieres poner las piezas en tu papel, qué colores combinar, tienes que borrar y cambiar cosas―, como estás en ese momento único estás en el momento presente, y pasas de prestar atención a esos pensamientos que en nada te favorecen a prestarle atención a tus manos y al papel

Cómo puedo empezar a hacer lettering

Quizá te ronda hace tiempo la idea y las ganas de aprender a hacer lettering pero no te has atrevido. Quizá piensas que no eres capaz o que hay otras personas que lo hacen mejor que tú.

¡Puedes hacerlo! Pero hay una serie de cosas que debes tener en cuenta:

No hagas caso a los pensamientos que te limitan | «No soy creativo», «no tengo la imaginación suficiente», «mi letra es muy fea como para hacer lettering», «necesito mucho tiempo para practicar», «necesito muchos materiales para hacer lettering», «nunca seré capaz de crear sin copiar», «no se me dan bien las manualidades»… La mentalidad es muy importante cuando empezamos a hacer algo y queremos aprender una habilidad nueva.

A hacer lettering se aprende si empiezas con la mentalidad correcta | «Sé que esto no lo he hecho nunca, pero me voy a dar el permiso de probarlo, de equivocarme, de hacerlo mal». Si es la primera vez lo vas a hacer mal, seguro, pero de eso se aprende.

Cómo aprender a hacer lettering

Elige bien los materiales | El lettering es el arte de dibujar letras, así que cualquier material que tú tengas te va a servir. Cualquier herramienta que pinte te vale: lápices de colores, subrayadores, rotuladores de punta redonda, tizas, acuarela, pintura acrílica…

No caigas en el error de pensar que el lettering es solamente dibujar con rotuladores de punta pincel porque no es así, es una más de las herramientas que nos sirven pero hay muchas otras.

Este aspecto es importante, porque vas a ser capaz de empezar a crear con cosas que ya tienes en casa. Seguro que si buscas tienes un montón de herramientas que te pueden servir para comenzar a probar sin tener que comprar nada de entrada.

Dicho esto, hay unos materiales básicos que necesitas para iniciarte en la práctica de hacer lettering. Son imprescindibles lápiz, goma de borrar y una regla.

Cómo aprender a hacer lettering

En cuanto a rotuladores, la marca más reconocida sería Tombow. Es una marca muy buena porque tiene una gama de más de 100 colores diferentes. Puedes empezar por comprar algunos e ir luego aumentando tus herramientas.

Cómo aprender a hacer lettering

Otra marca recomendable es Lyra, cuyo formato es muy parecido al de Tombow. Tiene también una punta de pincel, algo más rígida, y tiene también la punta redonda.

Cómo aprender a hacer lettering

Otra buena marca es Ecoline. En este caso el rotulador solo tiene la punta flexible ―no tiene la punta fina como los dos rotuladores anteriores― y esa punta es muy muy flexible. A destacar que desprende bastante tinta y gracias a ello se crea de manera natural un degradado muy bonito.

Cómo aprender a hacer lettering

Cómo aprender a hacer lettering

Ves probando con diferentes marcas para que vayas encontrando cuál es el que te gusta más.

SÍ es recomendable que tengas para empezar, además de los imprescindibles (lápiz, goma de borrar y regla):

  • Un tipo de rotulador que sea la punta flexible en formato grande (como los tres primeros) .
  • Y uno en formato más pequeño (como el cuarto que te he indicado).

Así puedes ir viendo y utilizarlos para diferentes cosas. Utiliza también lápices de colores que tengas en casa. Dan un toque muy chulo y, a fin de cuentas, se trata de dibujar.

Cómo aprender a hacer lettering

Haz un boceto previo |  Haz con el lápiz un diseño, y luego ya le meterás la herramientas que hayas elegido. Si utilizas directamente la herramienta y no has trabajado el diseño previamente es cuando te vas a frustrar porque te puede salir torcido o no estar centrado. Tiene que haber un trabajo anterior habiéndolo hecho previamente con lápiz.

Lo primero es tener claro cuál es la palabra o la frase que quieres plasmar, y, a partir de ahí, hacer esa palabra o esa frase con lápiz, encajándola en el papel ―viendo dónde quieres que vaya y viendo su simetría―, trabajar en ella y ver si quieres ponerle alguna peculiaridad a la letra, algún remate, algún grosor… Ese trabajo se hace antes. Luego ya meterás la parte más divertida que sería empezar a ponerle el color.

No pretendas hacer lettering con prisa | Cuando en tu día a día escribes de manera normal ―por ejemplo para hacer la lista de la compra― lo haces de forma automática. A tu cerebro le encanta quitarse trabajo y no tener que pensar, y si algunas cosas las puede ejecutar de forma automática es mejor porque de esa manera no gasta energía.

Te vuelvo a recordar que al hacer lettering no estás escribiendo sino que estás dibujando, por lo tanto debes hacerlo con más tranquilidad, de manera pausada, tienes que tomar una serie de decisiones, hacer un proceso previo, etc. ¡No vayas a la carrera!

No te compares con otra gente | Cuando estás empezando, el estar viendo vídeos o fotos en redes sociales te hace caer en la trampa de compararte con esas personas y eso te puede frustrar. ¡Lo que hay detrás realmente no lo sabes! Quizá esa persona lleva diez años haciendo lettering o dedicándose al dibujo, ¡y tú llevas un día! ¡No hay comparación posible!

Quizá cuando lleves tú también diez años te puedas comparar con alguien que lleve el mismo recorrido que tú.

Qué papel  debo utilizar

Escoger un papel adecuado es muy importante sobre todo si vas a utilizar rotuladores de punta pincel. Si con rotuladores de punta pincel utilizas un papel normal ―el folio A4 de toda la vida―, lo que va a ocurrir es que a la larga el rotulador se va a estropear, se deshilachará la punta porque ese tipo de papel es un poco rugoso y a la punta del rotulador le cuesta trabajo deslizarse. Es como si estuvieras utilizando una lija, que cada vez que la pasas te va a ir fastidiando tu herramienta.

Si el rotulador se deshilacha verás que se crean unos pelitos, y eso va a hacer que el trabajo que tú hagas no se vea limpio.

¿Qué papel es el adecuado para punta pincel? | El papel adecuado tiene unas características y es que sea liso ―no puede ser un papel granulado como lo es por ejemplo el papel de acuarela― y satinado ―que tenga ese brillo―. Que el papel sea liso y satinado va ayudar a que el rotulador resbale de manera más fácil.

Es importante tener también en cuenta el gramaje del papel, ya que si es demasiado fino, a la hora de hacer mezclas con colores y meterle agua, vas a tener que ir con bastante más cuidado.

¿Es mejor que el papel sea punteado o que no lo sea? | Es indiferente. No es ni mejor ni peor, depende del gusto de cada uno. A mucha gente le gusta el papel punteado porque le resulta más fácil para el tema de las guías.

Rhodia Son los blocs de dibujo más utilizados para practicar lettering. Aunque sus folios son finos ―el gramaje es de 80 gramos―  son de muy buena calidad. Además, es papel satinado por lo que el rotulador se desliza muy bien.

Hay muchos tipos de cuadernos de Rhodia, de formatos y tamaños distintos. Los hay de rayas, cuadros, puntitos… Los preferidos por la mayoría son los de puntitos porque no son tan invasivos como las rayas o cuadros, pero te sirven igualmente de guía.

Cómo aprender a hacer lettering

Puedes usar también papel vegetal especial para dibujo. Es un papel liso que te puede servir para practicar. Incluso, en las plantillas, lo puedes poner encima e ir calcando.

Cómo aprender a hacer lettering

Cómo aprender a hacer lettering

En caso de no utilizar un rotulador de punta pincel sí puedes utilizar papel craft o papel de acuarelas.

Libros para lettering

Cómo aprender a hacer lettering

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‘La metamorfosis’ de Franz Kafka

La metamorfosis‘ es una novela corta escrita por Franz Kafka, un hombre cuyo apellido ha dado lugar a un adjetivo, «kafkiano«, que emplean incluso los que no han leído ninguna de sus obras.

‘La metamorfosis’ es la historia de Gregor Samsa, un joven viajante de comercio que una mañana, sin ningún motivo aparente, se transforma en un insecto de dimensiones imprecisas.

La lectura es desde la primera línea un acto inquietante, que irá en aumento según la metamorfosis vaya apropiándose no sólo de su animalizado cuerpo, una especie de escarabajo o cucaracha repugnante, sino de su conciencia reflexiva, y todo ello sin justificación alguna. De aquí el desasosiego del lector, como si pudiera pasarnos a cualquiera de nosotros cualquier mañana, sin paso evolutivo alguno, sin causa aparente.

La vida de Gregor Samsa, gris y rutinaria hasta ese momento, comienza una terrible metamorfosis de la que participamos con terror.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Fotografía de Franz Kafka a los 5 años (1888)

Análisis de ‘La metamorfosis’

Franz Kafka escribió ‘La metamorfosis’ en 1912, pero no se publicó hasta 1915. ‘La metamorfosis’, presente en numerosas editoriales, es uno de los libros más leídos de todos los tiempos, y, sin lugar a dudas, el clásico más kafkiano.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Aunque es conocido como ‘La metamorfosis’, el título original, ‘Die Verwandlung’, significa literalmente ‘La transformación’. Existe en alemán la palabra de origen griego Metamorphose, con el mismo significado que en castellano, y si el autor no la empleó es seguro que lo hizo por buenas razones.

Transformación es una palabra coloquial, que muy bien puede aludir a los muchos cambios que se producen en el curso de una vida humana. Metamorfosis, sin embargo, es un concepto que apela a lo divino, como en ‘Las metamorfosis de Ovidio’.

Lo que nos relata Kafka no es un sueño del protagonista, Gregor Samsa. Es un proceso de degradación que no parará en la mera mutación del cuerpo, sino que avanzará por su mundo afectivo y lentamente irá devorando su sensibilidad, modificando sus pautas y alterando, lógicamente, las de quienes le rodean, que ven un monstruo repulsivo con el que no pueden comunicarse, y al que irán abocando al silencio primero y a la soledad más hostil después.

‘La metamorfosis’ es una novela espectacular. Es una experiencia extraordinaria leerla y perderse por la inquietante fascinación que se experimenta, producto de la tensión y el equilibrio entre un acontecimiento fantástico y su contexto, que no puede ser más realista ni estar más próximo a lo cotidiano.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Kafka dijo: «Creo que deberíamos leer sólo el tipo de libros que nos lastimen y apuñalen. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros».

‘La metamorfosis’ se publicó en 1915 y se tradujo en España en los años 20 por orden de un estricto coetáneo de Kafka, ni más ni menos que José Ortega y Gasset, que nació el mismo año que Kafka, en 1883.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Se publicó en dos entregas en la Revista de Occidente, en una traducción sin firmar que se dice que pudo ser del gran escritor argentino Borges. En esa época, en la primera mitad de los años 20, Borges andaba por España, y parece que pudo ser él el traductor de esa obra inmortal que todo el mundo sabe como comienza.

Es posible seguir paso a paso la gestación de ‘La metamorfosis’, mediante las cartas que Franz Kafka escribía a su prometida, Felice Bauer (1887 – 1960).

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Franz Kafka junto a su prometida, Felice Bauer

En ellas se refiere a «un cuento que me ha venido a la mente en la cama, en plena aflicción. Una narración un poco terrorífica, que te dará un miedo espeluznante».

Sabemos que el espacio físico en el que tienen lugar los hechos es idéntico al real en el que vivían Kafka y su familia. Se trata de un apartamento común en aquel tiempo entre la clase media de Praga, el cual  poseía una distribución peculiar. El cuarto de Kafka, en efecto, era de hecho una habitación de paso, cuyas tres puertas daban al cuarto de estar, a un  pasillo y a la habitación de su hermana.

En ese cuarto Kafka escribió gran parte de su obra. Kafka escribió a menudo acerca de las molestias que le ocasionaba semejante espacio, y en alguna ocasión se refirió explícitamente a ellas.

A ojos de su familia y de la sociedad burguesa, ya antes de redactar ‘La metamorfosis’, Kafka era lo que se llama un bicho raro.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Según la interpretación marxista, los cuidados que le proporcionaban a Gregor Samsa correspondían únicamente a sus necesidades vitales (como la comida). Kafka alegoriza el estado de alienación del hombre a través de la metamorfosis de Samsa y su relación con los otros miembros de la casa. Es a su vez representación del estado que el propio Samsa sufría en el trabajo, y el alejamiento de las relaciones personales cada vez más inestables antes de su transformación.

Marx trataba este problema bajo la idea de que el capitalista sólo entrega un salario acorde a las necesidades de supervivencia, para que la clase obrera no se extinga y pueda seguir usurpando de su trabajo como parásito. Plantea Marx en los manuscritos de París: «la economía política sólo conoce al obrero en cuanto a animal de trabajo, como una bestia reducida a las más estrictas necesidades vitales.»

En la primera edición de ‘La metamorfosis’, en octubre de 1915, Kafka no quiso que el insecto en sí fuera dibujado, y así se lo dijo a Kurt Wolff, el editor, tal y como éste recordaría años después.

Franz Kafka se negó a que en la portada de aquella primera edición apareciera ningún insecto humano de innumerables patitas escuálidas y caparazón duro, ningún bicho raro que diera cuerpo al ser que en aquella habitación se movía atraído por el sonido de un violín, y que hoy sin embargo tenemos todos en mente puesto que a lo largo de estos más de cien años las editoriales no han dejado de representarlo así, y eso que Kurt Wolff sí respetó su deseo y el parásito salió de la carátula original.

La portada de la edición original mostraba a un joven en bata, con gesto trastornado, y una puerta entreabierta a sus espaldas.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Resumen de la obra

Una mañana cuando Gregorio Samsa despertó después de un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto.

Con esta frase, que ya  pertenece a la historia de la literatura, comienza ‘La transformación’.

Estaba tumbado sobre su dura espalda con forma de caparazón, y vio al levantar un poco la cabeza su vientre abultado, negro, hendido por franjas duras y abombadas, y sobre el cual apenas podía mantenerse en equilibrio el cobertor que desde lo alto empezaba a deslizarse hacia el suelo.

Sus muchas patas, ridículamente escuálidas en comparación con el volumen del resto de su cuerpo, se agitaban desesperadamente delante de sus ojos.

Y lo primero que piensa es en qué le ha ocurrido. No es un sueño. Su habitación, una habitación normal de ser humano, aunque tal vez demasiado pequeña, permanece tranquila.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Encima de la mesa está su muestrario, ya que Samsa es viajante, y cuelga una fotografía que el mismo ha recortado de una revista ilustrada.

Mira hacia la ventana, y el tiempo nublado le pone melancólico. Entonces se plantea si lo mejor no será dormir un poco más y olvidarse de todas estas locuras. No puede porque está acostumbrado a dormir sobre el lado derecho, y en su estado actual no puede volverse hacia ese lado.

Sentía un leve picor en el vientre. Se deslizó suavemente sobre su espalda hacia la cabecera de la cama para poder levantar mejor la cabeza. Se encontró con que la zona que le picaba estaba cubierta de pequeños puntos blancos que no supo explicarse, y cuando quiso palpar esa zona con una pata la retiró inmediatamente, pues el contacto le produjo escalofríos.

Piensa que levantarse pronto le vuelve a uno idiota, y que el hombre tiene que dormir. Cree que la vida de viajante es agotadora: siempre viajando y pasando a limpio los pedidos por la noche. Se despedirá en cuanto reúna el dinero que le falta para liquidar la deuda de sus padres.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Mientras tanto tiene que levantarse muy pronto, porque su tren sale a las cinco. Pero cuando mira el despertador se da cuenta de que son las seis y media. El próximo tren sale a las siete. Para alcanzarlo tiene que darse una prisa absurda y el muestrario está aún sin empaquetar, y él mismo no se siente particularmente fresco y ágil, tal vez si avisara de que está malo.

De pronto llaman con suavidad a la puerta. Está junto a la cabecera de la cama. La madre le llama y le pregunta si no iba a irse de viaje, le dice que son las siete menos cuarto. A Gregor le parece que la voz de su madre es dulce, y sin embargo se horroriza al oír su propia voz que sin duda es la de siempre, pero que, como si ascendiera de un lugar profundo, surge mezclada con un pitido doloroso y apenas contenido que deja oír las palabras con claridad en un primer momento, para resonar a continuación de un modo tal que las destruye.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Le dice a su madre que ya se levanta, y le da las gracias. Pero casi inmediatamente viene el padre a llamar a su puerta, extrañados todos de que Gregor aún siga en casa.

Desde la puerta del otro lateral la hermana le pregunta si se encuentra bien, si necesita algo, y Gregor intenta tranquilizarles sin conseguirlo.

Deshacerse del cobertor fue fácil, tan sólo necesitó inflarse un poco y cayó por su propio peso, pero a partir de ahí todo se complicaba, debido sobre todo a su extraordinaria anchura.

Necesitaba para erguirse brazos y manos, pero en su lugar tenía sólo un puñado de patas que se movían continuamente hacia todos lados y que él no conseguía dominar. Cuando quería doblar una de ellas resultaba ser esa la que primero se estiraba, y si lograba dominar esa pata, entonces todas las demás se movían, como liberadas, con una excitación enorme y dolorosa.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Primero quiere salir de la cama con la parte inferior de su cuerpo, pero esa parte inferior es difícil de mover. Cuando finalmente casi con furia se lanza hacia adelante, con todas sus fuerzas y sin pensar en las consecuencias, calcula mal la dirección. Se estrella contra el travesaño a los pies de la cama y el ardiente dolor que siente le enseña que justo la parte inferior de su cuerpo es también la más sensible.

Intenta entonces sacar primero la parte superior del cuerpo. Gira con cuidado la cabeza hacia el borde de la cama pero le da miedo hacerse daño. Entonces balancea su cuerpo hacia fuera de la cama y, cuando está a punto de caer, oye que llaman a la puerta de la calle. Es el apoderado de su empresa, en persona.

Gregor se arrojó de la cama con todas sus fuerzas. Hubo un fuerte golpe, pero no un verdadero estrépito. La alfombra había amortiguado la caída, y la espalda, que era más elástica de lo que Gregor había pensado, había hecho que el ruido no fuese tan aparatoso. Sin embargo, no había puesto cuidado en levantar suficientemente la cabeza y se había hecho daño en ella. La giró, y lleno de dolor y rabia la restregó contra la alfombra.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

El apoderado oye el ruido, da un par de pasos firmes por la habitación de al lado, y entonces es el padre el que a través de la puerta le avisa de que ha llegado el apoderado, y que se pregunta por qué no ha cogido el primer tren. Ellos no saben qué decirle. Le piden que abra la puerta, que siempre está cerrada con llave.

La madre le dice al apoderado que Gregor no se encuentra bien, porque si no es imposible que hubiera perdido un tren, que no tiene en la cabeza nada más que el negocio. Gregor dice que va enseguida.

En la habitación de la izquierda se impone un silencio penoso, y en la de la derecha la hermana comienza a sollozar.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Gregor yace sobre la alfombra. Le parece mucho más razonable que le dejen tranquilo que le importunen con llantos y discursos. Pero el apoderado levanta la voz, le llama, le pregunta que está ocurriendo, si acaso se está atrincherando en su habitación… Y en nombre de sus padres, y de su jefe, le pide con toda seriedad una explicación inmediata y clara. Le dice que además no están del todo satisfechos con su rendimiento, y que esta excentricidad no le va a venir muy bien.

– Pero señor apoderado – gritó Gregor fuera de sí, y olvidando en su excitación todo lo demás –, ahora mismo abro, inmediatamente. Una ligera indisposición, un mareo no me ha dejado levantarme. Todavía estoy en la cama, pero ya me encuentro bien otra vez, ahora mismo me levanto. Un poco de paciencia. No me encuentro tan bien como creía pero ya estoy mejor. ¡Cómo puede pasarle a uno una cosa así! Señor apoderado, un poco de consideración hacia mis padres. No hay ningún fundamento para todos los reproches que me está usted haciendo, tampoco se me ha dicho nunca una palabra al respecto. Tal vez no haya leído usted los últimos pedidos que he tramitado. Por lo demás, partiré en el tren de las ocho. Estas pocas horas de descanso me han dado fuerzas. No se entretenga usted más señor apoderado, enseguida estaré en el almacén. Tenga usted la bondad de decirlo y transmitirle mis respetos al jefe.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Gregor se acerca al armario e intenta enderezarse apoyándose en él. Quiere realmente abrir la puerta y dejarse ver, y hablar con el apoderado, siente curiosidad por saber que van a decir al verle los que ahora tanto lo reclaman.

Al principio se resbala varias veces por las lisas paredes del armario, pero finalmente da un último brinco y se yergue. Se deja caer contra el respaldo de una silla próxima a cuyos bordes se agarra con sus patas. Entonces oye al apoderado decir que no ha entendido una sola palabra de lo que ha dicho Gregor. La madre empieza a sollozar diciendo que quizás esté muy enfermo. La hermana quiere llamar a un médico. El padre a un cerrajero. Se oyen carreras, la puerta de la calle.

Pero Gregor ya estaba mucho más tranquilo. Cierto es que ya no se entendían sus palabras, a pesar de que a él le habían parecido bastante claras, más claras que al principio, tal vez por habérsele acostumbrado el oído. Pero ahora al menos ya creían que no todo estaba en orden y se disponían a ayudarle. La decisión y la seguridad con que se habían dado las primeras órdenes le sirvieron de alivio. Se sentía otra vez dentro del círculo de los humanos, y esperaba de ambos, del médico y del cerrajero, sin distinguirlos entre sí con claridad, grandiosos y sorprendentes resultados.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

En la habitación de al lado todo está en silencio. Gregor se arrastra lentamente hasta la puerta con ayuda del sillón y lo abandona allí. Luego se lanza contra la puerta, se yergue pegado a ella gracias a las callosidades de sus patas que están cubiertas de una sustancia pegajosa y se queda quieto un instante, descansando del esfuerzo. Después empieza a girar con la boca la llave que está puesta en la cerradura. Sus mandíbulas son muy fuertes y logra poner la llave en movimiento. No se percata de que se está haciendo daño pues un líquido oscuro le sale de la boca, chorrea encima de la llave y gotea sobre el suelo. A medida que gira la llave se mueve él alrededor de la cerradura. Al fin suena la cerradura al ceder. Gregor apoya la cabeza sobre el picaporte para acabar de abrir la puerta.

Oyó al apoderado soltar un «¡Oh!» en voz alta. Sonó como cuando silba el viento, y vio también como éste, que era el más cercano a la puerta, se apretaba la mano contra la boca abierta y retrocedía lentamente como si le empujase una fuerza invisible.

La madre allí estaba, a pesar de la presencia del apoderado, con los cabellos todavía alborotados y erizados de recién levantada. Juntando las manos miró primero al padre, dio después dos pasos hacia Gregor y se derrumbó en medio de sus faldas extendidas a su alrededor, con el rostro completamente oculto en su pecho.

El padre agitó el puño con expresión amenazadora, como si quisiera empujar a Gregor otra vez dentro de la habitación. Después miró inseguro a su alrededor, se tapó los ojos con las manos y lloró de tal forma que su robusto pecho se sacudía con violencia.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Gregor no llega a entrar en el comedor. Se queda justo a la hoja de la puerta que permanece cerrada de tal modo que sólo se le ve la mitad del cuerpo, y con ello la cabeza inclinada vigilando las reacciones de los demás.

Empieza a hablarle al apoderado. Le dice que enseguida irá a trabajar, que él es un gran trabajador, que cualquiera puede sentirse momentáneamente incapacitado para trabajar. Pero es precisamente entonces cuando debe uno acordarse de todos sus esfuerzos anteriores y pensar que, en cuanto se vea libre de impedimentos, trabajará de nuevo con más ímpetu y pasión. Pero el apoderado ya se ha dado la vuelta al  pronunciar Gregor la primera palabra y sólo le mira por encima del hombro con los labios fruncidos. No puede dejarle marchar.  Se abre paso por la abertura entre las dos hojas para dar alcance al apoderado.

Apenas hubo ocurrido esto sintió por primera vez en toda la mañana un bienestar corporal. Las patitas se apoyaban en tierra firme. Se alegró al darse cuenta de que le obedecían perfectamente. Se esforzaban en conducirlo a donde él deseaba ir, y ya creía llegado el alivio definitivo de todos sus padecimientos.

Pero en el preciso momento en el que se encontraba en el suelo, balanceándose a causa del movimiento reprimido, justo enfrente de la madre y no muy lejos de ésta, la mujer, que aún parecía hallarse perdida en sus pensamientos, dio un salto extendiendo los brazos y separando mucho los dedos y gritó «¡Ayuda, ayuda, por el amor de Dios!», e inclinó la cabeza como si quisiera ver mejor a Gregor, pero contradiciendo esa intención retrocedió sin pensar.

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De hecho, choca con la mesa y vierte el café. Al ver el café derramado Gregor no puede evitar abrir y cerrar varias veces las mandíbulas en el vacío. Al ver esto la madre vuelve a gritar, se separa de la mesa y cae en los brazos del padre. En lugar de salir en persecución del apoderado, o al menos dejar que Gregor lo persiga, el padre agarra el bastón que ha olvidado el apoderado y un periódico y, golpeando con fuerza el suelo con los pies, se dispone a hacer retroceder a Gregor hacia su habitación agitando el bastón y el periódico. La madre ha abierto una ventana de par en par y tapándose la cara con las manos se inclina hacia afuera.

Cuando se encuentra frente a la abertura de la puerta advierte que su cuerpo es demasiado ancho para atravesarla, pero su padre no sólo no le abre más la puerta sino que le empuja hacia adelante.

Lo que se oía detrás de Gregor ya no era la voz de un único padre. No era para tomárselo a broma, y Gregor, que ocurriera lo que tuviera que ocurrir, se empotró contra la puerta. Levantando un flanco de su cuerpo quedó atravesado en la abertura. Se destrozó un costado y en la blanca puerta aparecieron unas manchas asquerosas. Allí se quedó encajado, y no habría podido moverse por sí mismo, con las patas de un lado colgando en el vacío, temblando, y las del otro lado dolorosamente aplastadas contra el suelo. Hasta que el padre le dio por detrás un fuerte golpe que resultó verdaderamente liberador. Y él sangrando con profusión se derrumbó dentro de la habitación. La puerta fue cerrada con el bastón, y después se hizo por fin el silencio.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

A la caída de la tarde Gregor se despierta de su pesado sueño, tan parecido a un desmayo. El resplandor de las farolas de la calle blanquea el techo de la habitación y la parte superior de los muebles, pero abajo, donde Gregor se encuentra, está oscuro. Se desliza hasta la puerta que da al vestíbulo. Su costado izquierdo parece una única, larga y monstruosa llaga, y tiene que caminar cojeando alternativamente sobre cada una de sus hileras de patas. Una de las patitas ha resultado seriamente dañada.

De pronto huele algo comestible. En la habitación hay una escudilla llena de leche azucarada en la que nadan pequeños trozos de pan blanco. Tiene hambre, y hunde la cabeza en la leche casi hasta los ojos, pero, no sólo su dolorido costado izquierdo le hace difícil comer, sino que le da asco la leche, que siempre ha sido su bebida favorita, razón por la cual seguramente la hermana se la ha preparado.

Todo estaba demasiado silencioso a su alrededor, a pesar de que la casa ciertamente no estaba vacía. – Que vida tan silenciosa lleva mi familia – se dijo Gregor, y sintió, al mirar fijamente a la oscuridad, un gran orgullo por haber podido proporcionarles a sus padres y a su hermana una vida como aquella en una casa tan hermosa.

Pero y si toda la tranquilidad, todo el bienestar, todas las satisfacciones tuvieran que acabarse ahora de un modo horrible. Para no perderse en tales pensamientos, Gregor prefirió ponerse en movimiento y arrastrarse por el cuarto de un lado a otro.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Ya de noche cerrada se apaga la luz del comedor. Gregor, ahora, tiene tiempo por delante para meditar sin ser molestado sobre cómo debe organizar su nueva vida. Pero la habitación alta y vacía en la que se ve obligado a permanecer pegado al suelo le angustia sin que pueda encontrar la causa. Con un movimiento a medias inconsciente y no sin un poco de vergüenza, se apresura a esconderse bajo el canapé donde, a pesar de que su espalda le queda un poco aplastada y ya no puede levantar la cabeza, se siente de repente muy cómodo.

Allí permanece toda la noche. Sólo piensa en tener calma y en hacer soportable a la familia todas las incomodidades que su estado actual causa.

Por la mañana temprano, casi era de noche todavía, tuvo Gregor ocasión de poner a  prueba la fuerza de las decisiones que acababa de tomar, pues la hermana, casi completamente vestida, abrió la puerta desde el vestíbulo y miró con curiosidad hacia dentro.

No dio con él inmediatamente, pero cuando le descubrió debajo del canapé – pero por Dios, en algún sitio tenía que estar, no podía haber salido volando – se asustó tanto que sin poder contenerse volvió a cerrar la puerta desde fuera. Pero como si se arrepintiera de sus modales volvió a abrir la puerta enseguida y entró a hurtadillas, como si estuviese en la habitación de un enfermo grave o de un extraño. Gregor tenía la cabeza casi asomando por el borde del canapé y la observaba.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

La hermana descubre con sorpresa la escudilla aún llena. La recoge inmediatamente y se la lleva. Le trae, para poner a prueba sus gustos, una completa selección de alimentos dispuestos sobre un periódico viejo. Verduras rancias y medio podridas, huesos de la cena de la víspera rodeados de salsa blanca y endurecida, algunas uvas pasas y almendras, un queso que dos días atrás Gregor ha declarado incomestible, un pedazo de pan duro y otro pedazo cubierto con mantequilla y sal.

Las patitas de Gregor zumban al dirigirse a la comida. Sus heridas parecen haberse sanado. Con los ojos llenos de lágrimas de alegría devora sucesivamente el queso, las verduras y la salsa. La hermana, en señal de que debe retirarse, gira lentamente la llave. Se apresura a esconderse debajo del canapé. Su hermana entra y limpia todo, se lleva los restos y se va. Gregor sale entonces de debajo del canapé. Se estira y suspira.

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De esa forma recibía Gregor su comida diariamente. Una vez por la mañana, cuando los padres y la criada aún dormían. La segunda vez después de la comida del mediodía, pues los padres echaban una cabezada y la criada salía con algún encargo de la hermana. Seguro que tampoco los padres querían que Gregor pasara hambre, pero quizás no habrían podido soportar enterarse de cómo comía salvo de oídas, y tal vez la hermana quería ahorrarles en la medida de lo posible una pequeña tristeza, pues ya sufrían muchas de hecho.

Gregor no puede enterarse de ninguna noticia, pero suele escuchar con atención y cuando oye una voz corre hacia la puerta y se pega a ella con todo su cuerpo. Al principio no hay conversación que no verse sobre él. Nadie quiere quedarse solo en casa, y tampoco pueden dejar la casa abandonada. Ya el primer día la criada suplicó de rodillas a la madre que la despidiera en el acto, y cuando al fin se marchó agradeció entre lágrimas el gran favor que se le hacía con el despido, y juró solemnemente, sin que nadie se lo pidiera, que no contaría nada a nadie.

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El padre hace una completa relación de sus bienes y sus perspectivas económicas, para información tanto de la madre como de la hermana. Gregor siempre ha creído que al padre no le ha quedado nada en absoluto de su antiguo negocio, por eso empezó a trabajar con un empuje tan extraordinario y pasó rápidamente de ser un dependiente insignificante a convertirse en viajante de comercio.

Habían sido tiempos felices, y nunca se habían repetido, al menos con tal esplendor, a pesar de que Gregor había llegado a ganar después más dinero, lo suficiente para correr por sí solo con los gastos de toda la familia, cosa que hacía. Se habían acostumbrado tanto la familia como Gregor. Ellos aceptaban agradecidos el dinero y él se lo entregaba gustoso, pero no volvió a producirse aquel calor tan especial.

Sólo la hermana seguía estando unida a Gregor, y éste, puesto que ella a diferencia de Gregor amaba la música y sabía tocar el violín de un modo apasionado, tenía el secreto  plan de enviarla al año siguiente al Conservatorio, sin preocuparse por los fuertes gastos que esto ocasionaría y que ya se recuperarían de cualquier otra manera.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Gregor se entera ahora de que a pesar de todos los infortunios todavía les queda un pequeño patrimonio de los viejos tiempos, ciertamente muy escaso, pero que ha aumentado un poco en los últimos años gracias a que nadie ha tocado los intereses. Detrás de la puerta mueve la cabeza con aprobación, alegrándose de aquella inesperada previsión económica. Aunque aquel dinero no basta para que la familia pueda vivir de las rentas, podrían aguantar unos dos años. Tal vez tendrían que ponerse a trabajar, todos. Gregor, encendido de vergüenza y de tristeza, se aparta de la puerta y se arroja sobre el fresco sofá de cuero que hay junto a ella.

A menudo se pasaba toda la noche allí tumbado, durmiendo poco y restregándose sobre el cuero durante horas. Otras veces no se arredraba ante la fatigosa tarea de acercar un sillón a la ventana, trepar después al antepecho y subido en el sillón apoyarse en el cristal, recordando tal vez lo agradable que había sido en otro tiempo mirar a través de la ventana. Pues efectivamente, día tras día, veía cada vez más borrosas incluso las cosas que no se hallaban muy lejos.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

En cuanto su observadora hermana ve que el sillón está junto a la ventana, ella misma lo acerca después de arreglar la habitación, e incluso deja abiertas las contraventanas interiores.

A Gregor le gustaría poder hablar con su hermana y darle las gracias por todo lo que debe hacer por él. La hermana intenta hacer lo más soportable posible la penosa situación, y naturalmente cuanto más tiempo pasa más lo consigue. Pero también Gregor lo va viendo todo más claro con el tiempo.

A ella le horroriza sólo entrar en la habitación. Apenas ha entrado, sin perder tiempo en cerrar la puerta para ahorrarles a los demás la visión de la habitación de Gregor, corre derecha a la ventana y la abre de par en par, bruscamente, como si se ahogara, y permanece allí, durante un rato, por mucho frío que haga respirando profundamente. Esas carreras y esos ruidos asustan a Gregor, que durante todo ese tiempo tiembla bajo el canapé. Y ella se los evitaría si fuera capaz de permanecer con la ventana cerrada en la misma habitación que Gregor.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Una vez ya había pasado un mes desde la transformación de Gregor, y ya no había ninguna razón concreta para que la hermana se asustara del aspecto de éste, vino ella un poco más temprano que de costumbre, y encontró a Gregor mirando aún por la ventana, inmóvil, y en una postura que daba pavor. A Gregor no le hubiera extrañado que ella no entrara, pues él en su posición le impedía abrir enseguida la ventana, pero ella no sólo no entró, sino que retrocedió y cerró la puerta.

Un extraño habría podido pensar que Gregor la había acechado y que había querido morderla. Gregor, naturalmente, se escondió enseguida debajo del canapé, pero tuvo que esperar hasta el mediodía para que la hermana volviese a entrar, y ahora parecía más intranquila que de costumbre.

Gregor comprende que su aspecto todavía le resulta a ella insoportable, así que, para evitarle también esa visión, un día Gregor traslada sobre su espalda la sábana hasta dejarla sobre el canapé, y la coloca de tal manera que ahora él queda oculto por completo, y la hermana, incluso si se agacha, no puede verlo.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Durante los primeros catorce días los padres no se deciden a entrar a verlo. Algunas veces esperan ambos delante de la habitación de Gregor mientras la hermana la arregla, y apenas ha salido les cuenta con detalle qué aspecto tiene la habitación, qué ha comido Gregor, cómo se ha comportado esta vez. La madre quiere ver a Gregor, pero no la dejan entrar. Gregor piensa que tal vez sería bueno que la madre entrara, y su deseo tarda poco en cumplirse.

Le resultaba difícil descansar tranquilo durante la noche. La comida dejó de producirle la menor satisfacción. Y así adquirió la costumbre, para distraerse, de deslizarse en todas direcciones por las paredes y el techo. Le gustaba sobre todo permanecer colgado del techo, era algo completamente distinto a estar tumbado en el suelo. Se respiraba mejor. Una ligera sacudida le recorría el cuerpo, y en el estado casi placentero en que se hallaba allí arriba podía ocurrir que, con gran sorpresa por su parte, se desprendiera y cayera al suelo. Pero ahora su cuerpo era más resistente que al principio, y no se hacía daño con aquellas caídas.

La hermana descubrió enseguida la nueva diversión que Gregor había encontrado, dejaba algunos rastros de baba al resbalar, y se le metió en la cabeza facilitársela lo más posible y retirar los muebles que le estorbaban, particularmente el armario y el escritorio.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Para mover los muebles le pide ayuda a su madre y ésta acude a la llamada dando gritos de emoción, pero enmudece al llegar ante la puerta de la habitación. Gregor se ha colocado rápidamente la sábana encima haciendo que lo tape más que nunca, y formando más pliegues, de forma que parece que alguien ha arrojado descuidadamente la sábana sobre el canapé.

Gregor oye como las dos débiles mujeres empujan el pesado y viejo armario. La madre dice que deberían dejar el armario donde está, en primer lugar porque pesa mucho, y el armario en medio de la habitación le impide a Gregor moverse, y luego porque no está segura de que Gregor esté de acuerdo con que le quiten los muebles.

– Y es que acaso – concluyó la madre en voz baja, casi en un murmullo, como si quisiera evitar que Gregor, cuyo escondite exacto desconocía, oyese siquiera el ruido de su voz, pues sus palabras, de eso estaba segura, no las entendería.

– Y es que acaso ¿no parece que al retirar los muebles abandonamos toda esperanza de que mejore y le dejamos a merced de la suerte sin ninguna consideración? Creo que lo mejor sería conservar la habitación exactamente como estaba al principio, para que Gregor, cuando vuelva a estar con nosotros, lo encuentre todo intacto, y pueda olvidar con más facilidad este  paréntesis.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Pero por desgracia su hermana es de otro parecer e insiste en retirar no sólo el armario y el escritorio, como había planeado al principio, sino también todos los demás muebles, a excepción del indispensable canapé. No es sólo la obstinación infantil y la autoestima inesperada y difícilmente adquirida en los últimos tiempos lo que determina esa decisión, sino también la observación efectiva de que Gregor necesita mucho espacio para arrastrarse, mientras que no necesita en absoluto los muebles.

Gregor puede prescindir el armario, pero el escritorio tiene que quedarse. En cuanto salen de la habitación Gregor saca la cabeza de debajo del canapé para ver cómo puede actuar de la forma más discreta y considerada posible, pero por desgracia es la madre la que primero vuelve a la habitación. No está acostumbrada a ver a Gregor. Puede enfermar con sólo verlo. Así que Gregor, asustado, retrocede hasta el otro extremo del canapé, pero la sábana se mueve un poco hacia adelante, lo que basta para llamar la atención de la madre. Se detiene. Se queda un momento en silencio, y luego vuelve junto a Grete.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Gregor no dejaba de decirse que no ocurría nada extraordinario, que sólo estaban moviendo un par de muebles. Pero a pesar de ello tuvo que admitir que aquel ir y venir de las mujeres, sus pequeños gritos, el arrastrar de los muebles sobre el suelo, le producían la impresión de un gran estrépito creciente que procedía de todas partes, y encogiendo la cabeza y las patas, y apretando el cuerpo contra el suelo, tuvo que decirse irremisiblemente que no soportaría todo aquello mucho tiempo. Le vaciaban la habitación. Le quitaban todo lo que amaba.

Se van a llevar el escritorio donde hacía sus tareas cuando era estudiante de comercio. Sale de repente. Cambia cuatro veces de rumbo. No sabe en realidad qué debe salvar primero, pero entonces ve en la pared vacía el cuadro de la señora envuelta en pieles. Se arrastra rápidamente hasta allí arriba y se aprieta contra el cristal que alivia el ardor de su vientre. Gira la cabeza en dirección a la puerta del comedor, Grete lleva del brazo a la madre y casi tira de ella. Entonces su mirada se cruza con la de Gregor en la pared, inclina el rostro hacia su madre para evitar que mire a su alrededor e intenta sacarla de la habitación, pero justo las palabras de Grete inquietan a la madre que se echa a un lado, advierte la enorme mancha oscura sobre el papel floreado de la pared y, antes de ser consciente del todo de que es Gregor lo que está viendo, grita, con una voz áspera y estridente, y cae sobre el canapé con los brazos extendidos, como si se rindiera.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

– Gregor – gritó la hermana con el puño levantado y una mirada enérgica. Eran las primeras palabras que le había dirigido directamente desde la transformación. Entró en la habitación de al lado a buscar alguna esencia para despertar a la madre de su desvanecimiento.

Gregor también quería ayudar, ya habría tiempo para salvar el cuadro, pero estaba tan pegado al cristal que tuvo que desprenderse con violencia. Entró también él en la habitación contigua, como si pudiera darle a la hermana algún consejo igual que en los viejos tiempos, pero tuvo que permanecer quieto detrás de ella. Mientras ella revolvía entre diversos frascos. Se asustó al darse la vuelta. Un frasco cayó al suelo y se rompió. Un trozo de cristal hirió a Gregor en la cara, una medicina corrosiva se derramó sobre él. Grete, sin pensárselo mucho, cogió todos los frascos que podía transportar de una vez y volvió con ellos junto a la madre cerrando la puerta con el pie.

Gregor queda así alejado de su madre, que por culpa suya tal vez se esté muriendo. No debe abrir la puerta. No puede hacer otra cosa que esperar, y, acosado por el remordimiento y la preocupación, empieza a arrastrarse. Se arrastra por todas partes por la pared de la habitación. Y finalmente, en su desesperación, cuando ya la habitación entera empieza a dar vueltas a su alrededor, se deja caer encima de la gran mesa.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Pasa algún tiempo. Todo está silencioso a su alrededor. El padre ha vuelto. Grete le dice que la madre se ha desmayado y que Gregor se ha escapado, y el padre contesta que se lo esperaba, que ya lo había dicho, pero que las mujeres nunca quieren escuchar.

Para Gregor estaba claro que el padre había entendido mal la demasiado breve información de Grete y pensaba que Gregor era culpable de algún acto violento. Por tanto Gregor debía intentar aplacar al padre, pues no tenía tiempo ni posibilidad de darle explicaciones. Y así se lanzó hacia la puerta de su habitación y se pegó a ella, para que el padre, al entrar desde el vestíbulo, pudiera ver que Gregor, con su mejor intención, regresaba enseguida a su habitación y que no sería necesario obligarle a ello, sino que bastaba con abrirle la puerta y desaparecería en el acto.

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Pero el padre no está en situación de darse cuenta de semejantes sutilezas. Grita al entrar. Gregor separa la cabeza de la puerta y la levanta hacia el padre. No le reconoce, no es el padre débil y enfermizo de antes sino que va muy erguido, vestido con un rígido uniforme azul con botones dorados, el pelo blanco peinado con una raya precisa y resplandeciente. Camina con osquedad en dirección a Gregor, con los largos bajos del faldón del uniforme recogidos hacia atrás y las manos en los bolsillos del pantalón.

Apartándose de su camino Gregor echa a correr, deteniéndose cuando el padre se detiene y volviendo a correr cuando el padre hace el menor movimiento. Gregor permanece en el suelo, pues teme que el padre, al verle escapar por las paredes o por el techo, vea en ello una forma especial de maldad.

Mientras se balanceaba un poco, con el fin de juntar fuerzas para seguir corriendo, apenas podía abrir los ojos. En su estupefacción no podía pensar en otra salida que en seguir corriendo. Ya casi había olvidado que tenía las paredes a su disposición, aunque por otra parte éstas estaban saturadas de muebles labrados con esmero y llenos de esquinas y picos, cuando de repente, algo que había sido lanzado sin fuerza, cayó rodando a su lado. Era una manzana, después la siguió otra. Gregor, aterrorizado, no se movía. Era inútil seguir corriendo, pues el padre se había propuesto bombardearlo.

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Una manzana arrojada sin fuerza roza la espalda de Gregor, pero la siguiente en cambio se incrusta en su espalda. Siente un increíble dolor, pero se siente como clavado al suelo, y se rinde por fin perdiendo el sentido. Con su última mirada ve como la puerta de su habitación se abre de par en  par, y precediendo a la hermana, que grita, sale la madre, a medio vestir, corriendo hacia el  padre y suplicándole que perdone la vida de Gregor.

La grave herida de Gregor le hizo sufrir más de un mes. La manzana, como nadie se atrevió a quitársela, quedó clavada en su carne como un recuerdo visible. Pareció hacer recordar incluso al padre que Gregor, a pesar de su triste y repugnante forma actual, era un miembro de la familia, al que no cabía tratar como a un enemigo, sino que al contrario, era un deber de la familia sobreponerse a la repugnancia y resignarse, simplemente, resignarse.

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Tal vez por eso desde entonces la puerta del comedor se abre siempre al atardecer, y de ese modo, echado en la oscuridad de su habitación e invisible desde el comedor, puede ver a la familia alrededor de la mesa iluminada y escuchar sus conversaciones, en cierta medida con el consentimiento general, esto es de una forma totalmente diferente a como ha sido hasta entonces.

En esta familia agobiada por el trabajo y rendida por el cansancio, nadie tiene tiempo de ocuparse de Gregor más de lo estrictamente necesario. El presupuesto doméstico se reduce cada día más. Una asistenta, colosal y huesuda, con cabellos blancos, viene por la mañana y por la tarde a ocuparse del trabajo más pesado. Pero no pueden abandonar aquella casa, que se ha vuelto demasiado grande en las actuales circunstancias, porque no saben cómo trasladar a Gregor, y porque una mudanza significaría la completa pérdida de la esperanza.

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Por la mañana y al mediodía, antes de marcharse a la tienda, la hermana, sin pensar ya en qué podría apetecerle a Gregor, empujaba rápidamente con el pie cualquier clase de comida hacia el interior de la habitación, para después por la noche, sin importarle si Gregor apenas había probado la comida, o, el caso más frecuente, ni siquiera la había tocado, retirarla con el palo de una escoba.

El arreglo de la habitación, que ahora siempre realizaba por la noche, no podía ser más rápido. Franjas de suciedad se extendían por las paredes, y por todas partes había ovillos de polvo y basura.

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Al principio, cuando la hermana llega, Gregor se coloca en los rincones más llamativamente sucios, para reprochárselo en cierta medida. Pero la hermana ve la suciedad tan bien como él, pero ha decidido dejarla allí. Nadie más que ella se ocupa de la limpieza de la habitación de Gregor, pero ahora está la asistenta. Esa vieja viuda no siente ninguna repugnancia por Gregor, de hecho abre un poco la puerta por la mañana y por la tarde de pasada y le echa una ojeada a Gregor. Le llama pedazo de escarabajo. Gregor no responde, permanece inmóvil en su sitio como si la puerta no se hubiera abierto.

Una mañana Gregor, enfurecido, se vuelve hacia ella, como si fuese a atacarla, aunque débilmente y con lentitud. Pero la asistenta, en lugar de asustarse, levanta una silla que hay junto a la puerta y permanece así, con la boca muy abierta y la clara intención de no cerrarla hasta haber dejado caer la silla sobre la espalda de Gregor.

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Gregor ahora casi no comía nada. Cuando pasaba casualmente junto a la comida se metía un bocado en la boca como por azar, lo conservaba allí durante horas y casi siempre volvía a escupirlo. Al principio pensó que era la tristeza por el estado de su habitación lo que le quitaba el apetito. Pero precisamente a los cambios en su habitación se resignó muy pronto. Se habían acostumbrado a guardar allí cosas que estorbaban en otros lugares de la casa, y esas cosas eran muchas ahora que habían alquilado una habitación a tres huéspedes.

Los tres dignos señores, los tres llevan barba, son muy escrupulosos con el orden, no sólo en su habitación sino también en toda la casa, y muy especialmente en la cocina. No soportan los trastos inútiles, ni mucho menos sucios.

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Como los huéspedes cenan algunas veces en casa la puerta del comedor permanece cerrada. Gregor se tumba entonces en el rincón más oscuro de su habitación. Pero un día la asistenta deja la puerta del comedor un poco abierta, y así está todavía cuando los huéspedes llegan por la noche y encienden la luz. Se sientan a la mesa en los mismos sitios que antes ocupaban el padre, la madre y Gregor. Esa noche se oye el violín en la cocina. Los huéspedes prestan atención, se levantan y van de puntillas a escucharlo. Al darse cuenta el padre les pregunta si les molesta, y ellos dicen que al revés, que les gustaría mucho escucharla mejor.

Enseguida llegó el padre con el atril, la madre con la partitura y la hermana con el violín. La hermana con calma dispuso todo lo necesario para tocar. Los padres, que nunca antes habían alquilado una habitación a nadie, y por ello exacerbaban la amabilidad hacia los huéspedes, no se atrevían a sentarse en sus propias sillas.

El padre se apoyó en la puerta, con la mano derecha entre dos botones de la librea abrochada. A la madre en cambio le fue ofrecido un sillón por uno de los huéspedes, y puesto que el sillón quedó donde por azar lo había colocado un huésped, permanecía sentada en un rincón apartado.

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La hermana comienza a tocar. Gregor, atraído por la música, se atreve a acercarse un poco y mete la cabeza dentro del comedor. Está cubierto de porquería. Arrastra consigo a su espalda hilos, pelos y restos de comida, pero a pesar de ese estado no siente ninguna vergüenza al avanzar por el inmaculado suelo del comedor. Nadie se fija en él.

La familia está totalmente absorta en el violín. En cambio, los huéspedes, que al principio con las manos en los bolsillos se han colocado demasiado cerca del atril de la hermana, tan cerca que podrían seguir la partitura con la vista, enseguida se apartan hasta colocarse junto a la ventana en donde, observados con preocupación por el  padre, permanecen hablando a media voz y con las cabezas inclinadas. Parece que se han hartado de la función, sin embargo la hermana toca muy bien.

Gregor se arrastró hacia adelante un poco más y pegó la cabeza al suelo para poder cruzarse en la mirada de la hermana. ¿Acaso era él un animal ya que tanto le atraía la música? Era como si le mostrara el camino hacia un alimento ansiado y desconocido. Estaba decidido a acercarse a la hermana, tirarle la falda y hacerle entender que podía venir con el violín a su habitación, pues nadie aquí la recompensaría por su música como él quería recompensarla. No quería dejarla salir de su habitación, al menos mientras él viviera. Su espantosa forma le sería de utilidad por vez primera.

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De pronto uno de los huéspedes grita llamando al señor Samsa y señalando con el índice a Gregor que avanza lentamente. Calla el violín y el huésped sonríe a sus amigos meneando la cabeza, y vuelve a mirar a Gregor. Al padre le parece entonces más necesario tranquilizar a los huéspedes que echar a Gregor de allí, aunque ellos parecen entretenerse más con Gregor que con la música. Se precipita hacia ellos y, abriendo los brazos, intenta hacerlos pasar a su habitación mientras con su cuerpo les impide ver a Gregor, pero el huésped de en medio golpea violentamente con el pie sobre el suelo y hace al padre detenerse en el acto. Le dice que en vista de las repugnantes condiciones que reinan en esa casa, y en esa familia, abandonará inmediatamente su habitación sin pagar nada. Entonces agarra el picaporte y cierra la puerta.

El padre se deja caer en el sillón. Gregor ha permanecido en silencio todo el tiempo, sin moverse del lugar donde lo han sorprendido los huéspedes.

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Ni siquiera se sobresaltó cuando el violín cayó de entre los dedos temblorosos de la madre y se fue al suelo desde el regazo de ésta produciendo un sonido cavernoso.

– Queridos padres – dijo la hermana, y golpeó con la mano sobre la mesa a modo de introducción –  esto no puede continuar. Si vosotros no os dais cuenta yo sí me doy cuenta. No quiero ni pronunciar el nombre de mi hermano delante de este monstruo, y por eso sólo diré que tenemos que intentar deshacernos de él. Hemos hecho todo lo humanamente posible para cuidarlo y tolerarlo, y creo que nadie podría hacernos el menor reproche.

El padre dice que tiene razón, mientras la madre empieza a toser con una expresión de demencia en los ojos. La hermana rompe a llorar con tanta violencia que sus lágrimas resbalan por encima del rostro de la madre, de donde ella las va secando con mecánicos movimientos de mano. El padre dice que si él les comprendiera tal vez sería posible llegar a un acuerdo. La hermana grita que tiene que irse.

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– Sólo tienes que intentar librarte de la idea de que eso es Gregor. Nuestra desgracia es haberlo creído así durante tanto tiempo. ¿Cómo podía Gregor ser eso? Si fuese Gregor ya habría entendido hace tiempo que no es posible que convivan seres humanos con semejante animal, y ya se habría ido él por su propia voluntad. Así ya no tendríamos ningún hermano, pero podríamos continuar viviendo y conservaríamos su recuerdo con honor. En cambio ahora, ese animal nos persigue, echa a los huéspedes, evidentemente quiere apoderarse de toda la casa y dejarnos a nosotros en la calle.

Y con un terror, completamente incomprensible para Gregor, la hermana se aparta del sillón de la madre y corre hacia el padre. Pero a Gregor ni se le ha ocurrido querer atemorizar a nadie, y mucho menos a su hermana, simplemente ha comenzado a darse la vuelta para volver a su habitación. A causa de su lamentable estado tiene que ayudarse con la cabeza, levantándola y volviéndola a agachar varias veces.

Ahora todos le observan, silenciosos y tristes. Gregor no puede contener los jadeos a causa del esfuerzo y tiene que detenerse a descansar una y otra vez. Cuando termina de darse la vuelta empieza a retroceder en línea recta. Nada más entrar en la habitación, la hermana cierra deprisa con llave. Junto a la puerta gira la cabeza. Su última mirada la fija sobre la madre, que ahora duerme profundamente.

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– ¿Y ahora? – se preguntó Gregor mirando la oscuridad a su alrededor. Descubrió enseguida que ya no podía moverse. No se sorprendió, al contrario, le pareció antinatural que hasta entonces hubiera podido moverse con aquellas enclenques patitas. Por lo demás se sentía relativamente cómodo. Cierto que le dolía todo el cuerpo, pero era como si poco a poco los dolores se hicieran más y más débiles hasta cesar  por completo.

Ya casi no notaba la manzana podrida que tenía en la espalda y la inflamación que la circundaba, que estaba cubierta de un polvo blanco. Volvió a pensar con emoción y amor en su familia. Su convicción de que tenía que desaparecer era si cabe aún más decidida que la de la hermana. Permaneció en ese estado de meditación despreocupada y plácida hasta que el reloj de la torre dio las tres de la mañana. Aún experimentó el comienzo del amanecer al otro lado de la ventana. Después, contra su voluntad, dejó caer la cabeza, y sus orificios nasales exhalaron débilmente su último aliento.

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Cuando por la mañana temprano llega la asistenta no encuentra nada llamativo en la habitación de Gregor. Piensa que yace inmóvil a propósito, y con la escoba intenta hacerle cosquillas. Luego le empuja un poco. Y al final comprende. Dice a gritos que se ha quedado seco. Los Samsa se bajan de la cama rápidamente y van a la habitación de Gregor junto con la hermana. El padre dice que ahora pueden dar gracias a Dios. Se santigua, y las tres mujeres siguen su ejemplo. Grete dice que estaba muy flaco.

Lo primero que hace el señor Samsa es echar a los tres huéspedes a la calle. Deciden dedicar el día a descansar y pasear. Escriben una carta de disculpa a sus respectivos trabajos. La asistenta dice que se marcha y que ya no tienen que preocuparse por cómo deshacerse de ese trasto de ahí al lado, que ya está todo arreglado. Pero se va sin que la dejen dar más explicaciones.

Las dos mujeres van hacia la ventana y permanecen allí abrazadas, pero el señor Samsa les dice que se olviden ya de todo. Y entonces terminan sus cartas y salen de casa los tres juntos, algo que no han hecho desde hace meses. Y van en tranvía, hasta los confines de la ciudad.

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Cómodamente recostados en sus asientos discutieron proyectos para el futuro, y no les pareció que fuera éste malo en absoluto, considerándolo de cerca, pues los tres tenían empleo, sobre los cuales aún no se habían preguntado mucho unos a otros, bastante buenos y con buenas perspectivas.

La mayor mejoría inmediata de su situación tenía que producirse naturalmente al cambiar de casa. Querían irse ahora a una casa más pequeña y más barata, pero mejor situada y en general más práctica que la que tenían, la cual había sido elegida por Gregor.

Mientras así conversaban, el señor y la señora Samsa se dieron cuenta al mirar a su hija, cada vez más animada, de como ésta, a pesar de todas las penas que en los últimos tiempos la habían hecho palidecer, se había convertido en una hermosa y atractiva muchacha. En silencio, y entendiéndose casi inconscientemente con las miradas, pensaron que ya era hora de buscarle un hombre honrado, y fue para ellos como una confirmación de esos nuevos sueños y sus buenas intenciones cuando al final de su viaje la hija se levantó la primera y estiró su joven cuerpo.

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Vida i obra de Franz Kafka

Franz Kafka nació en Praga, el 3 de julio de 1883. Murió el 3 de junio de 1924. Es, sin duda, uno de los autores más importantes de la literatura universal. La influencia de su obra es extraordinaria.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Franz Kafka en 1906

Kafka publicó unas pocas obras en vida que obtuvieron cierto reconocimiento. La buena acogida entre sus colegas se extendió sólo relativamente al público lector. Aparecidas en pequeñas tiradas, las ventas estuvieron muy lejos de permitir a su autor vivir de la literatura.

Franz Kafka pertenece al curioso club de autores que conocemos mejor gracias a la deslealtad más o menos grande de un amigo. Un amigo aparentemente desleal pero en el fondo muy muy leal, porque realmente no le hizo caso cuando le pidió que a su muerte, que se produjo en 1924, a los 41 años de edad, destruyera los manuscritos que tenía todavía sin publicar, entre ellos ‘El proceso’, ‘El castillo’ o ‘La muralla china’, algunas de sus obras más importantes. Otras habían sido publicadas en vida de Kafka.

Afortunadamente su amigo Max Brod no le hizo caso y los publicó, para supremo beneficio de la imaginación occidental. Max Brod justificó su acción alegando que le había dicho a Kafka que él no sería capaz de quemar sus obras. Por lo tanto dedujo que si Kafka hubiera querido realmente la destrucción de sus manuscritos no lo habría nombrado su albacea.

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Max Brod (Praga, 27 de mayo de 1884 -Tel Aviv, 20 de diciembre de 1968) fue escritor, compositor y periodista checoslovaco germanohablante de origen judío, conocido por ser el editor y amigo de Franz Kafka.

La amistad de Franz Kafka con Max Brod venía a ser la amistad típica del chico raro con el chico que no lo es. Max Brod era un hombre muy esperanzado y con unas ideas muy claras con respecto por ejemplo a vínculos con la religión, en cambio Kafka era un descreído absoluto y un nihilista.

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Max Brod y Franz Kafka

Kafka fue un depresivo crónico durante la mayor parte de su vida. Todas sus obras a lo que aluden es a la enorme soledad del hombre contemporáneo sumido en una vorágine de burocracia, de cosas que le oprimen y que no le dejan desarrollar su auténtico yo. El mensaje que nos da Kafka es un mensaje nihilista, que la vida incluso no se sabe muy bien si merece la pena de ser vivida e incluso hay unos impulsos suicidas grandes en su obra.

Por otro lado, curiosamente, también hay mucho sentido del humor en la obra de Franz Kafka. Ese humor centroeuropeo que él encarna tan maravillosamente en ‘La muralla china’ o en ‘Un artista del hambre’, por ejemplo. Historias breves, en ocasiones micro relatos, que son muy divertidas.

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Retrato del joven Franz Kafka

A difundir la obra de Franz Kafka contribuyó seguramente, y no poco, el hecho de que la Gestapo secuestrara todos sus papeles. Muchos de ellos no han aparecido todavía, sigue siendo un misterio.

Lo que los nazis odiaban de Kafka era:

  • Por un lado que era de familia judía, aunque por supuesto él no era creyente en nada que significara la Ley mosaica.
  • Y por otro que era un hombre que destilaba amargura, y lo que quería el  Tercer Reich era precisamente optimismo y supremacismo, y todas esas cosas positivas que preconizaban y que luego tanto daño han hecho a la humanidad.

¿Cómo era la relación de Franz Kafka con su padre?

El medio familiar de Kafka fue muy importante para el desarrollo de su literatura, pero no porque el padre de Kafka fuera peor que muchos de los padres de la época sino porque Franz Kafka era rarísimo. Precisamente por lo raro que era ha dado una literatura tan extraordinaria, y se puede decir que hay un antes y un después de Kafka en la literatura universal.

El mismo era consciente de eso, porque en algún momento dice «yo soy sólo fin o principio». Él se consideraba fin de algo o principio de otra cosa. El decía que no le servía ni la Ley mosaica ni la observancia de esa ley, ni tampoco el cristianismo (hubo muchos judíos que se hicieron cristianos, hubo muchas conversiones, y él jamás pensó que podía servirle tampoco el cristianismo).

A Franz Kafka la relación con su padre le marcó definitivamente para siempre. Es un ejemplo de lo que Sigmund Freud llamó el complejo de Edipo con su madre y el pelear con su padre por su madre.

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Los padres de Franz Kafka

La familia judía, cómo vemos perfectamente en las películas de Woody Allen, es muy paradigmática en la cuestión psicoanalítica, y la familia de Kafka lo era. Se llevaba muy bien con Ottilie («Ottla»), una de sus hermanas, con la que hay una serie de cartas.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Las hermanas Kafka. Arriba a la derecha, desde la izquierda, Valli, Elli y Ottla

De hecho el epistolario de Kafka es tan importante casi como su obra narrativa. Tiene una carta al padre que es tremenda y desgarradora.

También tiene una serie de cartas a la escritora, traductora y periodista checa Milena Jesenská, casada, a quien había conocido a principios de 1920, y que durante años fue conocida como «la enamorada de Kafka» debido a la edición de las cartas que el escritor le había enviado.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Milena Jesenská (Praga, 10 de agosto de 1896 – Campo de concentración Ravensbrück, Alemania, 17 de mayo de 1944) fue una escritora, periodista y traductora checa.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Franz Kafka y Milena Jesenska

También hay cartas a Felice Bauer, que fue una de sus novias. Con ella mantuvo una relación difícil, que dio origen a una correspondencia de más de 500 cartas y tarjetas postales.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Carta de Kafka a Felice Bauer

Su última novia, Dora Diamant, también tuvo correspondencia con él. Ella fue precisamente la que se llevó los manuscritos más importantes que luego la Gestapo requisó.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Dora Diamant (4 de marzo de 1898, Pabianice – 15 de agosto de 1952, Londres), actriz polaca, fue la última compañera de Franz Kafka. Se conocieron en un balneario alemán en 1923

Kafkiano, significado según la RAE

“Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido».

Así comienza ‘El proceso‘, una de las novelas más conocidas de Franz Kafka.

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Portada de la primera edición de ‘El proceso’

K, el protagonista, es detenido porque sí, y obligado a pasar por un proceso desconcertante donde ni la causa de su detención, ni la naturaleza de los procesos judiciales son claros para él. Este tipo de escenario se considera tan característico de la obra de Kafka que los académicos dieron con una nueva palabra para él: kafkiano

¿Qué quiere decir que algo es kafkiano? Kafkiano entró en la lengua vernácula para describir lo innecesariamente complicado y las experiencias frustrantes, como ser forzados a desplazarse por laberintos de burocracia.

Según la RAE, el significado de kafkiano o kafkiana es:

  1. Adjetivo. Perteneciente o relativo a Franz Kafka, escritor checo, o a su obra. Las novelas kafkianas.
  2. Adjetivo. Que tiene rasgos característicos de la obra de Kafka. Una visión del mundo muy kafkiana.
  3. Adjetivo. Dicho de una situación: Absurda, angustiosa.

¿Pero estar de pie en una larga cola, para rellenar un papeleo confuso, captura realmente la riqueza de la visión de Kafka? Más allá de un uso ocasional del término, ¿qué hace que algo sea kafkiano?

Las historias de Franz Kafka en efecto, se ocupan de muchos aspectos mundanos y absurdos de la burocracia moderna, reflejando en parte su experiencia al trabajar como empleado de seguros en Praga a principios del siglo XX. Muchos de sus protagonistas son trabajadores de oficina obligados a luchar a través de una red de obstáculos con el fin de lograr sus objetivos, y, a menudo todo el proceso resulta ser tan desorientador e ilógico que el éxito se vuelve inútil.

'La metamorfosis' de Franz Kafka

Sede de la compañía de seguros de Praga en la que trabajaba Kafka

Por ejemplo, en la breve historia ‘Poseidón’ el dios griego antiguo es un ejecutivo tan inundado con el papeleo que nunca ha tenido tiempo para explorar sus dominios bajo el agua.

El tema aquí es que ni siquiera un dios puede manejar la cantidad de papeleo que exige el trabajo moderno. Y ese dios no está dispuesto a delegar ninguno de sus trabajos porque considera a todos los demás indignos de esa tarea. El Poseidón de Kafka es un prisionero de su propio ego.

Esta sencilla historia contiene todos los elementos que hacen que un escenario sea verdaderamente kafkiano. No es lo absurdo de la burocracia por sí sola sino la ironía del razonamiento circular del personaje en reacción a él, que es un símbolo de la escritura de Kafka.

Sus historias tragicómicas son una forma de mitología de la era industrial moderna, en donde explora las relaciones entre los sistemas de poder arbitrarios y los individuos atrapados en ellos.

Tomemos, por ejemplo, la más famosa historia de Kafka, ‘La metamorfosis’. Cuando Gregor Samsa despierta una mañana se encuentra transformado en un insecto gigante, su mayor preocupación es que tiene que llegar a trabajar a tiempo. Por supuesto, resulta imposible.

No fue sólo el ambiente autoritario del lugar de trabajo lo que inspiró a Kafka. Algunas de las luchas de sus protagonistas vienen desde dentro.

La corta historia ‘Un artista del hambre’ describe un artista de circo cuya actuación consiste en ayunos prolongados. Está molesto porque el maestro de circo limita éstos a 40 días, creyendo que esto le impide alcanzar la grandeza de su arte. Pero cuando su actuación pierde popularidad, se le deja libre para dejarse morir. El giro viene cuando yace moribundo en el anonimato, admitiendo lamentablemente que su arte siempre ha sido un fraude. Él no ayunó por la fuerza de su voluntad, sino simplemente porque nunca encontró una comida que le gustara.

Incluso en ‘El proceso’, que parece centrarse directamente en la burocracia, las leyes difusas y los procedimientos desconcertantes apuntan a algo mucho más siniestro: el momento terrible de un sistema legal que resulta imparable, incluso para los funcionarios supuestamente poderosos.

Este es un sistema que no sirve a la justicia, pero cuya única función es la de perpetuarse. Lo que la teórica política Hannah Arendt, escribiendo años después de la muerte de Kafka, llamaría «tiranía sin tirano».

Acompañando la desolación de las historias de Kafka hay grandes dosis de humor, enraizado en la lógica absurda de las situaciones descritas.

Así, por un lado, es fácil reconocer lo kafkiano en el mundo actual. Nos basamos en sistemas de administración cada vez más complicados con consecuencias reales sobre todos los aspectos de nuestras vidas. Y encontramos que cada una de nuestras palabras es juzgada por gente que no podemos ver de acuerdo con las reglas que no conocemos.

Por otro lado Kafka, al poner el foco de nuestra atención sobre lo absurdo, nos muestra nuestros defectos sobre nosotros mismos. Nos recuerda que el mundo en que vivimos es el que hemos creado, y que cada uno de nosotros tenemos el poder de cambiar para mejor.

Fuente: Programa ‘Un libro una hora’, de Cadena Ser, 12/04/2020 | Para el resumen del libro se ha seguido la edición de la editorial Navona, en su colección ‘Los ineludibles’ | La imagen de portada e ilustraciones son acuarelas de Miquel Barceló para el libro ilustrado ‘La transformación’, editado en 2020 por Galaxia Gutenberg

‘Leonart’ | Ciencia para niños

‘Leonart’ es un excelente programa divulgativo de ciencia para niños que combina a la perfección el rigor de la ciencia con la diversión y el entretenimiento. Se emitió hace ya unos años en televisión e iba dirigido a chavales entre 8 y 12 años.

Su protagonista era Leo, interpretado por Ivan Labanda e inspirado en la figura de Leonardo da Vinci. Le acompañaban Jordi Soriano, que daba vida a Watson ―un robot que hacía de ayudante―, y Marga Mintaka en el papel de Donna Lisa ―la encargada de la sección de manualidades―.

Leonart. Vídeos de ciencia para niños

Esta serie de programas de divulgación científica acercaba a los más pequeños los aspectos más comunes de la ciencia y el arte de manera novedosa, tratando con rigor y también con humor cuestiones como la gravedad, las reacciones químicas o los estados de la materia.

‘Leonart’ | Vídeos de ciencia para niños

Quién elaboraba los contenidos

En la confección de cada capítulo trabajó un equipo multidisciplinar de profesionales del audiovisual y científicos que asesoraban en los contenidos del programa, y que intervenían en la confección del pre-guion que servía de base para el trabajo posterior de los guionistas.

Leonart. Vídeos de ciencia para niños

Los protagonistas

Leonart, Watson, Donna Lisa i Sofia Q son los personajes que aparecen en cada capítulo:

Leonart | Leonart es un chico divertido, curioso y espabilado, que bien podría ser el hermano mayor de los espectadores a los que va dirigido este programa de ciencia para niños.

Es el protagonista y verdadero hilo conductor que vertebra los contenidos de cada episodio. Se llama así en honor a Leonardo Da Vinci, y de forma familiar sus amigos le llaman Leo. Es un excelente divulgador y tiene una visión transdisciplinar de los temas que expone. Su figura correspondería a la del ‘personaje listo’, en contraposición a la figura de Watson.

Watson | Watson es un androide con apariencia humana y emociones que a veces entran en contradicción con su condición de robot.

En el reparto de roles le toca en cierto modo el del ‘personaje despistado’, con un aire bastante ingenuo y en ocasiones malcarado. Son sus dudas, fechorías o errores lo que hacen avanzar la historia. Watson es un adulto, aunque físicamente es difícil atribuirle una edad.

Leonart. Vídeos de ciencia para niños

Lisa | Lisa es una chica muy activa que representa la vertiente artística, el deseo de unir ciencias y arte. Siempre aparece en su taller donde idea manualidades fáciles y asequibles. También podría ser perfectamente la hermana mayor de los espectadores.

Su aparición siempre la introducen Leonart y Watson al hilo del conflicto que hayan originado en el plató. Lisa es resolutiva, entusiasta y didáctica, y utiliza un lenguaje llano. Al final de todas sus explicaciones siempre recapitula por si el espectador ha perdido alguno de los pasos a seguir para confeccionar la manualidad.

Sofía Q | Sofia Q es el ordenador central del laboratorio que habla e interacciona con el resto de personajes. Cuando interviene aparece su pantalla de plasma. Siempre tiene pequeñas peleas con Watson y respeta mucho a Leo. Además de interactuar en los gags, su rol es útil para introducir definiciones y dar paso a imágenes de recurso que apoyan explicaciones que se dan en el plató y los reportajes. También plantea las preguntas de los espectadores.

Los protagonistas con Sofia Q, el ordenador central del laboratorio que habla e interacciona con el resto de personajes

Los protagonistas con Sofia Q, el ordenador central del laboratorio que habla e interacciona con el resto de personajes

La estructura de los episodios

Cada capítulo sigue la siguiente estructura:

Presentación | Gag en el que aparecen los principales personajes y que sirve para introducir el tema.

Manualidades | El taller de Lisa. Construcción de alguna manualidad cuyo marcado carácter didáctico siempre tiene algún tipo de relación con el tema tratado.

Ampliación de contenidos | Gags con los que se profundiza y se amplían los ítems de los contenidos del tema sobre el que versa el programa.

Reportaje | Se realiza en exteriores y aborda algún aspecto del tema del programa, llevándolo a la vida cotidiana y entrevistando a personas/científicos que trabajan en él.

Preguntas | Apartado en el que se responden preguntas de los espectadores, siempre con un aire cotidiano, cercano y curioso. Por ejemplo, ¿Por qué nos salen arrugas?, ¿cuál es la diferencia entre un mineral y una roca?, ¿por qué a veces cuando tocamos a una persona nos pasa la corriente?

Cierre del programa | Gag con el que termina el programa y que sirve para cerrar el hilo conductor de los gags y como sumario de los contenidos expuestos.

Dónde se grababan los capítulos

Esta serie de ciencia para niños se grababa en un plató en el que había dos decorados: una antigua fábrica ―donde viven Leo, Watson y Sofia Q―, y el taller de Lisa.

La antigua fábrica en la que viven Leo y Watson está llena de instrumentos técnicos. Tiene una presencia importante el ordenador, que es Sofía Q, y otros instrumentos y trastos que forman el laboratorio, también lleno de libros.

El espacio está bastante desordenado. En el plató la realización es bastante sencilla, y se juega mucho con recursos como grafismos, efectos de sonido y efectos visuales.

El taller de Lisa es el típico taller de bricolaje, con todos los instrumentos a la vista, aseados y colgados en las paredes, y la mesa delante de la cámara, que utiliza plano medio, con planos detalle de los materiales y acciones. También se utilizan grafismos para detallar los pasos (números y palabras simples).

En el estudio de grabación

En el estudio de grabación

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El arte primitivo y las pinturas rupestres | En este episodio viajamos en el tiempo hasta el Paleolítico superior, cuando surgió el arte. La máquina del tiempo no está inventada todavía, pero el cine sí. Gracias a él podemos viajar a cualquier época de la historia. Veamos una película sobre el arte primitivo.

Entramos en el mundo de la filosofía con Platón | Nos vamos a la Grecia clásica, 2500 años atrás. Leo y Watson imitan lo que hacían Platón y sus discípulos cuando charlaban mientras paseaban por el ágora, la plaza principal de Atenas.

Los cuentos y su significado | ¿Qué mensajes ocultan los cuentos y qué simbolizan sus personajes?

El oro | El oro es un elemento químico presente en la tabla periódica. Se caracteriza por ser un metal blando, flexible, resistente y buen conductor de la electricidad. Estas cualidades le convierten en un mineral idóneo para trabajar con él en la industria, en la joyería o en el arte. Muchas veces se le combina con otros metales, por ejemplo la plata, para darle mayor dureza.

La característica principal del oro es que es muy poco reactivo, es decir, que ni le afecta el agua, ni el aire, ni la mayoría de los disolventes conocidos ni el calor (bueno, con mucho calor se termina fundiendo). Por esa extraordinaria resistencia se ha ganado el adjetivo de metal noble, al igual que la plata o el cobre. Como además se relaciona poco con los otros elementos se suele encontrar o bien en forma natural, formando pepitas, o asociado a otros elementos como el cuarzo o la pizarra.

Introducción a la filosofía para los más jóvenes | Bienvenidos a la Grecia clásica, la cuna del arte y de la filosofía. Conocer cuál es el origen de todas las cosas es algo que preocupaba mucho a los primeros filósofos. Ellos no creían, como sí lo hacía la mayoría de la gente, que un rayo fuera un castigo de los dioses.

Los primeros filósofos nacieron mucho antes que la ciencia, de hecho los primeros filósofos se pueden considerar los padres de la ciencia.

Magia e ilusionismo | ¿Te has preguntado alguna vez por qué funcionan las fórmulas matemáticas que te enseñan en el colegio? ¿Cómo puede adivinar un mago en qué número estás pensando?

Los requisitos y el entrenamiento que deben realizar los astronautas | Viajar al espacio no es tarea fácil, es un reto que exige mucha preparación. En este capítulo el programa hace una visita a la sede española de la Agencia Espacial Europea para saber qué actividades se realizan allí. Ver también: Libros sobre el Universo.

Programa sobre la memoria en el que Lisa nos enseña a hacer una pizarra recordatoria | Tenemos varios tipos de memoria. Por un lado tenemos la memoria sensorial, que retiene durante unos segundos la información que nos llega de los sentidos. En la memoria a corto plazo la información se almacena algunos minutos. Finalmente la memoria a largo plazo nos permite recordar nuestras tareas habituales, nuestros recuerdos, etc.

Animales inteligentes (el gorila Coco, el loro Alex, los pulpos, los cuervos, los elefantes, los delfines) | Charles Darwin fue el primer científico en afirmar que los seres humanos provenían de los monos. Hasta hace relativamente poco los hombres no creían que los animales pudiesen tener inteligencia.

Darwin, que además de una gran barba tenía una gran inteligencia,  fue el primero en afirmar que el funcionamiento de la mente de los animales y de los hombres era muy parecido. Mucha gente ser rio de él. Sin embargo poco a poco se fue viendo que los primates superiores, como los gorilas, orangutanes o chimpancés se parecen mucho a los humanos. Tienen memoria, también tienen sentimientos, se reconocen frente a un espejo, entienden lo que es la muerte de alguien del clan y se comunican entre ellos. Y no solo eso, también pueden comunicarse con nosotros.

La lectura y los libros | ¿Sabes qué es un criptograma? Un criptograma es un mensaje cifrado, el arte de convertir una frase clara en un conjunto de signos que nadie puede leer sin conocer su código secreto. En este capítulo Leo y Watson han de resolver uno antes de que se les acabe el tiempo.

Un acercamiento a la vida y obra de Ramón y Cajal | Hubo una vez un hombre llamado Santiago Ramón y Cajal a quien le fascinaba observar el cerebro. Sentía tanta curiosidad por saber cómo funcionaba que no se cortaba un pelo en pedir cerebros a los especialistas en autopsias.

Sus teorías cambiaron radicalmente el conocimiento que hasta entonces se tenía del cerebro. Su aportación fue tan genial que obtuvo muchos premios, entre ellos el Premio Nobel ―fue el primer médico español en conseguirlo―. En este capítulo se incluye un reportaje sobre Ayerbe, el pueblo donde Ramón y Cajal pasó parte de su infancia.

El jabón, sus propiedades y sus usos | Seguro que ya sabes que el agua y la grasa (por ejemplo el aceite) no se mezclan. Es por eso que si lavas una prenda de ropa solo con agua no podrás limpiar nada de nada, porque el agua resbalará por la mancha grasienta de tomate frito sin eliminarla.

Es por ese mismo motivo que los patos no se mojan. ¿Sabías que sus plumas están cubiertas de grasa que impide que se empapen? Eso les es tremendamente útil cuando tienen que levantar el vuelo, ya que al tener las alas secas les es mucho más fácil volar.

Crecimiento exponencial | La vida humana crece rápidamente en el útero materno. Todo empieza con una sola célula que pasadas veinticuatro horas se divide en dos, y cada una de estas células en dos más. O sea que ya tenemos cuatro.

¿Parece lento, verdad? Pues en solo nueve meses esas dos células se habrán convertido en un bebé que tiene unos 50 billones de células (50.000.000.000.000).

La paz y la guerra | Cuando la gente no sabe resolver sus conflictos discute, se pelea y puede llegar a ser violenta. Los gobiernos van más allá y a veces declaran la guerra. En el mundo hay activos varios conflictos bélicos… lo malo es que al final todos salen perdiendo. Todos menos la industria del armamento o los que reconstruyen las ciudades destrozadas por las bombas.

Las estalactitas y las estalagmitas | Las estalactitas y las estalagmitas se forman dentro de cuevas. En España tenemos algunas cuevas como las del Drach en Mallorca, la de Nerja en Málaga, la cueva de las Maravillas en Huelva o el sistema de Ojo Guareña en Burgos que se pueden visitar sin ningún peligro. Se pueden recorrer sin problemas y son fantásticos ejemplos de arquitectura natural; si se tiene la ocasión vale la pena adentrarse en ellas como un día hicieron los espeleólogos que las descubrieron.

Cómo se forman los meteoritos y los asteroides | Infinidad de objetos navegan por el espacio. De hecho cada día caen diez mil toneladas de material extraterrestre sobre la superficie de la Tierra. ¡Pero no te asustes! La probabilidad de que te caiga uno en la cabeza es bajísima, además la mayoría de material es simplemente polvo espacial.

Un repaso a la vida de Galileo Galilei y sus hallazgos | Galileo fue un hombre muy valiente con un sinfín de inquietudes pero que cometió el peor de los pecados para su época: investigar, experimentar y hacer descubrimientos vitales para la ciencia.

En el Taller de Lisa se fabrica un telescopio de cartón. El reportaje nos cuenta cómo funciona y para qué sirve un pulsímetro. Lisa visita el Museo del Prado y comenta el cuadro ‘La virgen del pez’, una pintura de Rafael Sanzio.

El efecto mariposa como ejemplo del caos | ¿Cómo la física analiza el caos? ¿Cómo intenta describir y estudiar lo que parece que ocurre desordenadamente? En ocasiones, en la naturaleza, un pequeño cambio puede significar a la larga una gran variación. ¿Has oído hablar del efecto mariposa? Si estás atento a este episodio lo conocerás.

¿Para qué sirve el número π (pi)? | π es un número… un poco mágico, se tiene constancia de él desde el año 4000 a. de C. y es un número muy importante. Su símbolo equivale a la decimosexta letra del alfabeto griego y su significado es perímetro, lo que sería el contorno de una figura geométrica ―una circunferencia―.

El número PI esconde el secreto de todas las formas esféricas de la naturaleza. Es un número irracional: 3,14159265358979323846… Lo que quiere decir que es un número irracional es que, por más que calcules, nunca conseguirás llegar al último número… porque no hay último número: el número π tiene infinitos decimales.

El Imperio romano y la figura de Julio César | ‘Veni, vidi, vici’. Durante siglos el latín fue la lengua oficial de la religión católica y también del Imperio romano. La traducción de esa frase sería: ‘Vine, vi, vencí’. La dijo Julio César al dirigirse al Senado romano, describiendo su victoria reciente sobre Farnaces II del Ponto en la Batalla de Zela.

Noticias científicas falsas | Se piensa que los científicos son gente honesta, y en general así es. Pero algunos, para ser famosos, se inventan descubrimientos tan llamativos como falsos.

Los cánones de belleza a lo largo de la historia | Hay quien sacrifica mucho para tener una imagen acorde con la moda del momento. Millones de personas en todo el mundo emplean gran parte de su tiempo en intentar representar el ideal de belleza actual: todos desean cuerpos jóvenes, musculados, bronceados y perfectos. Claro que… aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Cómo viven los deportistas profesionales | El deporte practicado en su justa medida es maravilloso. Nuestro cuerpo necesita hacer ejercicio físico porque nos ayuda a mantener el cuerpo y la mente en estado óptimo. Acostumbrarse desde pequeños a practicar deporte nos garantiza una vida más larga y más sana.

Cuando hacemos ejercicio en su justa medida el corazón se vuelve más resistente, los pulmones tienen más capacidad y los músculos y tendones se hacen más fuertes. También el deporte nos distrae de nuestras preocupaciones.

El año de la rana y qué peligro corre la especie de extinguirse | Grupos conservacionistas, investigadores y zoológicos de todo el mundo intentan concienciar a la gente de que muchos anfibios, entre ellos las ranas, corren el peligro de desaparecer.

Marco Polo y sus viajes por el mundo | En aquella época los árabes controlaban el comercio con el Lejano Oriente y vendían las especias a Europa a precios de escándalo. Los mercaderes venecianos por su parte querían participar de estos negocios.

Cómo prepararse antes de viajar a otro país | Es muy importante que antes de viajar a destinos exóticos vayas bien equipado y estés informado sobre el lugar. En nuestro día a día, aunque no los veamos, estamos rodeados de microorganismos, nuestro cuerpo está adaptado a ellos y normalmente no nos afectan.

Pero cuando viajamos nos introducimos en un ambiente distinto, donde los microorganismos también son distintos y nos pueden provocar problemas de salud. El agua dulce de ríos y lagos es uno de los peligros para los viajeros que viajan a lugares exóticos. La gente que vive allí tiene las defensas activadas, está acostumbrada a las bacterias que contiene esa agua. En cambio si la bebemos nosotros…

El mundo de los cuentos | La moraleja es como la lección que podemos aprender después de escuchar un cuento. Transmite una o varias normas sobre cómo debemos comportarnos.

¿Qué significa la felicidad y de qué manera podemos alcanzarla? | Hay muchas maneras de entender la felicidad. ¿Sabías que existen decenas de teorías, fórmulas y aproximaciones científicas sobre ello? Algunas de ellas son muy sorprendentes.

La serotonina es una sustancia química que segrega el cuerpo humano y que sirve para que las neuronas se comuniquen entre ellas. Además, cuando aumenta tenemos sensación de felicidad, bienestar y relajación. Tenerla en mayor o menor cantidad depende en gran medida de los genes que se heredan de los padres, aunque la cantidad de serotonina también puede alterarse por otros factores. El estrés por ejemplo hace que disminuya, y por el contrario realizar ejercicio físico la hace aumentar y así crece nuestro bienestar.

Los perros | Los perros dejaron de ser salvajes hace milenios, cuando fueron domesticados por el hombre. El perro doméstico procede del lobo. Tradicionalmente se pensaba que la separación entre perros y lobos ocurrió hace unos 100.000 años, pero estudios genéticos más recientes apuntan a que ocurrió hace 15.000 años.

Lo cierto es que entre el perro y el lobo hay algunas diferencias de tamaño. En general los perros son de menor tamaño que los lobos; tienen unos dientes más pequeños, lo mismo que su mandíbula. Se calcula que el cráneo del perro es un 20% menor y su cerebro un 10% más pequeño que el de un lobo.

La inteligencia y las habilidades de un perro varían según las razas y los individuos. Los fox terrier por ejemplo son buenos cazadores. Los labradores retriever son muy dóciles y sociables, por lo que suelen ser buenos guías de personas invidentes. Otras razas como los dóberman tienen un elevado instinto de protección que los hace ideales para vigilar propiedades o personas. De hecho hay razas muy diferentes. Por ejemplo el chihuahua es la raza de perro más pequeña y el mastín inglés la más pesada. El peso de cien chihuahuas equivale al peso de un mastín.

Las plantas carnívoras | Las plantas carnívoras se alimentan de todo tipo de insectos: moscas, arañas, hormigas, mosquitos y mariposillas. Ocasionalmente algunas especies pueden llegar a darse festines a costa de pequeñísimas ranas, pececillos, gusanos, crías de roedores, escorpiones e incluso pequeños reptiles, aunque es algo muy excepcional.

Las plantas carnívoras también hacen la fotosíntesis para alimentarse, como hacen el resto de las plantas, pero ocurre que viven en suelos pobres en nitrógeno ―un elemento esencial para la vida― y la única manera que tienen de obtenerlo es a través de sus presas animales.

Las mareas negras | El Prestige fue un barco petrolero que naufragó frente a las costas gallegas en 2002 provocando una gran marea negra.

Las mareas negras son enormes manchas de petróleo sobre el mar que casi siempre se producen por un accidente. No solo contaminan el planeta sino que además hacen perder mucho dinero. Tras el accidente del Prestige quedaron 450.000 metros cuadrados de rocas impregnadas de chapapote y murieron 230.000 aves. Además, decenas de miles de personas (41.600) se vieron directamente afectadas. Cuando ocurre una catástrofe de estas dimensiones no solo mueren los animales y los vegetales, también las personas pueden verse muy perjudicadas.

El petróleo es un líquido oleoso, inflamable y muy tóxico. Cuando hay un gran vertido en el mar contamina a los seres vivos que habitan en él. Las aves por ejemplo pueden fallecer por envenenamiento al comer peces contaminados o por asfixia al quedar atrapadas en el petróleo que es muy espeso.

Miramos alto para conocer más sobre los rascacielos | Desde siempre la altura ha fascinado a toda la humanidad: la torre de Babel, el coloso de Rodas, Las pirámides de Egipto…

Las pirámides egipcias podían elevarse hasta más de cien metros de altura porque tenían una base muy ancha. Cada hilera de bloques de piedra reparte su peso sobre todas las que tiene por debajo dando una gran estabilidad a la obra, la prueba es que las pirámides se han conservado en pie a lo largo de más de 4.500 años.

Conocemos un poco mejor a la ballena | Desde hace siglos la caza de las ballenas ha sido algo habitual por la gran cantidad de carne que se puede obtener de ellas. En torno a 1700, cuando se descubre que el aceite de la grasa de las ballenas sirve como combustible para lámparas, la caza aumenta peligrosamente.

A finales del siglo XIX y principios del XX, con el invento del arpón y la aparición de los primeros cosméticos hechos con ballena, la caza se intensifica aún más poniendo en peligro de extinción a muchas especies. Eso ocurre hasta que a mediados del siglo pasado se firma un acuerdo para cazar ballenas solo a muy pequeña escala y con fines científicos, aunque países como Noruega, Japón o Islandia no lo respetan.

Los zoológicos | La palabra zoológico viene de zoología, que en griego significa estudio de los animales. A las colecciones de animales exóticos se las llamó zoológicas, y de ahí se pasó a llamar así al lugar que las albergaba: zoológico.

¿Sabes cuándo se creó el primer zoológico? Ya en la Antigua China existían colecciones de animales exóticos. El emperador Wen Wang  hizo construir un gran parque de la sabiduría donde exhibía rinocerontes, tigres, ciervos, antílopes, aves y serpientes. Eso fue hace 3.000 años.

Las picaduras ¿Qué animales nos pueden picar? | En el mundo hay muchos animales que nos pueden picar, la mayoría son artrópodos. Los artrópodos son un gran grupo de animales y se les llama así porque tienen patas articuladas.

Algunos de ellos, como muchos insectos, nos pican para alimentarse. Mosquitos, pulgas o chinches nos pican para chuparnos la sangre como pequeños vampiros. La gran mayoría de estas picaduras no son graves, de hecho solo son un poco molestas. Nadie se libra de la picadura de un mosquito alguna vez en su vida.

Hay otros artrópodos que utilizan la picadura como una manera de defenderse o atacar. Solo en algunos casos extremos la picadura puede ser mortal. Insectos como abejas, avispas u hormigas son otro tipo de artrópodos que nos pueden picar, al igual que otro tipo de artrópodos: los arácnidos. Pero hay más animales que pican, como las medusas o algunos peces. Todos actúan igual: introducen un apéndice de su cuerpo bajo nuestra piel, así inoculan su veneno y provocan reacciones nocivas en nuestro organismo.

La gran variedad de pájaros que existen | No todas las aves vuelan, pero todas tienen alas. Las aves son animales fascinantes; sus plumas son verdaderas joyas de la naturaleza y les dan la forma aerodinámica que les permite volar, atrapar las corrientes de aire y mantener el equilibrio. Además el aire que queda aprisionado entre las plumas las protege de la temperatura exterior, ya sea muy caliente o muy fría. Y no solo eso, muchos machos utilizan sus plumajes vistosos para conquistar a las hembras durante la época del cortejo. No hay más que ver al pavo real para comprobar hasta dónde puede llegar esta sofisticación.

El mito del Gran Dragón en China | La China es el país más poblado del mundo y el cuarto en extensión. Es hoy uno de los países más potentes del mundo, pero también fue una de las civilizaciones más ricas y antiguas. El mundo ha aprendido mucho de China y sus pensadores: inventaron el papel, la imprenta, la pólvora, el cepillo de dientes, el acero, la seda… Y algunas ramas de las matemáticas como el cálculo se desarrollaron en China mucho antes que en Europa.

¿Sabes que en China existe la Gran Muralla? Es una antigua fortificación y una de las grandes atracciones de este país. Se construyó para proteger China de los ataques de los mongoles y de los turcos. Se empezó en el año 3 a. de C. y tiene más de 7.000 km de largo.

El agua y el problema de la sequía | El agua que consumimos en casa viene en gran parte de los pantanos, que se llenan con el agua de los ríos. Y los ríos se llenan con lluvia o con la nieve de las montañas donde nacen. También encontramos agua bajo tierra, que nosotros aprovechamos cuando sale al exterior en los manantiales o haciendo pozos para extraerla. Bajo tierra el agua circula por ríos subterráneos a los que llamamos acuíferos.

Cuando escasean las precipitaciones se acumula poco agua. Al principio no lo notamos, porque los pantanos y los acuíferos subterráneos son enormes. Pero si llueve poco un mes, y otro, y otro… y pasa un año, y otro, y otro… ¿Qué ocurre? Pues pasa que van bajando mucho las reservas de agua.

Hay sequía en un territorio cuando falta el agua en los pantanos y en los pozos, y por tanto no hay agua suficiente para suministrar a las personas, los animales y las plantas que viven en esa zona.

El ajedrez | El ajedrez es una batalla entre dos ejércitos capitaneados por dos valientes reyes, el blanco contra el negro. Esta guerra la gana el ejército que capture al rey contrario, y el tablero es el campo de batalla: 64 casillas de color blanco y negro alternativamente donde los ejércitos medirán sus fuerzas.

Antes de empezar la batalla tienes que aprender a mover las piezas de tu ejército. El peón es tu soldado de infantería y es la pieza de menor valor. Se cree que la torre representa a las torres móviles que los ejércitos usaban para asaltar los castillos. El caballo representa a la caballería del ejército, por eso es la única pieza que puede saltar por encima de otra. El alfil vendría a ser el oficial del ejército, originariamente esta pieza era un elefante. Y finalmente están la reina y el rey. En este capítulo Leo y Watson te enseñan cómo se puede mover cada una de ellas.

Las neuronas, cómo son y cómo funcionan | Las neuronas están por todo el sistema nervioso: en el cerebro, en la médula espinal y los nervios periféricos que tenemos por todo el cuerpo. Según donde se encuentren tienen distintos trabajos. Por ejemplo las neuronas sensitivas reciben información del exterior: el tacto, el olfato, la vista. Y las neuronas motoras están en contacto con los músculos para que se contraigan o se relajen.

Las neuronas no se dividen ni se reproducen como la mayoría de células sino que conforme crecemos mueren sin que nada ni nadie las sustituya, aunque algunos estudios han demostrado que tienen una cierta capacidad de regeneración.

Programa dedicado a los helicópteros en el que veremos cómo funciona una hélice | La principal característica de un helicóptero es su versatilidad: puede moverse en cualquier dirección en el espacio, incluso marcha atrás o en diagonal.

Un helicóptero puede despegar y aterrizar en vertical encima de un rascacielos, por ejemplo. También es ideal para las operaciones de rescate en la montaña, porque se mete por donde sea y en todas las direcciones. Además puede mantenerse quieto en el aire. Eso sí, el piloto de un helicóptero tiene una tarea complicada, son necesarios los dos pies y las dos manos para poder pilotarlo.

El origen del helicóptero lo tenemos en la propia naturaleza. De algunos árboles caen unas semillas muy especiales,  se llaman sámaras y son helicópteros naturales. Tienen tal forma que al caer giran como una hélice, cayendo muy suavemente.

La muerte y las creencias de las diferentes culturas acerca de la otra vida | A muchas personas la muerte les da miedo, y por eso se inventan palabras para no nombrarla directamente: llaman a la muerte ‘el último viaje’ y al entierro ‘dar la última despedida’, por ejemplo.

Una palabra que sirve para nombrar algo que nos da miedo se llama ‘tabú’. La muerte es para muchos un tabú. Las palabras que inventamos para no decir la palabra tabú se llaman eufemismos.