En el año 2013 el filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han publicó un libro llamado ‘En el enjambre’. En este ensayo analiza de qué modo la revolución digital, internet y las redes sociales han transformado la esencia misma de la sociedad.
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¿Qué encontrarás en este artículo?
Sobre el autor
¿Quién es Byung-Chul Han?
El surcoreano Byung-Chul Han es la nueva estrella de la filosofía. Sus ensayos, que escribe en alemán, son auténticos «best sellers». Filósofo y ensayista experto en estudios culturales y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín. Está considerado como uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo, la sociedad del trabajo, la tecnología y la hipertransparencia.
Byung-Chul Han nació en Seúl, la capital de Corea del Sur, en 1959. Allí estudió metalurgia, pero pronto llegó a la conclusión de que con aquello no iba a ninguna parte. Era una carrera que ni tan siquiera le interesaba. Decidió instalarse en Alemania y estudiar literatura, aunque acabó interesado en la filosofía.
En sus ensayos hace hincapié en que la psicopolítica recurre a un «sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente, que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación».
Documental ‘La sociedad del cansancio – Byung-Chul Han en Seúl/Berlín’ (2015)
Documental dirigido por Isabella Gresser, en el que el filósofo reflexiona en torno a lo que denomina «la sociedad del cansancio» mientras pasea por Berlín o Seúl. ¿Internet nos hace más libres? Dice Byung-Chul Han que «hoy no se tortura, sino que se «postea» y se «tuitea»».
En el documental, basado en su filosofía, se habla de una sociedad en la que los individuos creemos que vivimos en plena libertad, pero en realidad estamos más controlados que nunca. También hay espacio para la crítica hacia los efectos negativos que se producen debido a la elevada dependencia de la tecnología, como cuando afirma que “lo enseñamos todo en Internet, y la autoexposición es más eficiente que la tortura a la hora de sacarnos información”.
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‘En el enjambre’, el libro de Byung-Chul Han.
El libro empieza así: “El medio digital cambia nuestra conducta, nuestra percepción, nuestra sensación y nuestra convivencia, sin que podamos valorar las consecuencias de esta embriaguez”.
Esta última palabra parece muy precisa. Nos hayamos mareados y desorientados con la embriaguez que la inmediatez de las redes sociales nos origina.
Las distancias que regulaban la vida pública hace unos años, y que establecían ciertos niveles de respeto en la convivencia cotidiana, han sido eliminadas. Las redes sociales permiten a un usuario de Italia insultar al presidente de Estados Unidos. Otro asunto distinto es que el presidente vaya a leer ese insulto, pero ese usuario italiano se siente envalentonado por la desaparición de las distancias y por la oportunidad de poder tirarle de las barbas al hombre más poderoso del mundo.
Es como que el mundo digital hace realidad la fantasía de volverse invisible e insultar en la cara de quien nos cae mal. Es una fantasía, claro está. El anonimato de internet es fácilmente rastreable.
Pero lo digital sí que se caracteriza por un asunto, por lo emocional. Rara vez la comunicación digital es neutra o gris. Antes al contrario, busca emocionarse y emocionar. Reafirmarse y buscar seguidores de alguna causa.
Mareas de indignación.
No obstante, acaso el fenómeno digital más interesante sean esos enjambres de indignación que aparecen a diario. Hay estudiosos optimistas que ven en estas mareas una forma de que los ciudadanos controlen el poder sin intermediarios. Pero existe un problema con este optimismo, estas mareas se disgregan con la misma facilidad con que se forman.
Un usuario llamado “x” puede unirse a una marea de indignación en la que participe el usuario llamado “z”. Sin embargo ambos usuarios pueden estar en trincheras enfrentadas durante la próxima marea que se organice minutos después.
Además estas mareas no permiten el diálogo, sino que se crean bajo un lema singular y rotundo con el que no pretenden negociar sino únicamente imponerse. Las mareas de indignación parecen representar a muchos, pero en realidad son miles o millones que repiten la misma consigna y que rara vez hablan entre sí. En esto se asemeja a una manifestación callejera donde pocas veces los integrantes se comunican. Es decir, la masa digital indignada no tiene una cohesión como para ser considerada masa.
Una persona puede indignarse manifestándose en contra de un objetivo mientras se toma algo con los amigos, mientras ve la tele o mientras está trabajando. La distracción inherente al mundo digital impide que esta masa pueda ser calificada como tal.
El «enjambre digital».
Según el Byung-Chul Han, se ha formado una nueva masa: el «enjambre digital». A diferencia de la masa clásica, el enjambre digital consta de individuos aislados, carece de alma, de un nosotros capaz de una acción común, de andar en una dirección o de manifestarse en una voz. La hipercomunicación digital destruye el silencio que necesita el alma para reflexionar y para ser ella misma. Se percibe solo ruido, sin sentido, sin coherencia. Todo ello impide la formación de un contrapoder que pudiera cuestionar el orden establecido, que adquiere así rasgos totalitarios. Empresas como Facebook y Google trabajan como servicios secretos que vigilan nuestros intereses para extraer beneficio de nuestros comportamientos en internet y las redes sociales.
Para Byung-Chul Han, se ha dejado atrás la época biopolítica. Hoy nos dirigimos a la época de la psicopolítica digital, donde el poder interviene en los procesos psicológicos inconscientes. El psicopoder es más eficiente que el biopoder, por cuanto vigila, controla y mueve a los hombres no desde fuera, sino desde dentro.
Cómo utilizan los políticos las redes sociales
Hoy para la gente joven su fuente de información son las redes sociales, no leen demasiado la prensa por ejemplo, y es el caso también de mucha gente adulta. La mayoría de las redes sociales que utilizamos están creadas en Estados Unidos. Los técnicos en comunicación digital se fijan en la forma en que allí se utilizan, siempre se ha dicho que marcan tendencia.
Twitter es una de las redes sociales donde hay más trolls ―personas que publican mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema, con la principal intención de molestar o provocar― y cuentas falsas. Además hay un 15% de cuentas que son bots, robots que van respondiendo.
En las elecciones americanas Twitter fue decisivo para el presidente Donald Trump, que supo utilizar muy bien esta red social. Realmente se convirtió en su yo, y los sigue siendo. Desde su cuenta de Twitter Trump comunica decisiones, insulta, marca objetivos, desprestigia…
En todo esto la parte emocional es fundamental, fue lo que hizo que en el caso de Donald Trump todo el mundo hablase. El apelaba a temas que la gente sentía muy dentro, como el racismo o el paro, haciéndolo además en un tono violento y agresivo ―ese demonio que todos tenemos dentro pero que no nos atrevemos a sacar―, y eso fue lo que motivo que toda la gente comentase, estuviese o no estuviese de acuerdo con él. Trump ha sido emocional desde el comienzo.
Hoy día una cuenta con mensajes sólo institucionales, sin ningún tipo de interacción con lo que está ocurriendo en el mundo y con lo que opinan otras personas, y sobre todo sin un tono que sea personal, está condenada a ser invisible. La gente no comparte cosas que no la emocionen.
En España vemos que nuestros políticos han pasado de un tono más institucional a un tono más emocional. Se puede comprobar, leyendo tweets antiguos de cualquier político, como han pasado ahora a un tono más emocional, y eso ha sido el detonante para que la gente comparta mucho más. Esta tendencia no es tanto porque queramos copiar o hayamos visto como se hace fuera, sino que es un proceso natural de madurez digital. La sociedad cada vez más está entrando en redes sociales.
Esta entrada masiva de la ciudadanía en las redes sociales, para informarse básicamente ―el 53% de cuentas de Twitter no son activas ni opinan, sólo están ahí para seguir la actualidad―, tiene un riesgo que es que, aunque la gente está entrando, nos falta aún un punto de madurez en el uso técnico de las redes sociales.
Compartir tweets de una persona sin foto de perfil, sin biografía o con una biografía que se ve que no es real, con diez o veinte seguidores… darle voz a esto es un riesgo que no hemos de correr, hemos de ser responsables. Al final son valores tradicionales que hemos de trasladar a las redes sociales.
La parte emocional se transmite también mucho en Instagram a través de imágenes, porque las imágenes son mucho más impactantes que un tweet. Es algo que se puede comprobar en la cuenta de Trump o de otros políticos americanos. Ellos transmiten a través de imágenes lo que también dicen en Twitter. Incluso publican en Instagram tweets que creen que pueden ser importantes. Es una forma de llegar a la gente joven que se mueve mucho en Instagram y en Snapchat. Es gente que vota y gente que no, pero que están en estas dos redes sociales.
Guía para no naufragar en Twitter.
Noticias 24 horas y en cualquier lugar.
Twitter es una plataforma de micromensajería que permite tuitear, es decir, publicar mensajes de texto cortos -el número de caracteres está limitado a 140- y conversar con otros usuarios o, simplemente, seguirlos para ver qué publican.
Ya hace años que no esperamos a llegar a casa por la noche para escuchar o ver las noticias o que no nos limitamos a leer el diario por la mañana. Ahora nos informamos las 24 horas del día y en cualquier lugar. ¿Cómo podemos gestionar tantos inputs? ¿Cómo podemos escoger lo que es relevante de la anécdota? ¿El rumor del hecho contrastado? ¿El alarmismo de la advertencia real? ¿La sociedad es madura para gestionar el bombardeo de las redes sociales o somos como niños pequeños que no tenemos filtro?
Vivimos momentos en los que estamos enganchados a la información en cada minuto, lo cual nos puede producir una saturación mental considerable. Silenciar algunos grupos y desactivar algunas notificaciones puede ser una primera medida. Que ordenemos nuestra propia información y nuestras propias redes es imprescindible.
Cuestión de orden.
Ser ordenado en las redes es como ser ordenado en la vida real. Cuesta, porque es fácil hacerse unas listas en Twitter pero después no las actualizamos o no las consultamos debidamente. Ser ordenados en época normal, de tranquilidad informativa, nos puede ayudar a ser un poco más ordenados en épocas en que la actualidad nos satura de noticias.
A todos nos ocurre, pensamos “esto me lo guardo porque luego me servirá”. Vamos guardando tweets con la idea de mirarlos en algún momento, y luego no nos acordamos nunca más. Pero en parte es la esencia de las redes sociales, duran lo que duran, son efímeras y cada vez vemos que son más efímeras. Twitter nos permite leer en diagonal, a una velocidad rapidísima, e informarnos en cuestión de segundos.
Twitter es una red que se utiliza mucho a nivel de información, no tanto a nivel de entretenimiento que también, pero mucho a nivel de información. Es muy diferente cuando tenemos la intención de leer un artículo en un diario digital, ya vamos con la idea de que le dedicaremos un rato. Cuando entramos en Twitter es para echar un vistazo rápido, en el bus o en cualquier momento, y estar al tanto de lo último en cuestión de segundos.
¿Por qué 140 caracteres?
Porque Twitter nació como un servicio móvil diseñado para ajustarse al límite de caracteres de un mensaje de texto (SMS). Cabe destacar como novedad que, desde septiembre de 2016, se pueden incluir fotografías, gifs, videos y encuestas sin que resten número de caracteres de texto de un mensaje. Esta modificación, por lo tanto, permite disponer de todos los 140 caracteres en los tuits enriquecidos con recursos multimedia.
A pesar de esta modificación, la brevedad de los tweets sigue siendo uno de los rasgos distintivos de Twitter. Una limitación que obliga a los usuarios, en el momento de escribir, a ceñirse a los conceptos esenciales que quieren comunicar y a generar y compartir, al mismo tiempo, ideas e información al instante, a un ritmo trepidante.
Configuración del perfil.
Nombre de usuario. Se debe definir en el momento de crear la cuenta. Es el nombre que aparecerá después del símbolo @ cuando aparezca un tweet. Los nombres de usuario no pueden contener más de 15 caracteres.
Biografía de la cuenta. Es un pequeño campo de texto disponible en todos los perfiles de usuario, donde se escribe una breve definición sobre el propietario de la cuenta. Debe contener un máximo de 160 caracteres y, por ello, se recomienda emplear palabras clave y etiquetas.
Imágenes. La imagen del perfil o avatar (400 x 400 px) se mostrará junto a todos los tweets emitidos. La imagen de cabecera es en formato apaisado (1500 x 500 px).
Gestión de las publicaciones.
Publicar un tweet. Hay que seleccionar el icono de redactar un nuevo mensaje y escribirlo sin sobrepasar los 140 caracteres. El tweet se publicará y aparecerá en el perfil.
Marcar un tweet como me gusta. Mediante esta opción, se puede mostrar reconocimiento o avenencia con un tweet de otro usuario. Es importante para conocer los gustos y preferencias de los miembros de la comunidad.
Hacer un retweet. Se puede compartir con la comunidad un tweet de otro usuario, bien retuiteandolo a través del icono o bien citándolo.
Responder un tweet. Hay que seleccionar el icono de respuesta. Al principio de la respuesta, aparecerá el nombre del usuario al que se responde. Los tweets redactados con un nombre de usuario en primer término sólo los pueden ver el emisor y el receptor y también los seguidores comunes. Cuando se quiere que los vea toda la comunidad hay que añadir un espacio, un punto o cualquier carácter al inicio del mensaje para que Twitter detecte que no se trata de una respuesta.
Mencionar a otro usuario. Se trata de incluir en un mensaje al usuario o los usuarios que se quieren mencionar.
Incluir una etiqueta. Seleccionar el símbolo # y empezar a escribir sin espacios. Aparecerá una lista con las etiquetas que ya existen. se puede optar por incluir una de las etiquetas sugeridas, aprovechando las que tienen más eco, o bien añadir una propia si se busca un posicionamiento concreto.
Publicar una imagen. Se puede hacer una fotografía al momento, con el botón de la cámara, o bien añadir imágenes ya almacenadas en el dispositivo. Se pueden publicar hasta 4 imágenes que se muestran en forma de collage. Una vez seleccionada la imagen, se puede editar añadiendo un filtro o recortándola.
Se pueden etiquetar las personas que aparecen en las imágenes (hasta 10 etiquetas). De este modo se dispondrá de más caracteres para escribir el tweet. Hay que tener presente que cualquier persona puede ser etiquetada en una imagen si su cuenta es pública. La visibilidad de una cuenta se puede modificar a través de la configuración, que permite elegir entre tres opciones: Permitir que cualquier me etiqueta en las fotos / Permitir sólo que me etiquete gente a la que sigo / No permitir que nadie me etiquete en fotos.
Fijar un tweet. El mensaje quedará destacado en lo alto de la cronología, de manera que gana relevancia y los seguidores lo pueden visualizar preferentemente. El usuario sólo puede fijar uno de sus tweets.
Eliminar un tweet. Sólo el usuario puede eliminar sus tweets, a través del icono de la papelera
¿Qué es un hilo de conversación en Twitter? De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda el hacer hilos de conversación. Consiste en autoresponderse, responder a un tweet que uno mismo ha escrito, y así sucesivamente. De esta manera cuando alguien encuentra uno de tus tweets y clica se le despliega toda la conversación.
Si alguien quiere retuitear ese hilo de conversación, para hacerlo bien tendría que retuitear el primer mensaje. Pero también se puede retuitear cualquier mensaje de ese hilo, y para el usuario que lo recibe es fácil encontrar el resto. Además normalmente quien inicia un hilo en su primer mensaje ya escribe “hilo”, o pone el símbolo de un dedo bajando para decir que hay más, o 1/…, y de esa manera nos está indicando que hay más que leer.
Fuente: El buscador de Radio 5 (05/09/2017) / POPAP de Catalunya Ràdio (05/10/2017) y (27/09/2017) / Manual dels governs a Twitter (Generalitat de Catalunya, Departament de la Presidència, Direcció General d’Atenció Ciutadana)