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Cómo potenciar la felicidad

Cómo potenciar la felicidad

Tabla de contenidos

La FELICIDAD aquí y ahora es posible

¿También con los niños? ¿O quizás más con los niños?

La felicidad es posible y es imprescindible. Una de las misiones que tienen las familias es la de obligarse a ser felices. Cuando el padre y la madre son felices, el niño aprende que respetar la propia felicidad es un objetivo importante. Cuando el padre y la madre soportan situaciones muy duras, lo que están haciendo es explicar a su hijo que a la vida hemos venido a sufrir. Este sería un GRAN ERROR.

La felicidad ha de ser ya

No es algo que aparecerá dentro de un tiempo, cuando los niños crezcan, sino que forma parte de nuestro día a día. La felicidad no se ha de dar cuando nuestros hijos tengan la orla o el diploma. Tiene que ser ahora, con suspensos o con aprobados, eso es algo que carece de importancia. En todo caso la actuación será diferente si uno ha aprobado o si ha suspendido, pero la felicidad ha de ser en este momento:
 Cómo podemos FELIZMENTE recuperar una asignatura,
■ O cómo podemos FELIZMENTE disfrutar que las tenemos todas aprobadas.

Tres consejos muy sencillos:

Muy vinculados, ya que hemos hablado de asignaturas, con el aprendizaje y con el colegio.

1- Mirar a los niños, a los adolescentes, sabiendo que YA SON

Que ya son ahora. Que no serán cuando acaben el curso, que no serán cuando…, sino que ya son AHORA. Mirarlos dándonos cuenta de que ya son perfectos. Sabiendo que son el premio, el regalo que nos ha dado la vida, y que nuestra misión es llevarlos para adelante, apoyándolos tal y como ahora ya son.  No como serán. No como nos gustaría que hubiesen sido, sino como ya son.

Hemos de mirar a nuestros hijos y sonreírles. Mirarlos y decirles que son perfectos. Por eso es tan importante que nos entrenemos como padres, para mirarnos al espejo y decir: “soy perfecto”.

2- Decirles que, todo lo que les explicamos de la vida es de una forma determinada… pero podría ser de otra

Al decirles que las cosas podrían ser diferentes, de alguna forma les estamos dando un manual de instrucciones que les transmite que tienen capacidad de cambiar la realidad. Eso es algo que a los niños les da fortaleza emocional. Les hace vivir la realidad con otra perspectiva: “Bueno, esto es así en casa de tía Gertrudis. Pero cuando yo esté en mi casa lo haré como a mí me parezca”.

Esto es algo que da mucha libertad, mucha felicidad. Es algo que permite respetar las costumbres de tía Gertrudis.

3- Preocuparnos de transmitir contenidos culturales

La historia, la economía, la geografía, la literatura, las matemáticas… Está muy bien que todo eso lo memoricen, pero hemos de saber que los otros dos pasos son previos y mucho más importantes. Los conocimientos existentes en el mundo se multiplican a una velocidad de vértigo. Pretender que los niños puedan aprender todos estos conocimientos que no hacen más que aumentar…

Pensemos por un momento en un niño que ahora esté en P3. Cuando llegue a la universidad, por no decir cuando tenga nuestra edad, todo lo que ahora sabemos estará obsoleto, excepto los puntos 1 y 2.

Así que centrémonos en los dos primeros consejos

Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (26/07/14)

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