El colágeno es una proteína importante para el organismo, ya que es un componente básico de los huesos, de los cartílagos, de los ligamentos y de los tendones; también de la piel, del cuero cabelludo, de las encías, etc. Su principal función es aportar flexibilidad y resistencia a los tejidos.
¿Quién no ha oído hablar alguna vez de él?, aunque solo sea por su aparición en los anuncios televisivos de cosméticos.
¿Qué encontrarás en este artículo?
¿Qué es el colágeno?
No cabe duda de que el colágeno es una molécula popular | Está justificado porque es la proteína más abundante de los vertebrados, y además juega un papel clave en el mantenimiento de la morfología y la estabilidad mecánica de órganos y tejidos: huesos, tendones, e incluso la pared de los vasos sanguíneos.
En definitiva, el colágeno forma el andamiaje sobre el que se construye la morfología de los vertebrados. Posee unas propiedades biomecánicas excepcionales, que le confieren a la vez una estabilidad y una elasticidad que casi se puede afirmar que supera la de cualquier otra estructura que haya sido fabricada por el ser humano.
Es por este motivo por el que el colágeno sirve como importante fuente de inspiración a los ingenieros y científicos que trabajan en el campo del diseño y producción de materiales biomiméticos.
Las propiedades funcionales del colágeno se deben a su estructura peculiar | Lo primero que hay que decir es que se trata de una proteína fibrilar, forma largas y poderosas fibras que no son solubles en agua ―esto es importante―.
Estas fibras son el resultado de su peculiar secuencia, de la especial concatenación ―el orden en el que aparecen los aminoácidos que forman la molécula―.
Se trata de una molécula que está formada por el enrollamiento de tres largas cadenas helicoidales ―de tres hélices― de unos 1.000 aminoácidos cada una, a lo largo de las cuales se repite de forma monótona el triplete glicocola-X-Y ―Gly-X-Y-Gly-X-Y etc. ―, donde en la mayoría de los casos X e Y suelen ser los aminoácidos prolina e hidroxiprolina.
Estos tres aminoácidos ―glicina o glicocola (Gly o G), prolina y hidroxiprolina― tienen la geometría y el tamaño precisos para que las tres cadenas se trencen, como ocurre en una cuerda, dando lugar a una larga y fina molécula asimilable en sus dimensiones a las que tendría un espagueti de un kilómetro de largo (solo que el espagueti sería frágil y las fibras de colágeno son extraordinariamente resistentes, casi como si fuesen versiones biológicas de los cables de acero).
Huesos, tendones y cartílagos
¿Cómo es posible que la misma molécula de lugar a estructuras tan distintas como por ejemplo los huesos, los tendones o los cartílagos?
Las fibras de colágeno se podrían bautizar como las reinas del trenzado molecular | La asociación de miles de moléculas de colágeno da lugar por ejemplo a las fibras macroscópicas que conocemos como tendones. Tendones que como sabemos exhiben unas propiedades mecano-elásticas formidables.
Si estas fibras además unen fosfato cálcico bajo la forma mineral que conocemos con el nombre de hidroxilapatito, en vez de tendones tendremos las estructuras pseudocristalinas ―a la vez rígidas y flexibles― que llamamos huesos.
Y si en vez de un mineral ―si en vez del hidroxilapatito― lo que hacen es que se hidratan adecuadamente y unen polímeros polisacáridos ―polímeros de azúcares― entonces se forma un gel al que conocemos como cartílago y que es un extraordinario material amortiguador, y que también funciona como lubricante en nuestras articulaciones,
Vemos pues que el colágeno es una molécula camaleónica.
¿A qué edad empezamos a perder colágeno?
Algunos expertos aseguran que la pérdida de colágeno se produce a partir de los 35-40 años | El colágeno comienza a disminuir hasta un 1% después de los 40. Después de la menopausia, al reducirse la producción de estrógenos, se produce una pérdida mayor. Y ya a partir de los 70 años la pérdida es de un 30%.
Al margen de la edad existen otros condicionantes que propician la pérdida de colágeno en la piel, como la predisposición genética y algunos condicionantes externos dependiendo del estilo de vida de cada persona.
Entre las causas principales cabe mencionar los radicales libres producidos por la exposición solar o el estrés, una alimentación pobre en minerales, vitaminas y aminoácidos, y por último algunas patologías que dificultan la absorción de vitaminas y minerales.
Existen hoy numerosos tratamientos que ayudan a frenar la pérdida de colágeno. Algunos incluso promueven su formación en la piel. Pero los expertos reconocen que lo más importante, como en otros ámbitos de la vida, es la prevención. Prevenir desde edades tempranas, protegiendo la piel de los factores externos dañinos, seguir una dieta equilibrada y llevar un estilo de vida saludable.
Es esencial alimentarse e hidratarse correctamente incluyendo en la dieta alimentos ricos en colágeno como la carne, el pescado, los productos lácteos, los huevos y los frutos secos. Además, una dieta baja en azúcares frena la glicación, es decir, el mecanismo de paralización del colágeno causado por los azúcares.
Una correcta hidratación también es vital, ya que aporta a los tejidos el agua que necesitan. Así la piel estará hidratada, tersa y suave.
En el terreno de la prevención y gracias a los avances tecnológicos también es posible hoy conocer la predisposición genética a sufrir una destrucción prematura de colágeno.
¿Quieres saber qué alimentos necesitas tomar para reponer esa cantidad de colágeno necesaria para tener una piel de 10? Te lo enseñan en este vídeo:
La relación entre el colágeno y los tratamientos cosméticos
El colágeno no es soluble en agua. Esta insolubilidad es imprescindible para su función, pero también es la razón por la que tendones, huesos, vasos sanguíneos, etc., se vuelven rígidos y quebradizos con la edad.
Es una proteína que se renueva poco, al no ser soluble en agua, y que envejece relativamente deprisa. Para ilustrar esta afirmación no hay más que comparar la piel de un anciano con la de un niño:
Lo que hacen los tratamientos cosméticos es tratar de renovar artificialmente el colágeno envejecido | Una buena inyección de colágeno nos reduce las arrugas, eso es cierto que lo hace. ¡Pero ojo, momentáneamente!, y es cierto también que no tiene apenas efectos secundarios ―eso es así porque el colágeno es igual prácticamente en todos los vertebrados―.
Sin embargo, las propiedades beneficiosas del colágeno como parte de cremas cosméticas son ya más que dudosas, o sea que lo que anuncian en la mayoría de los casos no es del todo verdad.
¿Necesitamos tomar suplementos de colágeno?
Son los suplementos más vendidos en establecimientos como farmacias o herbolarios. La demanda es muy grande sobre todo por parte de personas mayores de 40 ó 50 años y su uso está muy extendido entre deportistas.
Entre los especialistas hay división, hay quien está a favor de añadir a la dieta suplementos de colágeno y quien no lo ve necesario.
En contra | El colágeno tiene detractores. Uno de ellos es el dietista, nutricionista y divulgador Juan Revenga. Él explica que no necesitamos pagar por estos suplementos pues se trata de la proteína más abundante en nuestro organismo y que no tenemos que ir a ningún establecimiento a por él:
«Los aminoácidos que contiene el colágeno no son esenciales, nosotros los podemos fabricar. La ciencia no ha demostrado de ninguna de las formas ―y lo ha estudiado― que la suplementación con colágeno tenga algún efecto en el retraso del deterioro articular o en la mejora de las lesiones ya existentes.»
Dice el nutricionista que podemos aportar colágeno a nuestro organismo sin necesidad de tomar suplementos a través de una dieta variada y diversificada, con más fruta, verduras y hortalizas frescas, legumbres, cereales integrales, gelatinas o carnes.
«Aquellas carnes que nosotros escojemos normalmente para cocinar (más que las que escogemos para hacer a la brasa o a la plancha), por ejemplo la típica ternera para hacer a la jardinera o para hacer un estofado, con las que tenemos que hacer una cocción de al menos una hora ―aunque normalmente son 2 o incluso 3 horas a temperatura baja en ebullición en un medio acuoso―, son las carnes más indicadas en cuanto a la aportación de colágeno. También un bacalao al pil-pil, por ejemplo. La gelatina que se forma en el cocinado del bacalao es colágeno.»
A favor | Mari Carmen Lozano, farmacéutica y vocal de Alimentación y Nutrición del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, apuesta por el sí al colágeno en cierta forma. Dice estar de acuerdo con el nutricionista Juan Revenga en que si la alimentación es equilibrada no es necesario tener un aporte extra de colágeno.
«Ahora, hay que tener muy claro qué tipo de colágeno vamos a aportar a través de estos complementos nutricionales. No todos los colágenos son iguales. El colágeno es una biomolécula muy grande. Indudablemente no se absorbe, es insoluble.
Podemos pensar que ¿para qué nos lo vamos a tomar si es insoluble y no lo puedo absorber? Ocurre que los complementos que hay actualmente en el mercado es un tipo de colágeno que está hidrolizado. Este tipo de colágeno se ha sometido a diversos procesos donde se ha ido rompiendo en trocitos más pequeños de esos aminoácidos que efectivamente el cuerpo los genera habitualmente, que son la hidroxiprolina y la prolina.
Aquí es donde está el quid de la cuestión. Estos dos aminoácidos ―la hidroxiprolina y la prolina― son los que favorecen que se produzca colágeno de forma natural en la matriz extracelular de los cartílagos.
Cuando nos tomamos un suplemento alimenticio de colágeno hidrolizado, realmente lo que nos hace el efecto es la absorción de esos aminoácidos. Esos aminoácidos ya no son colágeno, son aminoácidos sueltos, no es la molécula de colágeno.
¿Para qué nos sirven estos aminoácidos? Parte de esos aminoácidos llegarán a la matriz extracelular del cartílago y se favorecerá la reestructuración del cartílago y de los huesos. Habrá otros aminoácidos de ese colágeno inicial que nosotros nos hayamos tomado que irán a otras funciones en el organismo, pero algunos de estos sí que sirven para la síntesis de colágeno.»
¿Tiene efectos secundarios tomar suplementos de colágeno?
Explica Mari Carmen Lozano, farmacéutica y vocal de Alimentación y Nutrición del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, que tomar suplementos de colágeno no tiene efectos secundarios.
«Tomar un suplemento de colágeno no tiene efectos secundarios, a no ser que se esté tomando otra medicación. Indudablemente siempre hay que tener mucho cuidado con las interacciones que pueda haber con otros fármacos.
Por ejemplo, con medicamentos tipo Sintrom siempre hay que preguntar si hay algún tipo de interacción. No se puede tomar un suplemento de colágeno ni de nada libremente sabiendo que un paciente está polimedicado. Con eso siempre hay que tener muchísimo cuidado.
El boom del colágeno es porque a medida que han ido avanzando los estudios científicos, que sí que hay estudios in vitro y en vivo que aseguran aunque no es dosis dependiente ―no se notifica una dosis para que se produzca un efecto―, sí que se ha demostrado que hay algún efecto positivo.
Aunque la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) en el 2011 dijo que no porque no había estudios suficientes, se han ido haciendo más investigaciones y sí que se ha ido demostrando que hay algún efecto positivo.»
A partir de los 30-35 años es cuando la síntesis de colágeno por nuestro cuerpo empieza a disminuir. A medida que vamos creciendo, a partir de los 30-35 años, ese colágeno se va endureciendo y es entonces cuando necesitamos ese aporte extra.
Por eso en niños no hace falta aportar suplementos, es necesario a partir de los 35 años. Hasta esa edad ya producimos colágeno de forma habitual.
¿Qué es la gelatina? ¿Qué nos aporta?
La gelatina es una mezcla coloide; es una sustancia semisólida, incolora y translucida que se obtiene del colágeno. Es procedente habitualmente del tejido conectivo de animales hervido con agua. También existe una gelatina vegetal conocida como agar-agar.
Al ser una proteína en estado puro su mayor propiedad nutritiva es que la mayoría de ella es proteína ―casi en un 90%―, tiene un poquito de sales minerales y el resto es agua.
La gelatina se utiliza en la fabricación de alimentos para el enriquecimiento proteínico, para reducción de hidratos de carbono y como una sustancia portadora de vitaminas.
La utilidad de las gelatinas reside en la posibilidad de su uso en personas con dificultades de deglución ―permitiendo aportarles agua― y como acompañante o como sustitutivo en algunas comidas cuando queremos adelgazar, puesto que las calorías que aporta son muy pocas.
A pesar de la publicidad y de la enorme presencia que hay en los mercados, no se dispone de evidencias acerca de la utilidad clínica que puede tener el consumo de las gelatinas para mejorar la piel o las articulaciones.