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El poder relajante del mar

El poder relajante del mar

Vivir cerca del mar tiene un efecto relajante inmediato, lo saben bien los que nacieron en una ciudad marinera y después se desplazaron a vivir a una de interior. El cerebro echa en falta el poder relajante del mar y el ruido de las olas. El olfato añora el olor de la bajamar, y el córtex visual lamenta cada día no poder encontrar la línea del horizonte a poco que se levanta la cabeza.

Lora Fleming, de la Universidad de Exeter, se dedica a estudiar los beneficios que tiene la playa para nuestra salud. Ha observado que, al menos en el Reino Unido, las personas que viven en la costa tienen mejor salud que los que viven en ciudades del interior. La doctora Fleming recuerda que ya en el siglo XVIII los médicos empezaron a prescribir a sus pacientes baños de mar, como tratamiento a numerosas enfermedades.

El poder relajante del mar
“Paseo a orillas del mar”, también llamado en varias ocasiones como “Paseo por la playa”, pintado en 1909, es uno de los cuadros más famosos realizados por el pintor valenciano Joaquín Sorolla. En él aparecen representadas su mujer, Clotilde García, la cual sostiene una sombrilla, junto a su hija mayor, María Clotilde, caminando al atardecer por la playa de Valencia mientras la brisa marina hace ondear sus ropas.

¿A qué se debe el poder relajante del mar?

Los viejos galenos recetaban playas un poco al tun tun, pero como veían que sus pacientes regresaban a la consulta con una sonrisa de oreja a oreja seguían recomendandoles viajar a los reinos de las sardinas, las caballas y las acedías. Y así, poco a poco, lo que empezó siendo una mera excursión terapéutica, terminó inventando el negocio de los hoteles en la playa y la venta de bikinis, chanclas y flotadores.

Más recientemente se ha comprobado que todo tiene una explicación científica. Experimentos con resonancia magnética funcional prueban que el cerebro relaciona el ruido del mar con otros sonidos naturales que le generan seguridad y confianza, como los latidos del corazón.

El doctor Cheryl Bates, de la Universidad de Stanford,  explica que la razón es que el ruido de las olas tiene un volumen y una frecuencia que no agrede al cerebro, y un patrón de onda lento, regular y predecible. Apenas unos instantes después de escuchar el batir de las olas se desencadena una reacción química que nos relaja, al reducir el nivel en la sangre de cortisol (una de las principales hormonas vinculadas al estrés).

Y la guinda de este gustazo costero es mirar al horizonte. El neurocientífico Michael Merzenich explica que el cerebro humano disfruta y se siente seguro y protegido en aquellos lugares en los que puede echar la vista a kilómetros de distancia, ya que comprueba fácilmente que no hay amenazas potenciales de las que preocuparse.

El poder relajante del mar cura el cuerpo y la mente

Pero ya sabemos que a los científicos les encanta enredar, y han comprobado también que otros ruidos predecibles y regulares, como el de un ventilador, puede tener para algunos cerebros el mismo efecto balsámico y relajante que el de escuchar in situ al Océano Pacífico.

A lo mejor, pero no me negarás que no es lo mismo pasear junto al mar de los siete colores que encender el secador de pelo en el cuarto de baño de tu casa, diga lo que diga la neurociencia.

«Al mar!» | Grupo: Manel | Álbum: Els millors professors europeus | Esta es la canción número 8 del álbum “Els millors professors europeus”, el primero del grupo catalán MANEL, que fue publicado el 11 de noviembre de 2008. Se trata de un trabajo en el que se mezclan sonidos de folk y pop, destacando el uso de ukulele, que se convertiría en un rasgo característico de la agrupación durante su etapa inicial:

Tu i jo hem sopat en bons restaurants,
tu i jo hem ballat a la llum d’un fanal,
tu i jo volàvem en un Ford Fiesta groc,
tu i jo hem cantat a la vora del foc,
tu i jo hem buscat coses similars,
tu i jo hem tingut el cap ple de pardals,
tu i jo dalt de la nòria,
tu i jo i la nostra història,
però tu i jo no ens hem banyat mai al mar.
al mar, al mar…
al mar, al mar…
al mar, al mar…
al maaaaaar…

Plantem les tovalloles, convido a un gelat,
juguem a pala grega, esquivant passejants.
A l’horitzó es divisen les veles
d’uns nens que fan optimist a la cala del costat.
Dormo una estona, que bufa de mar, al mar…
així estirada se’t veu espectacular
llarga i blanqueta a la sorra llegint
intrigues vaticanes de final inesperat.
És abusiva tanta calor.
T’incorpores i et poses bé el banyador,
amb un peu calcules com està l’aigua
i tot esta llest per tal que entrem al mar.
al mar, al mar…
al mar, al mar…
al mar, al mar…
al maaaaaar…

Així doncs si un dia vens i passes per aquí,
i si malgrat la feina trobem un matí,
no em perdonaria mai, no podria assumir,
no agafar-te amb la moto i que no féssim camí,
molt lluny d’aquí, a l’altra banda del món,
hi ha un xiringuito amb quatre pins al fons,
tu i jo asseguts a la barra d’un bar,
sona bona música i som davant del mar.
al mar, al mar…
al mar, al mar…
al mar, al mar…
al maaaaaar…

porobom, porobom, porobom, porobooom…
porobom, porobom, porobom, porobooom…
porobom, porobom, porobom, porobooom…
porobom-bom-bom, porobomboromborobo

porobom, porobom, porobom, porobom…
porobom, porobom, porobom, porobooom…
porobom, porobom, porobom, porobom…
porobom-bom-bom, porobomboromborobó.

«La mer» | Charles Trenet | Una canción original del compositor francés Charles Trenet (1913-2001). Es la más famosa de sus composiciones, fue grabada en 1946 y de ella se han hecho más  de 400 versiones. En este vídeo Charles Trenet la interpreta, en el escenario y con público, acompañado por la orquesta de Raymond Lefevre:

Una de las últimas versiones de este tema corresponde al cantante español Miguel Bosé, forma parte del álbum “11 maneras de ponerse un sombrero”:

La mer
qu’on voit danser
le long des golfes clairs
a des reflets d’argent.

La mer
des reflets changeants
sous la pluie.

La mer
au ciel d’été confond
ses blancs moutons
avec les anges si purs.

La mer,
bergère d’azur infinie.

Voyez près des étangs
ces grands roseaux mouillés.

Voyez ces oiseaux blancs
et ces maisons rouillées.

La mer
les a bercés
le long des golfes clairs
et d’une chanson d’amour.

La mer
a bercé mon cœur pour la vie.

Fuente: «Secretos del  cerebro» de Radio 5 (21/09/16)

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