Una emoción en la que todo es posible:
la ESPERANZA
Cuando hay esperanza siempre hay posibilidad de cambio. Es uno de los sentimientos más positivos y constructivos que puede experimentar un ser humano. Nunca hemos de perder la esperanza, y esta se ha de fomentar en los niños. Ellos van creciendo y conociendo este mundo, ¿cómo se sentirán si ven a los adultos desesperanzados?
Por muy oscura que esté la habitación siempre hay una ventana abierta. Cuando la situación es crítica, si entra luz por esa ventana, por poquita que sea, siempre será una luz de esperanza.
Navidad es la época en que los niños están más esperanzados. El día de Reyes es para ellos el más bonito del año. Todas las ilusiones y esperanzas que tienen se pueden manifestar, o no. Pero el niño espera que los Reyes Magos, o el Papá Noel, le traigan todo aquello que él ha deseado.
¿Qué nos pasa hoy?
Pues que a los niños les damos TODO. El día de su cumpleaños, el día de su santo, el día de… Están perdiendo aquella capacidad de esperar aquel momento (esperanza viene de esperar) en el que llegará aquello que tanto han deseado.
¿La DESESPERANZA puede provocar enfermedad?
La respuesta es SÍ. La desesperanza puede llevar a la tristeza. Y la tristeza puede llevar a la depresión. La depresión es una enfermedad, no se ve salida.
¿Los niños pueden entrar en DESESPERANZA?
La respuesta vuelve a ser SÍ. La situación que vivimos ha creado mucha desesperanza. Hay muchas familias a las que es muy complicado decirles “no perdáis la esperanza”, según la situación que estén viviendo.
Hay que pensar siempre que está esa ventana abierta.
Y hacer entender al niño que esa ventana estará abierta SIEMPRE. Quizás ahora no podemos comprar ese juguete que él quiere, pero podremos conformarnos con ese otro. A fin de cuentas sirve para jugar, que es lo que el pequeño desea. Es cuestión de ir cambiando los valores y no perder nunca, nunca, la ESPERANZA.
Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (24/08/14) / Imágenes: Flickr Alejandro Gómez