Nos relacionamos con los demás constantemente y para ello las habilidades sociales son fundamentales.
Es la razón por la que desde pequeños debemos enseñar a nuestros hijos a relacionarse de manera satisfactoria. Con más motivo si tenemos en cuenta que las habilidades sociales no son algo innato, sino que se aprenden a través de la observación de los otros, de las enseñanzas de los adultos, de nuestra interacción directa con el entorno, etc.
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¿Qué son las habilidades sociales?
Las habilidades sociales son todas aquellas conductas y comportamientos necesarios para que nos podamos relacionar de una manera satisfactoria con el medio que nos rodea.
Decir que en este aprendizaje las emociones juegan un papel muy importante, ya que están íntimamente relacionadas con las habilidades sociales. Es a partir de la relación con los demás que podemos expresarles cómo nos sentimos y ellos podrán actuar en consecuencia; de la misma forma lo pueden hacer ellos con nosotros.
Las habilidades sociales se dividen en dos grupos:
- Primeramente se desarrollan las habilidades sociales básicas.
- Más adelante se desarrollan otras habilidades sociales más avanzadas.
Ambos tipos de habilidades son importantes porque sin las básicas es imposible aprender las más avanzadas. A continuación vemos que habilidades sociales encontramos dentro de cada grupo.
Habilidades sociales básicas
Saber escuchar | Para saber escuchar es fundamental el lenguaje no verbal:
- mirar a los ojos,
- asentir con la cabeza,
- sonreír cuando sea oportuno, etc.
A los niños esto es algo que les tenemos que enseñar con el ejemplo. Si tus hijos te están explicando algo conviene hacer una buena escucha activa para que ellos sepan cómo se hace y lo bien que nos sentimos cuando nos atienden de manera adecuada.
Saber iniciar una conversación con el otro | Aquí lo más importante es saber identificar si es adecuado el momento para iniciar la conversación. Por ejemplo:
- en los momentos en que nos presentan a alguien,
- cuando la persona no está haciendo nada importante,
- cuando paseas y ves que un amigo te sonríe, etc.
Al mismo tiempo es también esencial saber qué podemos preguntar o decir a esa persona según la situación o lo que conozcamos de ella.
Saber mantener una conversación | Una vez iniciada la conversación hay que saber mantenerla. Es imprescindible hacer una buena escucha activa para que nuestro interlocutor se sienta atendido y eso dé pie a continuar la charla haciendo nuevas preguntas.
También es importante saber cómo introducir un nuevo tema sin interrumpir al otro o cómo intervenir con nuestras opiniones o gustos para que el diálogo sea más fluido.
Saber poner fin a una conversación | Nuestros hijos también deben aprender cómo finalizar la conversación sin ser bruscos y sin interrumpir al otro, haciéndolo de manera respetuosa y educada.
Saber presentarse adecuadamente | A muchos niños este paso les cuesta bastante, sea por inseguridad, por vergüenza, por no saber cómo hacerlo, etc. Es por ello que los adultos les debemos mostrar lo principal para que se sientan seguros con ellos mismos y sean capaces de hacerlo de forma correcta.
Por ejemplo, puedes ayudar a tus hijos a saber qué cosas sí podemos decir de nosotros mismos y qué otras cosas no queremos que se sepan. No es necesario contar todo de nosotros en una primera presentación.
Saber dar las gracias cuando la ocasión lo requiere | Que seamos modelos de conducta para nuestros hijos es fundamental. Si ellos ven que somos agradecidos con los demás, les será más fácil serlo a ellos mismos.
Al principio deberás ayudarles a identificar esos momentos adecuados. De todas formas no es necesario que continuamente les insistas en que lo hagan porque entonces pueden percibirlo como algo negativo.
Saber formular una pregunta de manera correcta | Conviene enseñar a los niños a hacer las preguntas adecuadas, siendo respetuosos con los otros, eligiendo los momentos oportunos e intentando evitar ser insistentes.
Saber hacer un cumplido al otro | Es algo que favorece que sea más positiva nuestra relación con los demás. Al hacer un cumplido la otra persona se siente complacida, y eso hará que su actitud hacia nosotros sea buena y, a su vez, que nos sintamos bien.
No obstante hemos de procurar no excedernos en los cumplidos ni hacerlos siempre, porque puede considerarse como algo exagerado.
Habilidades sociales complejas
Saber decir «no» de forma adecuada ante las propuestas e imposiciones del otro | Con lo que dicen los demás no siempre tenemos por qué estar de acuerdo; es positivo que cada uno tengamos nuestra forma de pensar.
Cuando no estamos de acuerdo con algo tenemos derecho a mostrar nuestra disconformidad, pero teniendo en cuenta no ser bruscos y no ofendiendo a la otra persona. Es importante que podamos decir «no» sin alterarnos, sin poner excusas ni darle muchas vueltas y manteniéndonos firmes en nuestra decisión. Es algo que debes practicar con tus hijos.
Saber hacer una petición | A los niños hay que enseñarles a pedir lo que deseen adecuadamente, sin exigirlo de manera brusca. Es importante hacer hincapié en que, si la otra persona dice que «no», deben aceptarlo sin enfadarse ni alterarse.
Saber tomar decisiones | En general esta es una de las habilidades que más nos cuesta a las personas, y, sin embargo, nos encontramos con numerosas situaciones a lo largo de nuestra vida en las que nos vemos obligados a tomar decisiones.
Desde pequeños conviene preparar a los niños para que se enfrenten a ello ayudándoles a definir las opciones que existen, valorar los pros y contras de cada una, buscar posibles alternativas de solución y elegir la más favorable, teniendo en cuenta que no siempre vamos a encontrar la opción perfecta para todos.
Saber defenderse de una crítica de forma correcta | Cuando alguien nos hace una crítica sobre algo hay distintas maneras de reaccionar, y a los niños hay que hacérselo ver.
La mejor opción que debemos practicar con nuestros hijos es que intenten defenderse diciendo lo que piensan, pero sin enfadarse ni ofender al otro.
Saber expresar una queja | Debes hacer ver a tus hijos que no pasa nada por decir que algo que les ha pasado no les gusta.
Hay que enseñarles a hacerlo de manera correcta. Para ello lo adecuado sería decir que es lo que les ha molestado de lo que ha hecho el otro explicando el porqué y dándole una alternativa más adecuada.
Si tus hijos aprenden a relacionarse de esta forma desarrollaran una buena comunicación asertiva. Podrán expresar sus derechos, sentimientos, opiniones, etc., de forma adecuada, de manera tanto verbal como no verbal y siempre respetando a los demás. Es la más positiva forma de comunicación y la que debemos fomentar en ellos para que eviten otras opciones más agresivas o pasivas de relacionarse.
¿A qué edad podemos empezar a trabajar las habilidades sociales?
Desde el momento de su nacimiento los niños comienzan a relacionarse con los demás. No es una sociabilización establecida totalmente porque aún no disponen del desarrollo necesario, pero sí interaccionan con los demás a través de la mirada, de los gestos, del llanto…
Durante los primeros años de vida los niños se relacionan fundamentalmente con su familia y su aprendizaje de sociabilización va a depender de la observación que hagan de la conducta de los demás, y también de cómo su entorno reaccione ante las suyas propias.
También, además del ámbito familiar, influyen en las relaciones del niño la guardería o el colegio. Es primordial por ese motivo que fomentes que tus hijos estén con otras personas.
Las habilidades sociales de 0 a 3 años
Antes de los 3 años los niños no se encuentran preparados ni física ni psicológicamente para compartir sus cosas y juguetes con los demás niños, por lo que difícilmente son sociables en esa etapa.
No obstante esto no quiere decir que en estas edades previas no tengamos que trabajar su sociabilización. Es más, es algo fundamental porque, si no lo hacemos, en un futuro les será más complicado aprender a compartir y a relacionarse con los demás.
Un bebé durante los primeros meses comienza a sonreír a los demás, sobre todo ante sus cariños y mimos. En torno a los 9 meses, más o menos, ya puede diferenciar entre los desconocidos y las personas que acostumbran a estar con él; la cual cosa hace que a veces llore cuando sus padres se separan de él.
Es a partir del año y medio aproximadamente cuando ya podemos ver signos de compartir y relacionarse con el otro, aunque el niño no muestre aún mucho interés ni sea totalmente consciente de ello. Como consecuencia de esto es probable que empiecen a surgir pequeños conflictos relacionados con la posesión de juguetes. Es algo que entra dentro de la normalidad pero tenemos que enseñarle a gestionarlo correctamente.
Esto se intensifica alrededor de los 2 y 3 años, que es también cuando surgen las primeras rabietas. El papel del adulto en este periodo es fundamental.
¿Qué actividades puedes practicar con tus hijos en esta etapa?
¡Aprendemos a saludar! | Desde pequeñitos debes enseñar a tus hijos los signos básicos de comunicación: el saludo, la despedida, etc. La mejor forma de aprender este tipo de cosas a estas edades es a través de los adultos, les servimos de referencia y nos imitan para aprender cómo hacerlo.
¿Cómo puedes enseñarles? | Como adultos somos nosotros los que en primer lugar debemos realizar el gesto de saludo. Asegúrate de que tu hijo te esté mirando para que le sirva de ejemplo. Luego toma su mano, ponla en posición de saludo y muévela con él. Ten paciencia y repite esos pasos las veces que sea necesario.
Cuando tu hijo logre hacerlo refuérzale con aplausos y diciéndole «¡muy bien!», que él vea que estás contento.
¿Cuándo podéis practicar esta habilidad? | Decir que en este ejercicio es necesario ser constantes, porque lo más probable es que tu hijo no lo consiga con un solo intento.
Podéis practicarlo en cualquier momento, pero sobre todo cuando alguna persona llegue a casa o cuando se vaya, o al entrar en una habitación en la que haya alguna persona dentro. Se trata de que la situación sea lo más semejante posible a la situación real en que queremos que el niño utilice esta habilidad.
En el siguiente vídeo Teresa Baró, experta en habilidades de comunicación, nos da las pautas de cómo podemos enseñar a nuestros hijos a saludar con un buen apretón de manos:
Favorece que tu hijo esté con mucha gente | Para iniciar a tu hijo en el proceso de sociabilización es positivo que le acostumbres a estar con más gente a medida que él va creciendo. De esa forma se habituará a interactuar con los demás, le será más fácil relacionarse y estaremos fomentando su autonomía.
¿Cómo lo puedes hacer? | Deja, poco a poco, que otras personas de confianza cojan a tu hijo en brazos y que interactúen y jueguen con él. Al principio no pasa nada si también están los padres, pero conviene dejarles espacio y autonomía.
Que haya momentos en que os ausentéis y vuestro hijo se quede solo con las personas de confianza. Es positivo que antes de hacerlo le expliquéis que papá y mamá se tienen que marchar un rato y que él se va a quedar con los abuelos o con los tíos, por ejemplo, pero que luego volveréis. Esto servirá para que transmitáis a vuestro hijo seguridad y calma. Poco a poco id alargando esos momentos en que se queda solo con otras personas.
Cuando volváis, después de haber estado un tiempo fuera, reforzad y felicitad a vuestro hijo para que vea que valoráis lo que hace y que estáis contentos con él. Así la próxima vez que lo dejéis con otras personas seguramente le resulte más fácil.
Además de acostumbrarle a estar con otros adultos también es importante que, en torno al año y medio o los dos añitos, vuestro hijo se acostumbre a estar con otros niños de su edad. Dejad que juegue e interactúe con ellos.
¿Cuándo lo podéis hacer? | Es conveniente que al menos una vez a la semana ―o cada quince días― vuestro hijo se quede un rato con esas personas de confianza. En cuanto a la relación con otros niños de su edad, procurad llevarle al parque u otros sitios donde haya más niños un mínimo de dos días a la semana.
Las habilidades sociales de 3 a 6 años
A partir de los 3-4 años, más o menos, los niños empiezan a descubrir la importancia de relacionarse con los demás y, en general, ya disfrutan jugando y compartiendo con otros. Es en ese periodo cuando empiezan a identificar sus primeros amigos y a tener las primeras discusiones y peleas serias y con intención.
En esta etapa los adultos tenemos un papel fundamental, no solamente para ayudarles a gestionar eso sino porque cada vez la atención de sus mayores va cobrando más importancia para ellos. Si vuestro hijo ve que constantemente recibe vuestra atención, no captará la importancia de relacionarse con otros niños.
A esta edad podéis empezar a enseñarle habilidades sociales básicas como presentarse, saber escuchar, comenzar una conversación…, sin exigirle más de lo que sea capaz de hacer.
¿Qué actividades puedes practicar con tus hijos en esta etapa?
Jugad a hacer teatro para que aprenda a presentarse | El objetivo es enseñarle la importancia de darse a conocer a los demás de manera divertida y amena y que aprenda a hacerlo de forma correcta. Aprenderá qué información tiene que dar al presentarse, sobre todo en situaciones concretas que le cuestan o que podrían costarle.
¿Cómo podéis enseñarle? | Uno o más miembros de la familia, incluido vuestro hijo, representad una escena en la que los personajes se tengan que conocer y presentar.
Un ejemplo de situación que le podéis plantear es: «Estás en la fiesta de cumple de un amiguito de tu clase, pero tú solo le conoces a él y tienes que presentarte al resto de invitados. ¿Cómo lo harás? ¿Qué les contarás y qué les preguntarías?».
Si veis que a vuestro hijo improvisar le cuesta, dejadle unos minutos para que piense y planifique qué puede preguntar. Pasado ese rato se escenifica la escena. Se puede alargar todo lo que queráis, o profundizar más en algún tipo de preguntas o situación en función de las cosas que más le cuesten al pequeño.
Acabada la representación podemos abrir un periodo de críticas constructivas. Que en primer lugar sea él quien valore su propia actuación y diga los aspectos buenos que debe mejorar. Luego los padres seréis quienes le ayudéis en ese proceso.
Una vez hecha esa valoración podéis repetir la situación para comprobar si mejora la actuación. Si no lo consideráis necesario podéis representar otra situación diferente.
¿Cuándo podéis practicar esta habilidad? | Aprovechad los ratos en que estéis juntos. Si entre semana no es posible, llevadla a cabo el fin de semana. Cuantos más seáis para representar el teatro, más real y divertido será.
Que aprenda a respetar su turno para hablar | Que vuestro hijo aprenda a respetar los turnos de palabra cuando habla con otros, a saber escuchar, a no interrumpir… es elemental.
¿Cómo podéis enseñarle? | Deberéis elegir distintos temas de conversación que a él le resulten interesantes: os podéis explicar cómo ha ido el día, hablar sobre una serie de dibujos animados que le guste…
Los temas de conversación se pueden proponer de forma espontánea. También podéis escribirlos en tarjetas y elegir una al azar, como si de un juego se tratase.
Dejad preparado un objeto: una pelota o un peluche pequeño, por ejemplo. Le indicaréis a vuestro hijo que solamente puede hablar si tiene en la mano el objeto en cuestión. Si el objeto lo tiene otro él tiene que escuchar tranquilamente lo que dice, sin interrumpir hasta que se le vuelva a pasar la pelota o pase un minuto (podéis usar un cronómetro). En ese momento podrá hablar y responder.
Si queréis que para el niño sea más divertido podéis plantearlo como un juego con puntos. Si vuestro hijo es capaz de esperar mientras la otra persona habla gana un punto. Si habla sin tener en la mano el objeto no gana ningún punto. Cuando consiga la cantidad de puntos que hayáis estipulado puede obtener algún pequeño premio.
Si veis que al niño le cuesta esperar podéis ayudarle para que le sea más sencillo, recordándoselo verbalmente o con una señal.
¿Cuándo podéis practicar esta habilidad? | Se puede practicar frecuentemente, con conversaciones del día a día, y también hacerlo más detenidamente buscando algún momento del fin de semana.
Las habilidades sociales de 6 a 9 años
Las relaciones sociales en este tramo de edad son cada vez más desarrolladas y cobran más importancia. A vuestro hijo cada vez le interesa menos jugar solo y busca estar en grupo con otros compañeros de su edad. No obstante en esta época las amistades difícilmente son duraderas; frecuentemente los niños cambian de grupos en función de los intereses que tengan en común con ellos.
En estas edades podemos consolidar las habilidades básicas mencionadas con anterioridad, y es también necesario que estemos muy pendientes de la forma de relacionarse de nuestros hijos. En esta etapa es cuando ya se empiezan a observar dificultades como pueden ser chavales que se aíslan y no se relacionan, niños que interaccionan con otros pero de forma negativa, etc.
¿Qué actividades puedes practicar con tus hijos en esta etapa?
Ahora es el momento | Los niños deben aprender a detectar las señales que les indican si es el momento adecuado para comenzar una conversación o si, por el contrario, es mejor dejarla para otro momento.
¿Cómo podéis enseñarle? | Dividid una hoja de papel en varios trozos y en cada trozo escribid una situación que se os ocurra. Por ejemplo:
- Llegas a clase y un compañero está concentrado leyendo un libro.
- En el patio del cole ves a un amiguito que está solo sentado en un banco y notas que está triste y preocupado.
- Vas por la calle y te encuentras con un compañero que va deprisa porque llega tarde al entreno de fútbol.
Dobla los papelitos para que no se vea lo que hay escrito. Luego pídele a tu hijo que escoja uno, que lo abra y lo lea en voz alta. Pregúntale entonces si la situación que ha leído sería el momento adecuado para empezar una conversación con el otro.
Te tiene que responder sí o no. Si acierta le das un punto. Si no acierta no le das ningún punto.
Podéis darle a este juego más dificultad si tu hijo, además de responder sí o no, explica el porqué y dice que le diría a esa otra persona. Si lo hace correctamente le das un punto extra. En caso contrario no le das ningún punto extra. Cuando consiga la cantidad de puntos que hayáis estipulado puede recibir algún pequeño premio.
¿Cuándo podéis practicar este juego? | Aprovechad los fines de semana para entrenar esta habilidad, es cuando se tiene más tiempo. Podéis añadir situaciones en función de las que más le puedan costar a vuestro hijo.
Aprendiendo distintos estilos de comportamiento| Es necesario que los niños identifiquen en su entorno social los diferentes estilos de comportamiento y que sepan cuál es el correcto, eso les permitirá trabajar para conseguirlo o mejorarlo.
La actividad que se propone para trabajar esta habilidad está basada en el libro ‘Ratones, Dragones y Seres Humanos Auténticos’ publicado por el grupo Albor-Cohs.
En este libro se presentan de forma clara, precisa y amena los principios y las características del comportamiento asertivo y sus diferencias con la conducta pasiva y agresiva. Tiene como objetivos ayudar a desenvolverse con mayor eficacia en las relaciones con padres, profesores, amigos, hermanos,… así como mejorar la autoestima y aumentar la seguridad en sí mismo. Es de gran utilidad en sesiones de tutoría con alumnos desde los 10 años de edad y en entrenamiento asertivo con jóvenes y adultos.
¿Cómo practicar esta actividad? | Necesitaremos tres tarjetas: una con la imagen de un dragón, otra con la de un ratón y otra con la de un ser humano. La actividad consiste en presentar al niño cada una de las tarjetas y explicárselas. (Descarga en PDF las tarjetas)
Las explicaciones de las tarjetas serán las que siguen:
La tarjeta del ratón | Se le pregunta al niño que cómo cree que son los ratones e iremos ayudándole explicándole que son seres pequeños, asustadizos, que huyen si les persigue otro animal…, y que hay personas que en ocasiones se comportan como ratones quedándose callados, huyendo cuando alguien les trata mal o le dicen algo negativo.
La tarjeta del dragón | Pregúntale lo mismo y guíale en su respuesta. Dile que los dragones son seres agresivos, que escupen fuego por la boca cuando se enfadan, que utilizando su fuerza pisotean a los demás… Les dirás que también existen personas que se comportan como dragones, que hacen daño a los demás, que son agresivas y que se meten con los otros.
La tarjeta del ser humano auténtico | Aquí le explicarás que el comportamiento del ser humano auténtico se basa en ayudar a los demás, defendiéndose pero sin herir los sentimientos de nadie y pidiendo las cosas de manera correcta.
Una vez hechas las tres explicaciones se le pregunta al niño si alguna vez ha actuado como ese personaje o si conoce a alguien que lo haya hecho, para que aprenda a identificarlo en su entorno social.
Cuando veamos que lo ha entendido se ponen las tres cartas sobre la mesa, al descubierto, y se le pide que señale al personaje que se parezca más a su propia forma de comportarse, el que mejor crea que se comporta y por qué. Ayúdale en su decisión.
Por último se le pide al niño que intente identificar en su entorno a compañeros que tengan estos estilos de comunicación para luego analizarlo: que comenten por qué, cómo se han comunicado, si lo hacen siempre o si ha sido solo esa vez.
¿Cuándo podéis practicar esta actividad? | Lo adecuado sería hacerlo más de una vez a la semana. Puedes preguntarle de vez en cuando qué niños de su alrededor ha identificado con alguno de los tres estilos de comunicación.
Las habilidades sociales de 9 a 12 años
En esta etapa los amigos empiezan a tener cada vez más importancia en la vida de tu hijo, llegando a ser algo primordial en su día a día. Las relaciones sociales están mucho más consolidadas y es el momento adecuado para que adquiera habilidades sociales más complejas, cosa para la cual también va a necesitar tu ayuda.
Fomenta en tu hijo un estilo de comunicación basado en la asertividad. El estilo de comunicación asertivo conlleva defenderse de los demás sin ofender a nadie y expresándoles cómo nos hace sentir eso que ha ocurrido. De esta forma evitarás que se den otros estilos de comunicación más negativos como el agresivo o el pasivo.
Recuerda que los adultos somos referentes para nuestros hijos; de manera constante nos están observando e imitando. Es por ese motivo que debemos ser un buen ejemplo a nivel social y hacer con los demás las cosas que les estamos pidiendo a ellos.
Y no olvides que el desarrollo de las habilidades sociales de tu hijo tiene lugar poco a poco, tenlo en cuenta para saber qué pedirle en cada etapa de su vida.
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