Cuando hay esperanza siempre hay posibilidad de cambio.
La esperanza es uno de los sentimientos más positivos y constructivos que puede experimentar un ser humano.
Nunca hemos de perder la esperanza, y esta se ha de fomentar en los niños. Ellos van creciendo y conociendo este mundo, ¿cómo se sentirán si ven a los adultos desesperanzados?
Por muy oscura que esté la habitación siempre hay una ventana abierta. Cuando la situación es crítica, si entra luz por esa ventana, por poquita que sea, siempre será una luz de esperanza.
¿Cuáles son los beneficios de tener esperanza?
Si tienes esperanza aumenta tu nivel de bienestar y felicidad.
La palabra esperanza proviene del latín sperare (que es esperar algo). Si estás esperando algo las personas invertimos un esfuerzo, somos más perseverantes y sabemos que en algún momento se puede solucionar aquello que nos preocupe.
En el momento en el que perdemos esa capacidad de esperar nos vamos, cerramos la puerta. Tiramos la toalla y dejamos de involucrarnos con lo que pueden ser las soluciones.
¿En algún momento el exceso de esperanza nos puede perjudicar?
El exceso de optimismo nos puede llevar a ser descuidados o a infravalorar situaciones que pueden ser de riesgo. Eso es cierto. Pero lo que está claro es que la conducta optimista forma parte de las fortalezas.
Durante una época, la psicología y la medicina se dedicaron a estudiar todo aquello que no funcionaba:
- ¿Cómo enfermaban las personas?
- ¿Por qué eran más vulnerables?
- ¿Qué pasaba en su genética?…
Pero de repente llegó un psicólogo maravilloso, que es Martin Seligman, que empezó a trabajar en lo que es la psicología positiva.
¿Qué es la psicología positiva?
La psicología positiva se ocupa de estudiar las experiencias, los recursos, nuestras habilidades positivas que nos permiten enfrentarnos de forma satisfactoria a una situación y con ello evitar el dolor.
¿Qué ocurre? | Que hay personas que ante un mismo problema reaccionan de forma positiva. Que ante una situación adversa se vienen arriba.
Nos interesa saber cómo se comportan esas personas para poder copiar ese modelo de conducta, qué fortalezas poseen. Y entre esas fortalezas (que pueden estar: la perseverancia, la ética, otra serie de valores, el estado de felicidad…) se encuentra la esperanza.
La esperanza es una característica de aquellas personas que suelen ser un poco más resilientes. Que tienen esa capacidad de levantarse con la adversidad.
¿La desesperanza nos puede enfermar?
La respuesta es SÍ. La desesperanza puede llevar a la tristeza. Y la tristeza puede llevar a la depresión. La depresión es una enfermedad, no se ve salida.
La esperanza en los niños
Navidad es la época en que los niños están más esperanzados | El día de Reyes es para ellos el más bonito del año. Todas las ilusiones y esperanzas que tienen se pueden manifestar, o no. Pero el niño espera que los Reyes Magos, o el Papá Noel, le traigan todo aquello que él ha deseado.
¿Qué ocurre hoy? | Pues que a los niños les damos todo. El día de su cumpleaños, el día de su santo, el día de… Están perdiendo aquella capacidad de esperar aquel momento en el que llegará aquello que tanto han deseado.
¿Pueden los niños entrar en desesperanza? | La verdad es que sí. Hay muchas familias a las que es muy complicado decirles a sus hijos “no perdáis la esperanza”, según la situación que estén viviendo en ese momento.
Hay que pensar siempre que está esa ventana abierta | Y hacer entender al pequeño que esa ventana estará abierta siempre. Quizás ahora no podamos comprar ese juguete que él quiere, pero podremos conformarnos con ese otro. A fin de cuentas sirve para jugar, que es lo que el pequeño desea. Es cuestión de ir cambiando los valores y no perder nunca, nunca, la esperanza.
10 Consejos para cultivar la esperanza
Vamos a pensar en la esperanza como si fuese una planta, ¡y vamos a regarla!
Veamos qué necesita esta planta a su alrededor para que las personas podamos tener esperanza.
Hay gente que reconoce que son personas negativas, que son así, que siempre tienden a ver el vaso medio vacío. ¡Nunca hay que perder la esperanza!, porque esa capacidad de tenerla es algo que podemos entrenar, forma parte de nuestra forma de ser (no es algo que venga en el código genético).
1. Decide qué significa tener esperanza para ti | El concepto esperanza es un concepto subjetivo: no es blanco ni negro, es un gris. Va a depender del problema que cada uno tenga, de aquello que uno esté esperando.
Cojamos lápiz y papel e imaginemos situaciones. Por ejemplo el caso de una mujer de treinta y tantos años que se encuentra con que ha perdido la esperanza de ser madre:
- me he casado tarde,
- he empezado a buscar ese hijo tarde,
- veo que está costando muchísimo y no encuentro solución…
Lo primero es definir. Para esa mujeres qué significaría tener esperanza: pues por ejemplo quedarse embarazada.
Quedarse embarazada es el resultado. A partir de ahí tendrá que elaborar una serie de planes.
2. Tus cambios dependen de ti | Es cierto que no todo depende de ti, pero la mayoría de cosas en que intervenimos sí dependen de nosotros.
Nuestro cerebro tiene capacidad de aprendizaje toda la vida. Esto quiere decir que a medida que salgamos de la zona confortable y vayamos aprendiendo cosas nuevas también iremos elaborando una serie de recursos diferentes.
Podemos comportarnos de una manera distinta aunque a priori no lo veamos si nos empeñamos en cambiar. Podemos cambiar de hábitos, podemos hacer cosas diferentes.
3. Hay muchas personas con ganas de ayudarte | ¿Qué necesitas cuando hay un problema y tenemos que buscar soluciones? Está claro que tener autonomía e intentar solucionar las cosas por tu parte te da mucha tranquilidad porque dependes de ti, pero hay muchas otras veces en las que vamos a necesitar un apoyo.
Apoyo puede ser un familiar o un amigo que te escucha. Alguien que, a través de una mente distinta o una forma de pensar diferente, te ofrece ideas en las que tú nunca hubieras caído.
Además, cuando uno tiene un problema suele ofuscarse y tener como una visión en túnel que impide ver otra serie de cosas que ocurren alrededor que, seguramente, personas menos involucradas emocionalmente con tu problema son capaces de ver.
Las personas están dispuestas a ayudarte ¡pero no son adivinos! Necesitan que tú, de alguna forma, les digas que necesitas ayuda.
¡Pide! Tienes que pedir, porque los demás no van a adivinar lo que necesitas.
4. Planifica. Anticípate. ¡Elabora un plan! | Cuando uno tiene esperanza es porque está esperando que algo cambie, y para eso tenemos que planificar y anticiparnos:
- ¿Cuál es el problema?
- ¿Qué cosas puedo hacer?
- ¿Con qué personas puedo contar?
- ¿A quién puedo llamar?
- ¿Qué puedo investigar?
- ¿Dónde me puedo informar?
Elabora un plan y ponlo por escrito. Todo aquello que ponemos por escrito nos da tranquilidad, porque nos permite dejar de ocuparnos o de pensar en algo que ya tenemos recogido en papel.
5. Sal de la zona confortable y piensa con creatividad | La mayoría de ideas que tenemos ante un problema suelen estar condicionadas:
- por nuestra escala de valores,
- por las experiencias que hemos tenido en la vida,
- por aquello que hemos visto en casa que se ha hecho…
Normalmente tenemos ya una forma pautada de trabajar o de decidir o de pensar. Salir de la zona confortable supone empezar a hacer cosas de una manera distinta, pero no siempre somos capaces de hacerlo. La buena noticia es que la creatividad se puede entrenar.
Para ser creativo puedes empezar por poner plantas en casa. ¡O pintar con verde! (decorar con verde), porque hay estudios que dicen que el verde y las plantas (la naturaleza) aumenta en un 15% la creatividad.
Para ser creativo también tienes que trabajar la idea de no hacer nada. Hay veces que nos ofuscamos con un problema y en ese momento dedicamos toda la atención a solucionarlo, y no nos damos cuenta que a la parte no consciente del cerebro (que es la que se ocupa de sacar ideas creativas) no la dejamos trabajar.
Dar un paseo, ponerte a navegar por Internet, ir a practicar deporte, despejar la mente o practicar alguna técnica de meditación, por ejemplo, puede que nos ayude a que cuando nos enfrentemos luego otra vez al problema veamos las cosas de forma distinta.
6. Trabaja el LCI (Locus de control interno) | El locus de control interno es aquel lugar al que nosotros achacamos el éxito y el fracaso.
¿En qué medida las cosas dependen de nosotros? Si estamos esperando algo tendremos que pensar en qué parte depende eso de mí.
Hay muchas veces que tenemos una esperanza pasiva. Me siento de brazos cruzados y pienso que las cosas me van a ir bien en la vida, que seguramente voy a tener suerte, pero no me involucro.
Tenemos que pensar que somos los protagonistas de nuestra vida, y que si queremos generar esperanza hay algo en lo que nosotros tenemos que intervenir.
7. Cuida y trabaja tu autoestima | Porque las personas que se sienten seguras de sí mismas, que tienen fortaleza y que saben dónde están sus puntos fuertes, saben de dónde tirar para solucionar problemas.
Cuanto más trabajes tu seguridad y tu confianza (tu autoestima) más probabilidad hay de que seas capaz de esperar y que seas perseverante.
8. Busca personas y profesionales de confianza | Ya no el apoyo que decíamos en el punto 3, de amigos o familiares:
- Si tienes una enfermedad, busca el médico que te haga sentir bien.
- Si tienes un problema en casa busca al fontanero que piensas que lo puede solucionar.
Busca a gente que te de credibilidad.
9. Involucrate con el altruismo | Verás qué pronto pierdes de vista tu perspectiva catastrófica cuando te des cuenta de que hay gente que está en situaciones mucho peores.
10. Practica hábitos de vida saludable | Porque descansar, practicar ejercicio, comer de forma sana, sonreír, nos permite tener un estado anímico más fortalecido. Nos sentimos más alegres, más contentos y más relajados. Y al eliminar la ansiedad y sentirnos bien también aumentamos la capacidad de esperar y de tener esperanza.
Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (24/08/14) | Patricia Ramírez en Para todos la 2, de RTVE (11/04/2016) | Imagen de portada: Flickr Alejandro Gómez