El aceite de palma no es el más recomendable para la salud. Tiempo atrás un rifirrafe, entre la periodista Samanta Villar y la marca de potitos Hero Baby, situó al aceite de palma en el foco de la polémica. Samanta se preguntaba en un tweet por qué esta empresa, experta en alimentación infantil, lo utilizaba en sus productos, si se sabe que es perjudicial para la salud y el medio ambiente.
Hola @HeroBaby Por que metéis aceite de palma en vuestros productos, con la baja calidad nutricional y el perjuicio al ambiente? Gracias
— samantavillar (@samantavillar) 17 de febrer de 2017
¿De dónde sale, cuál es su origen?
El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que se obtiene del mesocarpio de la fruta de la palma (Elaeis guineensis). El fruto de la palma es ligeramente rojo, al igual que el aceite embotellado sin refinar.
La palma de aceite es un cultivo oleaginoso que se ha extendido en el mundo gracias a su alto potencial productivo. Comparado con otros cultivos oleaginosos, su rendimiento en términos de aceite por hectárea, que promedia alrededor de 3.7 toneladas, supera a las oleaginosas tradicionales como la soja, la colza, el girasol y la oliva, semillas que en la actualidad buscan incrementar este rendimiento de aceite por hectárea cultivada vía la aplicación de la biotecnología.
La palma es originaria de África occidental, de ella ya se obtenía aceite hace 5.000 años, especialmente en la Guinea Occidental de donde pasó a América, introducida después de los viajes de Colón, y en épocas más recientes fue introducida a Asia desde América. El cultivo en Malasia es de gran importancia económica, provee la mayor cantidad de aceite de palma y sus derivados a nivel mundial. En América, los mayores productores son Colombia y Ecuador.
Fruto de la palma Elaeis con la que se elabora el aceite
En qué productos se encuentra
Está en más productos de los que imaginamos. El aceite de palma está en todo tipo de comidas procesadas, en aperitivos dulces y salados, en pasteles, en cremas, en bollería, en galletas, en pizzas, en hamburguesas, en helados… está en muchísimos productos, muchas veces no nos enteramos y realmente es un producto bastante insano.
Si es perjudiccial para la salud ¿por qué lo encontramos en tantos productos?
Primeramente porque su uso procede de una sustitución. De alguna forma, la industria alimentaria ha tratado de eliminar las a todas luces perjudiciales y famosas grasas trans, y para hacerlo ha escogido a esta grasa que es el aceite de palma.
El aceite de palma consta entre sus virtudes con ser especialmente versátil, y por eso lo podemos encontrar en tantísimos productos, podríamos decir que tiene el don de la ubicuidad. Y por otro lado está lo económico que es, los posibles competidores son más caros. Con estas características el aceite de palma tiene pocos rivales.
El fruto de la palma. WIKIMEDIA
Durante tiempo se ha escondido como “aceites vegetales”
Con lo cual la gente lo consumía con total tranquilidad. Cosa que ahora no se puede hacer, ya que según la normativa habría que informar correctamente en el etiquetado a los consumidores. Pero aun hay productos que incumplen esta norma.
Hacemos referencia al reglamento europeo 1169/2011. En él se pone de manifiesto la información vertida al consumidor en el etiquetado. Se dice que no se puede especificar en los ingredientes, como se hacía antes, “aceites vegetales” sin dar más explicación. Se puede poner “aceites vegetales”, pero luego hay que abrir un paréntesis y decir cuál es el origen de esos aceites vegetales.
Aceite sin procesar. WIKIMEDIA
Aceite de palma y salud
¿Qué peligros tiene ingerir habitualmente productos que lo contengan? ¿Es cierto que aumentan el riesgo de padecer cáncer y de tener el colesterol elevado?
El primero de los peligros es que el aceite de palma es especialmente rico en ácidos grasos saturados. Los ácidos grasos saturados son un tipo de ácidos grasos de los que se recomienda no abusar especialmente, y si tener un mayor consumo de ácidos grasos monoinsaturados o poliinsaturados.
Los ácidos grasos monoinsaturados o poliinsaturados los vamos a encontrar en otros aceites vegetales, fundamentalmente en el aceite de oliva, pero también en el de girasol y en otros. Pero sin embargo, el aceite de palma es especialmente rico en ácidos grasos saturados y, al mismo tiempo, en uno en particular que es el ácido palmítico, que se ha asociado a distintos aumentos de riesgo de diversas enfermedades, fundamentalmente diabetes y obesidad.
Además, y aquí parte el origen de la polémica, más allá del tweet de Samanta Villar, ocurre que la autoridad europea de seguridad alimentaria se pronunció al respecto de contaminantes presentes en el procesado de aceites vegetales. Y es que, en el procesado de los aceites vegetales, muchas veces se generan una serie de compuestos que son perjudiciales para la salud. En este sentido, la autoridad europea de seguridad alimentaria identificó, en el aceite de palma, la presencia de una serie de compuestos que son potencialmente cancerígenos o que aumentan el riesgo de padecer cáncer.
O sea que, a la anterior característica nutricional, de ser rico en ácidos grasos saturados y por ello no ser especialmente recomendable, se suma este elemento que es inherente a su procesamiento, precisamente por las temperaturas altas que se usan
¿Qué propiedades tiene? ¿Tiene algun beneficio para nosotros?
A raíz del tweet Hero respondía, en su defensa, que sólo se habla de lo malo de este aceite pero que tiene otras propiedades.
¿Qué cualidades otorga a los productos el aceite de palma? Desde el punto de vista industrial, cara a los intereses que pueda tener la industria alimentaria en la utilización de una u otra materia prima, sin lugar a dudas que la utilización de aceite de palma tiene muchísimas ventajas (para la industria, se entiende):
- Una de las ventajas es lo barato que es, como ya se ha mencionado.
- Otra ventaja es que el producto procesado final se enrancia menos, y se enrancia menos porque es especialmente rico en grasas saturadas. Las grasas saturadas se enrancian menos en su exposición al aire que las grasas poliinsaturadas.
Documental ‘Diarios del aceite de palma’ | ‘The Palm Oil Diaries’ | 2016
- Título: Diarios del aceite de palma
- Título original: The Palm Oil Diaries
- País: Reino Unido
- Año: 2016
- Duración: 60 min
- Productora: Go Forth Films
- Director: Michael Dorgan
- Edad recomendada: No recomendado para menores de 7 años
- Sinopsis: El de palma es el aceite vegetal más utilizado del mundo. Se consumen más de 40 millones de toneladas al año y la creciente demanda exige más tierras cultivables creando un problema de deforestación en los países productores.
Nos lavamos con él; lo tomamos en el desayuno, la comida y la cena. Está presente en un 50% de la comida envasada. Desde el pan y la margarina, el helado o la pasta, hasta los platos precocinados. Pero la mayoría no tenemos ni idea de qué aspecto tiene o de dónde procede, y aun así, consumimos más de 40 millones de toneladas al año. Más del doble de lo que consumíamos hace 15 años.
En Europa, China y Estados Unidos, las importaciones de este desconocido ingrediente se han triplicado. El aceite de palma es el aceite vegetal más utilizado en el mundo, y está cambiando el paisaje del planeta por completo.
El insaciable apetito por este aceite tan versátil ha tenido un efecto devastador: la demanda no para de crecer y cada vez hace falta más tierra para producirlo. Algunas especies están viendo amenazada su supervivencia, debido a la vertiginosa expansión de las plantaciones de palma.
Los driles serían los primeros animales que podrían extinguirse. Soy Michael Dorgan y voy a recorrer el mundo para comprobar la repercusión que el auge de la industria del aceite de palma y su rápida expansión tiene en los países que lo producen y en los consumidores.
El aceite de palma solo se puede cultivar a 10 grados del Ecuador, hacia ambos lados. Es decir, en las regiones con mayor biodiversidad del planeta. El mayor productor es Indonesia, pero dado que en el sudeste asiático se está acabando la tierra cultivable, África se presenta como la siguiente frontera a conquistar.
Antes de que el aceite de palma empezara a aparecer en las secciones sobre medioambiente de los periódicos, yo no tenía ni idea de lo que era. Pero en Camerún, todo el mundo, hasta los niños, sabe de lo que hablamos. En algunos países, su cultivo se destina solo a la exportación del aceite, aquí, es parte de la vida cotidiana.
Victorine lleva un restaurante en Duala, la ciudad más grande del país. Para saber más sobre el consumo de palma voy a ayudarle a cocinar un plato tradicional de Camerún: el eru. «Es cansadísimo, más de lo que parece». Victorine sirve eru todos los días. Es un guiso con carne, pescado y verduras y un ingrediente especial que le da ese sabor característico. Y aceite de palma. «Sí, aceite de palma. Todos los días uso cinco litros”.
En Camerún, se utiliza el aceite de palma en muchos platos. Este aceite ha estado presente desde hace mucho tiempo en la gastronomía originaria de África Central y Occidental. En Camerún se empezó a cultivar hace 100 años, cuando el país estaba bajo el dominio de Alemania, pero en la alimentación del resto del mundo no ha empezado a introducirse hasta el último decenio.
Muchos de los alimentos que contienen aceite de palma antes llevaban aceites hidrogenados que producen ácidos grasos trans. Antes de ir a Camerún, me reuní con un experto en nutrición para que me explicara a qué se debió ese cambio. “Nos dimos cuenta de que los ácidos grasos trans aumentaban mucho el colesterol en sangre, así que el aceite de palma se introdujo como un sustituto natural de los ácidos grasos trans. Además, pueden etiquetar los alimentos diciendo que no tienen aceites vegetales hidrogenados ni grasas trans.”
A las empresas de alimentación, no les interesa que sus productos parezcan poco saludables. La industria alimentaria mueve miles de millones de dólares. Pero, a diferencia del café, el té o las frutas, muchos no sabemos de dónde viene el aceite de palma que consumimos.
Visitamos una de las plantaciones más antiguas de Camerún, para ver cómo se elabora este lucrativo producto. El primer paso de la recolección, es obtener el racimo de la palma de aceite, que se corta con una herramienta especial. Samson, el encargado de la plantación, nos explica que los cortadores deben buscar los racimos más maduros para recolectarlos, empleando esas largas pértigas. Se llegan a cosechar hasta 100 racimos al día. Otros trabajadores recogen los racimos y los frutos sueltos. “Son muy valiosos, y no podemos dejar ni un fruto sin recoger”.
A continuación, los racimos y los frutos sueltos se llevan en camiones a la extractora para continuar con el proceso. Samson me pide que los ayude a cargar los racimos en el camión.
En las explotaciones de esta empresa se procesan treinta mil toneladas de aceite, lo que representa más del 10 % del aceite de palma que se produce en Camerún. Es la cantidad que se consume cada día y medio en Europa. Por desgracia, hoy esta extractora no está en marcha, pero Gordon, el guía, quiere enseñarme una en funcionamiento.
“Vale, paramos aquí. Es aquí”. “¿Qué es esto?” “Es una prensa tradicional, de las que se utilizan aquí para producir aceite de palma.» «¡Con un coche!». «Sí, un coche adaptado para esto; para moler, no para conducir.”
Al parecer, hay extractoras artesanales como esta por toda la región. El fruto se seca y se cocina antes de molerlo con ayuda del eje trasero de un coche viejo. A continuación, la masa resultante se prensa para obtener el «oro rojo«, el aceite de palma.
Este aceite rojizo se suele clarificar para convertirlo en una sustancia sólida, blanca y de textura cerosa. Este aceite refinado se suele utilizar en los jabones y la comida.
Otro de los lugares que visité antes de iniciar mi viaje de investigación del aceite de palma fue la ciudad sueca de Upsala. Allí participé en un experimento para comprobar los efectos del aceite de palma en la salud. Estudiaron si mi índice de grasa corporal cambiaba al ingerir tres magdalenas con aceite de palma al día.
Frederik Rosqvist encabezaba el experimento. Me preparó la primera hornada de magdalenas. Hubo que esperar unas semanas para comprobar los cambios que se habían producido en mi organismo.
La mayoría del aceite de palma que se produce en Camerún, no se exportaba, aunque eso ya está cambiando. Camerún es un país relativamente estable comparado con sus vecinos, está a favor de la inversión extranjera, Especialmente de China. ¿Pero cuál va a ser la repercusión de la inversión extranjera en el medioambiente? Para averiguarlo me dirijo a Limbe, al este del país.
Eric Ini es un activista forestal que colabora con Greenpeace en África y lucha enérgicamente contra la deforestación del país. Las empresas tienen a África en su punto de mira y se están trasladando aquí por las leyes contra la deforestación que se están promulgando en muchos países del este de Asia, que son los grandes productores de aceite de palma.
Muchos países del este y del centro de África ofrecen a estas empresas condiciones muy ventajosas para que se trasladen aquí. Les sale muy económico venir, porque los impuestos son bajos, los terrenos baratos y cuando llegan obtienen concesiones. Vienen a talar árboles, y con la tala llega la deforestación.
El aceite de palma se producía en Camerún, en parcelas relativamente pequeñas por pequeños terratenientes, empresas públicas y antiguos colonos franceses. Pero el terreno dedicado al cultivo de la palma, aumenta vertiginosamente. Las operaciones de gran envergadura que puso en marcha una empresa china en 2010 le suponen ahora mismo el control de más del 40% de las plantaciones.
Frente a los propietario cameruneses que buscaban expandirse moderadamente, las empresas americanas, indias y malasias, crean nuevas plantaciones de dimensiones gigantescas. Si estos planes siguen su curso, los terrenos dedicados a las plantaciones pasarán de unas doscientas mil hectáreas a más de un millón.
¿Por qué les resulta atractivo Camerún? Vinieron aquí no solo por la estabilidad, sino también porque saben que es muy fácil hacer la vista gorda si hay dinero para sobornar y corromper a la gente. Al gobierno le interesa la inversión que atrae el aceite de palma y esperan que su producción aumente un 50 % en los próximos cinco años.
Voy a visitar el Limbe Wildlife Center donde viven las consecuencias que acarrea convertir los terrenos selváticos en plantaciones. Los gorilas se han convertido en la imagen de las campañas que luchan contra la deforestación. Y, sin embargo, el que se enfrenta a la extinción debido al auge del aceite de palma es otro tipo de primate indispensable en este ecosistema.
Los driles son una especie de primate catarrino en peligro de extinción. Estos monos solamente se encuentran en una diminuta parte del mundo, en algunas zonas de Nigeria, Guinea Ecuatorial y Camerún. Pero la función que desempeñan en el mantenimiento de la selva, es crucial. Los driles ayudan a que las zonas forestales se extiendan. En la selva se alimentan de semillas, frutas y vegetales y ayudan a que se propaguen todas esas plantas. Los driles serían una especie de activistas contra la deforestación, porque ayudan a crear terreno selvático.
En el mapa, vemos selva por todas partes y luego se ven zonas enormes previstas para plantaciones. Si estas empresas ponen en marcha las explotaciones previstas, los driles van a sufrir las consecuencias, y, con ellos, los demás animales que dependen de esta especie. Es como retirar al mejor de tus jugadores en mitad del partido; se va a romper el equilibrio. Los driles podrían ser uno de los animales abocados a la extinción.
Para desgracia de estas especies los terrenos aptos para la plantación de palma aceitera suman un total de 8,3 millones de hectáreas, lo que supone multiplicar por 40 el terreno que se está dedicando actualmente. Sería un terreno equivalente a la tercera parte de la superficie del Reino Unido.
El río es aquí una barrera natural entre las plantaciones y el parque nacional. A menos de un kilómetro, podemos encontrar elefantes. Eso nos da una idea de lo cerca que están estos dos tipos de terreno. Esta plantación tiene más de 20 años, pero las que van a crear las empresas extranjeras no limitan con una sola parte de la selva, sino con varias.
En la zona sur de Camerún, las concesiones de Hevea Sud, propiedad de una empresa china, ya están rodeando la Reserva de fauna de Dja. Los satélites muestran que durante los tres años en los que se ha realizado un seguimiento de las concesiones, ya se han destruido más de tres mil hectáreas de terreno selvático.
En esta Reserva de fauna, declarada patrimonio de la humanidad, habitan los gorilas occidentales de llanura, una de las menos de 20 especies incluidas en la lista del Fondo Mundial para la Naturaleza, consideradas en grave peligro de extinción.
“Aquí vivíamos. Yo nací y crecí aquí con mis padres hasta que tuve que ir a la universidad, porque aquí no había ninguna”. Su padre fue uno de los impulsores del aumento de la producción de aceite de palma en los años 70. Él, que ha visto los cambios se se han producido en la zona, tiene una perspectiva única sobre este polémico aceite. “Lo mío ha sido una historia de amor. Todo está interrelacionado y no solo por mi parte, también por mi familia. Es muy distinto de lo que piensa mucha gente sobre el aceite de palma”.
“Se tiende a pensar en la deforestación, los orangutanes, pero supongo que para ti es muy diferente”. “Sí, absolutamente diferente”.
Las empresas camerunesas, como en la que trabajaba el padre de Gordon, son propietarias de plantaciones modestas, comparadas con sus homólogas extranjeras, y apenas se han extendido en los últimos 50 años. “Entonces, en esta plantación, ¿la delimitación es la misma que cuando tú eras pequeño?”. “La misma antes de que yo naciera”. “¿Cómo fue crecer en una plantación?”. “No me enteré de que en Camerún se pagaban los servicios públicos hasta que me fui de aquí. Aquí no pagábamos por los servicios públicos: el agua, la electricidad… todo era gratuito para los trabajadores de PAMOL. La asistencia sanitaria también es gratuita. Hace unos días que mi hermana ha tenido gemelos en uno de los hospitales de PAMOL y sigue ingresada allí”.
“¿Está en un hospital aquí?” “Sí”. “Vamos a ver ese hospital”. “Vale, buena idea. Me parece fantástico”.
En el hospital de la empresa, un médico joven me insiste para que visite el ala de pediatría. “Este es un niño al que estamos tratando por una malaria grave. Más del 90 % de los pacientes vienen con malaria”. En Camerún un 10 % de los fallecimientos son consecuencia de la malaria. En el caso de los menores de cinco años esa cifra se duplica; uno de cada cinco.
“¿Cómo influye la existencia del hospital en los casos de malaria que hay en la zona?” “Los casos de mortalidad por malaria casi han desaparecido, particularmente en este hospital. En los últimos dos meses no hemos contado ninguna defunción. Estamos haciendo un buen trabajo”.
Gordon ha ido a conocer a los gemelos recién nacidos de su hermana pequeña. Para muchos, el aceite de palma es una cuestión medioambiental, pero para Gordon, y para las personas con las que creció, es el hilo fundamental para urdir el tejido de sus vidas.
“¿Dónde vamos?» «A sangrar». ¿A sangrar? «Sí, el vino de palma”. Alfred me cuenta qué es el sangrador local de vino. “Aquí sangramos». «¿Aquí?» «Sí”. “Esto es una palma cortada, ¿no?” “Sí”.
En las palmas que se han talado recoge un líquido que contiene alcohol: el vino de palma. “Por aquí ya está goteando. Sangra”.
Después de cortar la palma de nuevo, el vino se vacía en un cubo. Cuanto más tiempo se deje fermentar, más alcohol contendrá. Está bastante bueno. De hecho, sabe a vino blanco. A diferencia del vino de la uva, el vino de palma se puede producir dos veces al día en lugar de una vez al año, y Alfred ya tiene a sus clientes esperando esta última cosecha.
En el bar, Gordon me cuenta cómo fue crecer aquí, y compruebo que a pesar de que las empresas locales no han ampliado sus plantaciones, se ha acelerado la deforestación de la zona. Básicamente, lo que ha pasado es que ha crecido la población, y esa población necesita alimentarse y necesita más tierras de cultivo, así que destrozan la selva. Esa es también la razón por la que las plantaciones de palma están aumentando y muy rápidamente.
“O sea, que lo que hace que el espacio que solía ocupar la selva se reduzca para pasar a ser tierras cultivadas, es consecuencia del aumento de los pequeños agricultores, ¿no?” “El aceite de palma es un negocio muy lucrativo. Los productores ganan dinero y quieren comprar más tierras”.
Ahora, para encontrar fauna silvestre hay que adentrarse cada vez más en la vegetación. En esta aldea se ve claramente que el aceite de palma está en todos los aspectos de la vida, desde la de los pequeños agricultores, a la de los sangradores y sus bares.
Obviamente se observa una repercusión en el medioambiente muy preocupante. Las plantaciones cada vez se adentran más en la selva y reducen su extensión. Teniendo en cuenta la gran cantidad de empresas extranjeras que quieren afincarse aquí, la repercusión medioambiental puede ser devastadora.
Es medianoche y por la mañana tengo previsto irme de Camerún. He conseguido una entrevista con el delegado del gobierno para el medioambiente de la zona que he visitado.
“¿Cree usted que el desarrollo está reñido con la protección del medioambiente y la fauna silvestre?” “Por supuesto que está reñido. Algunas empresas respetan el medioambiente. Conocen las consecuencias y tratan de trabajar de la mejor manera posible. Las demás no son conscientes, o no quieren cambiar sus prácticas”. «Si te estableces aquí sin hacer una evaluación del impacto medioambiental, te vamos a poner una multa de cinco millones”. “¿Millones de francos?” “Cinco millones, sí. Y si sigues sin respetar las normas, un año después te podemos volver a multar con otros cinco millones”.
“Está muy bien que se impongan sanciones, pero me da la sensación de que el importe no es alto. Cinco millones de francos, son algo más de cinco mil libras». «Para una sola persona puede ser una cantidad importante, pero para una empresa, que probablemente gana más en un solo día, me parece que es pagar un precio muy asequible para mantener unas prácticas que están dañando el medioambiente». «Por contaminar…”. “Sí, tienes razón. En 2005 todavía no existía un Ministerio de Medioambiente. Para África este problema todavía es nuevo.”
El crecimiento del mercado del aceite de palma es un problema mundial. Y no hablamos solo de su repercusión en el medioambiente. Mi siguiente destino es Guatemala, donde la producción se ha multiplicado por ocho en los últimos diez años. De todo el aceite de palma que exportan, un cuarto se vende a países europeos y casi la mitad a México, que lo utiliza en la producción de comidas precocinadas, que después se distribuyen en Estados Unidos.
Pero el auge de este sector está teniendo graves consecuencias en las comunidades indígenas mayas, propietarios ancestrales de estos terrenos. Cada vez son más los testimonios sobre las tácticas turbias y las amenazas que emplean las empresas locales, para hacerse con las tierras que han pertenecido a la población maya durante miles de años. Aquí, la comunidad maya local, siente que las empresas que les están coaccionando para vender sus tierras, están amenazando su modo de vida.
Me he dado cuenta de que, si miramos alrededor, lo único que se ve son palmas africanas. Está claro que esto no ha sido siempre así. Han obligado a la gente a vender sus parcelas, porque compran las de la orilla de la calle y los que tienen las parcelas adentro ya no pueden salir, tienen que vender sus parcelas y se quedan sin poder tener sus cultivos nativos de aquí.
Algunos han vendido sus terrenos. Otros se han negado, lo que ha provocado que sean víctimas de la violencia y de los conflictos entre familias. La comunidad me cuenta que no es la primera vez que han tenido que luchar para sobrevivir.
La expansión del mercado del aceite de palma es solo una amenaza más en su lucha por la supervivencia. Primero fue la colonización de los españoles en los siglos XV y XVI, y después una guerra civil que duró 36 años y que terminó hace muy poco, en 1996. El gobierno de Guatemala declaró que el peor enemigo del gobierno de este país se encuentra dentro, que el mayor enemigo es el pueblo. Principalmente la población indígena.
Descubro que Julio, nuestro conductor, fue miembro activo de la resistencia y pudo comprobar las atrocidades a las que se sometió al pueblo maya. «Cada vez que nos enterábamos por las noticias de que había aparecido un cadáver en una cuneta o en un barranco íbamos a comprobar si era alguno de nuestros compañeros. La mayoría de los cadáveres que encontrábamos estaban en un estado irreconocible. Eran mujeres y hombres descuartizados a los que habían torturado».
El presidente Eisenhower autorizó a la CIA para que respaldara un golpe de estado en 1954, que acabaría con la sustitución del presidente, elegido democráticamente, por un dictador militar. El país se sumió en un enfrentamiento, mientras los gobiernos dictatoriales que apoyaban los Estados Unidos oprimían brutalmente al pueblo maya. Borraron del mapa alrededor de 460 aldeas.
Aunque las plantaciones de palma están sustituyendo a los asentamientos mayas sería atrevido comparar esta expansión masiva de las plantaciones en los últimos diez años con una guerra civil que duró 36 años. Sin embargo el pueblo maya considera similares ambos acontecimientos.
Voy a conocer a dos supervivientes del conflicto armado, que ahora trabajan en las comunidades mayas afectadas. En el caso de Marcelino que es del cuarto pueblo, ahí fue la masacre de la comunidad. “Ahí murieron 400 personas. Nos acusaron de guerrilleros, de comunistas, y que por eso nos persiguieron. Hoy, cuando la gente resiste, se opone a un megaproyecto, lo acusan de que es terrorista, de que se opone al desarrollo del estado y por eso se criminalizan las luchas. Actualmente hay líderes que están presos solo por defender su territorio, su tierra”. “Supongo que sabes de lo que hablaban, ¿no?” “Claro. El gobierno siempre los pintó como enemigos del país. Los acusaron de ser comunistas, de ser guerrilleros, y solo eran población civil”.
En 1999, una Comisión de la Verdad de la ONU concluyó, de hecho, que el pueblo maya no solo no era enemigo del estado, sino que estaba siendo víctima de un genocidio. La mayoría de los responsables, jamás han tenido que enfrentarse a un juicio. Da la sensación de que existe un vínculo entre ese pasado sangriento y el funcionamiento actual del país.
En Chisec un antiguo trabajador de las plantaciones de empresas locales, que se dedica a la producción del aceite de palma, tiene miedo de lo que pueda pasar si lo ven, pero ha accedido a que lo entrevistemos de forma anónima. “En las empresas palmeras hay una total violación de los derechos humanos. Ellos tienen que tomar agua de pozo, aunque allí hayan orinado, hayan pasado animales… no tienen protección de seguridad industrial para aplicar productos químicos. A nosotros los indígenas, simplemente nos están viendo como un animal para trabajar de 18 a 40 años”.
En Guatemala, este racimo de frutos carnosos está vinculado al enfrentamiento, a las relaciones entre razas y para algunas poblaciones indígenas a la posibilidad de que desaparezca su modo de vida. El pueblo maya representa una mayoría abrumadora dentro de la población rural. Aunque la mayor parte cree que la industria del aceite de palma está repercutiendo de forma negativa en sus comunidades, parecen tener miedo de oponerse a su expansión.
“¿Qué medidas adoptan las empresas para mantener su autoridad? ¿Te han enseñado para ser guardia de seguridad?” “Capacitaciones no había. Lo único que nos dan es el arma. Escopeta 12, revólver de 38 mm. Nos contrataron al instante, pudimos trabajar al día siguiente sin firmar ningún documento. Y tampoco nos dicen quiénes son los dueños de esa empresa. Era mi trabajo de 24 horas, y 24 horas descansaba”.
Y no tenía ningún descanso. Lo despidieron cuando preguntó por qué se habían retrasado en el pago de su sueldo, que era de 12 dólares al día. Forma parte de la comunidad de El Prado, que ha vendido la mayoría de sus tierras a Palmas del Ixcán, una de las grandes empresas productoras.
“Anteriormente han ofrecido trabajos para los que vendieron sus terrenos. Por la noche, la empresa que hay al otro lado del río vierte deshechos en él y lo contamina. En ese río, que es sagrado, hay una gran cantidad de especies de peces y ahora se están muriendo por lo que hace esta empresa. La situación que está creando la palma nos está dando muchos problemas. Está atrayendo muchas enfermedades”.
“Los niños recién nacidos cogen muchas enfermedades. Es un problema que ha ido a más con el monocultivo. Cuando los niños se ponen enfermos tienen fiebre, vomitan y todo eso, y cuando se hacen mayores a veces ni siquiera reciben tratamiento. No hay medicinas. Eso nos dicen las enfermeras, que no hay medicinas”. “Mucha tala de árboles, ya no hay madera para construir la casa. Y nuestra tendencia es de aquí a 10 o 15 años, esta aldea va a desaparecer del mapa”.
Acabo de hablar con este grupo y me contaba que este canal fluvial no ha existido nunca. A este lado, están sus tierras. Y a este otro, hasta donde nos alcanza la vista, hay palmas africanas. Según dicen, el maíz no supera este tamaño.
El canal fluvial ha hecho que no haya agua en sus terrenos. Las plantaciones de palma están creciendo vertiginosamente, al tiempo que disminuye el terreno que se dedica a los cultivos de primera necesidad como el maíz. El resultado es que el país produce menos alimentos para sus habitantes.
Guatemala importa hoy más cantidad de maíz que en cualquier otro periodo de los últimos 50 años. No es buena señal si tenemos en cuenta que la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y un cuarto de las personas que viven aquí lo hacen con menos de dos dólares al día. “Sin el maíz nos moriríamos de hambre, porque aquí en Guatemala la mayoría de la gente come maíz, y de eso vivimos. Es el alma de nosotros”.
En Guatemala sigue aumentando la pobreza. Algunos no tienen más remedio que abandonar su tierra natal, más de un millón vive ya en Estados Unidos. ¿Hay alguna manera de poner un límite a la destrucción de estas comunidades? Gumersindo Reyes es el alcalde de una población local que está tratando de luchar contra estas empresas en nombre de los habitantes de Raxruhá, situado en el corazón del hoy país del aceite de palma.
“Es un nuevo cultivo, todavía no se ha regulado ninguna ley sobre ese tema. Entonces estábamos instalando o creando pasos municipales, mínimos. Dos meses después que ya la ley estaba vigente, las empresas de palma, a través de la Cámara del Agro, interpusieron amparos en la Corte de Guatemala, y nos suspendieron a nosotros esa ley. No hemos recibido, pero ni un quetzal de ninguna de las empresas de palma”.
Pienso que es increíble que se quisiera poner un impuesto de diez libras por toda la carga de este camión. Me parece muy poco si tenemos en cuenta los amplios beneficios de empresas en la zona.
Me marcho a la capital, para saber quién está al mando de estas empresas productoras de aceite de palma que parecen tener tanto poder. El organismo que representa al sector del aceite de palma en Guatemala me ha denegado la entrevista. Sospecho, cada vez más, quién está detrás de la opresión a las poblaciones que acabo de visitar.
Me voy a reunir con Fernando Solís, periodista de El Observador, una revista que divulga las misteriosas operaciones ―que a menudo rozan la explotación―, de los sectores más poderosos del país. En la prensa popular se escribe muy poco sobre el aceite de palma, ya que existen limitaciones legales a la libertad de prensa y los periodistas reciben amenazas.
“¿Quiénes son los dueños?” “en Guatemala hay seis o siete grupos familiares que controlan todas las plantaciones de palma africana que hay. No son familias nuevas, son familias que antes fueron cafetaleras, fueron familias que después produjeron caña de azúcar. No son inversiones nuevas; o sea, son inversiones que tienen poco tiempo, pero representan una continuidad en la historia de Guatemala”.
“Vuestra edición contribuye a que la gente tenga más información sobre cómo se reparte el dinero en Guatemala. ¿Es complicado publicarla teniendo en cuenta que solo unas cuantas personas ostentan todo el poder?” “Ha habido ataques contra liderazgos sociales, etcétera, y nosotros, por todo lo que hemos venido publicando y haciendo con las comunidades, pensamos que sí, que estamos siendo controlados. Estamos en la mira”.
El aceite de palma es determinante en el hecho de que en Guatemala no se respeten los derechos humanos y está detrás de la deforestación mundial. Pero, ¿podría utilizarse de forma positiva?
Para averiguarlo viajo a un país sumido en un conflicto civil que dura ya casi medio siglo. En Colombia el enfrentamiento es entre las organizaciones guerrilleras de izquierda y los grupos paramilitares de la derecha. Ambos han visto como tanto su tamaño como su poder aumentaba de forma imparable, gracias al desarrollo de los cárteles de droga.
Colombia comenzó a ahogarse en una cultura de terror, violencia y corrupción. Como resultado de esta violencia Colombia es el país con mayor número de desplazados internos después de Siria.
Pero los tiempos están cambiando. Colombia todavía está oficialmente en una situación de conflicto, sin embargo la desmovilización de los paramilitares y las negociaciones de paz entre el gobierno y la guerrilla hacen que pase por la etapa más segura de su historia.
En Guatemala, la opresión y la discriminación, derivada del conflicto armado, se han trasladado al sector del aceite de palma. Quiero ver si en Colombia es diferente, un país de guerra de guerrillas y tráfico de drogas. Para encontrar una experiencia positiva sobre el aceite de palma tengo que ir al campo, a una antigua «zona roja», zonas en las que no se puede entrar.
La zona que estamos atravesando era una de las más peligrosas, debido a la presencia de guerrillas y grupos paramilitares los asesinatos y los secuestros eran habituales.
Es una importante explotación familiar. En Guatemala comprobamos cómo estas grandes plantaciones de carácter familiar eran las causantes de la importante desigualdad y el maltrato a los trabajadores. Quiero comprobar si aquí pasa lo mismo. Voy a conocer al director general, Carlos Murgas, que es el bisnieto del fundador de Oleoflores y ha sido testigo de los cambios drásticos que han sufrido tanto su país, como su familia.
“Parece que la situación del país se está estabilizando, pero ¿cómo era la vida antes?” “Desde los tres años hasta los veintiuno o veintidós teníamos que utilizar una avioneta privada para trasladarnos a las plantaciones. Solo podíamos estar allí unas cinco o seis horas, porque la guerrilla estaba avanzando hacia nuestras tierras. Ahora es muy diferente. Desde mi casa tengo una hora y media de trayecto en coche, y vengo solo”.
Carlos, que no olvida ese pasado violento, quiere combatir los problemas que ha causado el conflicto. “Colaboramos con la embajada de los Estados Unidos en un proyecto, para sustituir 350 hectáreas de cocaína por mil hectáreas de palma. Los antiguos integrantes de la guerrilla y los grupos paramilitares, son ahora agricultores, o pueden trabajar en los campos de los pequeños terratenientes. Se les paga cada mes y los sueldos están a un nivel internacional. Incluso tienen acciones”.
“¿Qué posibilidades tiene alguien que viene desde abajo de acabar en un puesto alto?” “Para responder tengo que nombrar a un pequeño terrateniente con el que trabajamos. Se llama Héctor, y actualmente está contratando entre 30 y 40 trabajadores al mes. Gana más que yo”.
Siempre que un director menciona a alguno de sus empleados con tanto orgullo, levanta mis sospechas. “Héctor, ¿cómo se vivía en esta región?” “La gente aquí era muy pobre. Primero vino la guerrilla, después los paramilitares, y toda esta gente se volvieron unos contra otros y todos contra nosotros. Yo tenía una casa ahí y me la tumbaron, la guerrilla”.
“Supongo que ha sido muy difícil, intentar poner en pie una explotación agrícola aquí. ¿Estas son tus tierras?” “Esta es mi tierra, vamos a entrar. Aquí tenía arroz. Cada cuatro meses había que arar la tierra, comprar semillas… La palma no es así, la palma se preparó una sola vez hace 17 años, sembré estas matas y sigo recolectando las mismas matas. Durante 20 o 30 años sembrando arroz y éramos igual de pobres que siempre. Pero ahora no, con la palma todos los meses tenemos plátanos”.
Gracias a que las cosechas están aseguradas, y a que tiene firmado un contrato a largo plazo con Oleoflores, Héctor ha podido comprar más tierras, diversificar los cultivos y poner un servicio de reparto, que transporta los cultivos de las explotaciones vecinas.
Aunque Héctor está muy orgulloso de su explotación, también quiere mostrarme otras ventajas que tiene este cambio de rumbo. “¿Es tu casa?” “Sí es mi casa. Entre”. “¡Qué de niños!” “Son hijos y amigos de los hijos. Quince hijos que tengo. Aquí hay tres y faltan 12 que ya están fuera. Bueno, esta es la casa: la sala de reposo, comedor… la cocina y la sala donde la mujer lava”. “¿La colada?” “Sí”. “¿Qué ha cambiado desde que comenzaste a plantar palma?” “De la vida cotidiana anterior he cambiado cien por cien con palma”. “¿Y antes de la palma, qué había que hacer para conseguir una casa como esta y dar de comer a la familia?” “Antes de la palma teníamos que emigrar, para Venezuela, a trabajar en otros países”.
“El hecho de que no falten trabajos ni prosperidad económica, ¿evita que la población se implique en actividades ilegales?” “De mis 15 hijos, tengo 10 varones. Si no hoy estarían con un fusil en el monte, buscando para meterse a guerrilleros o paramilitares. Pero como tienen qué comer, no hay necesidad de salir a delinquir, y pueden dedicarse a estudiar”.
Los hijos de los agricultores que se dedican a la palma no son los únicos que sacan provecho. Las empresas productoras de palma de toda la zona destinaron parte de sus beneficios a financiar esta escuela local. Me han invitado a un taller de artesanía para las mujeres de la región. “Y esto ¿lo vendéis?” “Sí, es un programa para capacitar a la madres cabezas de hogar, para que ellas puedan vender sus productos y tener una mejor calidad de vida”. “¿Seguro que es de hombre?” “Sí”. “¿Me queda bien?”
La fundación, aparte de ayudar a las mujeres a conseguir ingresos adicionales, también les ofrece diferentes cursos académicos y técnicos. “Actualmente tenemos el programa de becas excelencia, tenemos 30 jóvenes en estos momentos, estudiando en diferentes universidades del país, diferentes carreras”. “¿Y todo gratuito?” “Sí, totalmente gratis”.
Me da la sensación de que existe una transformación real, pero me queda entender cómo encaja el aceite de palma en el marco general del cambio que vive Colombia.
Estos guardacostas están en la primera línea de fuego para reducir el tráfico de armas y de drogas a través del puerto de Cartagena. Quieren enseñarme lo que hacen. “Buenas tardes, capitán”. “Guardacostas de la Armada Nacional, vamos a realizar una inspección de rutina”. “¿Qué es lo que buscáis?” “De pronto armamento oculto, sustancias ilegales. Compartimentos especialmente diseñados para ocultar cosas, eso es lo que buscamos, principalmente”. “Tiene la licencia al día, los permisos al día. Puede continuar con sus labores sin ningún problema”.
“¿Qué diferencia hay entre la etapa de hace quince años y la actual?” “Se traficaba con cantidades mucho más grandes; era como más descarado, porque todavía las leyes no estaban bien estipuladas. Todavía no teníamos los medios para combatirlo adecuadamente. Ahora, como pueden ver, ya tenemos unos medios más sofisticados, y se ha visto una disminución sustancial en cuanto a la cantidad de la droga que está saliendo por acá”.
Me gusta todo lo que veo, parece que el país está despegando. Está claro que siguen existiendo algunos problemas, pero el aceite de palma parece contribuir al desarrollo positivamente. Todavía tengo pendiente una última parada en Colombia.
El sector del aceite de palma también se ha enfrentado en Colombia, como en otros países, a las críticas por sus prácticas medioambientales. Manuelita es una de las empresas alimentarias más antiguas de Colombia. Actualmente tiene que lidiar con una nueva normativa, más estricta, en materia medioambiental.
“Hace unos años empezamos a ver, sobre todo, mayor legislación ambiental, mayor presión de comunidades y de todas las partes interesadas”. Manuelita ha invertido mucho capital en cumplir la normativa. Afirman que superan lo marcado en esas regulaciones. Han reducido el desperdicio de agua y están transformando las emisiones de gases nocivos en energía térmica. Quieren pasarse a la producción orgánica y emplear la fruta madura como fertilizante.
“Este es el resultado del proceso de compostaje, en donde han llegado todos los subproductos del proceso industrial”. “¿La idea de tener una plantación completamente orgánica, es realista?” “Nuestro propósito aquí, en Manuelita, es precisamente hacer un cierre de ciclo de todos los nutrientes. En ser más eficientes cada vez, en guardar mejores relaciones con nuestras autoridades y en guardar buenas relaciones con las comunidades”.
He pasado por tres países productores de aceite de palma y lo que he visto es muy diferente a lo que me esperaba. Parece que la historia y la cultura de cada ciudad, zona o país, es lo que influye en la forma de producirlo. En algunos casos me preocupan sus consecuencias en el medio ambiente y en sus habitantes. En otros, la repercusión que tiene en la población es muy positiva. Ahora me voy a centrar en los consumidores. En cómo afecta el aceite de palma a su salud.
Hace unas semanas que comenzó mi viaje para conocer mejor el aceite de palma, y fue en esta pequeña ciudad universitaria con un experimento innovador. Tenía que comerme tres magdalenas, que contuviesen aceite de palma, al día. Ya he comido más de cien, y hoy voy a comprobar cómo está mi organismo.
“Vamos a medir el perímetro de la cintura”. Fredrik Rosqvist y David Iggman se han embarcado en un experimento que muestre la diferencia entre el consumo de aceite de girasol y el de palma, para ver si se confirma que el aceite de palma que ingerimos no es muy conveniente.
“Ciento setenta y seis. Vale, gracias”. “¿Cuánto medía antes?” “Ciento sesenta y tres”. “Eso equivaldría a más de un centímetro de grasa. Sí, y eso indica que has estado almacenando grasa en el abdomen, lo que significa que ha aumentado la cantidad de grasa abdominal. Es bastante impactante. Vale, ya puedes meterte en la cápsula”.
Esta máquina, que parece haber llegado de la era espacial, va a medir el porcentaje de grasa que hay en mi organismo. «Hace unas semanas tenía un porcentaje muy sano, del 4,6 %. ¿Cómo está ahora?» “El porcentaje de grasa es bastante más alto. Has pasado de tener un 4,6 a un 7,4%”. “¡Madre mía! Eso es casi el doble. Tengo el doble de grasa en el cuerpo”. “Sí, dos kilos más de grasa”. “¿Dos kilogramos de grasa?” “Y has perdido casi un kilo de tejido que no tenía grasa, lo que significa que has perdido músculo”. “El músculo se ha reducido y la grasa ha aumentado”. “Sí, y, a largo plazo, este cambio es poco recomendable para la masa corporal”.
“¡Vaya! Esto es un experimento que he hecho, y yo no voy a comer tres magdalenas diarias durante el resto de mi vida, pero, a la larga, ¿qué consecuencias puede tener el consumo de aceite de palma a diario?” “Con tus resultados, diríamos que entrarías en niveles de riesgo de padecer una enfermedad relacionada con el metabolismo, quizá alguna que afecte al hígado o alguna enfermedad cardiovascular”.
“Entonces, ¿es importante el tipo de aceite que tomemos? En el experimento se estudiaba el aceite de girasol frente al de palma, ¿había diferencia?” “Mucha. Comprobamos que el consumo de aceite de palma aumentaba la cantidad de grasa que se almacenaba en el hígado y en el abdomen, así como la grasa corporal total, mientras que en el grupo que ingería aceite de girasol no se producía este incremento”.
Antes de continuar, voy a volver al Reino Unido para averiguar cuáles son las consecuencias que ha tenido este experimento en mi organismo. “Hola, Michael, ¿cómo estás?” “Bien”. Linda Main es experta en el estudio del colesterol.
“En Suecia ya me hicieron pruebas para ver cómo habían cambiado mis índices de grasa corporal. Me preocupa que mis niveles de colesterol estén por las nubes”. “Me extrañaría, dado que cuando empezaste tus niveles eran muy saludables. Sería raro que hubieran subido tanto como para preocuparnos. No creo que haya motivos para inquietarnos”.
“Pues sí, los índices del colesterol han subido. El colesterol de las lipoproteínas de alta densidad ha subido, lo que cabía esperar al haber ingerido mayor cantidad de grasas. Los niveles de triglicéridos han aumentado. Empezaste con unos valores muy saludables, de hecho, los valores de colesterol que tenías eran de los más sanos que he visto. Pero sí que ha influido, aunque de forma poco significativa, el experimento y sobre todo la grasa corporal de más. Si hubieras sido algo más mayor, pesaras más o tuvieras una predisposición genética a tener niveles altos de colesterol, la repercusión hubiera sido mucho más importante”.
Si llevamos una dieta occidentalizada normal es muy probable que nuestros niveles sean altos, seis de cada diez personas en general tienen el colesterol alto. Además, el colesterol y el aumento de los lípidos en la sangre son factores de riesgo a la hora de desarrollar una cardiopatía coronaria, la primera causa de mortalidad en el mundo.
“¿El aceite de palma desempeña un papel importante en esto?” “Creo que sí. Es una de las principales grasas saturadas que hemos confirmado que hace aumentar los niveles de colesterol en sangre. Y está oculto en la comida. Para encontrarlo hay que saber entender muy bien las etiquetas de los alimentos”.
Me queda la duda de si tenemos alguna alternativa, porque veo que no es uno de los ingredientes más saludables de los alimentos que consumimos, pero sigue estando presente en casi la mitad de los productos que compramos.
He venido a San Francisco para averiguar si el aceite de palma es la única opción que tenemos. “Podemos producir aceites que se parezcan mucho al que sale de la palma o incluso mejores”. Jill Kauffman Johnson es la responsable del área de sostenibilidad en Solazyme, una empresa tecnológica. “¿Cómo lo hacemos? Empezamos con las microalgas, que son uno de los recursos más antiguos del planeta. Básicamente ponemos las microalgas en una cuba de fermentación que transforma los azúcares de la planta en aceite. Este planeta es especialista en la creación de carbohidratos vegetales, pero resulta que lo que lo hace funcionar es el aceite”.
En Solazyme utilizan el aceite de las microalgas para la producción de ingredientes alimentarios y afirman que es mucho más saludable que la mayoría de las alternativas más tradicionales, como el aceite de palma.
Estoy ansioso por probarlos, y lo haré de la mano de Mark Brooks, el hombre que ha llevado las algas de los laboratorios a los supermercados. Mark insiste en que el polvo que se extrae de las microalgas tiene un sabor muy parecido al de otros ingredientes que son menos saludables.
“Este tipo de producto se emplea en la margarina, donde más se usa el aceite de palma. Lo que se busca al darle esta estructura es que se mantenga en estado sólido hasta alcanzar una temperatura concreta y luego se derrita”. «Sería la razón por la que el aceite de palma es tan habitual, por qué se encuentra en una gran cantidad de productos en los que es necesario mantener la estructura».
“Por eso se utiliza en más de la mitad de los artículos que encontramos en los supermercados”. “Exacto”. “Y este producto cumple esa misma función”. “Claro, es especial en varios sentidos. Contiene menos grasas saturadas que el aceite de palma. Y además, teniendo en cuenta que la población está aumentando, también se incrementa la demanda de productos y esto lo podemos producir en cualquier lugar. Se puede desarrollar fuera de las zonas tropicales que están amenazadas Se puede producir siempre que tengamos disponible el azúcar como materia prima. No hay que perjudicar al medioambiente para poder cubrir una demanda que va en aumento”.
La demanda sigue creciendo. Los países que más aceite de palma importan son algunos de los que más rápido están creciendo: India, China y Pakistán. Su población ha aumentado en más de 250 millones de personas en los últimos diez años doblándose también el consumo de aceite de palma.
Aunque el aceite que proviene de las microalgas se presenta como una alternativa mucho más saludable y respetuosa con el medioambiente, el aceite de palma seguirá con la deforestación del planeta.
Empiezan a aparecer movimientos que tratan de prohibir el consumo del aceite de palma en algunos países occidentales. En Noruega algunas empresas ya han retirado su apoyo al sector. “Pero un mercado sin aceite de palma es la mejor opción”. El ecologista Rhett Butler, lleva quince años investigando sobre el sector. “Si los consumidores occidentales vetan el aceite de palma, las empresas occidentales perderían su influencia en el mercado”.
Si se pudiera convencer a estas empresas para que adoptasen medidas, a fin de regular la forma de obtener el aceite de palma, sería posible transformar todo el sector en algún momento. Eso haría que los consumidores chinos utilizasen menos el aceite de palma nocivo, porque el otro sería el único disponible en el mercado.
Si seguimos consumiendo al ritmo actual y que esperamos que se mantenga, necesitaremos producir una cantidad mucho mayor de alimentos. Para este problema no hay una solución sencilla. La producción de aceite de palma por hectárea ya es muy superior a la de soja o a la de colza, los cultivos más apropiados para sustituir el aceite de palma en los alimentos.
En Minnesota, voy a hablar con un investigador que está convencido de que la cuestión no es qué cultivos utilizamos, sino cómo los producimos. Rob Wallace cree que el monocultivo, surcos y surcos en los que se siembra la misma semilla, no solo va a tener consecuencias devastadoras en las pluviselvas sino que además podría causar una pandemia.
De hecho, cree que el aceite de palma ya ha originado una. El ébola es un virus y el aceite de palma ni cualquier otro cultivo pueden contagiar el ébola así que, ¿cuál es la relación? Se cree que el brote de ébola tuvo su origen en la aldea de Meliandou, en el sur de Guinea, donde un niño contrajo la enfermedad en diciembre de 2013, justo antes de que se propagase a otros seis países del oeste de África y causara más de 11.000 muertes.
El aceite de palma se encuentra en un momento álgido en Indonesia y Malasia y es necesario encontrar nuevas zonas en las que producirlo, así que se han marchado a África. Se cree que un murciélago frugívoro fue el causante del contagio del virus del Ébola a los humanos, y se afirma que las plantaciones de palma son su hábitat ideal.
Algunos animales están condenados a la extinción, a causa de la deforestación, pero la adaptación de otros va a ser muy fácil. “Creemos que la creciente interacción entre estos murciélagos y el hombre hizo que el virus del Ébola entrase en contacto con la población”.
En los alrededores de Meliandou se han establecido muchas plantaciones en lo que era bosque tropical, lo que hizo que colonias enteras de murciélagos frugívoros acudieran a las plantaciones y entraran en contacto con los humanos.
“¿Es inevitable que vuelva el ébola o algo similar?” “Intento no decir «inevitable», me parece demasiado tajante, pero hay una probabilidad muy elevada de que ocurra. Si modificas las condiciones ambientales, de forma que se puedan producir monocultivos en zonas forestales del África profunda, es casi inevitable que el ébola y otros virus tengan acceso a poblaciones más extensas y de distintas regiones. Debemos vincular nuestra economía a la ecología. Se trata de no destruir zonas forestales, para ubicar plantaciones monocultivo de aceite de palma pensando que no va a generar consecuencias”.
Sigo reflexionando sobre la teoría que tiene Rob sobre el virus del Ébola. Me hace pensar que todo está relacionado en nuestro planeta, sobre todo cuando hacemos referencia a los alimentos que consumimos. Todos somos consumidores, y es nuestro apetito lo que alimenta la deforestación de muchas zonas en las que ni siquiera pensamos.
El sector está tratando de cambiar. Durante más de diez años esta industria ha intentado autorregularse a través del organismo «Mesa redonda sobre el aceite de palma sostenible«, cuyo objetivo es convertir en sostenible, el 100 % de la producción.
Aun así la deforestación sigue avanzando, menos de un 20 % de la producción mundial está acreditada como sostenible. Las manifestaciones, peticiones y campañas que se acaban convirtiendo en virales han tratado de presionar a empresas y gobiernos, para que se comprometan a utilizar aceite de palma sostenible. Sus ventas parecen estar aumentando pero queda la duda de si llegaremos a tiempo al final de este trayecto, cuyo destino es un sector completamente sostenible.
En Colombia muchas empresas están acreditadas como sostenibles, pero la deforestación avanza sin pausa en el sureste asiático y parece que pronto pasará lo mismo en Camerún y en la zona oeste de África.
En Guatemala las violaciones de los derechos humanos no cesan. Han asesinado a plena luz del día al líder de una de las comunidades. Al parecer, había acusado a una empresa de contaminar un río, que su comunidad utiliza para abastecerse de agua y pescar.
Deberíamos tener la opción de elegir si queremos consumir o no aceite de palma. En Europa las leyes exigen que aparezca en las etiquetas de todos los alimentos que lo contienen. Sin embargo, en otros países desarrollados y en vías de desarrollo, el aceite de palma no tiene por qué incluirse en las etiquetas como ingrediente alimentario, mientras sus efectos siguen influyendo en gran medida en el mundo que nos rodea.
Fuente: Juan Revenga, dietista y nutricionista, en la Guía del Consumidor del programa Hoy por Hoy de Cadena Ser (23/02/17)