‘The Sound of Music’ es el título original de la película de 1965 que aquí conocemos como ‘Sonrisas y lágrimas’, protagonizada por Julie Andrews y Christopher Plummer.
Lo que quizá no sepa todo el mundo es que está inspirada en hechos reales, en la historia de la familia Trapp. Una historia escrita por su protagonista, la verdadera Maria von Trapp, cuyo nombre de soltera era Maria Augusta Kutschera.
Si quieres ver completa ‘Sonrisas y lágrimas’ baja hasta el final de esta publicación. Estas son algunas de las míticas escenas de la película:
‘Sonrisas y lágrimas’ tiene ya más de 50 años y nos sigue enamorando como la primera vez. La película de Robert Wise arrasó en taquilla. Permaneció más de dos años en cartelera y ganó 5 Premios Óscar, entre ellos el de mejor película y el de mejor director.
Pero eso, en realidad, no son más que datos que forman parte de las enciclopedias. Hay cuestiones que suscitan mucho más interés. ¿A qué se debe el abrumador éxito de ‘Sonrisas y lágrimas’? ¿Por qué significa tanto para tanta gente?
En 2015, coincidiendo con el cincuenta aniversario de ‘Sonrisas y lágrimas’, Julie Andrews revivió el rodaje que la llevó al estrellato y habló sobre su regreso a Salzburgo, 50 años después, y sobre muchas cosas más como por ejemplo su encuentro con la auténtica María von Trapp.
Documental | ‘La verdadera historia de la Familia Trapp’
María nació en Austria en 1905, en un tren mientras sus padres viajaban desde su localidad en el Tirol hasta un hospital en Viena.
Al quedar huérfana y terminar sus estudios ingresa como novicia en la abadía de Nonnberg, un convento de monjas benedictinas en Salzburgo.
En 1926 María llega a la casa del barón y comandante de la armada austriaca Georg Ludwig Ritter von Trapp, que se había quedado viudo con siete hijos. Y, como en una película con final feliz, un año más tarde María se casa con el barón.
La situación acomodada de la familia se acaba tras invertir dinero en un banco que acaba quebrando. En este momento la familia empieza a dedicarse a la música profesionalmente y hace giras por todo el país hasta que, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la familia von Trapp inicia una gira por Estados Unidos. Esa es la razón oficial. Pero aquí se esconde otra razón que no es otra que la huída del nazismo tras la anexión de Austria al Tercer Reich.
Leonor es una de las hijas del matrimonio: «En el segundo matrimonio de mi padre dieron la vuelta al mundo haciendo escala en Israel, y mi padre compró cinco botellas de agua del río Jordán para bautizarnos a todos. Al mismo tiempo a mi padre, que había comandado la flota de submarinos austríaca, el régimen nazi le ofreció comandar la flota de submarinos del mar del Norte, a lo que se negó. Con estas razones evidentemente no podía quedarse.»
Rosmarie, otra de las hijas, recuerda así su llegada a Estados Unidos: «Tenía 9 años cuando hicimos el viaje a América, y cuando llegamos nunca hablábamos de política, y tampoco contamos qué ocurrió. Nunca pensé en Hitler hasta que en el año 1963 vi ‘Sonrisas y lágrimas’.»
María von Trapp falleció el 28 de marzo de 1987, a la edad de 82 años.
El cine unió para siempre las vidas de María von Trapp y Julie Andrews, que compartieron escenario en plató de televisión en más de una ocasión:
Julie Andrews: «María, hay algo que siempre he querido preguntarte. Yo hice de ti en la película, y tú eres tú y yo soy yo. Y como tú eres tú y yo fui tú, y como estás aquí y yo también… y yo fui tú ¿quiero saber qué tal estuve, como tú?»
María von Trapp: «Estuviste absolutamente maravillosa, pero…»
Julie Andrews: «¡Vaya!, ¿pero qué?»
María von Trapp: «¿Recuerdas el canto a la tirolesa? ¿Sabes Julie? Era: «jodeln judeln»»
Julie Andrews: «Y yo dije solo «jodeln». Ya veo. ¿Hay algo que pueda hacer para arreglarlo?»
La banda sonora de ‘Sonrisas y lágrimas’
Apunte: María Teresa de las Heras fue la voz de Julie Andrews en la banda sonora en castellano de ‘Sonrisas y lágrimas’. Dobló también a la actriz en las películas ‘Mary Poppins’ y ‘Millie, una chica moderna’. También ha doblado en el cine a Audrey Hepburn en ‘My Fair Lady’ y ha sido la voz de otras canciones infantiles en películas como ‘Chitty Chitty Bang Bang’, ‘El extravagante Doctor Dolittle’ o ‘El mago de los sueños’. ¡Es toda una experta!
Su voz de soprano, cristalina y suave, enamoró a Julie Andrews, quien la eligió entre el resto de candidatas al escucharla en una maqueta.
‘Sonrisas y lágrimas’ es una película que narra, con emotivas imágenes, la odisea de una familia unida por la música que consigue, desde Austria, llegar a Estados Unidos huyendo del nazismo.
Los productores eligieron a Julie Andrews. Su nombre empezaba a sonar gracias al papel de la niñera Mary Poppins.
Para interpretar al coronel escogieron a Christopher Plummer. Él no canta, sus temas están doblados, pero gustaba como capitán von Trapp. El cantante Bill Lee (1916-1980) era la voz original de las canciones que interpretaba en la película el actor.
‘Sonrisas y lágrimas’ es un musical con canciones inolvidables que han hecho historia | Tras ocho colaboraciones sucesivas durante quince años, de las cuales cuatro como mínimo han pasado a todas las antologías, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II crearon su último gran musical escénico para Broadway, ‘The Sound of Music’, en 1959, siendo absolutamente fieles a sus reglas de distinción y respeto por la opereta clásica.
Se hallaban a un paso de la década que olvidó los conceptos ingenuos propios de su estilo y ya hacía casi dos años que ‘West Side Story’, desde un teatro muy cercano, había obtenido el favor del mismo público que durante diez años había amado plenamente ‘Oklahoma’, ‘South Pacific’, ‘El rey y yo’ y ‘Carousel’.
Los dos veteranos magos escénicos conocían demasiado bien este público como para saber que su última aventura no podía fracasar.
Rodgers tenía 57 años y Hammerstein tenía 64. Eran famosos y millonarios pero no pudieron negarse al entusiasmo de su estrella favorita, Mary Martin, que, decidida a interpretar la historia de la familia Trapp, los solicitó como autores de la música y letra de las canciones del musical que debía celebrar su regreso a las tablas tras un ‘Peter Pan’ de Jule Styne y Leonard Bernstein que no había logrado igualar su esplendoroso triunfo de ‘South Pacific’.
¿Por qué se había encaprichado Mari Martin del caso de la familia Trapp? | La historia de toda una familia unida por la música que había elegido los Estados Unidos como tierra prometida reunía cantidad de alicientes melómanos ejemplares y melodramáticos suficientes para complacer a los bienpensantes neoyorkinos de los años 50.
Mary Martin había visto el film alemán ‘The Trapp Family’, de 1956, y quería ser María von Trapp a toda costa.
Mary Martin durante ocho meses había buscado a la baronesa, que tras la muerte del capitán von Trapp y la dispersión de los hijos seguía viviendo en Vermont.
Efectivamente, al huir de Austria en 1938 los Trapp habían comprado una granja en Stowe, cerca de una famosa estación de esquí que les recordaba a sus orígenes y donde podían explotar el folclore austríaco para mantenerse gracias al turismo.
La publicación de las memorias de la baronesa en 1949 había sido un éxito editorial, y los lectores del libro se desplazaban a Vermont expresamente para conocer de cerca a aquella extraordinaria mujer que había nacido en un tren cuando su madre intentaba llegar al hospital.
María se convirtió al catolicismo a los 18 años y efectivamente quiso ser monja, hasta que por avatares similares a los descritos en ‘Sonrisas y lágrimas’ se casó con el viudo capitán en 1929.
Arruinados por la crisis de 1930 tuvieron que convertir su mansión en una residencia estudiantil, donde María se acostumbró al trato abierto con sus huéspedes y a ser agradable en todo momento.
Uno de sus clientes había sido el sacerdote Frank Wagner, el cual oyó cantar a la familia y se valió de la soprano Lotte Lehmann para convencerles de que participaran en el festival de Salzburgo de 1936, donde resultarían vencedores.
Cuando María Martin logró localizar por fin a María Trapp, ésta se hallaba en Innsbruck (Austria) enferma de malaria. María Trapp estaba al corriente de los beneficios que podrían tenerse explotando la historia de su vida, porque ya la había cedido para la realización del film alemán y de su segunda parte.
La posibilidad de destinar ese dinero a obras de caridad le resultaba irresistible, e incluso cuando años más tarde se realizó el film utilizó todos los medios a su alcance para incrementar su porcentaje en los beneficios. Finalmente ella tendría derecho a ¾ de dólar por cada 100 de recaudación, cantidad que le pareció insuficiente y que no logró mejorar, aunque al cabo de cinco años supuso una pequeña fortuna de 375.000 dólares.
Pese a todo no atacó ni la obra de teatro ni la película de Robert Wise. Sobre todo la película sería absolutamente de su agrado, aunque al principio fue muy reticente ante la elección de Julie Andrews para interpretarla.
Cuando en el mes de enero de 1984 la baronesa cumplió 79 años pudo inaugurar un refugio de montaña de su propiedad en las colinas de Stowe, ocasión que aprovechó para reunir a la familia y actuar de nuevo en público. Allí declaró estar enamorada como siempre de la vida, y su determinación de cantar y bailar regularmente para sus clientes, aunque no con sus hijos que regresaron a sus quehaceres habituales.
Es posible que María Trapp terminara imitando la imagen que de sí misma vendieron Mary Martin y Julie Andrews, porque así era como su público quería reconocerla.
«Julie… la estrella Julie fue perfecta. Siempre mostró cariño y comprensión con los niños, se distinguió por su buen humor. Era la actriz menos afectada que recuerdo. Pisaba tierra firme, siendo simpática y natural. Costaba creer que pudiera ser así. Era muy abierta y trabajó siempre duramente.»
Así definía Robert Wise a su estrella. Sin embargo muchos preferirían el malicioso comentario de Bette Davis: «Es la cosa más bella que jamás he visto».
Su interpretación de dos personajes de institutriz, que la convirtieron en la mujercita ideal de los americanos anticuados de los 60, fue la causa de que toda una prodigiosa carrera como actriz de Broadway, donde había estrenado nada menos que ‘The Boy Friend’ en 1954, ‘My fair lady’ en 1956 y ‘Camelot’ en 1961 quedara olvidada.
Tampoco nadie ha recordado que Julia Elizabeth Wells, nacida en Walton-on-Thames, cerca de Londres, el 1 de octubre de 1935, prefiere de entre todos sus films el que menos cuadra con su imagen pública: ‘La americanización de Emily’, película de 1964 dirigida por Arthur Hiller.
Aunque capacitada para los papeles dramáticos, su portentosa voz, que alcanzaba las cuatro octavas, la destinó para el gorgorito de lujo en musicales familiares. Lo que ella y su padre inventor, Ted, no sabían, cuando una noche muy especial asistieron a su primer musical, que por cierto les impresionó para toda la vida, ‘South Pacific’ de Rodgers y Hammerstein II, es que cumpliría el vaticinio que su padre hizo a la futura Mary Poppins: «algún día Rodgers y Hammerstein escribirán canciones para ti».
La película que consiguió revalorizar totalmente la imagen de Julie fue ‘Victor o Victoria’ de 1982, tras su atractiva maduración en ’10, la mujer perfecta’, de 1979, y su sonado destape pectoral en ‘S.O.B.’, de 1981, todos ellos dirigidos por su marido, el director Blake Edwards.
‘Sonrisas y lágrimas’ ―conocida entre la crítica como «El sonido de los mocos» por su contenido lacrimógeno― se rodó en veintidós semanas: once para los exteriores, localizados en Salzburgo, la cuna de Mozart, (donde por cierto la población quedó bastante harta del equipo de rodaje), y otras once semanas en los estudios de Hollywood.
María inventa un listado de cosas que le gustan, en las que piensa cuando está triste para animarse. Se la canta a los niños que cuida. Es una escena que no necesita mucha presentación:
En su banda sonora ‘Sonrisas y lágrimas’ incluye una segunda versión de este tema. Los niños cantan ‘My Favorite Things’ (‘Mis cosas favoritas’) para recordar a María, y ella aparece:
‘Edelweiss’ es un tema escrito para la película a modo de canto patriótico austríaco y reivindicativo ante el dominio alemán nazi. Queda recogida en dos versiones dentro de la banda sonora. La primera la que el capitán canta en familia rodeado de sus hijos. La segunda ante un auditorio en el que concursa la familia Trapp. Cuando a él le quiebra la voz, María y los niños suben a cantar con él.
No nos olvidemos de los niños, elegidos por su voz y que no habían actuado nunca. Llena de temas inolvidables ‘Sonrisas y lágrimas’ se metió en el bolsillo la recompensa: Oscar a MEJOR BANDA SONORA.
La película supuso la salvación del estudio 20th Century-Fox, que tras ‘Cleopatra’ estaba en bancarrota. ‘Sonrisas y lágrimas’ costó 8 millones de dólares y recaudó 115 al proyectarse en más de 3.200 salas de todo el mundo.
Se podría estar hablando de curiosidades, detalles o anécdotas de la película durante mucho tiempo. Me ceñiré aquí a dar tres apuntes:
Primer apunte | Uno de los cinco Óscar que logró fue merecidamente para el orquestador Irwin Kostal, el alma musical de ‘West Side Story’, ‘Mary Poppins’, ‘Half a Sixpence’ (‘La mitad de seis peniques’), ‘Chitty Chitty Bang Bang’ o ‘Fantasia’, por citar solo algunas de las joyas que nos legó. Por tanto su sabia elección era una apuesta segura.
Segundo apunte | Christopher Plummer se enfadó mucho cuando el director Robert Wise decidió doblarlo con la voz de Bill Lee. Solo con el tiempo se sintió satisfecho de su trabajo.
Tercer apunte | Julie Andrews interpretó el papel de María porque Mary Martin tenía más de 50 años y no daba en pantalla como la joven institutriz a la que debía dar vida.
Pero Julie, catapultada al estrellato por su papel de ‘Mary Poppins’ un año antes, tenía un hándicap. En 1962, dos años antes del rodaje, había realizado una parodia del musical junto a la actriz cómica Carol Burnett.
El show, realizado en el Carnegie Hall y retransmitido por la televisión con gran éxito, se tituló ‘The Swiss Family Pratt’ (‘La familia Pratt de Suiza’). Lo cierto es que la parodia es muy divertida. Julie es la baronesa y Cynthia, que tiene 17 hermanos cantarines tiroleses, es Carol.
Ni la misma María Trapp quería a Julie, claro que cambió de opinión cuando intervino en el rodaje y la conoció. Al final el olfato y la firme decisión del director Robert Wise se impusieron, y acertó de pleno pues Julie lo dio todo, convirtiéndose en la institutriz perfecta. Sin duda, porque, como dijo Salvador Dalí, «es tan buena actriz como yo pintor».