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Obsesión por los «likes»

Obsesión por los "likes"

Obsesión por los «likes»

Tabla de contenidos

Cómo afectan las redes sociales a la salud mental y bienestar de jóvenes y adolescentes

Para jóvenes y adolescentes el estar en exceso pendientes de los «likes» puede acabar perjudicando su autoestima. Quizás estos halagos acaben generándoles más angustia que alegría. Las redes sociales son la nueva plaza pública. Un espacio donde los jóvenes se relacionan, comparten su día a día y construyen su identidad. Un escaparate donde todos quieren salir favorecidos. Para muchos adolescentes obtener más y más «likes« o “me gusta” puede llegar a obsesionarlos hasta la angustia.

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¿Tienes muchos «likes» en Instagram? ¿Recibes muchos comentarios cada vez que cuelgas una foto? ¿Es algo de lo que estás siempre pendiente?

Según un estudio británico sobre la relación entre las redes sociales y la salud mental y bienestar de los jóvenes, estar constantemente pendientes de los “me gusta” puede afectar negativamente a su autoestima.

Obsesión por los "likes"

El estudio, impulsado por la Royal Society of Public Health (RSPH) y la Universidat de Cambridge, se realizó principios de 2017 (del 13 de febrero al 8 de mayo). Se hizo una encuesta a casi 1.500 jóvenes (de entre 14 y 24 años) de todo el Reino Unido. Se les pedía que anotaran como cada una de las redes sociales que usan impactan en 14 aspectos ―identificados por los expertos como los más significativos― relacionados con la salud y el bienestar. El informe publicado ―#StatusOfMind― examina los efectos positivos y negativos de las redes sociales sobre la salud de los jóvenes. Las 14 cuestiones planteadas, relacionadas con la salud y el bienestar, fueron:

1. Conciencia y comprensión de las experiencias de salud y bienestar de otras personas.
2. Acceso a información especializada sobre la salud en la que sabes puedes confiar.
3. Apoyo emocional (empatía y compasión de familiares y amigos).
4. Ansiedad (sentimientos de preocupación, nerviosismo o inquietud).
5. Depresión (sensación de estar extremadamente decaído e infeliz).
6. Soledad (sentimientos de estar solo).
7. Sueño (calidad y cantidad del sueño).
8. Expresión personal (la expresión de tus sentimientos, pensamientos o ideas).
9. Autoidentidad (capacidad de definir quién eres).
10. Imagen corporal (cómo te sientes acerca de cómo te ves).
11. Relaciones del mundo real (mantener relaciones con otras personas).
12. Crear comunidad (sentirse parte de una comunidad de personas de ideas afines).
13. Intimidación (comportamiento amenazante o abusivo hacia ti).
14. FoMO (Fear Of Missing Out. Sentir que necesitas estar conectado porque te preocupas de que las cosas pudieran estar sucediendo sin ti. Miedo a quedarte fuera de eventos sociales).

Clasificación de las redes sociales según su impacto en la salud mental de los jóvenes

El estudio realizado, con los datos obtenidos, elabora una lista de las redes sociales que más impacto tienen en el bienestar emocional de los jóvenes:

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Instagram ―que prioriza la imagen y es la aplicación que más utilizan― es la que recibe peor valoración, es la aplicación que les hace sentir más solos. La siguen Snapchat, Facebook y Twitter. Sólo Youtube aprobaría el examen y tendría un impacto más positivo que negativo en el bienestar emocional de los jóvenes.

El poder que ejercen las redes sociales en el comportamiento de los jóvenes preocupa a los expertos desde hace tiempo. Instagram es para ellos una continuidad o una complementariedad a su vida presencial o física. Lo virtual es real y lo real es virtual. Esperan qué generará aquella foto que acaban de publicar, la notificación de a cuanta gente le gusta, la notificación de quien ha hecho algún comentario, la notificación de si ha generado un mensaje privado.

Dice Shirley Cramer CBE, Directora Ejecutiva de RSPH,  que “las redes sociales han sido descritas como más adictivas que los cigarrillos y el alcohol, y ahora están tan arraigadas en la vida de los jóvenes que ya no es posible ignorarlas al hablar de los problemas de salud mental de este sector de la población. Es interesante ver como Instagram y Snapchat ocupan el peor lugar en esta clasificación ―ambas plataformas están muy centradas en la imagen― y generan en los jóvenes y adolescentes sentimientos de ansiedad».

La mitad de los jóvenes pasan al menos dos horas al día en las redes sociales

Es un tiempo que puede despertar sentimientos de satisfacción, pero también de angustia y depresión. El estudio apunta que es algo que puede afectar seriamente su autoestima. Es la consecuencia de acabar comparando la vida propia con lo que el resto cuelga en las redes, y acabar creyendo que la de los demás es una imagen real.

Una vez colgada una imagen comienza una carrera contra reloj para añadir «likes». Para los más jóvenes se trata de una forma de conseguir mantener la popularidad entre su círculo de amistades, pero también de mostrar una cara a veces falseada de su vida. El día puede haber sido un desastre, pero cuelgan la foto de aquel instante en que se lo han pasado bien y el resto de gente sólo ve ese momento en que se lo han pasado genial. Detrás puede haber muchas más cosas.

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Las autoras del estudio indican que es de vital importancia intervenir poniendo medidas preventivas. El informe propone algunas de estas medidas, como que los usuarios reciban una notificación de la propia aplicación avisándoles del exceso de uso, que la red advierta cuando una foto está manipulada o que se realicen campañas de formación sobre estos riesgos en el ámbito escolar. En el caso de chicos y chicas más jóvenes pueden ser útiles alguna de estas apps de control parental.

Los «likes» son una gratificación que en Moscú ya tiene precio

Es el que marca una máquina expendedora que permite comprar «likes» y amigos. Por 0,75 céntimos suma 100 «likes» a fotos de Instagram, y por tan solo 1,5 euros permite añadir un centenar de seguidores. Su creador, un ingeniero ruso, ya está negociando para instalarla también aquí.

Las máquinas expendedoras de 'likes' y seguidores ya son una realidad en Rusia
Las máquinas expendedoras de ‘likes’ y seguidores ya son una realidad en Rusia

¿Por qué en general ansiamos tener muchos «likes» y muchos seguidores?

Estamos en una sociedad en la que miramos mucho hacia afuera y poco hacia adentro. Una sociedad en la que lo que importa es la imagen que damos a los otros y la respuesta que recibimos del exterior. Desde este punto de vista dependemos de los «likes», de los retweets y de todas las respuestas que vienen de fuera.

El hecho de depender de los «likes» lo que indica es que partimos de una autoestima baja. Al partir de esta baja autoestima el hecho de recibir más o menos “me gusta” puede aumentar o puede destruir aún más esa valoración que tenemos de nosotros mismos. Si alguien tiene una autoestima fuerte, si se gusta a sí mismo y le gusta lo que hace, los «likes» importan poco.

Esta es la teoría, luego en la práctica la mayoría nos enganchamos. Porque a todos nos gusta que nos digan lo bien que lo hacemos y que guapos salimos en la foto y que interesante que es esa frase que acabamos de decir. Y corremos el riesgo de engancharnos y de que eso nos pueda afectar más de lo que nosotros querríamos.

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¿Notas presión por conseguir «likes» y followers?

Muchos notan esa presión por los “me gusta” y por conseguir seguidores. Es una obsesión que no tiene edad ni condición. El vínculo entre redes sociales y autoestima va más allá de las edades que analiza el estudio, es algo que ocurre también a los adultos. Las redes sociales nos generan a todos esta necesidad de ser reconocidos a propósito de nuestro propio relato.

Todos podemos sentirnos presionados por conseguir seguidores, pero en el caso de jóvenes y adolescentes las consecuencias son peores. La adolescencia es una época difícil en la que los chavales están construyendo su identidad, son mucho más vulnerables que los adultos y su autoestima es más baja. Pueden sufrir situaciones que les afecten más que a los adultos que ya disponemos de más recursos.

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¿Cómo convivir con esta dependencia?

¿Cómo podemos ser felices de verdad en nuestras redes sin estar permanentemente pendientes de acumular seguidores, de acumular visitas y de acumular «likes» ? ¿Hay alguna táctica?

Más que tácticas o no tácticas lo importante es utilizar el sentido común. Se trata de hacer las cosas porque nos gusten, y no que se acaben convirtiendo en una presión. Lo importante es no dar importancia a los «likes» que podamos tener: nuestros propios «likes» son los más importantes. Si hacemos aquello que nos satisface, no necesitamos que a nadie más le guste.

Si alguien no soporta esta presión ¿ha de salir de las redes sociales o puede seguir de alguna forma, sin sufrir?

Dependerá mucho de la persona, no hay recetas mágicas que valgan para todos. Dependerá del nivel de presión que suponga estar en las redes y vivir constantemente pendiente de la respuesta de los demás. Si esta presión se puede mantener, si se puede ir trabajando la autoestima y a la vez ir viendo que poco a poco cada vez los «likes» importan menos, no es necesario salir de las redes sociales.

Si se está llegando a un momento en el que la ansiedad, el estrés o el aislamiento que se sufre son demasiado grandes… vale la pena dejarlo por una temporada, y volver cuando se es capaz de gestionarlo de otra forma.

Algunos ejemplos de personas conocidas en redes sociales

La cantante Katy Perry, la reina de las redes sociales

Acaba de batir un récord histórico: superar los 100 millones de seguidores en Twitter, superando a Barack Obama o Justin Bieber. Hay voces que apuntan a que estas cuentas, con tantos millones de seguidores, tienen un porcentaje muy alto de perfiles falsos y de bots, pero eso sería otro debate. ‘Hot N Cold’ es una de las canciones que la dieron a conocer, en su disco de 2008 ‘One of the Boys

La historia de Michelle Phan

Michelle Phan es americana, tiene 30 años y es influencer. Sus padres son vietnamitas, es una familia con pocos recursos. Michelle a los 12 años empezó a pintar y empezó también a estudiar ilustración. El 18 de julio de 2006 colgó su primer vídeo de belleza en Youtube. En aquellos momentos no sabía que se convertiría en la gurú de belleza más importante del mundo, y que crearía una línea de cuidado para la piel y su propia marca: EM Cosmetics.

La joven Michelle Phan, también conocida con el sobrenombre de "Ricebunny"
La joven Michelle Phan, también conocida con el sobrenombre de «Ricebunny»

En julio de 2010, cuatro años después, ya había realizado 100 vídeos y tenía 150 millones de visualizaciones. La popularidad de sus tutoriales hizo que la nombrasen la primera estilista hecha a sí misma en Youtube. También se la conoce con el sobrenombre de «Ricebunny«.

Hasta aquí todo bien, parecía una vida de éxito y glamour. Pero hace un año, y con 9 millones de suscriptores en Youtube, desapareció. No publicaba ningún tutorial, nada de vídeos, ninguna técnica más de maquillaje. Silencio total.

Finalmente, el 3 de junio de 2017, apareció un vídeo diferente. Al estilo “Draw my life” (“Dibujo mi vida”), a través de dibujos animados explica su vida y qué le ocurre. Para Michelle lo que era su pasión se convirtió en una prisión que la llevó a alejarse de su familia y amigos, y decidió cortar de golpe su relación con las redes sociales. El vídeo se titula ‘Why I Left’ (Por qué me fui)

El caso de Loulogio, el salto de Youtube al teatro

La influencer de belleza Michelle Phan ha decidido que no puede convivir con la presión de gustar a todo el mundo. Loulogio ha realizado de alguna manera el camino contrario, ha saltado de Youtube al teatro. Explica que él aún convive con los dos mundos, el mundo de internet y el mundo real, y que tiene una muy buena experiencia con ello. Confiesa haber tenido algún problema a raíz de las redes sociales pero que en general está contento. Dice que la gran mayoría de gente (siempre hay excepciones) le trata con naturalidad y cariño y él también a ellos.

Loulogio es el nombre artístico ―en Youtube y otras plataformas― de Isaac Sánchez, nacido en Barcelona en 1983. Era profesor de arte y actualmente es youtuber (con más de 700.000 seguidores), monologuista y dibujante. En Twitter es @Loulogio_Pi.

Isaac Sánchez, más conocido como Loulogio
Isaac Sánchez, más conocido como Loulogio

Loulogio opina que los youtubers, y en general la gente que hace cosas en internet, acostumbran  a darle más importancia a un comentario negativo que a 100 comentarios positivos. Nos pueden decir 100 veces que algo está bien y perfecto ―porque nosotros ya pensábamos que eso estaba bien―, pero si una persona hace una crítica le damos mucha más importancia que al resto de comentarios positivos. Hay mucha presión en este sentido de querer gustar, a nadie le gusta que le digan que lo que hace está mal o que tú personalmente estás mal. Muchas veces se confunde al creador con su creación.

Algunas personas son crueles con sus comentarios en las redes sociales. Es algo que se debe en parte al anonimato. En la calle y cara a cara no se hacen según que comentarios, pero en la distancia y con el anonimato es muy fácil. Si tienes algún problema y no sabes cómo desahogarte, dirigirte a esta persona que te cae mal, por el simple hecho de que te cae mal, y dedicarle estos malos comentarios pueden servir un poco como válvula de escape a quien los hace. Hay gente que se siente mejor si tiene una vía para hacer mal.

Por ello se entiende que  este mundo de ser una persona con notoriedad en las redes sociales no es para todos. Hay muchas personas que no podrían nunca dedicarse a esto porque es una presión difícil de mantener.

¿Qué tiene para Loulogio el teatro que no tiene youtube? El teatro tiene realidad e inmediatez. Si no gustas no gustarás al instante, y si gustas será de forma inmediata. En cambio en Youtube pones cualquier cosa y tienes que esperar a la reacción poco a poco.

Malala, que se estrena en Twitter tras graduarse

La joven Malala, premio Nobel de la Paz, ha acabado el instituto y para celebrarlo se ha abierto una cuenta. “Hola Twitter”, ha sido su primer mensaje. Su cuenta se abrió en noviembre de 2012, apenas un mes después de que los talibanes intentaran asesinarla, y ha permanecido inactiva hasta ahora.

Ella misma daba respuesta al misterio de su desaparición en las redes apenas unos minutos después de tuitear el primer texto. Lo hacía con un mensaje en el que celebraba su graduación y el fin de exámenes: “Hoy es mi último día de colegio y mi primer día en Twitter”, recoge el texto.

Malala, que ya ha cumplido 19 años, tuvo que abandonar su país después de que los talibanes intentaran acabar con su vida por promover su derecho y el del resto de las mujeres a ir a la escuela y recibir una educación. Desde entonces, una vez recuperada, no ha cesado de luchar por cumplir su objetivo, y en esa línea han sidos sus primeros mensajes en Twitter.

“Graduarme en el instituto es algo agridulce para mí. Por un lado, estoy emocionada acerca de mi futuro, pero por otro sé que millones de niñas del mundo están fuera de las escuelas y quizás nunca tengan la oportunidad de completar su educación”, ha escrito en su primer hilo de mensajes.

Malala a los 17 años, en su casa de Birmingham, con su padre, Ziauddin Yousafzai, su madre, Tor Pekai, y sus hermanos Atal y Khusal.
Malala a los 17 años, en su casa de Birmingham, con su padre, Ziauddin Yousafzai, su madre, Tor Pekai, y sus hermanos Atal y Khusal.

¿Cómo detectar perfiles falsos en las redes sociales?

Las redes sociales han multiplicado nuestras conexiones con personas de todo el mundo con las cuales nos podemos comunicar sin filtros. Pero, ¿realmente estamos seguros de que todas estas personas existen realmente?

Con más de 1800 millones de usuarios activos, Facebook sería un país más grande que China. Y con más de 300 millones Twitter superaría a los Estados Unidos. Pero a diferencia de estos países, una parte de sus habitantes no son reales. Por cada persona famosa con perfil propio, podemos encontrar decenas de otros que los quieren imitar, promocionar, adular e incluso suplantarlos. Entre toda esta inmensidad ¿cómo podemos distinguir los unos de los otros?

Lo primero es fijarnos en si Facebook o Twitter ya ha hecho el trabajo por nosotros. Si el perfil tiene un símbolo azul quiere decir que la cuenta ha sido comprobada y es auténtica. Este escudo de verificación ha de estar al lado del nombre, nunca en la fotografía del perfil o en la cabecera.

Que no tenga este símbolo no quiere decir que sea un perfil falso, sino que aún no ha sido verificado. También puede ser una cuenta de parodia, permitida para estar en Facebook o en Twitter si se identifica como tal.

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¿Cómo detectar una cuenta creada para difundir noticias falsas en internet?

Fijémonos en que pone en la biografía. ¿Nos remite a alguna web asociada? ¿Desde cuándo está en Twitter o en Facebook? También nos puede dar algunas pistas fijarnos en a quien sigue y quien sigue esa cuenta, ¿interactúa con estos seguidores? ¿Es una cuenta activa que publica regularmente? ¿En qué tono lo hace?

A menudo estos perfiles comparten noticias falsas de webs que se quieren hacer pasar por medios de comunicación reales. Por ejemplo el portal de noticias de los Estados Unidos abcnews.go.com tiene páginas que lo imitan, como es el caso de abcnews.com.co (si nos fijamos bien en la URL de estas páginas de noticias falsas veremos que la dirección de internet es diferente. Puede ser que sólo cambie alguna letra o el dominio).

También hay herramientas que permiten crear desde cero una noticia falsa para compartir en las redes sociales. O modificar una noticia de un portal web real. Si intentamos clicar en esa noticia veremos que es una imagen fija y que no podemos navegar. Ante la duda podemos comprobar si otros medios se han hecho eco. Y sobre todo recordar una máxima muy sencilla: si es demasiado bueno para ser verdad, seguramente no lo es.

Las redes sociales no son malas

Forman parte de nuestra vida, todos nos aprovechamos de ellas y nos pueden ayudar muchísimo. Internet y las redes sociales pueden darnos información de una manera rápida y amplia que de otra manera no tendríamos ―se ha de ir también con ojo con la información que obtenemos a través de internet porque no todo es fiable―.

Podemos encontrar a gente en la otra punta del mundo que esté pasando por lo mismo que nosotros y sentirnos apoyados, nos pueden ayudar a construir comunidades ―de pacientes por ejemplo, de personas con enfermedades raras que se pueden reunir de esta manera…― Las posibilidades de las redes sociales para mejorar nuestra calidad de vida y la salud son enormes. Todo depende del uso que se haga de ellas, pero el potencial por ejemplo en el mundo de la salud es muy grande y lo tenemos que aprovechar, porque son herramientas que están al alcance de cualquiera.

Adicción a las redes sociales, ¿cómo se resuelve?

Depende del nivel de adicción. La adicción es un tema serio que se ha de trabajar con un profesional que pueda ayudar. Pero en todo caso, si tenemos una miniadicción se trata de elaborar un horario igual que hacemos con los niños.

A los niños les pautamos las horas que pueden pasar jugando a videojuegos. Pues lo mismo, hacernos una pauta que ponga que miraremos el móvil por la mañana (mientras almorzamos), a la hora de comer y por la noche, y con esto limitarnos mucho. Y respetar las horas que nos dejamos para estar en la vida real que es la realmente importante.

Aislamiento

Te puedes llegar a aislar si tienes mucha dependencia del móvil y de las redes sociales. Tenemos que abrirnos a la vida, al mundo, a hacer amigos. Levantar la vista del móvil y, si por ejemplo vamos en el autobús ―aunque ahora puede parecer una locura era algo que hace 30 años todo el mundo lo hacía―, ponernos a hablar con el compañero del asiento de al lado.

Estrés

Realmente las redes sociales nos enganchan. Estamos permanentemente conectados y mirando si nos ha respondido el amigo de turno. Limitar el horario, relajarnos, pasear. Dejar el móvil en casa ―cosa que últimamente no hace nadie― y pasear sin el móvil 10 minutos… Son acciones que nos pueden ayudar a desconectar.

¿Se puede vivir sin internet y no aislarse del mundo? Empiezan a surgir nuevas fórmulas

Hay familias que, cuando llegan a casa, tienen una especie de cestito donde todos han de dejar el móvil. O familias que a las 9 de la noche cortan el Wi-Fi y ya no pueden conectarse y navegar por internet hasta el día siguiente.

También empieza ponerse de moda la gente que está ya un poco harta de esta hiperconexión que estamos viviendo y deciden poner freno. Son personas a las que les incomoda el estar siempre disponibles y pendientes de las notificaciones. Hay quien se desconecta parcialmente ―sólo los fines de semana― en función del tipo de actividad que realiza, y hay quien decide desconectarse del todo.

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Fuente: Telenotícies vespre – TV3 (30/06/2017), Popap de Catalunya Ràdio (20/06/2017), Sense ficció de TV3 (23/05/2017) / Imágenes: pixabay y flickr Chris Bird y rawpixel.com.

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