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Enseñar jugando. Entretenimiento y aprendizaje

Enseñar jugando. Entretenimiento y aprendizaje

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Los Reyes Magos cada vez vienen más digitales. Las nuevas tecnologías tienen mucho protagonismo entre los regalos de Navidad. ¿Hasta qué punto las tablets son útiles para enseñar jugando? ¿Son buenas para el correcto desarrollo de la infancia? Es evidente que las nuevas formas de aprender jugando han venido para quedarse, pero, ¿en qué lugar queda el juego tradicional?

Enseñar Jugando

El juego es entretenimiento y es aprendizaje. Los niños cambian, pero los  juguetes no tanto. En la actualidad niños y niñas comparten más juegos y juguetes, y existen cada vez menos diferencias de estereotipos de género.

Ilustración de Dima Dmitriev

Pero, ¿a qué juegan los niños? Hay juegos manipulativos y de construcción; los simbólicos, aquellos con los que el niño representa papeles; los juguetes de grupo o cooperativos; y también los educativos. A la hora de escoger un juguete se debe tener en cuenta el momento evolutivo en el que el niño se encuentra, siempre es importante seguir los consejos de seguridad y las indicaciones de edad recomendada del fabricante.

El juguete tradicional sigue estando presente en la carta a los Reyes Magos. Una bicicleta, un patinete, un juego de mesa, un puzle, un futbolín… son juguetes de toda la vida que nunca van a desaparecer. Comparten espacio y protagonismo con los juguetes relacionados con las nuevas tecnologías, que pueden utilizarse como recurso educativo.

Ilustración de Dima Dmitriev

Los Reyes del siglo XXI reparten muñecas que permiten descubrir nuevos escenarios a través de dispositivos móviles, mascotas interactivas, figuras de acción que participan en batallas virtuales, o juegos de mesa digitales que conquistan pantallas.

El campo del juego también se ha ampliado gracias a las redes sociales. La interconexión con internet es básica,  es un campo abierto de conocimiento, y es donde todas las tecnologías actuales se están basando. Ya no solo en un uso educativo, sino en un uso social.

Hay opiniones para todos los gustos. Algunos especialistas consideran que con los videojuegos, y los nuevos dispositivos interconectados, tanto los niños como los adolescentes obtienen grandes beneficios para el desarrollo de inteligencias múltiples, y adquieren nuevas capacidades motrices y cognitivas.

Otros en cambio critican los videojuegos para niños, por sus contenidos y por la violencia que aparece en algunos de ellos. Aquí también es fundamental respetar la edad recomendada que se indica. Para enseñar jugando es importante poner el material adecuado en manos de los pequeños.

Sea con el juego tradicional o con el digital, jugando los niños crecen y aprenden

Ilustración de Dima Dmitriev

El juego como herramienta educativa. Coloquio en el programa Para todos la 2, entre María Luisa Ferrerós, psicóloga infantil y autora de “Cómo juegan los niños digitales: Baby play”; Imma Marín, experta en juegos, juguetes, infancia y nuevas tecnologías y educación en el ocio, además de presidenta de IPA España (Asociación Internacional por los derechos de los niños y niñas a jugar); y Oriol Comas, experto y coleccionista de juegos de mesa.
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¿se aprovecha lo suficiente el  potencial de los juguetes informáticos?

Oriol Comas: Jugar es algo que realizamos los humanos desde hace miles de años, y es sobre todo una actividad de relación. Las nuevas tecnologías son importantes porque desarrollan muchas aptitudes, pero donde esté un buen juego… Un buen juego que sirve a la vez  para descubrir, imaginar, mentir, seducir, comunicarse, relacionarse, reír, y a veces ganar y a veces perder… es un objeto que no va a poder ser sustituido por ningún otro.

Ilustración de Dima Dmitriev

Al hablar de un buen juego es haciendo referencia a los juegos de mesa, los juegos en caja

Imma Marín: Sí, evidentemente todo depende del uso que les demos. Hay juegos tradicionales que se han perdido en el tiempo, porque no han sobrevivido a su momento, y otros que perduran porque realmente conectan con necesidades de crecimiento y desarrollo del ser humano.

La parte relacional en un juego es fundamental

Cuando un videojuego consigue ese aspecto relacional tiene mucho más éxito que cuando jugamos solos. Jugar solo, por bueno que sea, si es excesivamente repetido, deja de aportar una serie de cosas absolutamente necesarias para el crecimiento.

María Luisa Ferrerós: Ahí está el problema. El problema no es “¿a qué juego?”, sino “¿con quién juego?”. El problema es ¿jugamos solos o jugamos con gente?

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

Ocurre que actualmente nuestros niños están mucho tiempo solos. Hay juegos que solos no pueden jugar, y las nuevas tecnologías les dan la posibilidad de entretenerse, aprender y desarrollar actividades en soledad.

Lo que sí que hay que evitar es que esas nuevas tecnologías sirvan para aislar. Hemos de complementarlas siempre con juego tradicional, para poder implementar esa parte relacional, interactiva y de apego. Pero el problema es que los mayores siempre estamos muy ocupados, y tenemos poco tiempo para sentarnos a jugar con los niños. Estos días de vacaciones hemos jugado más, hemos tenido más tiempo y eso repercute positivamente. Pero incluso entre los niños, y también en las escuelas, falta fomentar el trabajo y el juego en equipo.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

Ya lo decían grandes pedagogos de principios del siglo pasado. Pedagogos como Montessori, Decroly, Freinet, todos hablaban del juego experimental, de las vivencias… Es algo que en las escuelas se ha perdido, y también en las familias, y es algo que hemos de intentar recuperar. Actualmente tenemos lo que tenemos, y lo hemos de intentar rentabilizar al máximo.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

Las nuevas tecnologías ofrecen un campo de estimulación muy importante para los niños más pequeños. Es preferible a que estén visualizando programas de televisión, que son más pasivos. Las tablets y juegos educativos, siempre filtrándolos muy bien, les dan la opción de interactuar. Hablamos de niños pequeñitos que aún no hablan. A partir de un añito pueden empezar a teclear, a jugar al memory… Es algo mucho mejor que dejar plantado al pequeño delante de la tele “canguro”.

Importante que siempre haya un adulto, que el juego sea compartido. Es igualmente terrorífico para un niño el estar jugando a las cartas solo, o a lo que sea solo. El principal problema es que jueguen solos. Los niños pueden estar rato jugando solos, pero lo que reclaman siempre es que juguemos con ellos, sea con un juguete tradicional o con un juguete tecnológico.

Algunas investigaciones científicas muestran un vínculo entre el no juego al aire libre y la depresión, la ansiedad y la inseguridad.

Imma Marín: El juego al aire libre, que es una de las cosas que más se ha perdido porque la calle es o nos parece insegura, es un juego necesario. Se respira diferente en un espacio cerrado, por mucho juego motriz que se haga, que en un espacio al aire libre.

Los niños necesitan correr, sentirse en libertad, moverse… Y ese espacio del aire libre, el contacto con la naturaleza es vital. Porque si no… igual depresión no es la palabra, pero si el entristecimiento, la desconexión, tender a la negatividad y al pesimismo, es algo que llega.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

María Luisa Ferrerós: Hay un momento en el desarrollo del niño que es el de la socialización, en el que necesita juego de equipo, necesita compartir y sentirse integrado dentro de un grupo. Es algo muy importante para su desarrollo, y es algo que se realiza mucho más en juegos exteriores o incluso en deportes de equipo. Es algo necesario porque si no los niños se inhiben, se meten más hacia dentro y les resta autoestima, y eso puede llegar a promover una depresión infantil, que existen y que se pueden deber a esta falta de confianza en uno mismo y a esa falta de enganche con el mundo exterior.

En Japón esto existe. Son unos niños que se llaman hikikomori, que no salen de su cuarto. Todo su mundo está en su habitación, porque tienen todos los dispositivos tecnológicos: internet, móvil… y los padres les pasan la comida por debajo de la puerta.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

Son niños que no se atreven, que tienen miedo a comunicarse y a estar con niños en el exterior, porque en Japón realmente no juegan nada. Aquí, cuando hace buen tiempo, hay mucho movimiento en el exterior, pero allí no. Es algo que se está extendiendo a otros países, pero en Japón los niveles son muy preocupantes porque hay muchos niños con este problema.

Imma Marín: Los niños necesitan caerse, ensuciarse, hacerse daño, pelearse, experimentar… disfrutar del exterior durante el día curte mucho.

Lo que nos dan los juegos al aire libre, o los juegos de sociedad que se juegan con otras personas, es FELICIDAD.

Oriol Comas: Nos dan un espacio en el que podemos imaginar, descubrir cosas, experimentar, arriesgar… Cuando un niño hace todo esto, la posibilidad de que entre en depresión es menor.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

Son muy importantes los juegos de rol, los juegos de equipo, los juegos de mesa…

María Luisa Ferrerós: Dan la oportunidad de que el niño experimente diversos tipos de rol. Está evolucionando y probando como será su personalidad final

Prueba ser líder o ser el segundo, prueba a ser el que en ese momento tiene la iniciativa, y en otro momento no… va probando diferentes maneras de relacionarse, de ser y de existir. Y en función de los diferentes grupos en los que está, porque puede tener un grupo de amigos que pertenezcan a donde vive, otro grupo de amigos de la escuela, otro del deporte… le permite experimentar diferentes partes de su personalidad que luego van a ir conformando su ser en global.

Imma Marín: Si le preguntamos a una persona mayor, a un abuelo, por recuerdos de su infancia, normalmente serán recuerdos de juego. Habitualmente recuerdos de juego que tienen que ver con alguna pequeña o gran transgresión, y siempre les viene una sonrisa a los labios. Aunque sean abuelos que hayan pasado la guerra siendo niños.

La experiencia de juego es un recuerdo que se queda grabado en el interior, que siempre viene a la memoria como un espacio feliz. Y eso es importantísimo para el desarrollo.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

La pregunta es ¿por qué dejamos de jugar?

María Luisa Ferrerós: Porque en estos momentos no tenemos espacio. Los niños tienen el tiempo absolutamente controlado: las horas de colegio, las extraescolares, después tenemos que ir corriendo a hacer los deberes, cenar, dormir… No da tiempo.

Los papás trabajamos muchas horas. Es prácticamente imposible conciliar la vida familiar y laboral. Nos queda el fin de semana… y el fin de semana todo el mundo está cansado.

Imma Marín: Para los mayores, jugar significa salir de nuestra zona de confort. Nosotros como adultos y con nuestros hijos.

Jugar requiere estar en el presente.

No has de pensar ni en la lavadora, ni en la cocina, ni en el trabajo… ni en aquello que no has hecho y que deberías hacer. Jugar nos obliga a ponernos en el presente, a olvidarnos de las vergüenzas, salir de nosotros mismos y hacer con el otro. Y eso, a los adultos… nos cuesta. Es como todo, cuando nos ponemos…

Cuando hemos dicho que si y nos entregamos a jugar lo podemos pasar estupendo. Pero hay una barrera de entrada, de dejar de ser el adulto que somos para dejar salir el niño o la niña que llevamos dentro, que requiere un pequeño esfuerzo de inicio.

María Luisa Ferrerós: Es importante que cuando juguemos con los niños no lo sintamos como una obligación, porque entonces no se les está transmitiendo lo que se les ha de transmitir. Realmente ha de ser con la convicción de decir: voy a jugar a algo a lo que a mí me gusta jugar, voy a compartirlo con mi hijo y voy a intentar disfrutar de este momento.

Cada padre tiene que dar lo suyo. Uno jugará a coches, a otro le gustará jugar a cocinitas y a otro le gustará lo que sea. Cada uno ha de aportar los suyo, y ha de ser un espacio de compartir y se ha de vivenciar de esa manera. En el momento en que se convierte en una obligación pierde la parte de magia.

Jugar es ser libre.

Oriol Comas: El que juega por una razón que no es querer jugar… ya no es libre. Ahí el juego ya no tiene tanto interés.

El juego entrena para la vida real, no para la vida virtual. Esa es la teoría, pero la práctica quizá es otra. Una familia llega a un restaurante, quieren comer y le pasan el dispositivo a su hijo. O quieren estar un rato tranquilos y le pasan también el dispositivo a su hijo. ¿Se pueden utilizar mejor estos dispositivos?

María Luisa Ferrerós: De entrada, el problema principal es que un niño de 3, 4, 5 o 6 años, no puede estar en un restaurante dos horas quieto, aguantando la conversación de los adultos. Es algo absolutamente contranatural al niño. El niño lo que ha de hacer es estar en el parque jugando, subiendo en el tobogán, bajando…

Queremos que los niños se adapten a nuestras rutinas, pero ellos allí ¿qué hacen?

O hemos de ir con más niños, e ir a un sitio en el que haya un espacio en el que ellos puedan jugar y moverse, o si no la solución es darles algún dispositivo con algún juego educativo que esté bien y que se puedan entretener. Porque si no es intentar compatibilizar dos cosas que son contrapuestas.

Cada cosa ha de tener su momento.

Imma Marín: Se ve muchas veces en restaurantes no ya el niño que esté jugando con el móvil o con la tablet, si no que el papá o la mamá no están hablando y están con su móvil cada uno. Tres personas en una mesa y cada uno a lo suyo.

Hay unas edades en que lo mejor no es ir a un restaurante. Hay otras cosas mejores para poder disfrutar con los hijos. Pero si vas al restaurante, y vas con ellos, puede haber conversaciones, puede haber juegos en el momento mismo de la mesa: desde como doblar la servilleta hasta lápiz y papel para hacer dibujos.

María Luisa Ferrerós: Hay que hacer ese esfuerzo de pensar “vamos con niños a comer”, y el planteamiento ha de ser diferente a si van adultos solos. Cuando se tienen niños se ha de intentar pensar que cosas se pueden hacer con ellos.

Enseñar jugando. Ilustración de Dima Dmitriev

Para utilizar bien los dispositivos electrónicos ¿cómo decidir cuándo y cuál es el adecuado?

Imma Marín: El cuál vendría a ser como cuando escogemos un juguete tradicional. Se ha de pensar en la edad, en las características del niño, en qué le gusta, que tipo de juegos le entretienen, si le gusta más tocar o preguntar…

Lo más importante sería cuándo y cuánto rato. El problema es que a veces utilizamos las pantallas como aparcamiento.

María Luisa Ferrerós: El problema que tenemos principal es que los papás tenemos mucho miedo, y tenemos a veces poca consciencia de la edad que tienen nuestros hijos, y de que nuestros hijos evolucionan. Los niños pequeños, aunque hablen y lo entiendan todo, no lo entienden todo; hemos de ponernos mucho en su piel, y eso es algo que cuesta.

Imma Marín: Los nativos digitales no existen. El saber utilizar una tablet, y por tanto saber abrir el programa y saber utilizar el juego, el tener el dominio físico con las manos de manejarla, no significa que el niño psicológicamente tenga las habilidades para entender lo que está haciendo, ni para controlar cuánto tiempo está jugando o cuándo abre el juego y cuándo lo cierra.

María Luisa Ferrerós: Lo que no se puede hacer es que los papás les preguntan a los niños: ¿qué juguete quieres?, ¿qué juego quieres? Y muchas veces los Reyes hacen caso de todo lo que pone en la carta

Los Reyes y los padres han de filtrar.

Saber ver si algo que el niño ha pedido no es adecuado para él, decir que no si el niño quiere jugar a aquello pero no le toca.

En este juego pone mayores de 12. Mi hijo tiene 11 por lo tanto no puede jugar a esto.

Porque todo está puesto y pensado para ellos.

Si pone que no, es que no. ¿Por qué? Pues porque los niños maduran y evolucionan con la edad. Igual que a un niño pequeño no se le puede poner gluten en las comidas porque su estómago no está preparado para asimilarlo, hay muchos contenidos, en los juegos, en las tablets, en los videojuegos, que no están preparados para que los niños los asimilen a determinadas edades.

No se le puede dar a un niño un juego o una película que el pequeño no es capaz de asimilar. Porque los niños, cuando están jugando a un juego o ven una película, no son capaces de ver el final.

Hay padres que explican que a sus hijos, con cinco o seis años, les encanta ver la película de ‘El Señor de los Anillos’… pero es que el niño no entiende el final. Se queda solo con la imagen, y luego tiene pesadillas o no duerme.

¿Por qué le gusta verla?

Pues porque el padre la ve con él. Al niño le gusta ver la película porque papá se sienta a ver ‘El Señor de los Anillos’. Y su papá no se sienta a ver Peppa Pig, por ejemplo.

Imagen de la película Peppa Pig. Las botas de oro

La esencia, sea juego tradicional o tecnológico, debería ser aprender a conocer el mundo.

Imma Marín: El juego es algo que nos forma y nos conforma como personas. Es inherente al ser humano, y sin juego no hay FELICIDAD.

Oriol Comas: Los padres deben sacar tiempo para jugar más con sus hijos, buscar momentos de calidad con los niños, JUGANDO.

María Luisa Ferrerós: El juego puede ser tanto tradicional como tecnológico, siempre que se elija bien, cuando toca y cuando no, y que se COMPARTA con ellos.

Fuente: Para todos la 2 de RTVE (8/01/15) / Imagen de portada: Ilustración de Pascal Campion / Imágenes interiores: Ilustraciones de Dima Dmitriev, e imagen de la película Peppa Pig. Las botas de oro

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