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Coherencia cardiaca

Coherencia cardiaca

El concepto de coherencia cardiaca es relativamente nuevo, lleva unos pocos años nada más pero ya se ha estudiado mucho sobre el funcionamiento del corazón y cómo las emociones le afectan.

La coherencia cardiaca es esa forma de actuación del corazón o ese momento en el cual no gasta ni un poco de energía extra, y por lo tanto todo su trabajo es lo más eficiente posible. Con el máximo de eficiencia en su función lo que se consigue además es salud para todo el organismo, porque todo el organismo  ―la respiración y todos los órganos― se acoplan al funcionamiento del corazón  y todos ellos van a la vez en áreas de salud. La coherencia cardiaca sirve para mejorar todas las defensas corporales y tiene muchos beneficios.

¿Qué es la coherencia cardiaca?

La coherencia cardiaca es un estado del organismo que todas las personas han sentido en algún momento de su vida. Es cuando fluimos, cuando las cosas suceden, cuando trabajamos sin presión de tiempo y cuando las cosas salen bien. A nivel técnico o a nivel científico es cuando los sistemas linfáticos circulatorio y nervioso están en sincronía, están en armonía, y eso produce un estado de bienestar en la persona.

¿Qué ocurre? Que ese estado que todos hemos tenido alguna vez en nuestra vida muchas veces se produce de una forma aleatoria: “me ha sucedido”. Se trata de que ese estado se induzca en la persona cuando la persona quiere. Es algo genial porque es una forma de que la persona controle los hilos.

Ansiedad y estrés, enemigos de la coherencia cardiaca

El estrés y la ansiedad son el enemigo número uno de esa coherencia del corazón, de que nuestro cuerpo vaya al compás. El estrés produce muchos efectos negativos en nuestro organismo, uno de ellos por ejemplo es que reduce la sangre del estómago ―la sangre se va a los músculos  y se quita del estomago―, es algo que nos ha ocurrido a todos cuando nos hemos enfadado y se nos quitan las ganas de comer. Y también cuando una persona tiene un exceso de estrés y no es que se le quiten las ganas de comer sino que por el contrario le da más apetito.

Otra cosa que produce el estrés es que, como la sangre va a los músculos y se quita del cerebro, merma la capacidad de pensar. Se nos reduce a un 30-40% nuestra capacidad de pensar.

¿Cómo se mide la coherencia cardiaca de una persona?

Se dice que si algo no se mide no existe, ¿qué se tiene en cuenta para saber si la persona está en coherencia cardiaca o no lo está? Pues lo que se valora es si la persona está funcionando con lo que se denomina el cerebro profundo (el cerebro más primitivo de lucha-huída) o si está funcionando con el cerebro racional o cerebro de pensar (el córtex cerebral). Si el sujeto está funcionando como si fuese un animal o si está funcionando como si fuese una persona con toda su coherencia.

Cerebro reptiliano y cerebro córtex

¿Por qué está mal o por qué no es bueno pensar con ese cerebro más primitivo y por qué es mejor pensar con el otro?

El cerebro reptiliano humano es un cerebro que tiene una evolución de más de doscientos millones de años en lo que es la evolución de nuestra especie, y es el que se dedica a nuestras funciones básicas: a la supervivencia. Es un cerebro absolutamente fundamental y dentro de la estructura del cerebro es el que está más abajo ―justamente en el centro de la cabeza―.

El cerebro reptiliano es el que hace que cuando nosotros salimos a la calle si de repente viene un coche y nos va a atropellar peguemos un bote y saltemos, hace que generemos una hormona que se llama cortisol ―que es la hormona del estrés― y gracias a eso salvamos la vida. Eso lo hemos hecho los humanos cuando corríamos delante de un tigre o delante de un dinosaurio, y ha funcionado durante muchísimos años.

El problema es que en la actualidad ese cerebro reptil se pone en funcionamiento cuando yo recibo un mensaje diciéndome que me han aplazado la reunión. O cuando de repente voy con el coche y me encuentro con que la otra persona se ha parado delante del semáforo y yo tenía prisa. Se está funcionando de esa manera demasiado y demasiadas veces en situaciones que no son de peligro de muerte. El cerebro reptil es absolutamente fundamental para vivir, pero el problema que tenemos es que hoy se activa demasiadas veces.

El cerebro córtex, sobre todo la parte prefrontal, es con el que realmente pensamos. Es lo que nos diferencia de los mamíferos. Cuando de repente a mí se me cae un vaso de agua mi cerebro reptil se pone en lucha-huida. Toda mi sangre desaparece de mi cerebro córtex y va al cerebro reptil, y mi capacidad de pensar se reduce a un 30-40%. Es algo que nos ha pasado a todos cuando por ejemplo de repente hemos perdido las llaves y nos quedamos bloqueados.

¿Cómo aprender a relativizar?

¿De alguna manera se puede aprender a relativizar con ese cerebro córtex? ¿El ser humano está capacitado para aprender? La respuesta es sí, se aprende conociendo unas técnicas que son absolutamente sencillas y luego repitiendo esas técnicas. No vale sólo con conocer las técnicas, vale con que esas técnicas se repitan hasta que se cree un hábito. Cuando se crea un hábito entonces la persona está capacitada y entrenada para que eso se produzca.

Por ejemplo en policías o en bomberos, gente que está habituada al riesgo, su entrenamiento y su rutina es muy importante. En cambio es algo que no se produce en las empresas, los trabajadores están habituados a tener reuniones pero no se les entrena ―ni a la gente de arriba ni a la gente de abajo― para resolver esas situaciones de tensión que se presentan.

El cerebro humano y las emociones. La conexión entre cerebro y corazón

Aquel que sigue el camino del corazón no se equivoca nunca”o “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. La gran mayoría de cosas que se dicen sobre el corazón, como lo que decía la Biblia, lo que dicen todos los textos sagrados, la fraseología popular y los filósofos es absolutamente verdad. La ciencia está demostrando, y demuestra una y otra vez, que eso es una realidad.

El corazón tiene cuatro vías de conexión con el cerebro, y está demostrado a nivel científico que el corazón envía más información al cerebro que el cerebro al corazón. Está conectado entre otras cosas por un nervio vago y por ondas electromagnéticas.

En 1991 John Andrew Armour descubrió, o más bien reveló ―y ya está probado por los científicos―, que el corazón tenía neuronas que le permitían aprender, recordar y que la persona realizase acciones independientemente de la corteza cerebral.

El agradecimiento como técnica para lograr la coherencia cardiaca

El agradecimiento en la vida es fundamental y nos ayuda a mantener esa coherencia cardiaca. La gratitud y los sentimientos positivos generan coherencia cardiaca medible ¿Pero por qué el agradecimiento es esencial? Pues porque el corazón es una glándula hormonal, y una de las hormonas que segrega es la oxitocina.

La denominada técnica de coherencia rápida nos permite entrar en eso que denominamos coherencia cardiaca ―en ese estado a voluntad―, se trata de una técnica muy sencilla que consta de tres pasos:

La primera parte es focalizarse en el corazón. Llevar la mano al corazón y estar simplemente escuchando el corazón durante un minuto. No hay que hacer nada más. El tener que hacerlo durante un minuto es porque en este mundo occidental todos vamos muy rápido, y lo primero que tenemos que hacer es aprender a conectar con nuestro corazón porque él es la sede de la inteligencia. Inteligencia significa leer dentro. Si estamos solamente cinco segundos el corazón se comporta sencillamente como un órgano ―como una bomba que bombea―, en cambio cuando lo hacemos más tiempo se producen cambios fisiológicos a nivel hormonal dentro del corazón.

La segunda parte es inspirar y expirar como si el corazón fuese un globo. Hay que imaginarse que el corazón es un globo y se hincha y se deshincha. Estamos así otro minuto.

Y la tercera parte es el agradecimiento. Sentir agradecimiento hacia una persona, hacia un ser querido, hacia alguien que te haya hecho un bien. Y sentir ese agradecimiento  ―no el pensarlo sino sentirlo― en el corazón.

Lo que con esto vamos a conseguir es que el corazón empiece a segregar oxitocina. Con ello vamos a tener más confianza en nosotros mismos ―porque la propia oxitocina lo hace― y generaremos más empatía con las personas que están a nuestro alrededor. Eso se transmitirá a los que están en nuestro entorno.

Annie Marquier: «El corazón tiene cerebro»

Annie Marquier es matemática, pianista e investigadora de la conciencia explica en esta entrevista que no es una metáfora cuando dice que el corazón tiene cerebro. Afirma así mismo que el corazón puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones.

Dice que está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas. Ese circuito se puede activar cultivando las cualidades del corazón: la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias, el coraje…

Su consejo: cultiva el silencio, contacta con la naturaleza, vive periodos de soledad, medita, contempla, cuida tu entorno vibratorio, trabaja en grupo, vive con sencillez. Y pregunta a tu corazón cuando no sepas qué hacer.

Fuente: La noche en vela de RNE (26/02/2013) y (29/04/2014)

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