El poder de un abrazo

Un abrazo es una de las manifestaciones físicas de AFECTO y de CARIÑO más extendidas en el mundo.

Dar un abrazo (junto con el beso, la caricia y tomar la mano) es una de las muestras de afecto y amor más utilizadas entre las personas, y como tal es valiosísima a la hora de aportarle bienestar, cariño y apoyo al otro.

Un abrazo reduce el estrés (porque el contacto físico provoca que se liberen hormonas como la serotonina, la dopamina y la oxitocina, responsables en parte de la sensación de bienestar), da sensación de seguridad y protección, ayuda a nuestra autoestima, transmite energía y fortaleza, mejora las relaciones entre las personas y favorece la sensación de calma y tranquilidad.

Dar un abrazo es un gesto muy sencillo. Pero, ¿qué pasa si nos faltan los abrazos?

¿Cuánta angustia puede sentir un niño al que se le niega esa muestra de afecto?

Pensando en ello Simona Ciraolo ha creado un cuento precioso, en el que se habla de una familia cuyos miembros consideran que expresar las emociones es un signo de debilidad.

Abrázame es un álbum con unas ilustraciones muy bonitas y un colorido muy llamativo. Su protagonista es Felipe, un joven cactus que solo quiere un poco de afecto para ser feliz. Y los cactus pueden ser muy ariscos, ya se sabe. Aquí lo puedes comprar

un ABRAZO

Un día, en medio del desierto, encuentra a un enorme globo amarillo. Pero claro, aquella relación tan desigual estaba abocada al desastre.

un ABRAZO

A pesar del gran dolor que siente Felipe por haber perdido a su amigo, nadie en su familia le comprende ni es capaz de consolarlo. Al contrario, todos le gritan y le reprenden.

un ABRAZO

Harto de tanta frialdad e incomprensión por parte de los suyos, un día Felipe decide partir de viaje en busca de un amigo y, quizás, de un abrazo.

Se  encuentra con que todos le rechazan, se burlan, se asustan… Pronto el joven cactus se da cuenta de que no es bienvenido.

un ABRAZO

Así que termina solo. Al principio esa soledad le genera angustia y amargura. Sin embargo, con el paso del tiempo, aprende a convivir con ella y hasta disfruta de su propia compañía.

un ABRAZO

Es entonces cuando ocurre el milagro: Felipe escucha el llanto de una roca. Un llanto desolador que transmite una profunda soledad. Sin necesidad de pensar sabe exactamente lo que tiene que hacer: darle un ABRAZO.

un ABRAZO

Aunque Abrázame es un cuento infantil, sus enseñanzas son profundas. Si leemos entre líneas, y no nos limitamos a hacer una interpretación superficial, podemos extraer que la desesperación y la angustia nos pueden llevar a establecer relaciones inadecuadas, en las que ambas partes salen heridas.

Solo cuando somos capaces de aceptarnos y querernos tal y como somos, y cuando aprendemos a disfrutar de nuestra compañía, podemos establecer relaciones satisfactorias y sanas con los demás.

Imagen de portada: Abrazo (Flickr Lizette Gauthereau)

CALMA, la tranquilidad de ánimo

La CALMA es un estado psicológico y conductual, que transmite tranquilidad y control emocional.

La calma es la tranquilidad de ánimo, la fortaleza emocional del sujeto que no se deja afectar de un modo negativo por las circunstancias externas. Tener la capacidad de mantener la tranquilidad en momentos de dificultad, mantener la serenidad para poder pensar con tranquilidad, es una excelente HABILIDAD EMOCIONAL.

Cuando en un ambiente crispado hay una persona que puede mantener la calma, el ambiente baja, se hace más sosegado y los temas se pueden hablar.

Obviamente es más difícil mantener la calma en momentos de dificultad y en situaciones de tensión. En ambientes crispados se hace muy difícil un razonamiento tranquilo. Cuando se consiguen espacios de calma es más fácil dialogar.

En lo que respecta a los niños, cuando los padres podemos estar calmados y encarrilamos la situación desde ese estado, les podemos transmitir calma y que ellos también bajen el tono. Si nosotros estamos crispados difícilmente les podemos transmitir a nuestros hijos que se tranquilicen, sólo por el hecho de decírselo verbalmente.

En ocasiones no es fácil, pero a veces hemos de ser conscientes y dar un paso atrás, respirar, intentar ver  las cosas de otra manera, relativizar determinadas situaciones…

Hábitos positivos para mantener la calma en el día a día pueden ser, por ejemplo, caminar con más frecuencia (pasear y disfrutar de un paisaje bonito producen una beneficiosa relajación emocional), establecer un orden de prioridades en la agenda  (es importante no abarcar más de lo que uno puede hacerse cargo), escuchar música relajante, cultivar las aficiones, reforzar los momentos de ocio que son fantásticos para compartir planes con amigos…

Pequeñas cosas que nos permitirán conseguir este estado de tranquilidad que es lo que realmente queremos transmitir.

Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (09/08/14) 

ANGUSTIA, la situación nos sobrepasa

La angustia aparece cuando nos sobrepasa un sufrimiento o una situación que estamos viviendo.

Las personas tenemos una gran suerte, aunque no seamos conscientes: nuestro cuerpo nos dice en todo momento las cosas que nos van bien y las que no. Ocurre a veces que separamos mucho nuestro cuerpo de nuestro pensamiento y de nuestras emociones, y no hacemos caso de esas señales, dejando que la angustia haga acto de presencia.

Cuando entramos en una fase de nerviosismo, en una etapa en la que las cosas no nos salen bien… ya vamos notando síntomas: dejamos de dormir bien por la noche, estamos a la que salta por cualquier cosa…  vamos todo el día  con desazón, sin saber bien por qué.

Es en ese momento cuando deberíamos parar y pensar. “Algo no va bien, algo me está pasando”. Pero no paramos, no hacemos caso a esas señales y seguimos adelante. En un momento determinado surge la última gota que colma el vaso y es ahí cuando aparece la crisis de ansiedad.

Una crisis de ansiedad es una manifestación física terrible. Quien la ha sufrido sabe que tiene una sensación de muerte inminente. Sensación de opresión en el pecho, de ahogo… y cómo no sabe de dónde vienen esas sensaciones es algo que asusta muchísimo. Lo ideal sería no llegar a ese extremo, ser conscientes de lo que se siente en cada momento.

¿Cómo puede ser consciente un niño de que siente angustia? Muchas veces la angustia a los niños les viene por situaciones externas.  La primera angustia que siente el niño es la angustia por separación. La teoría de l’attachment, o crianza con apego, sostiene que el niño no se puede separar de su madre (o de su progenitor) hasta los dos años y medio o tres años, cuando realmente está preparado para afrontar esa separación.

En la actualidad, por circunstancias de la vida, dejamos a nuestros hijos mucho antes en la guardería, con otros cuidadores que no somos los progenitores.

Es esencial que al dejar al niño no lo hagamos con ansiedad (Se dan casos de madres que lloran al comenzar a dejar a su bebé en la guardería). ¿Cómo se puede sentir ese niño si la persona que lo deja muestra esa sensación?: “no debe confiar mucho en con quien me deja”. En estos casos la angustia del niño aumenta muchísimo.

Se le ha de transmitir al pequeño tranquilidad y confianza. La familia ha de saber ir reconduciendo todas esas emociones o síntomas de alarma que los niños nos van mostrando en cada momento: aumentar mucho la escucha y la observación de nuestro hijo.

Cuando llegue el momento de dejar al niño con otros cuidadores hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Adaptación paulatina para que vaya conociendo el nuevo espacio y siempre con una persona de referencia que le aporte la seguridad que necesita en ese momento.
  • Poco a poco ir retirándose para que sea la profesora la que, de manera progresiva, se convierta en la figura de referencia que le transmitirá la seguridad que necesita para sentirse cómodo y bien.
  • Es positivo despedirse siempre del niño, aunque lo vaya a pasar mal durante un tiempo, es fundamental para que entienda que nos vamos pero luego volveremos a por él, su figura de apego se va y luego regresa. Si desaparecemos sin avisar podemos generarle mucha ansiedad y el niño intentará por todos los medios no separarse de nosotros.

Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (27/07/14) | Imagen de portada: Preocupaciones de niño…  Flickr Emilio Orantes

Cuéntamelo todo, ¿qué debe saber un niño?

101 preguntas realizadas por niños y niñas sobre un tema apasionante.
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Cuéntamelo todo es un experimento que realizó la psicóloga sexual Katharina Von Der Garten: dejó una urna para que alumnos de tercero y cuarto de primaria que asistieron a sus charlas sobre el cuerpo, el amor y la sexualidad, fueran depositando, de manera anónima,  las preguntas de aquello que les interesaba sobre sexo. Aquí lo encuentras

Para que los jóvenes actúen de manera responsable con su cuerpo y en temas relacionados con la sexualidad y el amor es importante que dispongan de la información que necesitan ya en edades tempranas. ¿Pero qué es lo que debe saber un niño de primaria?

¡Tanto como ellos mismos quieran!, dicen los expertos. En Cuéntamelo todo se responden algunas de sus inquietudes: ¿una abuela puede tener hijos?, ¿una mujer se queda embarazada cada vez que hace sexo?, ¿hay animales que son gais?, ¿se puede hacer sexo bajo el agua?, ¿qué medida tiene un pene?…

Todo lo que los pequeños han querido preguntar en este libro ella lo responde, a modo de píldoras, bien explicado y bien concreto.

Es un libro para tener en casa, no es necesario que los niños lo lean si no les interesa. Es apto para todas las edades, pero dependerá del interés del niño. Normalmente hacia los 10, 11 o 12 años empiezan a surgir estas dudas.

Un libro para comprar y dejar al alcance de los chavales. Incluso antes de que cumplan los ocho años y, sobre todo, mucho antes de que lleguen a la pubertad. Seguro que también los padres aprenderán más de una cosa.

Las preguntas originales acompañadas de una divertida ilustración son respondidas, en el reverso de cada página, de la manera más clara y precisa posible, considerando el grado de desarrollo y de conocimiento de los niños y niñas a los que se dirige. 

Anke Kuhl  con sus ilustraciones estilo tira cómica, interpreta estas preguntas con mucho humor, inteligencia y sensibilidad.

Cuéntamelo todo, ¿qué debe saber un niño?Cuéntamelo todo, ¿qué debe saber un niño?
Cuéntamelo todo, ¿qué debe saber un niño?Cuéntamelo todo, ¿qué debe saber un niño?Cuéntamelo todo, ¿qué debe saber un niño?Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (28/06/16)

¿Cómo explicar lo inexplicable a los niños?

Cuando se produce un conflicto bélico o un atentado grave, con múltiples víctimas mortales, se genera una sobreinformación y un aluvión de imágenes. Algo de lo que difícilmente podemos proteger a nuestros hijos y que, por tanto, debemos gestionar de forma proactiva.

Ingeborg Porcar, directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB) nos detalla cómo debemos abordar todas las inquietudes de los niños al oír noticias o ver imágenes de conflictos bélicos o atentados terroristas.

Cuando se produce un atentado terrorista, tenemos dos cuestiones que preocupan a nuestros hijos:

  • La primera es la sobreexposición a las imágenes de lo que ha ocurrido. Esas informaciones, esas imágenes, a veces ese sonido… visto una y otra vez generan sensación de desprotección, y pueden generar miedo en los niños.
  • Pero además, en el caso de un atentado, se produce otra pregunta que los niños consideran muy importante: “¿Por qué la gente hace eso?”.

Como no podemos, y no debemos, proteger a nuestros hijos de esas imágenes y de estas informaciones, es importante que tengamos herramientas para ayudar a los niños a que entiendan lo que acaba de ocurrir y lo que están viendo.

Debemos intentar que ellos puedan hacernos las preguntas que necesiten hacer. Para eso podemos abordar una conversación normal, empezando por preguntarle al niño si ha visto algo últimamente en la tele o en un periódico que le haya llamado la atención. Probablemente contestará que sí, que ha habido muchos heridos, que ha pasado algo… A partir de ahí daremos pie a que nos pregunten lo que necesiten preguntar.

Y contestaremos de forma sincera sus preguntas. No yendo más allá de lo que quieren saber y tratando de ser muy honestos. Esa pregunta de “¿por qué unas personas matan a otras?”, quizás sólo puede recibir la respuesta de “yo eso no lo sé, porque tampoco lo entiendo”.

En estas situaciones es importante darles a los niños la posibilidad de hablar. Quizás no necesiten respuestas, porque quizás no tengamos respuestas.

Conversación entre un niño parisino atemorizado, su padre y un reportero. Entrevista en el programa francés Le Petit Journal. (debajo está la traducción):

Un periodista le pregunta a un niño si entiende que ha pasado, si comprende por qué esta gente ha hecho esto:

«Sí, porque son muy muy muy malos», responde. «No está bien ser malo. Hay que tener mucho cuidado porque tenemos que cambiar de casa».
Es ahí donde interviene su padre, para tranquilizar al pequeño: «No, no te preocupes. No tenemos que cambiar de casa. Francia es nuestro hogar».
«Pero hay gente mala, papá», replica el niño.
«Sí, pero hay gente mala en todas partes», dice su padre.
«Tienen pistolas y nos pueden disparar porque son muy muy malos, papá», prosigue el chaval.
«Vale, tienen armas, pero nosotros tenemos flores», le contesta su padre.
«Pero las flores no hacen nada…»
«¿Ves todas las flores?», señala el padre. «Son para combatir las pistolas».
«¿Son para protegernos?», pregunta el niño. «¿Y las velas también?».
«Son para no olvidar a las personas que se han ido», responde el padre.
«Ah… Son para protegernos las flores y las velas», concluye el pequeño.
Es entonces cuando el reportero entra en la conversación para preguntar al pequeño si ya se siente mejor.
«Sí», dice. «Estoy mejor».

Qué es la sorpresa

La sorpresa

Es una emoción momentánea. Abres la puerta y:

¡SORPRESA!

Después, detrás de esa puerta, siempre hay otra emoción que la acompaña.
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Quizás ha venido a verte alguien a quien aprecias mucho, y en ese caso la sorpresa irá acompañada de una gran alegría. O puede ser algo que en ese momento nos moleste mucho y entonces irá acompañada de rabia, de tristeza.
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Es muy importante no perder la capacidad de sorprendernos | Si eso ocurre las cosas pierden importancia.

En el momento en que se produce la sorpresa nuestro organismo se prepara para poder generar la otra emoción, porque las emociones tienen una manifestación fisiológica.

Todo está interrelacionado, la Psiconeuroinmunología es la ciencia que estudia cómo, a través de las emociones, nuestro organismo va produciendo las diferentes hormonas que nos permitirán poder tratar las emociones que sentimos en cada momento.

La sorpresa nos genera incertidumbre | Y eso es algo que a los adultos no nos gusta mucho. No nos resulta agradable el no saber qué pasará después de una sorpresa. Pero hemos de saber que es importante que los adultos podamos acompañar a los niños en este proceso de sorprenderse del mundo, porque para ellos es un proceso madurativo.

Para  los niños las sorpresas son muy importantes

Porque el proceso madurativo que viene después de esa emoción momentánea les puede ayudar mucho a evolucionar dentro de todo su mundo. No se las podemos ahorrar, aunque si las podemos regular.

Depende qué sorpresas a los niños no les gustan nada | Por ejemplo el hecho de que venga un payaso disfrazado hay épocas en que a los niños les provoca mucho miedo: por lo que un payaso disfrazado puede ser una sorpresa muy desagradable para una fiesta de cumpleaños de un pequeño.

Los padres tenemos la misión de intentar conocer cuáles son aquellas cosas que a nuestros hijos les gustan: no evitarles SORPRESAS negativas pero si facilitarles mucho las sorpresas que les darán placer en la vida.

 

Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (20/07/14) | Imagen de portada: Surprise!  Flickr Tetsumo

Alegría, una emoción contagiosa

Cuando tenemos una situación favorable, algo que nos gusta mucho, cuando hemos obtenido algo que deseábamos… Sentimos alegría. Y esa alegría la transmitimos a nivel corporal: con una sonrisa, con una pose constructiva de vitalidad…

Saber gestionar nuestras emociones es fundamental, porque nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida.

Como adultos es importante que las sepamos gestionar, ya que es lo que transmitiremos a nuestros hijos. Es algo realmente contagioso. Cuando estamos con gente, y en el grupo hay una persona alegre, es algo que da un tono muy agradable a las situaciones. Cuando vemos a una persona alegre solemos decir: “es que es alegre”. Pero también podemos poner nosotros de nuestra parte para sentirnos alegres, y eso es una de las cosas importantes a la hora de transmitir.

Es fácil sentirse alegre cuando nos dan una buena noticia, o cuando conseguimos algo que deseábamos. Pero en una situación quizás no tan favorable, el hecho de poder sentirse alegre es sumamente importante porque nos hace ver la vida con otros ojos y pensar: «a pesar de la situación puedo tener un sentimiento de ALEGRÍA y BIENESTAR, y eso transmitirlo».

El hecho de que nosotros podamos hacer esta transmisión, y convertir en alegría momentos quizás no tan favorables, es un gran aprendizaje que nuestros hijos van a recibir.

En una situación podemos ver a una persona que está renegando y, en idéntica situación, otra persona puede estar mucho mejor, puede estar incluso con una sonrisa, y haciendo que todo sea mucho más ligero para ella y para las personas que le rodean.

Cuando esa actitud positiva la llevamos al nivel de los niños, desde los más pequeños a los mayores: “quizás esto no lo has obtenido, pero hay que ver el aprendizaje que has hecho y que bien te ha ido”, vamos a conseguir, poco a poco, que situaciones no tan favorables se vayan convirtiendo en más favorables: que los pequeños aprendan a mirar la vida con esa ALEGRÍA.

Fuente: L’ofici d’educar de Catalunya Ràdio (19/07/14) | Imagen de portada: Alegría bajo el agua. Flickr Walter Vargas

Alimentación infantil en verano

Durante el verano, el calor, la playa o la piscina y el incremento de actividad física suele provocar ciertos cambios en el apetito de los más pequeños. En general les apetece más beber que comer y, sobre todo, ingerir alimentos frescos. Es muy importante, sin embargo, cuidar la alimentación infantil en verano. En estas fechas precisamente los niños tienen más actividad y están más expuestos a la deshidratación. Una dieta adecuada es clave.

Ana Bergua Vilalta, enfermera y nutricionista, y autora del blog Tu Web de Nutrición, ha recomendado en el programa de radio BeOK que aprovechemos la época estival, y los viajes de verano, para dar a conocer nuevos alimentos, olores y sabores a los más pequeños.

A continuación 13 sugerencias para que la alimentación de los niños en esta época sea sana y equilibrada y reciban todo el aporte calórico y nutritivo que necesitan cuando aprieta el calor y no cesa la actividad.

1. Consumir mucha fruta y verdura de temporada

Partidas en trocitos, mezcladas entre sí junto con yogurt, zumo o leche. Tomar la fruta en forma de batido también es una opción rica y una buena forma de mezclar frutas y lácteos. Purés o cremas templadas mezcladas con quesito para hacerlas más apetecibles sería otra buena opción.

2. Tomar un buen desayuno

Hay que tener en cuenta que es la primera comida del día y es esencial empezar con buena energía. Cereales, zumo, fruta, queso, jamón… Son buenas opciones.

3. Tomar algo a media mañana y a la hora de la merienda

Mantener esta costumbre durante las vacaciones es muy importante porque, como ya hemos adelantado, es una época en la que los niños suelen realizar más actividad física y lo hacen con una mayor exposición al sol. Pueden tomar un bocadillo, un lácteo o una fruta.

4. Evitar los alimentos procesados y fritos

Durante las vacaciones tendemos a hacer comidas rápidas, preparadas y de capricho tipo patatas chips, bolas de queso, cortezas… Levantamos un poco la mano precisamente porque son vacaciones, pero hay que hacerlo con cuidado. Ya lo hemos comentado: en verano salimos más, vamos a terrazas, a la piscina o a la playa, de viaje, y todo ello nos lleva a consumir snacks y tapas que normalmente son ricas en grasas saturadas y grasas trans. Esto no beneficia en nada a los adultos y menos aún a los niños. Algún día pueden tomar algo frito pero no lo convirtamos en un hábito.

5. Intentar no repetir platos en una semana

La variedad en las comidas es una estrategia clave que hace que sea más fácil que los niños coman lo que necesiten.

6. Camuflar alimentos que no gustan

Por ejemplo, si no les gusta la merluza, proponerles calamares, salpicón o sardinas rebozadas que pueden resultar mucho más apetecibles y cuyo aporte nutricional es prácticamente el mismo.

7. Comer al menos 10 frutas y 10 verduras variadas cada semana

Lo ideal es que sean tres piezas de fruta y dos de verdura cada día. El verano es el momento de aumentar el consumo de este tipo de alimentos porque los niños tienen tanta hambre después de las actividades que realizan y de los largos días de playa, que básicamente se comerán lo que les pongas en el plato. ¡Así aprovechamos para que prueben cosas nuevas!

Alimentación infantil en verano

8. Es importante tomar suficiente proteína de alto valor biológico cuando hay tanto desgaste

Pueden hacerlo en forma de pescado y marisco. Y a través de la carne.

9. No olvidar los huevos, pero teniendo cuidado

Siempre bien cocinados durante estos meses de calor y mucho ojo también con las mayonesas en ensaladillas, etc.

10. Preparar comidas algo más ligeras

Así evitamos el riesgo de “corte de digestión”. Otra opción es comer poco y a menudo así les costará menos terminarse la comida y seguir con sus actividades. Ensaladas, cremas, macedonias frescas, ricas, fáciles de preparar y más apetecibles de comer, son alimentos recomendados durante el verano.

11. Evitar las comidas más elaboradas, tipo guisos

Mejor que las tomen el resto del año. En invierno, con el frío, es necesario ingerir más calorías para mantener la temperatura corporal, algo que es innecesario en verano.

12. No hacer cenas copiosas

A pesar de que los niños pasan buena parte del día nadando y corriendo, la cena no debería ser muy abundante. Los platos con alto nivel de calorías mejor en el desayuno.

13. Mantener bien hidratados a los niños, tomando constantemente agua, frutas, zumos, batidos…

Todo el líquido que haga falta para que no se deshidraten como consecuencia del calor y del ejercicio físico.

Fuente: BeOK | Imagen de portada: Rebeca y el mango. Flickr utsuro_bune

La falta de tiempo. La cultura de la rapidez

― ¡Buenos días! ―dijo el principito.
― ¡Buenos días! ―respondió el comerciante.
Se trataba de un comerciante de píldoras muy perfeccionadas, las cuales calmaban la sed. Si se toma una a la semana no se necesita beber ningún líquido durante ese tiempo.
― ¿Por qué vendes eso? ―dijo el principito.
― Es una gran economía de tiempo ―dijo el comerciante―.  Los expertos han hecho cálculos; han comprobado que se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
― ¿Y qué se puede hacer con esos cincuenta y tres minutos?
― Cada uno puede hacer lo que quiera…
― Si yo tuviera cincuenta y tres minutos libres para gastarlos en lo que quisiera, me dirigiría tranquilamente hacia un manantial. (1) La falta de TIEMPO

La ACELERACIÓN y la cultura de la rapidez se han convertido en elementos característicos de esta sociedad, y condicionan nuestra vida, nuestro comportamiento y nuestras relaciones.

Esto hace que no tengamos nunca el tiempo y la tranquilidad que necesitamos para reflexionar y preguntarnos qué es lo realmente importante. A lo peor, toda esa prisa es una forma de huida, una manera de no enfrentarnos con lo que nos pasa. (2)

La educación, por su propia naturaleza, es una actividad lenta

Porque para transformar el conocimiento en sabiduría, los aprendizajes han de seguir un largo recorrido donde vamos adquiriendo competencias para desarrollarnos como personas y miembros activos de la comunidad.

Reflexionar sobre el tiempo supone cuestionarse algunos de nuestros iconos culturales: el consumo indiscriminado, la vida acelerada, el predominio de la cantidad sobre la calidad, etc. (3)

La falta de tiempo para algo significa que, en ese momento, tenemos otra cosa más importante. La mayoría de las veces, la prisa es consecuencia de nuestra escasa disposición a renunciar a algo, y la vida significa escoger (4). Como nos recuerda Carl Honoré, más, antes y rápido no son sinónimos de mejor.

También en esto podemos aprender de la naturaleza, que funciona en tiempos largos y en ciclos, sin acelerarse. (5)

 

 (1)  Tomado de El principito, Antoine de Saint-Exupéry.
(2)   Honoré (2005): Elogio de la lentitud, Barcelona, RBA.
(3)  Joan Domènech (2011): Elogio de la educación lenta, Barcelona, Graó.
(4)  Stefan Klein (2007): El tiempo: modo de empleo, Barcelona, Urano.
(5)  María Novo (2010): Despacio, despacio. 20 razones para ir más lentos por la vida, Barcelona, Obelisco.La falta de TIEMPO

Fuente: EL FULGOR DE LA LUCIÉRNAGA. Cuentos para repensar la educación, de Joseba Martínez Huerta | Imagen de portada: Ilustración de Lisbeth Zwerger  en el libro Alice in Wonderland

Cuerpo de mujer y mente de niña

Hay niñas que con doce años ya han desarrollado físicamente cuerpo de una joven de más edad. Tienen cuerpo de mujer y mente de niña.

La maduración intelectual no siempre, ni necesariamente, es paralela al crecimiento biológico. Es bastante frecuente que chicas de 12-13 años presenten físicamente el aspecto de una joven de 16-17 y, aunque pretendan imitar la conducta propia de las jóvenes cuya edad aparentan, sin embargo, su percepción, juicio, pensamiento, raciocinio y maduración afectiva corresponden a los de su edad cronológica real. Su comportamiento en general es como el de sus compañeras de la misma edad.

No hay que angustiarse ni vivir como un problema el hecho de que haya dado ese estirón tan repentino en lo físico.

Para que la joven, como persona con su físico de 16 años, sepa esperar a esa niña con un desarrollo mental de doce, sin vivir la situación como un problema, es necesario que sus padres sepan tratarla, comprenderla y ayudarla con arreglo a su edad mental real, sin crearle continuamente estados de ansiedad repitiéndole que «ya es una mujer y se comporta, sin embargo, como una niña», etc. Esto sí que puede llegar a causarle problemas.

Hay que tener en cuenta que los grandes estirones en lo físico generalmente van acompañados de cierta merma en el rendimiento intelectual. El organismo no puede hacer todo al mismo tiempo y se ha visto sorprendido teniendo que satisfacer repentinamente las necesidades de un crecimiento físico muy rápido. La fatiga física y psíquica aumenta considerablemente en un espacio muy corto de tiempo.

Ahora, más que nunca, es necesario que proporcionéis a vuestra hija una alimentación sana, abundante y rica en vitaminas. Dejad que duerma cuanto quiera, aconsejadle que no se exceda ni en el ejercicio físico ni tampoco en el intelectual, etc. La adolescencia es una etapa de muchos cambios.

Es probable que la joven  se dé cuenta de que ahora rinde menos en los estudios. Hay que tranquilizarla explicándole que esta situación es algo pasajero y que pronto se restablecerá de esa ligera descompensación producida por un crecimiento físico tan repentino.

Fuente: Tu hijo: problemas y conflictos de Bernabé Tierno (Ed. Temas de Hoy) | Imagen de portada:  Sweet (Dulce). Flickr Fran Cis