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Educación emocional en la Naturaleza

Educación emocional en la Naturaleza

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Gracias a Howard Gardner sabemos que hay diferentes tipos de inteligencias que se unen para formar un todo. Una de ellas es la inteligencia naturalista.
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Los pequeños necesitan tocar, oler, sentir. Es la manera natural de desarrollar su psicomotricidad y sus habilidades. Pueden jugar con más libertad y poner a prueba sus aptitudes físicas, intelectuales y emocionales. El entorno ideal para fomentar todo ello son los espacios naturales, porque la Naturaleza facilita la educación de los sentidos.
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Los niños aprenden a caminar por terrenos agrestes, tropiezan con las piedras del camino… pero todo ello fomenta su autonomía,  su autoestima y su seguridad. El contacto con el campo, la tierra, las plantas y los animales es fundamental para la educación emocional y el desarrollo de la inteligencia naturalista.

Cada vez más expertos creen que los niños deben aprender en la Naturaleza, no en las aulas

Aquí los padres también tienen un papel importante que cumplir. Se pueden aprovechar las vacaciones para programar actividades y que los niños estén en contacto con la Naturaleza, sin necesidad de ir muy lejos. Un río, un bosque cercano o un parque con árboles, son escenarios idóneos para que los más pequeños puedan aprender con una maestra muy especial: la maestra Naturaleza.

Encontramos  granjas-escuela repartidas por todo el territorio. En algunos colegios también apuestan por sacar sus aulas al exterior y convierten el patio, por ejemplo, en un huerto.  Iniciativas diferentes pero todas ellas con un nexo común: fomentar en los niños una consciencia amplia de sí mismos.

Educación emocional en la Naturaleza

Se trata de aprender en la Naturaleza y con la Naturaleza | Las vacaciones pueden ser un buen momento para que padres e hijos compartan sus experiencias naturales, actividades además con coste cero. La naturaleza es un enorme parque de atracciones donde no se cobra entrada. Y eso, con el viento que sopla, resulta muy atractivo.

Coloquio entre Mari Luz Díaz, psicóloga, directora del Centro de Innovación Educativa Huerto Alegre, de Granada, y presidenta de la Red Onda de centros de educación ambiental de Andalucía; Heike Freire, escritora y pedagoga, especialista en Innovación Educativa; y Eva Bach Cobacho, maestra y escritora.

¿La educación para la vida o la educación emocional han de partir de esa educación en la Naturaleza?

Eva Bach: La educación para la vida y la educación emocional en entornos naturales se potencia de manera maravillosa. Todos sabemos que por ejemplo una caminata nos enfrenta a emociones, a necesidades y a retos, y nos hace desarrollar habilidades que luego necesitamos en la vida. Por tanto es un magnífico campo de entrenamiento.

Heike Freire: Los estudios de psicología ambiental han demostrado que el entorno natural nos pone en contacto con nosotros mismos. Al promover una atención más difusa, y no tan concentrada como nos requiere el mundo moderno, favorece el hecho de que todos los sistemas corporales se relajen, favorece un estado de bienestar que nos pone a la escucha de cuáles son nuestras necesidades y nos permite desarrollarnos de una manera natural y coherente.

Mari Luz Díaz: Hay algo muy importante que es el movimiento libre, el esparcimiento. Que los niños se desenvuelvan por el entorno con libertad genera un estado emocional y psicológico muy importante. Es por ello que la Naturaleza es clave en el aprendizaje, aunque también es importante la sociedad. Somos personas naturales y también sociales.

¿Cómo se gestiona todo este planteamiento con la era digital en que vivimos?

Heike Freire: Normalmente las personas que defendemos el contacto con la naturaleza parece que estamos en contra de la tecnología. Richard Louv, periodista americano autor de varios libros sobre este tema, comenta que simplemente cuanta más tecnología tengamos más necesitamos a la Naturaleza porque es de lo que procedemos. Y no es una cosa contra la otra, sino de alguna manera ver de qué forma equilibramos esos dos ámbitos que son fundamentales.

Mari Luz Díaz: Lo que ocurre en este momento es que vivimos de espaldas a la Naturaleza, y eso a veces provoca que la maltratemos.

Eva Bach: Es cierto que si no buscamos formas de contrarrestar esa sobreexposición a la tecnología, luego ocurre que todo lo que nos llega a través de una pantalla (las imágenes) es muy rápido, tiene gran cantidad de estímulos. Y cuando salimos de las pantallas, en la Naturaleza, en la vida real, todo es más lento, transcurre a otro ritmo y los niños se aburren. Eso es algo que hay que contrarrestar y ahí los padres tienen mucho que hacer. A veces cuando nuestros hijos nos preguntan: “¿Qué haremos este fin de semana? ¿A dónde vamos a ir?”, estaría bien de vez en cuando contestarles: “¡Vamos a ir a no hacer nada! ¡Vamos a ir a descubrir las maravillas que el ruido y las prisas no nos dejan percibir!”.

Heike Freire: Es curioso que hoy lo más grave casi que le puede ocurrir a un niño es que se aburra. En seguida va corriendo a su padre, a su madre o a su maestra: «¡Me aburro!» E intentamos rápidamente encontrar la manera de combatir ese aburrimiento. Sin embargo es importantísimo que los niños se aburran, necesitan entrar en contacto con ese silencio para que luego surja un impulso de creatividad. Los niños necesitan tener la oportunidad de hacer lo que quieran sin tenerlo todo estructurado, o de no hacer y quedarse ensimismados mirando una mosca.

¿Qué se pierden nuestros niños de hoy de ese contacto más intenso que teníamos con la Naturaleza en épocas anteriores?

Mari Luz Díaz: Pierden la curiosidad, la espontaneidad, el estar investigando constantemente, el hacerse preguntas, el estar respondiendo a problemas, el generar una mente capaz de emprendery sobre todo la compañía con otros niños.

Heike Freire: Yo añadiría que se pierden la posibilidad de correr aventuras y de correr riesgos lejos de la mirada de los adultos. Hoy los niños cada vez tienen menos oportunidades de estar lejos de la mirada de los adultos, siempre tienen un ojo encima. La Naturaleza te permite ir y perderte unos momentos, y sentir que eres capaz de dirigir tu vida. Es algo muy importante.

Mari Luz Díaz: La propia medida interactuando con el entorno: “¿De qué soy capaz?”, “¿De qué no soy capaz?”, “¿Podré subir a esa montaña?”, “¿No podré subir?”… Es una medida constante que proporciona mucha autoestima y mucha percepción de lo que uno es capaz.

Educación emocional en la Naturaleza

Eva Bach: También nos ayuda a recuperar una cierta humildad. A veces el hecho de desconectarnos  profundamente de la Naturaleza nos hace arrogantes, como si fuésemos superiores al margen de ella. El contacto con el medio natural también nos lleva a actitudes que son muy beneficiosas, porque por ejemplo la Naturaleza no se puede someter a nuestra voluntad. Hemos de aprender a tener paciencia, perseverancia, placidez. En la Naturaleza las cosas ocurren cuando ocurren, uno no puede decidir cuando ve levantar el vuelo a una bandada de flamencos o cuando puede ver una lluvia de estrellas. Hay que tener una actitud determinada y observar unas leyes, un orden y un ritmo.

¿Se cumplen los tópicos entre los niños que se educan en el ámbito rural y los que se educan en grandes ciudades? ¿Hay alguna característica que los diferencia a unos y a otros?

Heike Freire: En general es obvio que un niño que vive en un entorno donde hay menos coches y menos peligros se va a mover más libremente. El problema es que el estilo de vida urbano se ha llevado hoy también a los pueblos, y cada vez los niños pasan menos tiempo fuera, tienen menos ese contacto con la tribu que es tan importante.

Mari Luz Díaz: Quizás los niños que vienen de entornos muy rurales sí que tienen diferencias con los niños que vienen de entornos muy urbanos: en la agilidad, en la capacidad de desenvolverse, en la falta de miedo, en la fragilidad. Los niños del entorno urbano son más frágiles al sol, a la lluvia, al frio. Son también más temerosos para iniciar cualquier aventura.

Heike Freire: El simple hecho de que los niños tengan un patio abajo, en su casa, para poder bajar a jugar lejos de los adultos y en su propio mundo, ya les genera una diferencia con respecto de los niños que viven en calles muy transitadas y que no pueden bajar porque sus padres, y ellos mismos, tienen miedo a salir y que les atropelle un coche.

Mari Luz Díaz: Muchos niños que vienen de la ciudad cuando tienen tiempo libre preguntan: “¿Y ahora qué hago?”. Están acostumbrados a tener todo el tiempo estructurado

El limitar ese contacto con la Naturaleza a los niños está también coartando su libertad emocional

Eva Bach: Cuando Howard Gardner definió la inteligencia naturalista decía que es el conocimiento amplio de todo el mundo viviente, y por tanto también distinciones claras entre especies de animales y de plantas.

En la actualidad hay una merma muy grande en ese conocimiento, cuando no distinguimos un sauce de un roble, o un martín pescador de un abejaruco. Es una merma en el conocimiento y además una merma en lo emocional, en poder imprimir un sello a los aprendizajes que tenga una resonancia emocional profunda, y que por tanto haga que se grabe mejor en la memoria y que se recupere más fácilmente. En definitiva que el aprendizaje sea más integral.

Decía Pestalozzi que el aprendizaje ideal se realiza con las manos, con la cabeza y con el corazón. Por tanto conocimiento, sensación, emoción. Cuando todo esto se da conjuntamente es más sólido el aprendizaje.

¿Estas limitaciones podrían llegar a provocar problemas de salud a nuestros niños?

Mari Luz Díaz: Por supuesto. Ahora hay dos temas muy importantes derivados de la falta de relación con la Naturaleza:

  • Por un lado la falta de conciencia ambiental y las relaciones que se establecen con la Naturaleza de depredación, de extinción de especies, de contaminación. Y eso es producto de que no somos conscientes de la dependencia de la Naturaleza y de que somos Naturaleza.
  • Y por otro lado problemas de salud.

Heike Freire: Hay estudios que hablan de un 23% de los niños que presentan problemas tanto de tipo físico como problemas de aprendizaje o de conducta. Un 23% significa en este país más de 1.600.000 niños, y eso es mucho. Problemas de sobrepeso, miopía, alergias, asma, problemas en el colegio de conducta y de atención, de hiperactividad… Y muchos de esos problemas se pueden vincular directamente al déficit de naturaleza.

Ordeñar una oveja, coger los huevos que ha puesto una gallina, acariciar a un conejo, darle de comer… son claros ejemplos de cosas que pueden hacer los niños en una granja

Mari Luz Díaz: Cuando los niños ordeñan una vaca de lo primero que se sorprenden es de que la leche surja caliente. Lo mismo ocurre al coger un huevo recién puesto por una gallina, no se esperan que esté caliente. Hay muchos ejemplos que reflejan esa desvinculación que tienen hoy los pequeños de la Naturaleza.

Educación emocional en la Naturaleza

A la hora de buscar el nexo de unión de la Naturaleza en todos los ámbitos de otras materias ¿es complicado?

Eva Bach: No es complicado cuando hay una experiencia por parte del profesor, de los padres, de los educadores. Una vivencia amorosa, directa y apasionada respecto a esos tiempos y a ese aburrimiento, respecto a esa contemplación y a esa vida a otro ritmo más lento. Entonces se nos ocurren  cantidad de elementos que se pueden incorporar. Y todos sabemos que a nivel educativo, y para la vida, la Naturaleza es una fuente inestimable de metáforas, de ejemplos que podemos poner, de paralelismos con cosas que nos ocurren a los seres humanos.

En Escocia el Ministerio de Educación está llevando a cabo un programa para sacar todo el currículo de primaria y secundaria a los bosques. Han hecho un estudio y ellos tienen la suerte de que todas las escuelas tienen un bosque a no más de 15-20 minutos del colegio. Todo el currículo se puede enseñar en los bosques.

Mari Luz Díaz: En la Naturaleza está la música, la biología, la ciencia, la literatura… la Naturaleza es transversal. Nosotros somos parte de la Naturaleza, y a través de ella se puede estudiar todo. De hecho las primeras preguntas del ser humano surgen de la interacción del hombre con la Naturaleza. Es muy fácil relacionar la escuela con el medio natural.

Pero es difícil dar el paso

Heike Freire: En muchas escuelas lo que está pasando es que se están transformando los patios: afortunadamente cada vez hay más colegios que convierten los patios en huertos, en jardines y en granjas. En esa transformación el patio pasa de ser un espacio que era absolutamente vacío a convertirlo en un espacio de aprendizaje que va a estar contemplado también en el currículo, y de esa manera se van a abrir las aulas.

Las aulas cerradas se convierten en aulas abiertas en las que los niños pueden transitar entre los espacios cerrados y los espacios abiertos de los patios. El aprendizaje se individualiza más en el sentido de que no todos los niños a la vez hacen lo mismo, sino que cada uno lleva su propio proyecto de manera individual o en pequeños grupos, y se integra la parte exterior al aprendizaje.

Educación emocional en la Naturaleza

Mari Luz Díaz: También hay una serie de centros de educación ambiental que están intentando tender puentes con la escuela y facilitar la salida del alumnado a la Naturaleza: a los bosques, al mar, al desierto y a zonas más montañosas. Es algo que facilita la tarea del profesorado para salir y trabajar con unos contenidos y vincular todo lo que se hace en la Naturaleza con el currículo y la escuela.

Heike Freire: A los profesores les faltan herramientas. En las facultades de educación se enseña, desgraciadamente, a educar en espacios cerrados. Y obviamente educar en un espacio cerrado y hacerlo en uno abierto es completamente diferente y las bases son muy distintas. Por ejemplo en Escocia algo que les ha dado muy buen resultado es hacer tándems, de profesor de la escuela con un educador ambiental o un educador de ocio y tiempo libre. Vincular al profesor con personas que están más acostumbradas a esta educación en espacios abiertos.

Mari Luz Díaz: Si por ejemplo en el colegio se está trabajando un concepto complejo como puede ser el concepto de ecosistema, si van a un rio o a un bosque ahí están todos los elementos del ecosistema, tangibles, localizables. Se puede investigar y ahí es donde está la emoción. Los niños se están relacionando con la Naturaleza y de esa relación surge y se construye el conocimiento.

Eva Bach: Hay facultades relacionadas con biología, con ciencias ambientales y demás que están retomando la costumbre de llevar a los alumnos de excursión, para experimentar en la Naturaleza y estudiar in situ lo que están dando en su programa de estudios. Es algo que parece que sólo se puede hacer con niños pequeños, y hay que tener en cuenta que estos universitarios van a ser los futuros educadores de nuestros niños.

Heike Freire: El amor que tiene el adulto por la Naturaleza es fundamental. Porque de alguna manera en la educación y la enseñanza los niños siguen modelos, imitan lo que ven. No es tanto el contenido que les transmitimos como lo que ellos perciben de nuestra actitud. Por ello es fundamental que tanto padres como educadores podamos amar esa vida y transmitirles ese amor por la vida.

Si eres educadora y jamás has ido a la montaña, no tienes plantas en tu casa… se ama aquello que se conoce y con lo que te relacionas. Si queremos que los niños estén más en contacto con la Naturaleza nosotros, como adultos, también nos tenemos que poner más en contacto con ella.

La inteligencia naturalista hay que cultivarla, como todas, y se aprende en contacto con la Naturaleza

Heike Freire: Es algo con lo que venimos de fábrica, y lo que hemos aprendido es el alejamiento. Porque realmente somos Naturaleza. Es un instinto que en cuanto nos quitamos de encima los miedos nos sale de manera natural.

Mari Luz Díaz: Algo muy importante que también desarrollan los niños en la Naturaleza es la capacidad de percibir. Percibir el mundo y organizar la información, sistematizarla, ordenarla.

Todo eso da a los niños unas capacidades para enfrentarse al mundo que son muy importantes, no tanto centradas en los contenidos como en la capacidad de ver, de mirar y de ordenar sensaciones, emociones, sonidos, colores. Y además la cantidad de preguntas que surgen si vamos caminando por el bosque. Es un mundo de estímulos para los niños.

Fuente: Para todos la 2 en RTVE (18/12/14) / Imágenes: flickr woodleywonderworks, David Pfeffer, Donnie Ray Jones, greg westfall, Philippe Put, noemi jariod, Scott Swigart, ellyn y amanda tipton.

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